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Jhosman Barbosa
January 24, 2025
© Photo: Public domain

Tras casi treinta años de la masificación de internet, la humanidad que goza de conectividad adolece aun de analfabetismo digital.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

La historia es lo que no encuentro en esta Historie de Russie*, que por tanto nace muerta. Lucien Febvre En Combates por la historia.

* Se refiere a la Historie de Russie, desde los orígenes hasta 1918, de Esienmann – Miliukov 1932

Es frecuente ver a personalidades de renombre académico, así como gestores de política, ya sea como decisores o asesores haciendo análisis sobre la realidad internacional en prensa y medios independientes o cadenas de información de renombre. Algunos casos: Jefrey Sacs, (economista – Universidad de Columbia) Atilio Borón, (politólogo – Universidad de Harvard), John J. Mearsheimer, (filósofo y politólogo – Universidad de Chicago) Alfredo Jalife-Rahme, (psiquiatra y geo politólogo – Universidad Nacional Autónoma de México) Richard Wolff, (economista marxista – Universidad de Massachusetts Amherst) Michael Hudson, (economista – Universidad de Chicago), Sergey Kurginyan, (geofísico y matemático Academia de Ciencias de la URSS) Gilbert Doctorw, (historiador de Rusia – Universidad de Columbia). Existe un ranking de los mejores analistas de geopolítica que son muy activos en medios, pero para el propósito de esta reflexión me centro en quienes, provenientes de la academia, vuelcan con rigor y conocimiento profundo de los temas sus estudios y experiencia sobre el acontecer internacional actual.

En 1965, Lewis A. Coser escribió el libro, Hombres de ideas. El punto de vista de un sociólogo. En el texto el autor sitúa unos momentos y corrientes intelectuales y culturales -que elige un poco arbitrariamente, aunque lo advierte- para retratar este acoplamiento a los tiempos en cada momento de los intelectuales -a quienes define para su uso práctico en la obra-; y ubica su nacimiento en el siglo XVII.

Transita así del ‘salón rococó francés’ a los ‘cafés en el Londres del siglo XVIII’, a la Royal Society, las revistas británicas del siglo XIX a ‘los intelectuales y la centralidad del poder’. Dentro de tal recorrido muestra la forma en que, al menos para occidente y particularmente el caso inglés, el intelectual pasó de ser una figura catapultada en los cafés por mujeres mecenas -el caso de la Marquesa de Lambert o Madame Geoffrin- como referentes de una época y de la Ilustración misma hasta los tiempos en donde en el espacio estadounidense cesó aquella exclusividad del trabajo apartado en cubículo propio de la academia de la primera mitad del siglo XX (‘Intelectuales independientes’ y ‘académicos’).

Por su parte, en 1953 el historiador Lucien Febvre escribe, Combates por la historia. Un texto que problematiza en el marco de los debates propios de la disciplina histórica, asuntos como la verdad, el rigor, el dato o datos, la historia como ciencia y no como disciplina, la urgencia de ubicar el peso de las investigaciones y los investigadores para develar el pasado, la centralidad de definir metodologías y teorías que no se contradigan dentro de una misma concepción. Al respecto, tiene un capítulo intitulado Un libro exasperante sobre la revolución y la lucha de clases en la primera república, donde aborda en Jaurés una connivencia de Marx con Michelet. Es decir, materialismo más misticismo, una mezcla que expresa los desaciertos de método, hoy muy frecuentes.

Es el recuerdo y relectura de estas dos obras, que me animó a contrastar sobre los actuales combates por la historia, así como el lugar relevante de estos -y otros- intelectuales contemporáneos que comparten su experticia e investigación constante con públicos no doctos necesariamente; lo que contrarresta la negación emotiva de la realidad, propia de la post verdad.

La red digital, un nuevo gran café literario

Es evidente que, tras casi treinta años de la masificación de internet, la humanidad que goza de conectividad adolece aun de analfabetismo digital. Esto se expresa también en estar supeditados a las fuentes que suelen imponer los algoritmos, que por inercia omiten a aquellas fuentes de información que se exhiben anti – sistémicas y críticas. De todas formas, la oferta de canales alternativos y de buena calidad, ha generado confianza en intelectuales como los referidos al inicio del artículo, lo que ha permitido contar con los mismos para socializar la hondura de sus planteamientos en un mundo comunicacionalmente inmediatista que sacrifica las contextualizaciones, los orígenes y los estudios especializados en regiones o fenómenos.

Si el salón rococó fue transfiriendo lentamente la exclusividad de las ideas en la aristocracia, salpicada de plebeyos, en el café londinense se manifiesta una formación y difusión de ideas menos rígido, aunque todavía ligado a convenciones en lo que respecta a la admisión.

Podríamos decir que las aulas digitales, donde se dan conferencias para masas de vinculados institucionalmente en centros de investigación o académicos, también poco a poco han cedido al megáfono abierto al canal digital alternativo y ahora ese gran bazar digital no tiene límite ni en el idioma, pues cuenta con traducciones automáticas que se hacen, sino precisas, bondadosas e inteligibles.

Los intelectuales han sido por décadas reticentes a socializar más allá de los nichos propios de sus disciplinas. Gustan de hablar en su jerga a sus pares. Sin embargo, la ciencia, incluso la física, gozó de un espacio de experimentación en los cafés, donde se verificaban los hallazgos de Newton; por ejemplo, explicar la descomposición de la luz al poner a girar un circulo cromático que deviene en blanco.

Ahora, estos intelectuales a su manera hacen lo mismo, con lenguajes no tan sencillos pero que por lo mismo crean públicos como sujetos políticos mejor informados y abundados en el vocabulario y quizás algunas categorías de análisis. Es cierto igual que saben darse en términos más llanos para el publico general, pero sin traicionar la esencia o el rigor de los postulados. Esto implica una labor ingente que con mejores elementos derivados de las formación doctoral y experta combaten las mentiras fabricadas por la industria de comunicación del Establishment.

Evidentemente hay varios autodidactas en este espectro comunicacional o que provienen de ejercicios profesionales como la diplomacia o exasesores militares o exagentes de servicios de seguridad de sus naciones. La consistencia de la argumentación de estas personas se enmarca más a su antiguo ejercicio profesional que a lo que han podido acuñar como un registro sistemático; por ejemplo, personas vinculadas a regiones como -Asia, América Latina, La Unión Soviética- en sus labores de inteligencia por más de 20 o 30 años (como Raymond McGovern, Andrei Martianov, Douglas Abbott Macgregor o Larry Johnson, entre otros) bien pueden ser unos excelentes testimonios a contrapelo de los emisores de la post verdad.

