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Alastair Crooke
July 4, 2024
© Photo: Public domain

¿No está ahora claro el propósito del Presidente Putin al visitar Corea del Norte y Vietnam en el contexto del proyecto de arquitectura de seguridad euroasiática?

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

Quizá hubo un momentáneo encogimiento de hombros en Washington esta semana al leer el relato de la gestión de Sergei Lavrov ante el embajador estadounidense en Moscú: Rusia le estaba diciendo a EEUU: «¡Ya no estamos en paz!”

No sólo «ya no estamos en paz», sino que Rusia responsabilizaba a Estados Unidos del «ataque de racimo» en una playa de Crimea el domingo pasado, día de Pentecostés, en el que murieron varias personas (incluidos niños) y muchas más resultaron heridas. Estados Unidos «se convirtió así en parte» de la guerra por poderes en Ucrania (se trataba de un ATACM suministrado por Estados Unidos, programado por especialistas estadounidenses y basado en datos de Estados Unidos), decía la declaración de Rusia.

Evidentemente, en algún lugar una luz ámbar parpadeó con matices rosas y rojos. El Pentágono comprendió que algo había ocurrido: «No hay vuelta de hoja; esto podría escalar gravemente». El Secretario de Defensa estadounidense (tras una pausa desde marzo de 2023) cogió el teléfono para llamar a su homólogo ruso:

Estados Unidos lamenta las muertes de civiles; los ucranianos tenían plena discreción para apuntar.

Sin embargo, la opinión pública rusa está furiosa.

La jerga diplomática de que «ahora hay un estado intermedio; ni guerra ni paz» no es más que la «mitad de la cuestión«.

Occidente ha ‘perdido’ a Rusia mucho más profundamente de lo que se cree.

Presidente Putin, en su declaración ante la Junta del Ministerio de Relaciones Exteriores a raíz del ruido de sables del G7, detalló cómo habíamos llegado a este momento crucial (de escalada inevitable). Putin indicó que la gravedad de la situación exigía una «última oportunidad» para Occidente, una que Putin enfatizó que debía ser

No un alto el fuego temporal para que Kiev prepare una nueva ofensiva; ni congelar el conflicto, sino más bien, sobre la finalización definitiva de la guerra.

Se ha entendido ampliamente que la única forma creíble de poner fin a la guerra en Ucrania sería un acuerdo de ‘paz’ surgido a través de negociaciones entre Rusia y EE.UU.

Sin embargo, esto se basa en una visión familiar centrada en EE.UU.: «Esperando a Washington…».

Lavrov comentó arquetípicamente (parafraseando) que, si alguien imagina que estamos «esperando a Godot«, y «saldremos corriendo«, se equivoca.

Moscú tiene en mente algo mucho más radical, algo que conmocionará a Occidente.

Moscú (y China) no se limitan a esperar los caprichos de Occidente, sino que planean invertir por completo el paradigma de la arquitectura de seguridad: crear una arquitectura «Alt» para el «vasto espacio» de Eurasia, nada menos.

Se pretende salir de la confrontación de suma cero del bloque existente. No se prevé una nueva confrontación; sin embargo, la nueva arquitectura pretende obligar a los «actores externos» a reducir su hegemonía en el continente.

En su discurso ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, Putin previó explícitamente el colapso del sistema de seguridad euroatlántico y el surgimiento de una nueva arquitectura: «El mundo nunca volverá a ser el mismo«, dijo.

¿A qué se refería?

Yuri Ushakov, principal asesor de Putin en Política Exterior (en el Foro de Lectura Primakov), aclaró la alusión «escasa» de Putin:

Al parecer, Ushakov dijo que Rusia considera cada vez más que no va a haber ninguna remodelación a largo plazo del sistema de seguridad en Europa. Y sin una remodelación importante, no habrá una «conclusión final» (en palabras de Putin) del conflicto de Ucrania.

Ushakov explicó que este sistema de seguridad unificado e indivisible en Eurasia debe sustituir a los modelos euroatlántico y eurocéntrico que ahora están cayendo en el olvido.

Este discurso [de Putin en el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso], diría yo, establece el vector de las futuras actividades de nuestro país en la escena internacional, incluida la construcción de un sistema de seguridad único e indivisible en Eurasia, dijo Ushakov.

