Por mucho que se tache a la CIJ de farsa colectiva de Occidente, el hecho es que la sentencia pide explícitamente a Israel que ponga fin a la matanza.
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Vayamos al grano:
Por 15-2, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) acaba de fallar a favor de Sudáfrica, miembro de los BRICS, y ha ordenado a Israel que tome todas las medidas necesarias para impedir un genocidio en Gaza.
Cuando se trata del genocidio más escrutado de la historia, seguido 24 horas al día, 7 días a la semana, por todos los teléfonos inteligentes del planeta, es justo argumentar que Sudáfrica acaba de anotarse una asombrosa victoria contra el sionismo.
Y sin embargo, como argumenta una Armada Cínica Global, en términos prácticos no se ha pedido un alto el fuego en Gaza.
Por supuesto, también se puede argumentar que pedir un alto el fuego sólo se aplica a una guerra, como en el caso de la guerra por poderes en Ucrania. Gaza es un caso de genocidio de una población indígena perpetrado por una potencia ocupante. Eso exige el cese inmediato de todos los actos genocidas. Esencialmente, esto es lo que ha ordenado la CIJ.
El Ministerio de Asuntos Exteriores sudafricano ha señalado que «si se lee la sentencia, queda implícito» que debe imponerse un alto el fuego.
El inestimable ex embajador británico Craig Murray ha señalado que «tras una exposición extremadamente condenatoria de los hechos por parte de Sudáfrica», poderosa «y meticulosamente bien expuesta», las conclusiones eran inevitables.
Estos son los puntos más destacados:
La operación militar llevada a cabo por Israel en Gaza ha causado incontables muertos y heridos, ha destruido importantes infraestructuras y viviendas, ha provocado malnutrición masiva, ha colapsado el sistema sanitario y ha desplazado a la mayoría de sus habitantes. Esta guerra ha afectado a toda la población de Gaza y tendrá consecuencias duraderas. El tribunal ha tomado nota del lenguaje de deshumanización empleado por altos funcionarios del gobierno israelí.
De ahí que la CIJ «acepte la demanda sudafricana de que se adopten medidas provisionales urgentes para la protección de los palestinos de Gaza frente a Israel y recomiende» (la cursiva es mía) lo siguiente:
Por 15-2: «El estado de Israel tomará todas las medidas para impedir la comisión de un genocidio a Gaza».
Por 15-2: «El estado de Israel garantizará que los militares no cometan ningún acto de genocidio».
Para el 16-1: «Israel tomará todas las medidas para castigar toda incitación pública al genocidio».
Para el 16-1: «Israel tomará medidas inmediatas y efectivas para hacer frente a las condiciones adversas para la vida en la Franja de Gaza».
Para el 15-2: «Israel adoptará medidas eficaces para preservar las pruebas de las acciones que repercutan en la Convención sobre el Genocidio».
Por 15-2: «Israel presentará al tribunal un informe de todas las medidas adoptadas para cumplir las órdenes de este tribunal en el plazo de un mes.»
Los Houthis y la Convención sobre el Genocidio
La decisión de la CIJ es vinculante (la cursiva es mía). Sin embargo, aunque la CIJ haya decidido que Israel debe «tomar todas las medidas para evitar muertes y lesiones», y atender todas las necesidades humanitarias palestinas (incluido el acceso a alimentos, medicinas e infraestructuras), ¿qué ocurre si Tel Aviv se limita a ignorar la decisión?
Incluso teniendo en cuenta que Israel debe presentar un informe sobre las medidas correctoras en el plazo de un mes a partir de la sentencia, todo apunta a que los practicantes de la psicopatía bíblica no las cumplirán.
La respuesta no se hizo esperar. El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Ben Gvir, un candidato caricaturesco para el papel de psicópata fuera de control en una película de terror barata declaró que
la decisión del tribunal antisemita de La Haya demuestra lo que ya se sabía: este tribunal no busca la justicia, sino la persecución del pueblo judío. Callaron durante el Holocausto y hoy continúan con la hipocresía y la llevan un paso más allá.
Los psicópatas no hacen historia. La CIJ en su iteración actual se fundó en 1945.
Lo que sin duda hizo la sentencia de la CIJ fue legitimar de facto la fuerza moral de los Houthis que apoyan a «nuestro pueblo» en Gaza.
Y esto mientras Estados Unidos y el Reino Unido dan vueltas por todo el Sur Global diciendo que deben atacar a los Houthis, cuya política de defensa de Palestina se traduce en la defensa de la Convención sobre el Genocidio. EEUU y el Reino Unido evocan cínicamente la necesidad de «proteger el derecho internacional».
En cambio, la inmensa mayoría del Sur Global lo interpreta como una fuerza de mantenimiento de la paz que defiende la Convención sobre el Genocidio -los Houthis- atacada por los pícaros proveedores del «orden internacional basado en normas».
Paralelamente, un punto crucial ha sido subrayado por el jurista internacional crack Juan Branco. Francia preside actualmente el Consejo de Seguridad de la ONU. Según el artículo 94.2 de la Carta de la ONU: a petición de Sudáfrica, la ONU debe (la cursiva es mía) obligar a Israel a aplicar la sentencia de la CIJ.
Nadie debe contar con que la Francia macronista de pacotilla haga lo correcto.
La matanza no se detendrá
Desde el punto de vista del Sur Global, no deja de ser espantoso que una africana, la juez ugandesa Julia Sebutinde, se opusiera a todas las medidas provisionales solicitadas por Sudáfrica contra Israel.
Dado que la CIJ dictaminó que «las acciones de Israel en Gaza pueden (la cursiva es mía) constituir genocidio con intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo étnico específico: los palestinos», se deduce lógicamente que la complicidad de Estados Unidos con Israel equivale a la complicidad de Estados Unidos en el genocidio de los palestinos.
De hecho, la sentencia de la CIJ inculpa a Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y otros miembros colectivos de Occidente, que declararon que el caso sudafricano carece de «fundamento jurídico» y debería desestimarse.
Así que no es de extrañar que un equipo de 47 abogados sudafricanos ya esté preparando una demanda contra EEUU y el Reino Unido por complicidad.
Pase lo que pase a continuación, la hipercomprometida Armada Cínica Global no cejará en su empeño. La orden de la CIJ a Israel de «tomar todas las medidas para evitar muertos y heridos» puede interpretarse ciertamente como un llamamiento al alto el fuego, sin mencionar la palabra mágica.
Pero lo que la Armada Cínica Global ve realmente son cuatro elementos tóxicos interrelacionados: No al alto el fuego; mata a los palestinos, pero suavemente; aliméntalos antes de matarlos; y aún tienes un mes entero para emprender una matanza generalizada.
Por mucho que se tache a la CIJ de farsa colectiva de Occidente, el hecho es que la sentencia pide explícitamente a Israel que detenga la matanza. Se puede argumentar que la CIJ hizo el máximo absoluto de lo que puede hacer en virtud de su jurisdicción y sus procedimientos.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la CIJ tiene menos de cero medios para hacer cumplir su sentencia –depende de la hipercorrupta ONU-, la Armada Cínica Global puede haber acertado en el sombrío panorama: la matanza no se detendrá.
Publicado originalmente por Strategic Culture Foundation
Traducción: observatoriodetrabajadores