La democracia es enemiga de Israel y de aquellos que gustan de defender instituciones podridas en manos de la burguesía y del imperialismo.
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En la edición del miércoles (23), el Jornal Nacional informó que el gobierno brasileño se encuentra en la fase final de preparación para adherirse a la acción de Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) contra Israel por el genocidio cometido en Gaza. El noticiero de Rede Globo transmitió las nuevas denuncias emitidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores sobre las violaciones de derechos humanos perpetradas diariamente por Tel Aviv, como la represión armada y la imposición del hambre.
La declaración de Itamaraty mereció un espacio de 27 segundos en el principal informativo de la televisión brasileña. A continuación, el JN presentó las respuestas de la embajada de Israel y de la Confederación Israelita de Brasil (Conib) al comunicado de Itamaraty. Estas declaraciones ocuparon 45 segundos en el noticiero.
¿Alguien ha visto alguna vez al Jornal Nacional dar espacio a entidades representativas de otras naciones cuando informa sobre la postura del gobierno brasileño respecto a otros países? Por ejemplo, en las noticias sobre las crisis diplomáticas con Nicaragua y Venezuela, ¿el Jornal Nacional presentó la versión de las embajadas de esos países, contrastándolas con la de Itamaraty? ¿O incluso en la actual tensión con el gobierno de Estados Unidos, cuando se informa casi a diario sobre una postura crítica de Brasil, se presenta también algún comunicado de la embajada estadounidense? No, no es nada común que una noticia sobre la política internacional de Brasil venga acompañada de la posición emitida por organismos extranjeros dentro del país, como respuesta a las declaraciones brasileñas.
Como viene ocurriendo desde el 7 de octubre de 2023, inicio de la nueva fase del genocidio continuado de Israel contra el pueblo palestino, el Jornal Nacional, Rede Globo y el monopolio mediático actúan nuevamente como una oficina de prensa, o una agencia de relaciones públicas y propaganda del régimen israelí.
Por supuesto, Globo no está sola en esta complicidad con crímenes de guerra. Al informar sobre la declaración de Itamaraty, O Estado de S. Paulo no perdió la oportunidad de decir que “desde el inicio de la guerra [sic.]”, el presidente Lula “ha sido criticado por la comunidad judía por su postura en el conflicto y sobre Israel”. Estadão continúa: “Lula llegó a comparar las acciones israelíes en Gaza, detonadas por los atentados del 7 de octubre perpetrados por el grupo terrorista Hamás [sic.], con el nazismo, lo que se considera ofensivo para los judíos.” Luego, el periódico dedica dos párrafos a la nota de Conib, la misma divulgada por el JN.
No es de sorprender. Después de todo, esta postura proviene de una estructura que monopoliza el discurso público nacional y que, en diversas ocasiones, ha atacado editorialmente al gobierno brasileño por sus críticas acertadas a Israel, y ha salido en defensa de la dictadura de extrema derecha. Una dictadura que, además de diezmar palestinos, también profiere amenazas contra Brasil. ¿Qué autoridad tienen estos medios de propaganda para proclamarse defensores de la soberanía nacional ante la agresión de Donald Trump –su aliado en el genocidio– contra Brasil?
Ese mismo día, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró a la prensa internacional que 21 personas habían muerto de hambre en Gaza este año y que la catástrofe se había agravado en los últimos días. Entre el 27 de mayo y el 21 de julio, más de mil palestinos fueron asesinados por las fuerzas de ocupación al intentar conseguir comida. “Los padres nos cuentan que sus hijos lloran de hambre hasta quedarse dormidos.” Incluso las instalaciones de la OMS en Gaza fueron invadidas en los últimos días por soldados israelíes y sus empleados secuestrados. Por supuesto que estas declaraciones de una de las principales autoridades internacionales no recibieron ni de lejos la misma atención de la prensa brasileña.
Esos mismos periódicos que, desde hace casi dos años, ocultan la verdadera magnitud del genocidio perpetrado por Israel en Gaza, omiten la información más crucial, culpan a los palestinos por las atrocidades israelíes, dedican más espacio a las mentiras y tergiversaciones de Israel que a las víctimas palestinas o al propio gobierno brasileño, son los mismos que se presentan como baluartes de la democracia, los derechos humanos y el progreso. Son los mismos que se llenan la boca para acusar a los bolsonaristas de golpistas, extremistas y antidemocráticos, pero caminan de la mano y hombro a hombro con Jair Bolsonaro y Trump en la defensa incondicional de las prácticas criminales de Benjamin Netanyahu.