Los peligros de una propaganda excesiva quedaron patentes en un episodio anterior en el que un Estado importante se vio atrapado por su propia demonización de sus adversarios: La arquitectura de seguridad de Sudáfrica para Angola y el suroeste de África (ahora Namibia) también se había desmoronado en 1980 (yo estaba allí en aquella época). Las Fuerzas de Defensa Sudafricanas aún conservaban un residuo de inmensa capacidad destructiva al norte de Sudáfrica, pero el uso de esa fuerza no estaba produciendo ninguna solución o mejora política. Más bien, estaba llevando a Sudáfrica al olvido (igual que Ushakov describió hoy el modelo euroatlántico). Pretoria quería un cambio; estaba dispuesta (en principio) a llegar a un acuerdo con la SWAPO, pero el intento de aplicar un alto el fuego se vino abajo a principios de 1981.

El mayor problema era que el gobierno sudafricano del apartheid había tenido tanto éxito con su propaganda y demonización de la SWAPO como «marxista y terrorista» que su público retrocedió ante cualquier acuerdo, y tendría que pasar otra década (y haría falta una revolución geoestratégica) antes de que finalmente fuera posible un acuerdo.

Hoy en día, la «élite» de seguridad de EEUU y la UE ha tenido tanto «éxito» con su propaganda antirrusa igualmente exagerada que también ellos están atrapados por ella. Incluso si quisieran (que no es el caso), una arquitectura de seguridad de sustitución podría resultar sencillamente «innegociable» durante años.

Así pues, como ha subrayado Lavrov, los países euroasiáticos han llegado a la conclusión de que la seguridad en el continente debe construirse desde dentro, libre y lejos de la influencia estadounidense.

En esta conceptualización, el principio de indivisibilidad de la seguridad –una cualidad que no se aplica en el proyecto euroatlántico– puede y debe convertirse en la noción clave en torno a la cual pueda construirse la estructura euroasiática, especificó Lavrov.

Aquí, en esta «indivisibilidad«, se encuentra la aplicación real, y no nominal, de las disposiciones de la Carta de la ONU, incluido el principio de igualdad soberana.

Los países euroasiáticos están aunando esfuerzos para contrarrestar conjuntamente las pretensiones estadounidenses de hegemonía mundial y la injerencia de Occidente en los asuntos de otros Estados, declaró Lavrov el miércoles en el Primakov Readings Forum (Foro de Lectura Primakov).

Estados Unidos y otros países occidentales «intentan inmiscuirse en los asuntos» de Eurasia, trasladando la infraestructura de la OTAN a Asia, realizando simulacros conjuntos y creando nuevos pactos. Pronosticó Lavrov:

Se trata de una lucha geopolítica. Siempre lo ha sido, y quizás dure mucho tiempo, y quizás no veamos el final de este proceso. Sin embargo, es un hecho que el curso hacia el control desde el océano de todo lo que ocurre en todas partes – se ve ahora contrarrestado por el curso hacia la unión de los esfuerzos de los países euroasiáticos.

El inicio de las consultas sobre una nueva estructura de seguridad no indica todavía la creación de una alianza político-militar similar a la OTAN;

Inicialmente, bien podría existir en forma de foro o mecanismo de consulta de los países interesados, no cargado con excesivas obligaciones organizativas e institucionales, escribe Ivan Timofeev.

Sin embargo, los «parámetros» de este sistema, explica Maria Zakharova,

no sólo garantizarán una paz duradera, sino que también evitarán grandes convulsiones geopolíticas debidas a la crisis de la globalización, construida según los patrones occidentales. Creará garantías político-militares fiables para la protección tanto de la Federación Rusa como de otros países de la macrorregión frente a las amenazas externas, creará un espacio libre de conflictos y favorable para el desarrollo, eliminando la influencia desestabilizadora de los actores extrarregionales en los procesos euroasiáticos. En el futuro, esto significará reducir la presencia militar de potencias externas en Eurasia.

Sin embargo, el Presidente Honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, Sergei Karaganov, (en una entrevista reciente) inserta su análisis más sobrio:

Desgraciadamente, nos dirigimos hacia una verdadera guerra mundial, una guerra en toda regla. Los cimientos del viejo sistema mundial se están hinchando y estallarán conflictos. Es necesario bloquear el camino que conduce a dicha guerra… los conflictos ya se están gestando y tienen lugar en todos los ámbitos.

La ONU es una especie en extinción, cargada con el aparato occidental y, por tanto, irreformable. Pues que permanezca. Pero necesitamos construir estructuras paralelas… Creo que deberíamos construir sistemas paralelos ampliando el BRICS y la OCS, desarrollando su interacción con la ASEAN, la Liga de Estados Árabes, la Organización para la Unidad Africana, el Mercosur latinoamericano, etc..

