Desde al menos el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania, uno de los eventos internacionales más esperados año tras año ha sido la Cumbre de los BRICS. Y es fácil entender por qué.
Los trabajadores y movimientos populares deben tener claro que el gran obstáculo para la ruptura con Israel es la política de conciliación con la burguesía.
Representantes de más de cien países se reunieron en un gran foro en Rusia para discutir aspectos importantes sobre la era digital.
El objetivo estratégico fue un fracaso: el “castillo de naipes” no se derrumbó.
Mientras crece la tensión en Oriente Medio y la posibilidad de una guerra total, sin exclusión de golpes, se hace cada vez más realista, una consideración cultural de carácter general podría parecer fuera de lugar, pero creo que es útil para evaluar los acontecimientos a largo plazo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se jactó de haber aplastado a Irán y amenazó con hacerlo de nuevo si le parece necesario. También se jactó de su relación con el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu. Y, como si eso no fuese suficiente, comparó la operación “Martillo de Medianoche” con los bombardeos nucleares contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Después se fue a La Haya, donde impuso a los demás países miembros de la OTAN –pero no a su propio país– un volumen de gastos militares… para garantizar los empleos de los estadounidenses que trabajan en la industria del armamento.
Sostenía en un artículo anterior publicado en Nuevatribuna.es que el acontecimiento más importante en lo que llevamos de siglo es el genocidio perpetrado por Netanyahu, su gobierno, su ejército y, como cómplices, todos los que votan a los partidos coaligados en el gobierno asesino sionista es el acontecimiento que cambiará la historia de la humanidad, para bien o para mal.
La guerra implacable será larga y sangrienta. Sin embargo, el Ángel de la Historia parece haber recuperado fuerzas.