También los canales alternativos, dirigidos por personas a veces provenientes de medios masivos de información que han prescindido de sus servicios por su carácter crítico ante las noticias, pues se desea imponer u omitir una línea editorial conveniente y ligera. Para nombrar dos casos, Judge Napolitano, Tucker Carlson. Pero hay otros canales como Humo y espejos, El espejo, Dialogue Works, entre otros, donde se alternan investigadores, analistas y ex funcionarios para dar una visión real y divergente.

Algunos de los combates dados por la historia, en la actualidad

Claro, como se dijo, los combates de Febvre se enfocaban en los debates cerrados de la disciplina histórica. Pero eran debates por lo verdadero o lo verosímil; por el rigor y el culto saludable al método y a los marcos teóricos.

Los de ahora, particularmente sigue siendo combates por la historia, por el registro más fidedigno de los acontecimientos e hitos pasados que quieren transformar el imaginario global. Veamos algunos de estos.

1. Alice Weidel, candidata a canciller del partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), el 9 de enero pasado, señaló que Hitler había sido comunista. Uso para la refutación un canal de propaganda alemán DW, que pese a ser abiertamente anti ruso y anti chino, señala lo siguiente:

“Lo que dice la señora Weidel son puras tonterías, que no quiero elevar de categoría tomándolas en serio”, escribe el historiador alemán Thomas Sandkühler en respuesta a una solicitud de entrevista de DW. Al mismo tiempo, muchos usuarios de internet parecen creer o compartir la afirmación de Alice Weidel.

El historiador Michael Wildt, especializado en el nacionalsocialismo, también califica la afirmación de Weidel de “auténtico disparate”. “Hitler combatió feroz y brutalmente el marxismo desde el principio, y las primeras víctimas que fueron encarceladas, torturadas y asesinadas en los campos de concentración en 1933 fueron izquierdistas, comunistas, socialdemócratas y socialistas”, explica Wildt en entrevista con DW. Tampoco era de izquierdas desde el punto de vista económico. “El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) no tocó el principio de propiedad”, dice el historiador.

Dejo este artículo de la revista italiana, Diacronie, Studi di Storia Contemporánea, titulado, La gran exposición anticomunista del Tercer Reich: Das Sowjetparadies (1942), que refuta de manera objetiva la barbaridad de achacar a Hitler la ideología comunista.

Para citar sólo un fragmento:

El año 1942 señaló una fecha de gran relevancia en el plano ideológico del Tercer Reich por diversas razones. En mayo, en el centro de Berlín, tuvo lugar la más elaborada, intencionada y compleja exposición anticomunista de la Alemania nazi. Un simultáneo juego de imágenes y mensajes del más acentuado odio contra todo aquel elemento relacionado con el bolchevismo. Aunque la decisión de su celebración se produjo muchos meses antes, su inauguración se enmarcó en un contexto político y militar muy preciso que determinaron algunos de sus caracteres y objetivos. (párrafo 11)

2. Frente a la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau nazi, desde el inicio de la Operación Militar Especial el 24 de febrero de 2022, Polonia y el museo a cargo, han negado la participación de la Federación de Rusia en cada aniversario los 27 de enero. En la página del Memorial y museo Auschwitz-Birkenau antiguo campo de concentración y exterminio nazi alemán, se señala:

El 27 de enero de 1945, los soldados del 60º Ejército del Primer Frente Ucraniano abrieron las puertas del campo de concentración de Auschwitz. Los prisioneros los recibieron como auténticos liberadores. Fue una paradoja histórica que soldados que representaban formalmente el totalitarismo estalinista trajeran la libertad a los prisioneros del totalitarismo nazi.

El Ejército Rojo obtuvo información detallada sobre Auschwitz sólo después de la liberación de Cracovia, y por lo tanto no pudo llegar a las puertas de Auschwitz antes del 27 de enero de 1945.

Llamo la atención en la negrilla, que afirma el carácter ‘ucraniano’ de los liberadores; aunque en el párrafo siguiente habla de ‘Ejército Rojo’, lo que resulta correcto en términos de que la Ucrania de aquella época era soviética.

La propia BBC News, el 27 de enero de 2015, señaló en su artículo, ¿Quién fue el primer hombre en entrar a Auschwitz tras su liberación?:

“Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir. Pero teníamos una misión que cumplir”.

Estas palabras pertenecen a Anatoly Shapiro, el primer oficial del ejército soviético que entró en el brutal campo de concentración de Auschwitz-Birkenau después de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Al respecto, si bien Shapiro nació en la región que comprendía la Ucrania de entonces, Járkov, era soviético y la 332º división de infantería del Ejército Rojo, que lideró Shapiro no era ucraniana, como señala el museo; la propia Wikipedia la retrata como 100% rusa, formada en Ivanovo, Rusia en 1941.

Y hay que ver las razones que esgrimen, registradas en la nota de Cuba Debate:

Piotr Cywiński [director del museo] se negó a invitar a la delegación rusa al 80° aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz con el siguiente falso y xenófobo pretexto:

“Se llama Día de la Liberación, y no creo que un país que no entiende el valor de la libertad tenga algo que hacer en una ceremonia dedicada a la liberación. Sería cínico que estuvieran allí”.

Sin embargo, lo cínico es que no estén allí, ya que fue el Ejército Rojo de la Unión Soviética el que liberó a los presos judíos, polacos y de otros orígenes del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau el 27 de enero de 1945. […]

La tercera declaración hipócrita de Cywiński fue asegurar que la delegación israelí sí sería invitada, a pesar de que Israel está cometiendo la segunda mayor masacre antisemita de la historia moderna, solo por detrás del propio Holocausto nazi durante la II Guerra Mundial.

3. Además de esta ambivalencia, lo claro es que no niega, ni afirma ni cita la participación soviética, de la cual la actual Rusia es heredara, pero señala que hay que castigar a Rusia al no hacerla parte del luctuoso homenaje. Pero debe entenderse esta postura en el marco de una estructura no sólo revisionista sino negacionista, a la cual se suma que la Segunda Guerra Mundial 1939 – 1945, fue ganada por Europa y Estados Unidos.