En general, nos interesa establecer un sistema multilateral de disuasión nuclear en el mundo. Así que, personalmente, no me preocupa la aparición de nuevas potencias nucleares y el fortalecimiento de las antiguas, simplemente porque confiar en la razón de la gente no funciona. Debe haber miedo. Debe haber una mayor confianza en una ‘disuasión nuclear-temor, inspiración-soberbia’.

El aspecto de la política nuclear es un tema complejo y polémico hoy en día en Rusia. Algunos argumentan que una doctrina nuclear rusa demasiado restrictiva puede ser peligrosa, si provoca que los adversarios se vuelvan demasiado displicentes; es decir, que los adversarios se vuelvan poco impresionables o indiferentes al efecto disuasorio, hasta el punto de descartar su realidad.

Otros prefieren una postura de último recurso. Sin embargo, todos están de acuerdo en que hay muchas fases de escalada disponibles para una arquitectura de seguridad euroasiática, aparte de la nuclear.

Sin embargo, la capacidad de un «cerrojo de seguridad» nuclear en todo el continente frente a una OTAN equipada nuclearmente es evidente: Rusia, China, India, Pakistán -y ahora Corea del Norte- son todos Estados con armas nucleares, por lo que se ha incorporado un cierto grado de potencial disuasorio.

Otros «pasos de escalada» serán sin duda el centro de los debates de la cumbre de Khazan de los BRICS, el próximo octubre. Porque una arquitectura de seguridad no es conceptualmente sólo «militar». La agenda abarca cuestiones comerciales, financieras y de sanciones.

La simple lógica de invertir el paradigma militar de la OTAN para dar lugar a un sistema de seguridad euroasiático «Alt» parecería, por la sola fuerza de la lógica, argumentar que, si hay que invertir el paradigma de la seguridad, también hay que invertir la hegemonía financiera y comercial occidental.

La desdolarización, por supuesto, ya está en la agenda, y es probable que en octubre se desvelen mecanismos tangibles. Pero si ahora Occidente se siente libre para sancionar a Eurasia a su antojo, también existe la posibilidad de que Eurasia sancione recíprocamente a Estados Unidos o a Europa, o a ambos.

Sí. Hemos «perdido» a Rusia (no para siempre). Y podemos perder mucho más. ¿No está claro ahora el propósito del presidente Putin al visitar Corea del Norte y Vietnam en el contexto del proyecto de arquitectura de seguridad euroasiática? Forman parte de él.

Y parafraseando el célebre poema de CP Cavafy

¿Por qué este repentino desconcierto, esta confusión? (Qué serios se han vuelto los rostros de la gente).

Porque ha caído la noche y los [rusos] no han venido.

 Y algunos de nuestros hombres que acaban de llegar de la frontera dicen

 que ya no hay [rusos]…

«¿Y qué va a ser de nosotros sin [los rusos]»?

«Eran una especie de solución».

Publicado originalmente por Strategic Culture Foundation
Traducción: Observatorio de trabajadores en lucha

Occidente, indudablemente, ha perdido a Rusia y está perdiendo también Eurasia

¿No está ahora claro el propósito del Presidente Putin al visitar Corea del Norte y Vietnam en el contexto del proyecto de arquitectura de seguridad euroasiática?

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Quizá hubo un momentáneo encogimiento de hombros en Washington esta semana al leer el relato de la gestión de Sergei Lavrov ante el embajador estadounidense en Moscú: Rusia le estaba diciendo a EEUU: «¡Ya no estamos en paz!”

No sólo «ya no estamos en paz», sino que Rusia responsabilizaba a Estados Unidos del «ataque de racimo» en una playa de Crimea el domingo pasado, día de Pentecostés, en el que murieron varias personas (incluidos niños) y muchas más resultaron heridas. Estados Unidos «se convirtió así en parte» de la guerra por poderes en Ucrania (se trataba de un ATACM suministrado por Estados Unidos, programado por especialistas estadounidenses y basado en datos de Estados Unidos), decía la declaración de Rusia.

Evidentemente, en algún lugar una luz ámbar parpadeó con matices rosas y rojos. El Pentágono comprendió que algo había ocurrido: «No hay vuelta de hoja; esto podría escalar gravemente». El Secretario de Defensa estadounidense (tras una pausa desde marzo de 2023) cogió el teléfono para llamar a su homólogo ruso:

Estados Unidos lamenta las muertes de civiles; los ucranianos tenían plena discreción para apuntar.

