El declive de la unipolaridad se manifiesta en la ruina humana y humanitaria como signo de época y nos llama en avanzar en pro de sociedades más críticas, menos irreflexivas, más informadas y activas.
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Partiendo de la economía política de la comunicación como forma de comprender, para el presente caso, los peligros que conlleva la incesante búsqueda de espectacularidad de las noticias para impactar al consumidor de noticias y sacar provecho a diversos niveles se tienen las siguientes premisas:
- La información y los medios masivos que la producen, la hacen circular y la distribuyen dentro de un espectro de doble vía: ‘consumo es producción, producción es consumo’; ya que, en tanto el receptor, el público en general consume a la noticia y produce los sentidos y sentires de la información; sea por inducción de la agencia productora, sentido crítico propio o convicciones acuñadas de índole ideológico. También el consumidor se consume emocional, intelectual y materialmente al recibir la información.
- Su consumo también deriva en acciones. La producción de información -susceptible de desinformar- corresponde a una etapa del desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción y las herramientas y medios de producción de las sociedades que viven de manera diferente y cada vez más expedita la información, por lo cual es de naturaleza dinámica.
En tal sentido, se infiere que dentro de una cadena de producción – consumo de información, dada en un contexto dinámico y veloz de vivencia en tiempo real de los acontecimientos las estrategias de comunicación se fundamentan cada vez más en la espectacularidad que puede derivar en post verdad, (negación emotiva de la realidad) y que se presenta acompañada de una breve duración como perplejidad -impacto efectivo de la noticia- en el consumidor de información. De ello deviene como imperativo para las élites, dueñas de los medios de producción de información -diarios, cadenas de noticias, editoriales, editoriales y grupos de investigación de universidades y centros de investigación- la necesidad de producir en tiempos más cortos más noticias espectaculares, falsear la información -si es necesario- y mover un gran dispositivo de la cadena de producción – consumo en donde se implican sectores poderosos de diversa índole que van desde los tanques de pensamiento -Thinks Tanks- pasando por el Complejo Militar Industrial, CMI, las estructuras de inteligencia de los países implicados, -CIA, MI6, BND, Mosad entre otros- los medios de comunicación dominantes y sus subsidiarios regionales. Esto con el objetivo de mantener en picos altos la atención sobre los temas que les son relevantes en el contexto de la guerra. Tal objetivo se torna difícil de lograr y peligroso al querer cumplirlo, ya que se desarrolla directamente con la escalada del conflicto y una línea roja entre la retórica y las acciones.
La retórica, como promesa a cumplir: “Rusia invadirá Ucrania”
Aunque pueden existir ‘otros’ posibles inicios de la guerra se considera que fue a partir del golpe de Estado en Ucrania en febrero de 2014 -el Euromaidán– dado al presidente Víktor F. Yanukóvich -y que puso en el poder a una tendencia fascista en cabeza de Arseni Petróvich Yatseniuk- que comenzó la retórica enfocada a descalificar a la Federación de Rusia desde lo que ahora se denomina ‘occidente colectivo’ haciendo eco de acciones y sanciones tomadas por Europa y Estados Unidos, particularmente. Son relevantes los siguientes casos: en marzo de 2014, se vio la aprobación mayoritaria de los habitantes de la península de Crimea, para pertenecer a Rusia; lo que fue visto como una anexión ilegal por el occidente y sus satélites; en julio de 2014, fue derribado un vuelo MH17 de Malaysia Airlines en el este de Ucrania y se culpó del mismo a Rusia. La familia compuesta por Serguéi y Yulia Skripal, quienes fueron expuestos como envenenados en Inglaterra, mediante Novichok, un compuesto de cepa rusa; acto adjudicado al gobierno ruso en 2018. En agosto de 2020 Alekséi Navalni fue envenenado en un vuelo de Tomsk a Moscú, también con agente nervioso Novichok, por el gobierno ruso, según la retórica occidental.
Además de lo anterior, preguntando a Meta I.A., (red social prohibida en Rusia), por la cronología de las sanciones de Europa y Estados Unidos a Rusia desde 2014, a 2020, se obtiene una detallada lista, que no viene al caso citar completamente:
2014
– 17 de marzo: El Consejo de la Unión Europea acordó imponer sanciones contra 21 funcionarios de Ucrania y Rusia, incluyendo la prohibición de viajar y la congelación de activos.
– 20 de marzo: La Comisión Europea amplió la “lista negra” que incluyó un total de 33 personas sancionadas a causa de la cuestión ucraniana.