En varios comentarios no niegan ni afirman la participación de la URSS. Se limitan a omitirla. La literatura al respecto es abrumadora. No es necesario siquiera colocar citas. Sin embargo, ante las propias causas y hechos surgidos de la guerra, en la página de la cancillería rusa, con fecha 19 de junio de 2018, hace algunas precisiones sobre la guerra que suman elementos para señalar el peso del triunfo soviético en la ofensiva contra Berlín. Se titula Rusia en la segunda guerra mundial, de Vladimir Sprinchan, Embajador Extraordinario у Plenipotenciario de la Federación de Rusia en el Estado Plurinacional de Bolivia

En los discursos de celebración del aniversario de cada 8 o 9 de mayo desde 2022, no se ha invitado a Rusia a las celebraciones y se omite su nombre en los discursos. En cambio, el presidente Vladimir Putin siempre recuerda y valora positivamente la participación de los aliados europeos.

Para ver la actualidad de la desinformación, el presidente Trump señaló este 22 de enero, según recoge RT Noticias que:

El presidente de EE.UU., Donald Trump, hizo este miércoles un comentario audaz al decir que Rusia “ayudó” al país norteamericano a lograr la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

[…] “Nunca debemos olvidar que Rusia nos ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial, perdiendo casi 60 millones de vidas en el proceso”, sostuvo. (En realidad fueron cerca de 27 millones entre civiles y militares)

Sugiero algunas obras respecto a la Segunda Guerra Mundial -que mejor se puede contextualizar como la segunda parte de la gran guerra europea- escritas desde occidente. Baste sumar que personalidades como Hannah Arendt, Theodor Adorno, Sartre, Camus, etc., escribieron sobre estos temas sin controvertir la participación y protagonismo indudable de la URSS. El historiador francés, March Bloch, escribió su testimonio como combatiente, de 1944, titulado La extraña derrota. Antony Beevor, escribió su obra La Segunda Guerra Mundial, en donde incluye las batallas más relevantes de la guerra, incluidas las batallas soviéticas. En la obra, Auschwitz: Última parada Cómo sobreviví al horror (1943-1945) de Eddy Wind, el autor reconoce, como exprisionero, que fue el ejército rojo quien lo liberó. Varios trabajos de Eric Hobsbawm sobre el periodo de guerra y guerras reconocen la participación y calamidades de la URSS en tal hito histórico.

4. Finalmente, aunque no se ha acabado de desarrollar este tema, el nuevo presidente de los Estados Unidos, ha decidido de un plumazo cambiar el nombre del Golfo de México, a Golfo de América. No hay ningún documento que en rigor avale tal asunto. Es cuestión de voluntarismo imperialista, de un neo monroísmo. Esto no tiene efectos prácticos legales, como bien señaló la presidente de México, Claudia Sheinbaum. Pero implica el inicio de una refundación de la memoria y la afirmación de una falsa grandeza estadounidense. Asimismo, Trump ha señalado que el canal de Panamá debe ser estadounidense, para garantizar la neutralidad de éste de cara a la presencia china en la región y a aliviar aranceles para la flota mercante estadounidense.

En ambos casos omite registros históricos, tratados internacionales, para el último caso el Tratado Torrijos – Carter. Cabe añadir sólo para complementar de manera sucinta estos combates, lo señalado por la Doctora en historia Guadalupe Jiménes, en su intervención titulada El primer relato estadounidense sobre las californias (1803-1804). La conferencia abunda en hechos que ha contrastado la investigadora con documentos oficiales y donde se aprecia no sólo la falta de rigor y el negacionismo de la realidad, sino la discriminación racial de la academia estadounidense que se traduce en la arbitrariedad sobre la lengua castellana.

Es así este texto una forma de actualizar el perfil y disposición de los combatientes por la historia, desde una perspectiva que denota a personas y debates que requieren de conocimiento contextual en profundidad, para hacer contrapeso a la desinformación alevosa de los medios de comunicación. La cadena de producción, distribución, circulación y consumo de información es agresiva y premeditada, como ya abordé en el artículo, aquí publicado, Riesgos y fracasos de la espectacularidad en la información en la guerra en Ucrania.

Los “Combates por la Historia” y el papel de los intelectuales ante la emotividad de la “post verdad”

Tras casi treinta años de la masificación de internet, la humanidad que goza de conectividad adolece aun de analfabetismo digital.

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La historia es lo que no encuentro en esta Historie de Russie*, que por tanto nace muerta. Lucien Febvre En Combates por la historia.

* Se refiere a la Historie de Russie, desde los orígenes hasta 1918, de Esienmann – Miliukov 1932

Es frecuente ver a personalidades de renombre académico, así como gestores de política, ya sea como decisores o asesores haciendo análisis sobre la realidad internacional en prensa y medios independientes o cadenas de información de renombre. Algunos casos: Jefrey Sacs, (economista – Universidad de Columbia) Atilio Borón, (politólogo – Universidad de Harvard), John J. Mearsheimer, (filósofo y politólogo – Universidad de Chicago) Alfredo Jalife-Rahme, (psiquiatra y geo politólogo – Universidad Nacional Autónoma de México) Richard Wolff, (economista marxista – Universidad de Massachusetts Amherst) Michael Hudson, (economista – Universidad de Chicago), Sergey Kurginyan, (geofísico y matemático Academia de Ciencias de la URSS) Gilbert Doctorw, (historiador de Rusia – Universidad de Columbia). Existe un ranking de los mejores analistas de geopolítica que son muy activos en medios, pero para el propósito de esta reflexión me centro en quienes, provenientes de la academia, vuelcan con rigor y conocimiento profundo de los temas sus estudios y experiencia sobre el acontecer internacional actual.

En 1965, Lewis A. Coser escribió el libro, Hombres de ideas. El punto de vista de un sociólogo. En el texto el autor sitúa unos momentos y corrientes intelectuales y culturales -que elige un poco arbitrariamente, aunque lo advierte- para retratar este acoplamiento a los tiempos en cada momento de los intelectuales -a quienes define para su uso práctico en la obra-; y ubica su nacimiento en el siglo XVII.