Sin embargo, la opinión pública rusa está furiosa.

La jerga diplomática de que «ahora hay un estado intermedio; ni guerra ni paz» no es más que la «mitad de la cuestión«.

Occidente ha ‘perdido’ a Rusia mucho más profundamente de lo que se cree.

Presidente Putin, en su declaración ante la Junta del Ministerio de Relaciones Exteriores a raíz del ruido de sables del G7, detalló cómo habíamos llegado a este momento crucial (de escalada inevitable). Putin indicó que la gravedad de la situación exigía una «última oportunidad» para Occidente, una que Putin enfatizó que debía ser

No un alto el fuego temporal para que Kiev prepare una nueva ofensiva; ni congelar el conflicto, sino más bien, sobre la finalización definitiva de la guerra.

Se ha entendido ampliamente que la única forma creíble de poner fin a la guerra en Ucrania sería un acuerdo de ‘paz’ surgido a través de negociaciones entre Rusia y EE.UU.

Sin embargo, esto se basa en una visión familiar centrada en EE.UU.: «Esperando a Washington…».

Lavrov comentó arquetípicamente (parafraseando) que, si alguien imagina que estamos «esperando a Godot«, y «saldremos corriendo«, se equivoca.

Moscú tiene en mente algo mucho más radical, algo que conmocionará a Occidente.

Moscú (y China) no se limitan a esperar los caprichos de Occidente, sino que planean invertir por completo el paradigma de la arquitectura de seguridad: crear una arquitectura «Alt» para el «vasto espacio» de Eurasia, nada menos.

Se pretende salir de la confrontación de suma cero del bloque existente. No se prevé una nueva confrontación; sin embargo, la nueva arquitectura pretende obligar a los «actores externos» a reducir su hegemonía en el continente.

En su discurso ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, Putin previó explícitamente el colapso del sistema de seguridad euroatlántico y el surgimiento de una nueva arquitectura: «El mundo nunca volverá a ser el mismo«, dijo.

¿A qué se refería?

Yuri Ushakov, principal asesor de Putin en Política Exterior (en el Foro de Lectura Primakov), aclaró la alusión «escasa» de Putin:

Al parecer, Ushakov dijo que Rusia considera cada vez más que no va a haber ninguna remodelación a largo plazo del sistema de seguridad en Europa. Y sin una remodelación importante, no habrá una «conclusión final» (en palabras de Putin) del conflicto de Ucrania.

Ushakov explicó que este sistema de seguridad unificado e indivisible en Eurasia debe sustituir a los modelos euroatlántico y eurocéntrico que ahora están cayendo en el olvido.

Este discurso [de Putin en el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso], diría yo, establece el vector de las futuras actividades de nuestro país en la escena internacional, incluida la construcción de un sistema de seguridad único e indivisible en Eurasia, dijo Ushakov.

Los peligros de una propaganda excesiva quedaron patentes en un episodio anterior en el que un Estado importante se vio atrapado por su propia demonización de sus adversarios: La arquitectura de seguridad de Sudáfrica para Angola y el suroeste de África (ahora Namibia) también se había desmoronado en 1980 (yo estaba allí en aquella época). Las Fuerzas de Defensa Sudafricanas aún conservaban un residuo de inmensa capacidad destructiva al norte de Sudáfrica, pero el uso de esa fuerza no estaba produciendo ninguna solución o mejora política. Más bien, estaba llevando a Sudáfrica al olvido (igual que Ushakov describió hoy el modelo euroatlántico). Pretoria quería un cambio; estaba dispuesta (en principio) a llegar a un acuerdo con la SWAPO, pero el intento de aplicar un alto el fuego se vino abajo a principios de 1981.

El mayor problema era que el gobierno sudafricano del apartheid había tenido tanto éxito con su propaganda y demonización de la SWAPO como «marxista y terrorista» que su público retrocedió ante cualquier acuerdo, y tendría que pasar otra década (y haría falta una revolución geoestratégica) antes de que finalmente fuera posible un acuerdo.

Hoy en día, la «élite» de seguridad de EEUU y la UE ha tenido tanto «éxito» con su propaganda antirrusa igualmente exagerada que también ellos están atrapados por ella. Incluso si quisieran (que no es el caso), una arquitectura de seguridad de sustitución podría resultar sencillamente «innegociable» durante años.

Así pues, como ha subrayado Lavrov, los países euroasiáticos han llegado a la conclusión de que la seguridad en el continente debe construirse desde dentro, libre y lejos de la influencia estadounidense.