– Abril: El Consejo de la Unión Europea acordó ampliar en 15 personas la lista de rusos y ucranianos a los que decidió congelar sus bienes y prohibir el visado para acceder a territorio comunitario por su implicación en la guerra del Dombás.
2020:
– Enero: Estados Unidos impone sanciones a 7 individuos y 2 entidades rusas por violar las sanciones existentes.
– Marzo: La Unión Europea prorroga las sanciones económicas contra Rusia por 6 meses.
– Abril: Estados Unidos impone sanciones a 4 individuos y 2 entidades rusas por violar las sanciones existentes.
– Julio: La Unión Europea prorroga las sanciones económicas contra Rusia por 6 meses.
– Agosto: Estados Unidos impone sanciones a 2 individuos y 1 entidad rusa por violar las sanciones existentes.
Finalmente, se le preguntó, el mismo día 17 de julio de 2024 acerca de cuántos paquetes de sanciones se han impuesto a la fecha contra Rusia. Respondiendo la I.A.:
Hasta la fecha, se han impuesto más de 15 paquetes de sanciones contra Rusia por parte de la Unión Europea y Estados Unidos desde 2014. Estos paquetes de sanciones han incluido medidas como la congelación de activos, la prohibición de viajar, la restricción de comercio y la suspensión de cooperación económica. A continuación, te presento un desglose de los paquetes de sanciones impuestos por la Unión Europea y Estados Unidos contra Rusia desde 2014:
Unión Europea:
- Paquete de sanciones de marzo de 2014: 21 personas y 13 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de abril de 2014: 15 personas y 4 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de julio de 2014: 11 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2014: 24 personas y 18 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2015: 32 personas y 14 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2015: 29 personas y 5 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2016: 14 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2016: 17 personas y 4 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2017: 5 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2017: 4 individuos y 1 entidad sancionados.
- Paquete de sanciones de marzo de 2018: 9 personas y 1 entidad sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2018: 6 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2019: 10 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2019: 5 personas y 1 entidad sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2020: 7 personas y 2 entidades sancionadas.
Estados Unidos:
- Paquete de sanciones de marzo de 2014: 7 funcionarios rusos sancionados.
- Paquete de sanciones de abril de 2014: 14 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de julio de 2014: 2 empresas rusas sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2014: 4 individuos y 1 entidad sancionados.
- Paquete de sanciones de marzo de 2015: 8 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2015: 29 personas y 5 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2016: 17 personas y 4 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2016: 6 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2017: 5 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2017: 4 individuos y 1 entidad sancionados.
- Paquete de sanciones de marzo de 2018: 7 oligarcas rusos y 12 empresas sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2018: 2 empresas rusas y 2 individuos sancionados.
- Paquete de sanciones de marzo de 2019: 10 personas y 2 entidades sancionadas.
- Paquete de sanciones de septiembre de 2019: 5 personas y 1 entidad sancionadas.
- Paquete de sanciones de marzo de 2020: 7 personas y 2 entidades sancionadas.
Al respecto: a) usar esta plataforma digital vetada en Rusia debido a su acento rusófobo y que por lo mismo documenta de manera acuciosa todos estos eventos, resulta adecuado como fuente para la argumentación aquí desarrollada, ya que no manifiesta sesgo alguno a favor de Rusia. En esta misma dirección se aprecian otras fuentes de noticias citadas y que corresponden a los centros de poder de occidente. b) Se entiende que de cada acción de éstas se coordinó la producción, -redacción, escritura y edición gráfica- distribución y circulación de su respectiva noticia para el consumo, de acuerdo con los patrones culturales, sociales y de comunicación de cada región y país.
La frecuencia de las sanciones, por ejemplo, más allá de la eficacia cuestionada por renombrados expertos, son hechos comunicacionales que mantienen en pleno auge dentro del imaginario del consumidor de los medios del Establishment, una Rusia enemiga, malvada, perversa, decadente, insular, tercermundista y poseedora de todos los adjetivos posibles y que no queda sin castigo por parte de los baluartes de la libertad y la democracia, es decir, Europa y EE.UU.
Todo el proceso de producción – consumo de información tuvo estos elementos como una maquinaria agresiva, letal. El poder de la información y las técnicas de fabricación del mismo se vio reforzado por el sugerente artefacto de guerra -retórica clave- lanzado desde finales de 2021 hasta el inicio de la Operación Militar Especial rusa, OME el 24 de febrero de 2022: y que vaticinaba: “Rusia invadirá Ucrania” y otros titulares por el estilo de tal base retórica, por ejemplo: La polémica lista de exigencias de Vladimir Putin para no invadir Ucrania (El Espectador, Colombia, 17 de diciembre de 2021); En Ucrania, la gente se prepara ante una posible invasión de Rusia: “Ya tengo un refugio mirado por si llega la guerra” (La Nación 23/01/2022); Biden predice que Rusia invadirá Ucrania y advierte de que lo pagará (El País, de España 19 de enero de 2022).