Transita así del ‘salón rococó francés’ a los ‘cafés en el Londres del siglo XVIII’, a la Royal Society, las revistas británicas del siglo XIX a ‘los intelectuales y la centralidad del poder’. Dentro de tal recorrido muestra la forma en que, al menos para occidente y particularmente el caso inglés, el intelectual pasó de ser una figura catapultada en los cafés por mujeres mecenas -el caso de la Marquesa de Lambert o Madame Geoffrin- como referentes de una época y de la Ilustración misma hasta los tiempos en donde en el espacio estadounidense cesó aquella exclusividad del trabajo apartado en cubículo propio de la academia de la primera mitad del siglo XX (‘Intelectuales independientes’ y ‘académicos’).

Por su parte, en 1953 el historiador Lucien Febvre escribe, Combates por la historia. Un texto que problematiza en el marco de los debates propios de la disciplina histórica, asuntos como la verdad, el rigor, el dato o datos, la historia como ciencia y no como disciplina, la urgencia de ubicar el peso de las investigaciones y los investigadores para develar el pasado, la centralidad de definir metodologías y teorías que no se contradigan dentro de una misma concepción. Al respecto, tiene un capítulo intitulado Un libro exasperante sobre la revolución y la lucha de clases en la primera república, donde aborda en Jaurés una connivencia de Marx con Michelet. Es decir, materialismo más misticismo, una mezcla que expresa los desaciertos de método, hoy muy frecuentes.

Es el recuerdo y relectura de estas dos obras, que me animó a contrastar sobre los actuales combates por la historia, así como el lugar relevante de estos -y otros- intelectuales contemporáneos que comparten su experticia e investigación constante con públicos no doctos necesariamente; lo que contrarresta la negación emotiva de la realidad, propia de la post verdad.

La red digital, un nuevo gran café literario

Es evidente que, tras casi treinta años de la masificación de internet, la humanidad que goza de conectividad adolece aun de analfabetismo digital. Esto se expresa también en estar supeditados a las fuentes que suelen imponer los algoritmos, que por inercia omiten a aquellas fuentes de información que se exhiben anti – sistémicas y críticas. De todas formas, la oferta de canales alternativos y de buena calidad, ha generado confianza en intelectuales como los referidos al inicio del artículo, lo que ha permitido contar con los mismos para socializar la hondura de sus planteamientos en un mundo comunicacionalmente inmediatista que sacrifica las contextualizaciones, los orígenes y los estudios especializados en regiones o fenómenos.

Si el salón rococó fue transfiriendo lentamente la exclusividad de las ideas en la aristocracia, salpicada de plebeyos, en el café londinense se manifiesta una formación y difusión de ideas menos rígido, aunque todavía ligado a convenciones en lo que respecta a la admisión.

Podríamos decir que las aulas digitales, donde se dan conferencias para masas de vinculados institucionalmente en centros de investigación o académicos, también poco a poco han cedido al megáfono abierto al canal digital alternativo y ahora ese gran bazar digital no tiene límite ni en el idioma, pues cuenta con traducciones automáticas que se hacen, sino precisas, bondadosas e inteligibles.

Los intelectuales han sido por décadas reticentes a socializar más allá de los nichos propios de sus disciplinas. Gustan de hablar en su jerga a sus pares. Sin embargo, la ciencia, incluso la física, gozó de un espacio de experimentación en los cafés, donde se verificaban los hallazgos de Newton; por ejemplo, explicar la descomposición de la luz al poner a girar un circulo cromático que deviene en blanco.

Ahora, estos intelectuales a su manera hacen lo mismo, con lenguajes no tan sencillos pero que por lo mismo crean públicos como sujetos políticos mejor informados y abundados en el vocabulario y quizás algunas categorías de análisis. Es cierto igual que saben darse en términos más llanos para el publico general, pero sin traicionar la esencia o el rigor de los postulados. Esto implica una labor ingente que con mejores elementos derivados de las formación doctoral y experta combaten las mentiras fabricadas por la industria de comunicación del Establishment.

Evidentemente hay varios autodidactas en este espectro comunicacional o que provienen de ejercicios profesionales como la diplomacia o exasesores militares o exagentes de servicios de seguridad de sus naciones. La consistencia de la argumentación de estas personas se enmarca más a su antiguo ejercicio profesional que a lo que han podido acuñar como un registro sistemático; por ejemplo, personas vinculadas a regiones como -Asia, América Latina, La Unión Soviética- en sus labores de inteligencia por más de 20 o 30 años (como Raymond McGovern, Andrei Martianov, Douglas Abbott Macgregor o Larry Johnson, entre otros) bien pueden ser unos excelentes testimonios a contrapelo de los emisores de la post verdad.

También los canales alternativos, dirigidos por personas a veces provenientes de medios masivos de información que han prescindido de sus servicios por su carácter crítico ante las noticias, pues se desea imponer u omitir una línea editorial conveniente y ligera. Para nombrar dos casos, Judge Napolitano, Tucker Carlson. Pero hay otros canales como Humo y espejos, El espejo, Dialogue Works, entre otros, donde se alternan investigadores, analistas y ex funcionarios para dar una visión real y divergente.

Algunos de los combates dados por la historia, en la actualidad

Claro, como se dijo, los combates de Febvre se enfocaban en los debates cerrados de la disciplina histórica. Pero eran debates por lo verdadero o lo verosímil; por el rigor y el culto saludable al método y a los marcos teóricos.

Los de ahora, particularmente sigue siendo combates por la historia, por el registro más fidedigno de los acontecimientos e hitos pasados que quieren transformar el imaginario global. Veamos algunos de estos.

1. Alice Weidel, candidata a canciller del partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), el 9 de enero pasado, señaló que Hitler había sido comunista. Uso para la refutación un canal de propaganda alemán DW, que pese a ser abiertamente anti ruso y anti chino, señala lo siguiente:

“Lo que dice la señora Weidel son puras tonterías, que no quiero elevar de categoría tomándolas en serio”, escribe el historiador alemán Thomas Sandkühler en respuesta a una solicitud de entrevista de DW. Al mismo tiempo, muchos usuarios de internet parecen creer o compartir la afirmación de Alice Weidel.