En esta conceptualización, el principio de indivisibilidad de la seguridad –una cualidad que no se aplica en el proyecto euroatlántico– puede y debe convertirse en la noción clave en torno a la cual pueda construirse la estructura euroasiática, especificó Lavrov.

Aquí, en esta «indivisibilidad«, se encuentra la aplicación real, y no nominal, de las disposiciones de la Carta de la ONU, incluido el principio de igualdad soberana.

Los países euroasiáticos están aunando esfuerzos para contrarrestar conjuntamente las pretensiones estadounidenses de hegemonía mundial y la injerencia de Occidente en los asuntos de otros Estados, declaró Lavrov el miércoles en el Primakov Readings Forum (Foro de Lectura Primakov).

Estados Unidos y otros países occidentales «intentan inmiscuirse en los asuntos» de Eurasia, trasladando la infraestructura de la OTAN a Asia, realizando simulacros conjuntos y creando nuevos pactos. Pronosticó Lavrov:

Se trata de una lucha geopolítica. Siempre lo ha sido, y quizás dure mucho tiempo, y quizás no veamos el final de este proceso. Sin embargo, es un hecho que el curso hacia el control desde el océano de todo lo que ocurre en todas partes – se ve ahora contrarrestado por el curso hacia la unión de los esfuerzos de los países euroasiáticos.

El inicio de las consultas sobre una nueva estructura de seguridad no indica todavía la creación de una alianza político-militar similar a la OTAN;

Inicialmente, bien podría existir en forma de foro o mecanismo de consulta de los países interesados, no cargado con excesivas obligaciones organizativas e institucionales, escribe Ivan Timofeev.

Sin embargo, los «parámetros» de este sistema, explica Maria Zakharova,

no sólo garantizarán una paz duradera, sino que también evitarán grandes convulsiones geopolíticas debidas a la crisis de la globalización, construida según los patrones occidentales. Creará garantías político-militares fiables para la protección tanto de la Federación Rusa como de otros países de la macrorregión frente a las amenazas externas, creará un espacio libre de conflictos y favorable para el desarrollo, eliminando la influencia desestabilizadora de los actores extrarregionales en los procesos euroasiáticos. En el futuro, esto significará reducir la presencia militar de potencias externas en Eurasia.

Sin embargo, el Presidente Honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, Sergei Karaganov, (en una entrevista reciente) inserta su análisis más sobrio:

Desgraciadamente, nos dirigimos hacia una verdadera guerra mundial, una guerra en toda regla. Los cimientos del viejo sistema mundial se están hinchando y estallarán conflictos. Es necesario bloquear el camino que conduce a dicha guerra… los conflictos ya se están gestando y tienen lugar en todos los ámbitos.

La ONU es una especie en extinción, cargada con el aparato occidental y, por tanto, irreformable. Pues que permanezca. Pero necesitamos construir estructuras paralelas… Creo que deberíamos construir sistemas paralelos ampliando el BRICS y la OCS, desarrollando su interacción con la ASEAN, la Liga de Estados Árabes, la Organización para la Unidad Africana, el Mercosur latinoamericano, etc..

En general, nos interesa establecer un sistema multilateral de disuasión nuclear en el mundo. Así que, personalmente, no me preocupa la aparición de nuevas potencias nucleares y el fortalecimiento de las antiguas, simplemente porque confiar en la razón de la gente no funciona. Debe haber miedo. Debe haber una mayor confianza en una ‘disuasión nuclear-temor, inspiración-soberbia’.

El aspecto de la política nuclear es un tema complejo y polémico hoy en día en Rusia. Algunos argumentan que una doctrina nuclear rusa demasiado restrictiva puede ser peligrosa, si provoca que los adversarios se vuelvan demasiado displicentes; es decir, que los adversarios se vuelvan poco impresionables o indiferentes al efecto disuasorio, hasta el punto de descartar su realidad.

Otros prefieren una postura de último recurso. Sin embargo, todos están de acuerdo en que hay muchas fases de escalada disponibles para una arquitectura de seguridad euroasiática, aparte de la nuclear.

Sin embargo, la capacidad de un «cerrojo de seguridad» nuclear en todo el continente frente a una OTAN equipada nuclearmente es evidente: Rusia, China, India, Pakistán -y ahora Corea del Norte- son todos Estados con armas nucleares, por lo que se ha incorporado un cierto grado de potencial disuasorio.

Otros «pasos de escalada» serán sin duda el centro de los debates de la cumbre de Khazan de los BRICS, el próximo octubre. Porque una arquitectura de seguridad no es conceptualmente sólo «militar». La agenda abarca cuestiones comerciales, financieras y de sanciones.