Así, esta retórica precalentó la guerra, hizo del hostigamiento a Rusia y la postura inamovible de occidente de incorporar a Ucrania a la OTAN, que el inicio de la OME fuera una promesa cumplida, un acierto de la retórica base: “Rusia invadirá Ucrania”.
Hasta aquí el plan de acción comunicacional marchaba bien y hacía sentir cómodo a todo el occidente colectivo. Los paquetes de sanciones eran un precerco, que, aunque no eran tan efectivos, eran el preludio de una guerra abierta. Eran decretados y eran ciertos, lo son. Ahora faltaba lograr los objetivos posteriormente confesados por la cúpula del gobierno y el departamento de Estado estadounidense: propiciar una derrota estratégica a Rusia, lo que implica una derrota militar, económica, territorial, reputacional, política y geopolítica de la Federación. Es aquí donde el manejo de los picos de información requiere la creación de noticias falsas, fakenews. Lo que como se dijo implica un riesgo del paso de la retórica a los hechos.
Insistencia en la espectacularidad para mantener el rating
Ya para cuando la guerra entró en fase total se orquestó la llamada ‘Masacre de Bucha’ aprovechando una retirada de las tropas rusas de tal ciudad, entre finales de febrero y principios de marzo de 2022; de la que derivó toda una campaña de desprestigio para animar a los socios de Rusia -China e India, particularmente- a romper relaciones o exigir el fin de la OME.
El lector puede buscar en la red sobre tal tema y comprobar de primera mano la campaña informativa sobre el mismo. De ello también derivó una intensa actividad diplomática en Naciones Unidas apalancada en el orden mediático, que tuvo como corolario una Resolución del 7 de abril del mismo año en que el pleno de la Asamblea decidió suspender a Rusia del Consejo de DD.HH. Esto se aprecia en la resolución A/AS-11/L.4 foliada para octubre 12 de 2022 en la resolución A/RES/ES-11/4.
Aunque la misma prensa efectuó un montaje burdo e inconexo la velocidad y espectacularidad generan un impacto que entrega la oportunidad a las naciones aliadas de Europa y EE.UU. para ‘condenar’ ipso facto, a Rusia, con una flagrante intención de no meditar, de no permitir que el consumidor de información analice, discierna. Consumidor que además ha sido cebado, como se vio, desde antes de la guerra y condicionado ideológicamente.
Aunque abundan los casos de manipulación y fabricación de hechos para ponerlos en circulación y también acuñar logros diplomáticos, como la expulsión de Rusia del Consejo de DD.HH. ya comentado, en julio de 2024 se dio la acusación a Rusia de haber bombardeado un hospital infantil. El usuario El @Viejo_Topo, en la red Twitter, aportó videos en los que se corrobora que,
Queda al descubierto la manipulación y el montaje escenificado en el #hospital infantil de Ojmatdit, de #Kiev: se han publicado imágenes de un médico preparándose para una representación ante numerosos periodistas de medios de comunicación occidentales, como se aprecia en la fotografía.
En el vídeo, un policía empapa la ropa de un hombre, Oleg #Golubchenko, con sangre de una bolsa.
Se sabe ahora también que los daños causados en el hospital infantil fueron debidos al impacto de un misil NASAMS SAM noruego, que forma parte del sistema de defensa antiaérea ucraniano.
Este tipo de producción de noticias a partir de hechos sucedidos y manipulados es ya una vieja estrategia que puede convertirse en provocaciones de falsa bandera; es decir, construir una falsa información desde un hecho falseado para exponer al contrincante, Rusia en este caso, como culpable. Puede un día que tal tipo de acciones les obligue a los fabricantes de información a actuar en consonancia con la agresión fabricada y declarar, por ejemplo, la entrada de la OTAN de manera explícita en el conflicto, lo que presionaría a la comunidad internacional, una vez más, a tomar lugar en uno de los bandos y a Rusia a adoptar medidas concretas y directas contra los decisores militares europeos.
Ahora bien. Si vemos la denominada masacre de Bucha, la misma logró objetivos limitados y su pico de impacto o rating no pudo ser más estirado. El caso del hospital de niños ni siquiera tuvo impacto más allá de una semana y las imágenes proporcionadas, que ya citamos, deslegitimaron a la misma.