El historiador Michael Wildt, especializado en el nacionalsocialismo, también califica la afirmación de Weidel de “auténtico disparate”. “Hitler combatió feroz y brutalmente el marxismo desde el principio, y las primeras víctimas que fueron encarceladas, torturadas y asesinadas en los campos de concentración en 1933 fueron izquierdistas, comunistas, socialdemócratas y socialistas”, explica Wildt en entrevista con DW. Tampoco era de izquierdas desde el punto de vista económico. “El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) no tocó el principio de propiedad”, dice el historiador.

Dejo este artículo de la revista italiana, Diacronie, Studi di Storia Contemporánea, titulado, La gran exposición anticomunista del Tercer Reich: Das Sowjetparadies (1942), que refuta de manera objetiva la barbaridad de achacar a Hitler la ideología comunista.

Para citar sólo un fragmento:

El año 1942 señaló una fecha de gran relevancia en el plano ideológico del Tercer Reich por diversas razones. En mayo, en el centro de Berlín, tuvo lugar la más elaborada, intencionada y compleja exposición anticomunista de la Alemania nazi. Un simultáneo juego de imágenes y mensajes del más acentuado odio contra todo aquel elemento relacionado con el bolchevismo. Aunque la decisión de su celebración se produjo muchos meses antes, su inauguración se enmarcó en un contexto político y militar muy preciso que determinaron algunos de sus caracteres y objetivos. (párrafo 11)

2. Frente a la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau nazi, desde el inicio de la Operación Militar Especial el 24 de febrero de 2022, Polonia y el museo a cargo, han negado la participación de la Federación de Rusia en cada aniversario los 27 de enero. En la página del Memorial y museo Auschwitz-Birkenau antiguo campo de concentración y exterminio nazi alemán, se señala:

El 27 de enero de 1945, los soldados del 60º Ejército del Primer Frente Ucraniano abrieron las puertas del campo de concentración de Auschwitz. Los prisioneros los recibieron como auténticos liberadores. Fue una paradoja histórica que soldados que representaban formalmente el totalitarismo estalinista trajeran la libertad a los prisioneros del totalitarismo nazi.

El Ejército Rojo obtuvo información detallada sobre Auschwitz sólo después de la liberación de Cracovia, y por lo tanto no pudo llegar a las puertas de Auschwitz antes del 27 de enero de 1945.

Llamo la atención en la negrilla, que afirma el carácter ‘ucraniano’ de los liberadores; aunque en el párrafo siguiente habla de ‘Ejército Rojo’, lo que resulta correcto en términos de que la Ucrania de aquella época era soviética.

La propia BBC News, el 27 de enero de 2015, señaló en su artículo, ¿Quién fue el primer hombre en entrar a Auschwitz tras su liberación?:

“Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir. Pero teníamos una misión que cumplir”.

Estas palabras pertenecen a Anatoly Shapiro, el primer oficial del ejército soviético que entró en el brutal campo de concentración de Auschwitz-Birkenau después de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Al respecto, si bien Shapiro nació en la región que comprendía la Ucrania de entonces, Járkov, era soviético y la 332º división de infantería del Ejército Rojo, que lideró Shapiro no era ucraniana, como señala el museo; la propia Wikipedia la retrata como 100% rusa, formada en Ivanovo, Rusia en 1941.

Y hay que ver las razones que esgrimen, registradas en la nota de Cuba Debate:

Piotr Cywiński [director del museo] se negó a invitar a la delegación rusa al 80° aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz con el siguiente falso y xenófobo pretexto:

“Se llama Día de la Liberación, y no creo que un país que no entiende el valor de la libertad tenga algo que hacer en una ceremonia dedicada a la liberación. Sería cínico que estuvieran allí”.

Sin embargo, lo cínico es que no estén allí, ya que fue el Ejército Rojo de la Unión Soviética el que liberó a los presos judíos, polacos y de otros orígenes del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau el 27 de enero de 1945. […]

La tercera declaración hipócrita de Cywiński fue asegurar que la delegación israelí sí sería invitada, a pesar de que Israel está cometiendo la segunda mayor masacre antisemita de la historia moderna, solo por detrás del propio Holocausto nazi durante la II Guerra Mundial.

3. Además de esta ambivalencia, lo claro es que no niega, ni afirma ni cita la participación soviética, de la cual la actual Rusia es heredara, pero señala que hay que castigar a Rusia al no hacerla parte del luctuoso homenaje. Pero debe entenderse esta postura en el marco de una estructura no sólo revisionista sino negacionista, a la cual se suma que la Segunda Guerra Mundial 1939 – 1945, fue ganada por Europa y Estados Unidos.

En varios comentarios no niegan ni afirman la participación de la URSS. Se limitan a omitirla. La literatura al respecto es abrumadora. No es necesario siquiera colocar citas. Sin embargo, ante las propias causas y hechos surgidos de la guerra, en la página de la cancillería rusa, con fecha 19 de junio de 2018, hace algunas precisiones sobre la guerra que suman elementos para señalar el peso del triunfo soviético en la ofensiva contra Berlín. Se titula Rusia en la segunda guerra mundial, de Vladimir Sprinchan, Embajador Extraordinario у Plenipotenciario de la Federación de Rusia en el Estado Plurinacional de Bolivia

En los discursos de celebración del aniversario de cada 8 o 9 de mayo desde 2022, no se ha invitado a Rusia a las celebraciones y se omite su nombre en los discursos. En cambio, el presidente Vladimir Putin siempre recuerda y valora positivamente la participación de los aliados europeos.

Para ver la actualidad de la desinformación, el presidente Trump señaló este 22 de enero, según recoge RT Noticias que:

El presidente de EE.UU., Donald Trump, hizo este miércoles un comentario audaz al decir que Rusia “ayudó” al país norteamericano a lograr la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

[…] “Nunca debemos olvidar que Rusia nos ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial, perdiendo casi 60 millones de vidas en el proceso”, sostuvo. (En realidad fueron cerca de 27 millones entre civiles y militares)

Sugiero algunas obras respecto a la Segunda Guerra Mundial -que mejor se puede contextualizar como la segunda parte de la gran guerra europea- escritas desde occidente. Baste sumar que personalidades como Hannah Arendt, Theodor Adorno, Sartre, Camus, etc., escribieron sobre estos temas sin controvertir la participación y protagonismo indudable de la URSS. El historiador francés, March Bloch, escribió su testimonio como combatiente, de 1944, titulado La extraña derrota. Antony Beevor, escribió su obra La Segunda Guerra Mundial, en donde incluye las batallas más relevantes de la guerra, incluidas las batallas soviéticas. En la obra, Auschwitz: Última parada Cómo sobreviví al horror (1943-1945) de Eddy Wind, el autor reconoce, como exprisionero, que fue el ejército rojo quien lo liberó. Varios trabajos de Eric Hobsbawm sobre el periodo de guerra y guerras reconocen la participación y calamidades de la URSS en tal hito histórico.