La simple lógica de invertir el paradigma militar de la OTAN para dar lugar a un sistema de seguridad euroasiático «Alt» parecería, por la sola fuerza de la lógica, argumentar que, si hay que invertir el paradigma de la seguridad, también hay que invertir la hegemonía financiera y comercial occidental.

La desdolarización, por supuesto, ya está en la agenda, y es probable que en octubre se desvelen mecanismos tangibles. Pero si ahora Occidente se siente libre para sancionar a Eurasia a su antojo, también existe la posibilidad de que Eurasia sancione recíprocamente a Estados Unidos o a Europa, o a ambos.

Sí. Hemos «perdido» a Rusia (no para siempre). Y podemos perder mucho más. ¿No está claro ahora el propósito del presidente Putin al visitar Corea del Norte y Vietnam en el contexto del proyecto de arquitectura de seguridad euroasiática? Forman parte de él.

Y parafraseando el célebre poema de CP Cavafy

¿Por qué este repentino desconcierto, esta confusión? (Qué serios se han vuelto los rostros de la gente).

Porque ha caído la noche y los [rusos] no han venido.

 Y algunos de nuestros hombres que acaban de llegar de la frontera dicen

 que ya no hay [rusos]…

«¿Y qué va a ser de nosotros sin [los rusos]»?

«Eran una especie de solución».

Publicado originalmente por Strategic Culture Foundation
Traducción: Observatorio de trabajadores en lucha

¿No está ahora claro el propósito del Presidente Putin al visitar Corea del Norte y Vietnam en el contexto del proyecto de arquitectura de seguridad euroasiática?

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

Quizá hubo un momentáneo encogimiento de hombros en Washington esta semana al leer el relato de la gestión de Sergei Lavrov ante el embajador estadounidense en Moscú: Rusia le estaba diciendo a EEUU: «¡Ya no estamos en paz!”

No sólo «ya no estamos en paz», sino que Rusia responsabilizaba a Estados Unidos del «ataque de racimo» en una playa de Crimea el domingo pasado, día de Pentecostés, en el que murieron varias personas (incluidos niños) y muchas más resultaron heridas. Estados Unidos «se convirtió así en parte» de la guerra por poderes en Ucrania (se trataba de un ATACM suministrado por Estados Unidos, programado por especialistas estadounidenses y basado en datos de Estados Unidos), decía la declaración de Rusia.

Evidentemente, en algún lugar una luz ámbar parpadeó con matices rosas y rojos. El Pentágono comprendió que algo había ocurrido: «No hay vuelta de hoja; esto podría escalar gravemente». El Secretario de Defensa estadounidense (tras una pausa desde marzo de 2023) cogió el teléfono para llamar a su homólogo ruso:

Estados Unidos lamenta las muertes de civiles; los ucranianos tenían plena discreción para apuntar.

Sin embargo, la opinión pública rusa está furiosa.

La jerga diplomática de que «ahora hay un estado intermedio; ni guerra ni paz» no es más que la «mitad de la cuestión«.

Occidente ha ‘perdido’ a Rusia mucho más profundamente de lo que se cree.

Presidente Putin, en su declaración ante la Junta del Ministerio de Relaciones Exteriores a raíz del ruido de sables del G7, detalló cómo habíamos llegado a este momento crucial (de escalada inevitable). Putin indicó que la gravedad de la situación exigía una «última oportunidad» para Occidente, una que Putin enfatizó que debía ser

No un alto el fuego temporal para que Kiev prepare una nueva ofensiva; ni congelar el conflicto, sino más bien, sobre la finalización definitiva de la guerra.

Se ha entendido ampliamente que la única forma creíble de poner fin a la guerra en Ucrania sería un acuerdo de ‘paz’ surgido a través de negociaciones entre Rusia y EE.UU.

Sin embargo, esto se basa en una visión familiar centrada en EE.UU.: «Esperando a Washington…».

Lavrov comentó arquetípicamente (parafraseando) que, si alguien imagina que estamos «esperando a Godot«, y «saldremos corriendo«, se equivoca.

Moscú tiene en mente algo mucho más radical, algo que conmocionará a Occidente.

Moscú (y China) no se limitan a esperar los caprichos de Occidente, sino que planean invertir por completo el paradigma de la arquitectura de seguridad: crear una arquitectura «Alt» para el «vasto espacio» de Eurasia, nada menos.