Volviendo sobre el tema, se aprecia una trampa implícita en esta espectacularidad y velocidad fabricadas en aras de limitar la crítica y el análisis. La trampa consiste en que de tanto cebar al consumidor con una noticia -falsa o verdadera- éste ha generado digámoslo así, un síndrome de abstinencia y por lo mismo exige de manera no consciente que la espectacularidad crezca y al no ser posible lograr que esto suceda sin pasar a acciones de mayor envergadura que expresen el repudio y el aleccionamiento como sanción o como acción militar, entonces la información, por ejemplo ‘masacre de Bucha’ una vez alcanza su pico sólo puede decaer. Esto pasa con toda noticia. Pero en la actualidad la relación entre velocidad y síndrome de abstinencia acorta la duración del impacto. La inversión en tal fabricación y el número de entidades que participa en la misma hace costosa la noticia y seguro se pondera la próxima fabricación en términos de su rendimiento y ganancias. El resumen de la trampa puede describirse así: se necesita un consumidor que no medite, pero al no meditar el mismo, no encuentra saciedad y demanda más información más espectacular en menor tiempo, lo que puede ir en detrimento de factores reales sensibles como la escalada de la guerra o un reclamo masivo al contrastar noticia y realidad. Como se ha visto con protestas de agricultores en toda Europa.
Así, la información en un sentido planetario es compartida pero no es sentida. Y la empatía es fugaz. Sin desviarse demasiado, lo que ocurre hace meses en Palestina superó todos los niveles de recepción de la información. Porque las noticias existen para documentar y señalar sentidos y acciones y el planeta, salvo excepciones puntuales, ha caído en la plena vergüenza de su nihilismo, en el sentido de su observación pasiva o apenas emotiva.
Quien comparte, siente y vive la información es el habitante local. Es el palestino, el ucraniano, el ruso, ambos hermanos eslavos. Lo vive el niño congoleño explotado en las minas de cobalto, el migrante instrumentalizado como arma en su deseo de salir de la marginalidad. Entre estos grupos de afectados se entiende la información de otra manera, ésta es orgánica, es cotidianidad.
Es clave señalar que aún la información mejor producida, revisada, verificada y escrita sin emotividad, lo que no implica que frivolice el hecho o la realidad acontecida, cae en esta trampa de picos de información que cada vez declinan con mayor velocidad. El genocidio israelí en tierras palestinas es ejemplo de ello. Pero cuando se trata de efectuar de manera intencionada información sesgada el riesgo es lo que puede devenir, el límite de lo que se busca con lo que realmente se encuentre, como una escalada del conflicto. En la última semana la ofensiva ucraniana en la región de Kursk, respaldada por gobiernos occidentales, quiere obtener réditos informativos mediante una fractura de la confianza del pueblo rusos en sus gobernantes ante el descuido de fronteras en guerra que le sirvan al régimen de Zelensky, para una posible negociación. Nadie se imagina cómo pasará eso, pero es un objetivo canalizado desde la apuesta informativa.
Sin embargo, varias acciones directas sobre Rusia para provocarla y llevarla a un conflicto abierto de mayor calado se han desarrollado. La masacre en el Crocus City Hall de Moscú, el bombardeo con munición de racimo sobre las playas y turistas de Sebastopol, Crimea, el frecuente ataque a civiles en la zona de Belgorod, el ataque con drones a los radares de defensa nuclear de alerta temprana, entre otros, incluida la ofensiva en la zona de Kursk, constituyen hostilidades a las que los rusos se han reservado el derecho de respuesta simétrica, a expensas de sus propias líneas rojas.
Lo anterior demuestra el fracaso de los montajes, fabricación de noticias en tanto es fugaz su impacto en la sociedad que quieren convocar a repudiar y aislar, en el caso que aquí atañe, a la Federación de Rusia. También demuestra que la propia dinámica de la información global ha creado un síndrome de abstinencia que demanda de picos de espectacularidad in crescendo y rápidos y ello aplica para todo tipo de información, como se señaló.