4. Finalmente, aunque no se ha acabado de desarrollar este tema, el nuevo presidente de los Estados Unidos, ha decidido de un plumazo cambiar el nombre del Golfo de México, a Golfo de América. No hay ningún documento que en rigor avale tal asunto. Es cuestión de voluntarismo imperialista, de un neo monroísmo. Esto no tiene efectos prácticos legales, como bien señaló la presidente de México, Claudia Sheinbaum. Pero implica el inicio de una refundación de la memoria y la afirmación de una falsa grandeza estadounidense. Asimismo, Trump ha señalado que el canal de Panamá debe ser estadounidense, para garantizar la neutralidad de éste de cara a la presencia china en la región y a aliviar aranceles para la flota mercante estadounidense.

En ambos casos omite registros históricos, tratados internacionales, para el último caso el Tratado Torrijos – Carter. Cabe añadir sólo para complementar de manera sucinta estos combates, lo señalado por la Doctora en historia Guadalupe Jiménes, en su intervención titulada El primer relato estadounidense sobre las californias (1803-1804). La conferencia abunda en hechos que ha contrastado la investigadora con documentos oficiales y donde se aprecia no sólo la falta de rigor y el negacionismo de la realidad, sino la discriminación racial de la academia estadounidense que se traduce en la arbitrariedad sobre la lengua castellana.

Es así este texto una forma de actualizar el perfil y disposición de los combatientes por la historia, desde una perspectiva que denota a personas y debates que requieren de conocimiento contextual en profundidad, para hacer contrapeso a la desinformación alevosa de los medios de comunicación. La cadena de producción, distribución, circulación y consumo de información es agresiva y premeditada, como ya abordé en el artículo, aquí publicado, Riesgos y fracasos de la espectacularidad en la información en la guerra en Ucrania.

Tras casi treinta años de la masificación de internet, la humanidad que goza de conectividad adolece aun de analfabetismo digital.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

La historia es lo que no encuentro en esta Historie de Russie*, que por tanto nace muerta. Lucien Febvre En Combates por la historia.

* Se refiere a la Historie de Russie, desde los orígenes hasta 1918, de Esienmann – Miliukov 1932

Es frecuente ver a personalidades de renombre académico, así como gestores de política, ya sea como decisores o asesores haciendo análisis sobre la realidad internacional en prensa y medios independientes o cadenas de información de renombre. Algunos casos: Jefrey Sacs, (economista – Universidad de Columbia) Atilio Borón, (politólogo – Universidad de Harvard), John J. Mearsheimer, (filósofo y politólogo – Universidad de Chicago) Alfredo Jalife-Rahme, (psiquiatra y geo politólogo – Universidad Nacional Autónoma de México) Richard Wolff, (economista marxista – Universidad de Massachusetts Amherst) Michael Hudson, (economista – Universidad de Chicago), Sergey Kurginyan, (geofísico y matemático Academia de Ciencias de la URSS) Gilbert Doctorw, (historiador de Rusia – Universidad de Columbia). Existe un ranking de los mejores analistas de geopolítica que son muy activos en medios, pero para el propósito de esta reflexión me centro en quienes, provenientes de la academia, vuelcan con rigor y conocimiento profundo de los temas sus estudios y experiencia sobre el acontecer internacional actual.

En 1965, Lewis A. Coser escribió el libro, Hombres de ideas. El punto de vista de un sociólogo. En el texto el autor sitúa unos momentos y corrientes intelectuales y culturales -que elige un poco arbitrariamente, aunque lo advierte- para retratar este acoplamiento a los tiempos en cada momento de los intelectuales -a quienes define para su uso práctico en la obra-; y ubica su nacimiento en el siglo XVII.

Transita así del ‘salón rococó francés’ a los ‘cafés en el Londres del siglo XVIII’, a la Royal Society, las revistas británicas del siglo XIX a ‘los intelectuales y la centralidad del poder’. Dentro de tal recorrido muestra la forma en que, al menos para occidente y particularmente el caso inglés, el intelectual pasó de ser una figura catapultada en los cafés por mujeres mecenas -el caso de la Marquesa de Lambert o Madame Geoffrin- como referentes de una época y de la Ilustración misma hasta los tiempos en donde en el espacio estadounidense cesó aquella exclusividad del trabajo apartado en cubículo propio de la academia de la primera mitad del siglo XX (‘Intelectuales independientes’ y ‘académicos’).

Por su parte, en 1953 el historiador Lucien Febvre escribe, Combates por la historia. Un texto que problematiza en el marco de los debates propios de la disciplina histórica, asuntos como la verdad, el rigor, el dato o datos, la historia como ciencia y no como disciplina, la urgencia de ubicar el peso de las investigaciones y los investigadores para develar el pasado, la centralidad de definir metodologías y teorías que no se contradigan dentro de una misma concepción. Al respecto, tiene un capítulo intitulado Un libro exasperante sobre la revolución y la lucha de clases en la primera república, donde aborda en Jaurés una connivencia de Marx con Michelet. Es decir, materialismo más misticismo, una mezcla que expresa los desaciertos de método, hoy muy frecuentes.

Es el recuerdo y relectura de estas dos obras, que me animó a contrastar sobre los actuales combates por la historia, así como el lugar relevante de estos -y otros- intelectuales contemporáneos que comparten su experticia e investigación constante con públicos no doctos necesariamente; lo que contrarresta la negación emotiva de la realidad, propia de la post verdad.

La red digital, un nuevo gran café literario

Es evidente que, tras casi treinta años de la masificación de internet, la humanidad que goza de conectividad adolece aun de analfabetismo digital. Esto se expresa también en estar supeditados a las fuentes que suelen imponer los algoritmos, que por inercia omiten a aquellas fuentes de información que se exhiben anti – sistémicas y críticas. De todas formas, la oferta de canales alternativos y de buena calidad, ha generado confianza en intelectuales como los referidos al inicio del artículo, lo que ha permitido contar con los mismos para socializar la hondura de sus planteamientos en un mundo comunicacionalmente inmediatista que sacrifica las contextualizaciones, los orígenes y los estudios especializados en regiones o fenómenos.