La prensa brasileña copia y pega lo que dice el régimen israelí, sin preocuparse por divulgar medias verdades, tergiversaciones, fake news, discursos de odio o justificaciones para cometer crímenes de lesa humanidad. Y no se trata solo del genocidio: la prensa miente de forma descarada en muchos otros frentes. ¿Sería mera coincidencia que la confianza en los medios “periodísticos” haya caído a su nivel más bajo en la historia (una caída del 20% en diez años)?
Pero el pueblo brasileño no está cansado solo de escuchar mentiras de los medios de comunicación. También está harto de las instituciones que se dicen democráticas. Las mismas que persiguen a quienes denuncian el genocidio contra los palestinos (fieles a su historial represivo contra los movimientos domésticos de los oprimidos). La Policía Federal, que arrestó a Lula años atrás, hoy podría parecer incluso antigolpista (¿?), pero las detenciones y persecuciones contra profesores, activistas humanitarios y militantes políticos pro-Palestina le impiden alardear de que defiende alguna democracia. Ni la soberanía nacional. Mientras persigue a quienes defienden causas populares, la PF permitió la fuga de un soldado israelí acusado de participar en crímenes de guerra contra civiles en Gaza. Policía filial de la CIA, del FBI y de la DEA: ¿qué autoridad tiene para hablar de soberanía nacional? ¿Y el aparato del Ministerio Público, defensor del mismo criminal de guerra israelí, y participante activo en aquella gran violación de la soberanía nacional encabezada por Sergio Moro? Según la encuesta Ipsos-Ipec, la PF y el MPF también están perdiendo la confianza del pueblo brasileño.
Después de que magistrados del Superior Tribunal de Justicia (STJ) viajaran con gastos pagados a Israel y que el Supremo Tribunal Federal (STF) se negara a informar a dónde viajan sus ministros, ¿cómo se puede confiar en que actúan en defensa de la soberanía nacional de Brasil?
En 2019, Dias Toffoli, entonces presidente del STF, viajó a Tel Aviv y Jerusalén para conocer la tecnología utilizada en el genocidio continuado desde hace casi 80 años contra los palestinos. “La programación tiene como objetivo profundizar el conocimiento sobre herramientas tecnológicas que puedan ampliar aún más la confiabilidad y seguridad de los procesos judiciales electrónicos en Brasil, con recursos de inteligencia artificial”, informó en su momento el entonces asesor del STF. “Será una importante oportunidad de intercambio de experiencias que pueden resultar en el perfeccionamiento de las penitenciarías brasileñas y en el ámbito de la tecnología de la información aplicada a nuestro Poder Judicial.”
Al parecer, el Poder Judicial defiende la supuesta democracia brasileña con tecnología israelí –y la defiende del pueblo pobre, encarcelado por ese sistema penitenciario alimentado desde Israel. No debe ser casualidad que el Poder Judicial, según el mismo sondeo de Ipsos-Ipec, reciba más desconfianza que confianza por parte de la población brasileña. La “democracia” brasileña hoy mata tres veces más ciudadanos que hace diez años, y eso se hace con armamento, entrenamiento y tecnología israelíes.
Desde la extrema derecha hasta la izquierda, pasando por el centro, innumerables políticos muestran apoyo a Israel, incluso en el apogeo del suplicio del pueblo palestino. Congreso, sectores del Ejecutivo (como los ministerios de Defensa y de Justicia), Poder Judicial, MP, PF, PM, gobiernos estatales y municipales, prensa –todas las instituciones son cómplices de la mayor barbarie del siglo XXI. Actúan contra el pueblo palestino y también contra el pueblo brasileño. Actúan al servicio de Israel y de su amo, el imperialismo estadounidense. Y tratan de realizar un lavado cerebral diario, invirtiendo la realidad y llamando a ese régimen dictatorial y asesino (sirve tanto para Israel como para Brasil) “democracia”.
Democracia es la Resistencia Palestina. Democracia es el Yemen rebelde y libre. Democracia es el fusil, como popularizó Lenin, al hombro de cada trabajador. La democracia es enemiga de Israel y de aquellos que gustan de defender instituciones podridas en manos de la burguesía y del imperialismo.