Se pretende salir de la confrontación de suma cero del bloque existente. No se prevé una nueva confrontación; sin embargo, la nueva arquitectura pretende obligar a los «actores externos» a reducir su hegemonía en el continente.

En su discurso ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, Putin previó explícitamente el colapso del sistema de seguridad euroatlántico y el surgimiento de una nueva arquitectura: «El mundo nunca volverá a ser el mismo«, dijo.

¿A qué se refería?

Yuri Ushakov, principal asesor de Putin en Política Exterior (en el Foro de Lectura Primakov), aclaró la alusión «escasa» de Putin:

Al parecer, Ushakov dijo que Rusia considera cada vez más que no va a haber ninguna remodelación a largo plazo del sistema de seguridad en Europa. Y sin una remodelación importante, no habrá una «conclusión final» (en palabras de Putin) del conflicto de Ucrania.

Ushakov explicó que este sistema de seguridad unificado e indivisible en Eurasia debe sustituir a los modelos euroatlántico y eurocéntrico que ahora están cayendo en el olvido.

Este discurso [de Putin en el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso], diría yo, establece el vector de las futuras actividades de nuestro país en la escena internacional, incluida la construcción de un sistema de seguridad único e indivisible en Eurasia, dijo Ushakov.

Los peligros de una propaganda excesiva quedaron patentes en un episodio anterior en el que un Estado importante se vio atrapado por su propia demonización de sus adversarios: La arquitectura de seguridad de Sudáfrica para Angola y el suroeste de África (ahora Namibia) también se había desmoronado en 1980 (yo estaba allí en aquella época). Las Fuerzas de Defensa Sudafricanas aún conservaban un residuo de inmensa capacidad destructiva al norte de Sudáfrica, pero el uso de esa fuerza no estaba produciendo ninguna solución o mejora política. Más bien, estaba llevando a Sudáfrica al olvido (igual que Ushakov describió hoy el modelo euroatlántico). Pretoria quería un cambio; estaba dispuesta (en principio) a llegar a un acuerdo con la SWAPO, pero el intento de aplicar un alto el fuego se vino abajo a principios de 1981.

El mayor problema era que el gobierno sudafricano del apartheid había tenido tanto éxito con su propaganda y demonización de la SWAPO como «marxista y terrorista» que su público retrocedió ante cualquier acuerdo, y tendría que pasar otra década (y haría falta una revolución geoestratégica) antes de que finalmente fuera posible un acuerdo.

Hoy en día, la «élite» de seguridad de EEUU y la UE ha tenido tanto «éxito» con su propaganda antirrusa igualmente exagerada que también ellos están atrapados por ella. Incluso si quisieran (que no es el caso), una arquitectura de seguridad de sustitución podría resultar sencillamente «innegociable» durante años.

Así pues, como ha subrayado Lavrov, los países euroasiáticos han llegado a la conclusión de que la seguridad en el continente debe construirse desde dentro, libre y lejos de la influencia estadounidense.

En esta conceptualización, el principio de indivisibilidad de la seguridad –una cualidad que no se aplica en el proyecto euroatlántico– puede y debe convertirse en la noción clave en torno a la cual pueda construirse la estructura euroasiática, especificó Lavrov.

Aquí, en esta «indivisibilidad«, se encuentra la aplicación real, y no nominal, de las disposiciones de la Carta de la ONU, incluido el principio de igualdad soberana.

Los países euroasiáticos están aunando esfuerzos para contrarrestar conjuntamente las pretensiones estadounidenses de hegemonía mundial y la injerencia de Occidente en los asuntos de otros Estados, declaró Lavrov el miércoles en el Primakov Readings Forum (Foro de Lectura Primakov).

Estados Unidos y otros países occidentales «intentan inmiscuirse en los asuntos» de Eurasia, trasladando la infraestructura de la OTAN a Asia, realizando simulacros conjuntos y creando nuevos pactos. Pronosticó Lavrov:

Se trata de una lucha geopolítica. Siempre lo ha sido, y quizás dure mucho tiempo, y quizás no veamos el final de este proceso. Sin embargo, es un hecho que el curso hacia el control desde el océano de todo lo que ocurre en todas partes – se ve ahora contrarrestado por el curso hacia la unión de los esfuerzos de los países euroasiáticos.

El inicio de las consultas sobre una nueva estructura de seguridad no indica todavía la creación de una alianza político-militar similar a la OTAN;

Inicialmente, bien podría existir en forma de foro o mecanismo de consulta de los países interesados, no cargado con excesivas obligaciones organizativas e institucionales, escribe Ivan Timofeev.