Si el salón rococó fue transfiriendo lentamente la exclusividad de las ideas en la aristocracia, salpicada de plebeyos, en el café londinense se manifiesta una formación y difusión de ideas menos rígido, aunque todavía ligado a convenciones en lo que respecta a la admisión.

Podríamos decir que las aulas digitales, donde se dan conferencias para masas de vinculados institucionalmente en centros de investigación o académicos, también poco a poco han cedido al megáfono abierto al canal digital alternativo y ahora ese gran bazar digital no tiene límite ni en el idioma, pues cuenta con traducciones automáticas que se hacen, sino precisas, bondadosas e inteligibles.

Los intelectuales han sido por décadas reticentes a socializar más allá de los nichos propios de sus disciplinas. Gustan de hablar en su jerga a sus pares. Sin embargo, la ciencia, incluso la física, gozó de un espacio de experimentación en los cafés, donde se verificaban los hallazgos de Newton; por ejemplo, explicar la descomposición de la luz al poner a girar un circulo cromático que deviene en blanco.

Ahora, estos intelectuales a su manera hacen lo mismo, con lenguajes no tan sencillos pero que por lo mismo crean públicos como sujetos políticos mejor informados y abundados en el vocabulario y quizás algunas categorías de análisis. Es cierto igual que saben darse en términos más llanos para el publico general, pero sin traicionar la esencia o el rigor de los postulados. Esto implica una labor ingente que con mejores elementos derivados de las formación doctoral y experta combaten las mentiras fabricadas por la industria de comunicación del Establishment.

Evidentemente hay varios autodidactas en este espectro comunicacional o que provienen de ejercicios profesionales como la diplomacia o exasesores militares o exagentes de servicios de seguridad de sus naciones. La consistencia de la argumentación de estas personas se enmarca más a su antiguo ejercicio profesional que a lo que han podido acuñar como un registro sistemático; por ejemplo, personas vinculadas a regiones como -Asia, América Latina, La Unión Soviética- en sus labores de inteligencia por más de 20 o 30 años (como Raymond McGovern, Andrei Martianov, Douglas Abbott Macgregor o Larry Johnson, entre otros) bien pueden ser unos excelentes testimonios a contrapelo de los emisores de la post verdad.

También los canales alternativos, dirigidos por personas a veces provenientes de medios masivos de información que han prescindido de sus servicios por su carácter crítico ante las noticias, pues se desea imponer u omitir una línea editorial conveniente y ligera. Para nombrar dos casos, Judge Napolitano, Tucker Carlson. Pero hay otros canales como Humo y espejos, El espejo, Dialogue Works, entre otros, donde se alternan investigadores, analistas y ex funcionarios para dar una visión real y divergente.

Algunos de los combates dados por la historia, en la actualidad

Claro, como se dijo, los combates de Febvre se enfocaban en los debates cerrados de la disciplina histórica. Pero eran debates por lo verdadero o lo verosímil; por el rigor y el culto saludable al método y a los marcos teóricos.

Los de ahora, particularmente sigue siendo combates por la historia, por el registro más fidedigno de los acontecimientos e hitos pasados que quieren transformar el imaginario global. Veamos algunos de estos.

1. Alice Weidel, candidata a canciller del partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), el 9 de enero pasado, señaló que Hitler había sido comunista. Uso para la refutación un canal de propaganda alemán DW, que pese a ser abiertamente anti ruso y anti chino, señala lo siguiente:

“Lo que dice la señora Weidel son puras tonterías, que no quiero elevar de categoría tomándolas en serio”, escribe el historiador alemán Thomas Sandkühler en respuesta a una solicitud de entrevista de DW. Al mismo tiempo, muchos usuarios de internet parecen creer o compartir la afirmación de Alice Weidel.

El historiador Michael Wildt, especializado en el nacionalsocialismo, también califica la afirmación de Weidel de “auténtico disparate”. “Hitler combatió feroz y brutalmente el marxismo desde el principio, y las primeras víctimas que fueron encarceladas, torturadas y asesinadas en los campos de concentración en 1933 fueron izquierdistas, comunistas, socialdemócratas y socialistas”, explica Wildt en entrevista con DW. Tampoco era de izquierdas desde el punto de vista económico. “El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) no tocó el principio de propiedad”, dice el historiador.

Dejo este artículo de la revista italiana, Diacronie, Studi di Storia Contemporánea, titulado, La gran exposición anticomunista del Tercer Reich: Das Sowjetparadies (1942), que refuta de manera objetiva la barbaridad de achacar a Hitler la ideología comunista.

Para citar sólo un fragmento:

El año 1942 señaló una fecha de gran relevancia en el plano ideológico del Tercer Reich por diversas razones. En mayo, en el centro de Berlín, tuvo lugar la más elaborada, intencionada y compleja exposición anticomunista de la Alemania nazi. Un simultáneo juego de imágenes y mensajes del más acentuado odio contra todo aquel elemento relacionado con el bolchevismo. Aunque la decisión de su celebración se produjo muchos meses antes, su inauguración se enmarcó en un contexto político y militar muy preciso que determinaron algunos de sus caracteres y objetivos. (párrafo 11)

2. Frente a la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau nazi, desde el inicio de la Operación Militar Especial el 24 de febrero de 2022, Polonia y el museo a cargo, han negado la participación de la Federación de Rusia en cada aniversario los 27 de enero. En la página del Memorial y museo Auschwitz-Birkenau antiguo campo de concentración y exterminio nazi alemán, se señala:

El 27 de enero de 1945, los soldados del 60º Ejército del Primer Frente Ucraniano abrieron las puertas del campo de concentración de Auschwitz. Los prisioneros los recibieron como auténticos liberadores. Fue una paradoja histórica que soldados que representaban formalmente el totalitarismo estalinista trajeran la libertad a los prisioneros del totalitarismo nazi.

El Ejército Rojo obtuvo información detallada sobre Auschwitz sólo después de la liberación de Cracovia, y por lo tanto no pudo llegar a las puertas de Auschwitz antes del 27 de enero de 1945.