En síntesis, se puede señalar que:
a) un mundo globalizado en la información desnaturaliza, frivoliza los acontecimientos de latitudes ajenas al consumidor, lo que deriva en un impacto de las noticias breve, fugaz que obliga al productor a estrategias de espectacularidad de la información producida como noticia,
b) el consumidor de noticias se encuentra narcotizado y se ha generado en éste un síndrome de abstinencia que le induce inconscientemente a necesitar picos más altos de espectacularidad para mantener atención e indignación frente a los hechos retratados. Pero no sólo eso. El consumidor también decide, actúa, por ejemplo, enfoca su animadversión hacia la cultura y la ciudadanía del país satanizado, en este caso la rusa. Respalda o rechaza sanciones, se expresa en las urnas, como se vio en la elección del Parlamento europeo, lo que implica que el choque entre consumo de información y consumo de realidad -pérdida de poder adquisitivo o desindustrialización en Alemania- bien puede enajenar de la objetividad y el análisis a quien se encuentra allende a tal realidad, pero no a los consumidores locales,
c) el volumen de información y la velocidad de la misma ha rezagado a un tercer plano a la crítica, siendo el segundo plano la emotividad; es decir, existe primero consumir la información, seguida por un sentir que determina todo de manera inobjetable como culpable o inocente, quedando la crítica confinada al ámbito de la comunicación alternativa con poco impacto y capacidad de distribución – circulación – consumo de su producción posiblemente analítica y contextual,
d) lo que se apreció en la primera parte como La retórica, como promesa a cumplir: “Rusia invadirá Ucrania”, implica que hay una preparación del consumidor para lo que había de venir y se vive en Ucrania; esto apalancado en estructuras más antiguas, como la rusofobia generada en la segunda posguerra mundial contra el enemigo comunista encarnado principalmente por la Unión Soviética, durante toda la Guerra Fría. De esta manera sólo hace falta activar el viejo interruptor ideológico anti ruso y echar a andar toda la cadena de producción – consumo,
e) el hecho derivado de tales prácticas es conocido como posverdad, en tanto negación emotiva de la realidad; lo que, dependiendo del grado de receptividad de una idea, puede detonar eventos caóticos siendo en sí la banalización y tergiversación de la realidad la primera consecuencia,
f) si bien en la preguerra en Ucrania la producción de información tenía el impacto deseado en el consumidor de la misma, la dinámica militar real de la guerra, la capacidad económica y diplomática de Rusia, su cuota de liderazgo en alza desde el año 2007, expresado en el discurso de Múnich del presidente Vladímir Putin, la cohesión nacional en torno a la figura del presidente ruso así como la fuerza que ha dado junto a China del grupo BRICS+, todos estos elementos han contenido el hecho comunicacional de la posverdad occidental. En tal sentido hay una guerra que gana la OTAN-Ucrania en el espectro informativo y otra guerra que va ganando Rusia en el terreno real. En este orden de ideas, la guerra de Hollywood se gana solamente en sus estudios de cartón y realidad aumentada. La guerra real la sufren, ganan y pierden los implicados directos, imponiendo Rusia sus demandas básicas: Ucrania no será parte de la OTAN bajo ningún esquema o trato. Respeto a la lengua, costumbres y creencias de los residentes rusos en el territorio del Donbás, que ahora hace parte de la Federación Rusa, los dos oblast adicionales y los que falten, como Odessa.
Finalmente, retomando el segundo elemento de la inferencia planteada al inicio de esta reflexión, g) en tanto las relaciones sociales de producción evolucionan de manera no necesariamente simétrica (ni implicando la evolución una condición de mejora sino de adaptación) al colmo de los instrumentos y medios de producción, también se da una transformación de la supraestructura, es decir de los valores, los imaginarios, la moralidad, la ideología, la concepción del tiempo y el espacio, entre otras, en consonancia con esas fuerzas productivas, relaciones sociales de producción e instrumentos y medios de producción. La velocidad, la frivolidad, la fugacidad, la espectacularidad se vuelven patologías de época en tanto la producción – consumo de información también ha desarrollado sus propias relaciones sociales de producción y la dimensión digital transformó el acceso a fuentes de información como salto cualitativo significativo para los medios de producción – consumo de información.
La propia evolución del sistema implica la pérdida o transformación de los valores, el cambio de la ética, la empatía también fugaz y la responsabilidad omitida por fuentes abiertas y rigurosas. En el marco de un capitalismo más agresivo definido como neoliberalismo camino al fascismo duro, los síntomas de espectacularidad del propio sistema, implican la penetración de ésta y los elementos de la época actual en la producción – consumo de comunicación.
El declive de la unipolaridad se manifiesta en la ruina humana y humanitaria como signo de época y nos llama en avanzar en pro de sociedades más críticas, menos irreflexivas, más informadas y activas, dentro de la actual transición hacia un mundo, como diría el economista y profesor de la Universidad de Massachusetts Amherst, Richard Wolf, en que por primera vez no existan imperios y se concurra hacia una relación de respeto entre naciones; de ello, la producción – consumo de información deberá salir igualmente beneficiada.