Sin embargo, los «parámetros» de este sistema, explica Maria Zakharova,

no sólo garantizarán una paz duradera, sino que también evitarán grandes convulsiones geopolíticas debidas a la crisis de la globalización, construida según los patrones occidentales. Creará garantías político-militares fiables para la protección tanto de la Federación Rusa como de otros países de la macrorregión frente a las amenazas externas, creará un espacio libre de conflictos y favorable para el desarrollo, eliminando la influencia desestabilizadora de los actores extrarregionales en los procesos euroasiáticos. En el futuro, esto significará reducir la presencia militar de potencias externas en Eurasia.

Sin embargo, el Presidente Honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, Sergei Karaganov, (en una entrevista reciente) inserta su análisis más sobrio:

Desgraciadamente, nos dirigimos hacia una verdadera guerra mundial, una guerra en toda regla. Los cimientos del viejo sistema mundial se están hinchando y estallarán conflictos. Es necesario bloquear el camino que conduce a dicha guerra… los conflictos ya se están gestando y tienen lugar en todos los ámbitos.

La ONU es una especie en extinción, cargada con el aparato occidental y, por tanto, irreformable. Pues que permanezca. Pero necesitamos construir estructuras paralelas… Creo que deberíamos construir sistemas paralelos ampliando el BRICS y la OCS, desarrollando su interacción con la ASEAN, la Liga de Estados Árabes, la Organización para la Unidad Africana, el Mercosur latinoamericano, etc..

En general, nos interesa establecer un sistema multilateral de disuasión nuclear en el mundo. Así que, personalmente, no me preocupa la aparición de nuevas potencias nucleares y el fortalecimiento de las antiguas, simplemente porque confiar en la razón de la gente no funciona. Debe haber miedo. Debe haber una mayor confianza en una ‘disuasión nuclear-temor, inspiración-soberbia’.

El aspecto de la política nuclear es un tema complejo y polémico hoy en día en Rusia. Algunos argumentan que una doctrina nuclear rusa demasiado restrictiva puede ser peligrosa, si provoca que los adversarios se vuelvan demasiado displicentes; es decir, que los adversarios se vuelvan poco impresionables o indiferentes al efecto disuasorio, hasta el punto de descartar su realidad.

Otros prefieren una postura de último recurso. Sin embargo, todos están de acuerdo en que hay muchas fases de escalada disponibles para una arquitectura de seguridad euroasiática, aparte de la nuclear.

Sin embargo, la capacidad de un «cerrojo de seguridad» nuclear en todo el continente frente a una OTAN equipada nuclearmente es evidente: Rusia, China, India, Pakistán -y ahora Corea del Norte- son todos Estados con armas nucleares, por lo que se ha incorporado un cierto grado de potencial disuasorio.

Otros «pasos de escalada» serán sin duda el centro de los debates de la cumbre de Khazan de los BRICS, el próximo octubre. Porque una arquitectura de seguridad no es conceptualmente sólo «militar». La agenda abarca cuestiones comerciales, financieras y de sanciones.

La simple lógica de invertir el paradigma militar de la OTAN para dar lugar a un sistema de seguridad euroasiático «Alt» parecería, por la sola fuerza de la lógica, argumentar que, si hay que invertir el paradigma de la seguridad, también hay que invertir la hegemonía financiera y comercial occidental.

La desdolarización, por supuesto, ya está en la agenda, y es probable que en octubre se desvelen mecanismos tangibles. Pero si ahora Occidente se siente libre para sancionar a Eurasia a su antojo, también existe la posibilidad de que Eurasia sancione recíprocamente a Estados Unidos o a Europa, o a ambos.

Sí. Hemos «perdido» a Rusia (no para siempre). Y podemos perder mucho más. ¿No está claro ahora el propósito del presidente Putin al visitar Corea del Norte y Vietnam en el contexto del proyecto de arquitectura de seguridad euroasiática? Forman parte de él.

Y parafraseando el célebre poema de CP Cavafy

¿Por qué este repentino desconcierto, esta confusión? (Qué serios se han vuelto los rostros de la gente).

Porque ha caído la noche y los [rusos] no han venido.

 Y algunos de nuestros hombres que acaban de llegar de la frontera dicen

 que ya no hay [rusos]…

«¿Y qué va a ser de nosotros sin [los rusos]»?

«Eran una especie de solución».

Publicado originalmente por Strategic Culture Foundation
Traducción: Observatorio de trabajadores en lucha

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