Llamo la atención en la negrilla, que afirma el carácter ‘ucraniano’ de los liberadores; aunque en el párrafo siguiente habla de ‘Ejército Rojo’, lo que resulta correcto en términos de que la Ucrania de aquella época era soviética.

La propia BBC News, el 27 de enero de 2015, señaló en su artículo, ¿Quién fue el primer hombre en entrar a Auschwitz tras su liberación?:

“Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir. Pero teníamos una misión que cumplir”.

Estas palabras pertenecen a Anatoly Shapiro, el primer oficial del ejército soviético que entró en el brutal campo de concentración de Auschwitz-Birkenau después de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Al respecto, si bien Shapiro nació en la región que comprendía la Ucrania de entonces, Járkov, era soviético y la 332º división de infantería del Ejército Rojo, que lideró Shapiro no era ucraniana, como señala el museo; la propia Wikipedia la retrata como 100% rusa, formada en Ivanovo, Rusia en 1941.

Y hay que ver las razones que esgrimen, registradas en la nota de Cuba Debate:

Piotr Cywiński [director del museo] se negó a invitar a la delegación rusa al 80° aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz con el siguiente falso y xenófobo pretexto:

“Se llama Día de la Liberación, y no creo que un país que no entiende el valor de la libertad tenga algo que hacer en una ceremonia dedicada a la liberación. Sería cínico que estuvieran allí”.

Sin embargo, lo cínico es que no estén allí, ya que fue el Ejército Rojo de la Unión Soviética el que liberó a los presos judíos, polacos y de otros orígenes del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau el 27 de enero de 1945. […]

La tercera declaración hipócrita de Cywiński fue asegurar que la delegación israelí sí sería invitada, a pesar de que Israel está cometiendo la segunda mayor masacre antisemita de la historia moderna, solo por detrás del propio Holocausto nazi durante la II Guerra Mundial.

3. Además de esta ambivalencia, lo claro es que no niega, ni afirma ni cita la participación soviética, de la cual la actual Rusia es heredara, pero señala que hay que castigar a Rusia al no hacerla parte del luctuoso homenaje. Pero debe entenderse esta postura en el marco de una estructura no sólo revisionista sino negacionista, a la cual se suma que la Segunda Guerra Mundial 1939 – 1945, fue ganada por Europa y Estados Unidos.

En varios comentarios no niegan ni afirman la participación de la URSS. Se limitan a omitirla. La literatura al respecto es abrumadora. No es necesario siquiera colocar citas. Sin embargo, ante las propias causas y hechos surgidos de la guerra, en la página de la cancillería rusa, con fecha 19 de junio de 2018, hace algunas precisiones sobre la guerra que suman elementos para señalar el peso del triunfo soviético en la ofensiva contra Berlín. Se titula Rusia en la segunda guerra mundial, de Vladimir Sprinchan, Embajador Extraordinario у Plenipotenciario de la Federación de Rusia en el Estado Plurinacional de Bolivia

En los discursos de celebración del aniversario de cada 8 o 9 de mayo desde 2022, no se ha invitado a Rusia a las celebraciones y se omite su nombre en los discursos. En cambio, el presidente Vladimir Putin siempre recuerda y valora positivamente la participación de los aliados europeos.

Para ver la actualidad de la desinformación, el presidente Trump señaló este 22 de enero, según recoge RT Noticias que:

El presidente de EE.UU., Donald Trump, hizo este miércoles un comentario audaz al decir que Rusia “ayudó” al país norteamericano a lograr la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

[…] “Nunca debemos olvidar que Rusia nos ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial, perdiendo casi 60 millones de vidas en el proceso”, sostuvo. (En realidad fueron cerca de 27 millones entre civiles y militares)

Sugiero algunas obras respecto a la Segunda Guerra Mundial -que mejor se puede contextualizar como la segunda parte de la gran guerra europea- escritas desde occidente. Baste sumar que personalidades como Hannah Arendt, Theodor Adorno, Sartre, Camus, etc., escribieron sobre estos temas sin controvertir la participación y protagonismo indudable de la URSS. El historiador francés, March Bloch, escribió su testimonio como combatiente, de 1944, titulado La extraña derrota. Antony Beevor, escribió su obra La Segunda Guerra Mundial, en donde incluye las batallas más relevantes de la guerra, incluidas las batallas soviéticas. En la obra, Auschwitz: Última parada Cómo sobreviví al horror (1943-1945) de Eddy Wind, el autor reconoce, como exprisionero, que fue el ejército rojo quien lo liberó. Varios trabajos de Eric Hobsbawm sobre el periodo de guerra y guerras reconocen la participación y calamidades de la URSS en tal hito histórico.

4. Finalmente, aunque no se ha acabado de desarrollar este tema, el nuevo presidente de los Estados Unidos, ha decidido de un plumazo cambiar el nombre del Golfo de México, a Golfo de América. No hay ningún documento que en rigor avale tal asunto. Es cuestión de voluntarismo imperialista, de un neo monroísmo. Esto no tiene efectos prácticos legales, como bien señaló la presidente de México, Claudia Sheinbaum. Pero implica el inicio de una refundación de la memoria y la afirmación de una falsa grandeza estadounidense. Asimismo, Trump ha señalado que el canal de Panamá debe ser estadounidense, para garantizar la neutralidad de éste de cara a la presencia china en la región y a aliviar aranceles para la flota mercante estadounidense.

En ambos casos omite registros históricos, tratados internacionales, para el último caso el Tratado Torrijos – Carter. Cabe añadir sólo para complementar de manera sucinta estos combates, lo señalado por la Doctora en historia Guadalupe Jiménes, en su intervención titulada El primer relato estadounidense sobre las californias (1803-1804). La conferencia abunda en hechos que ha contrastado la investigadora con documentos oficiales y donde se aprecia no sólo la falta de rigor y el negacionismo de la realidad, sino la discriminación racial de la academia estadounidense que se traduce en la arbitrariedad sobre la lengua castellana.

Es así este texto una forma de actualizar el perfil y disposición de los combatientes por la historia, desde una perspectiva que denota a personas y debates que requieren de conocimiento contextual en profundidad, para hacer contrapeso a la desinformación alevosa de los medios de comunicación. La cadena de producción, distribución, circulación y consumo de información es agresiva y premeditada, como ya abordé en el artículo, aquí publicado, Riesgos y fracasos de la espectacularidad en la información en la guerra en Ucrania.

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