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Raphael Machado
November 17, 2025
© Photo: Public domain

La estrategia de reaproximación con Brasil se basa precisamente en un esfuerzo por jalar al país fuera de la “orbita china.”

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

Un error común que se halla entre analistas y periodistas geopolíticos y anti imperialistas es el intento de explicar como “causa única” del apetito imperialista por los recursos naturales —casi siempre es el petróleo. Es así

como por ejemplo clásicamente se explicaba la guerra de Irak. El “Mucho petróleo” habría sido empleado por el gobierno de Bush para abrir mercados luego de cerrarlos mediante bombardeos y ocupación territorial.

Este tipo de explicación tipicamente materialista emana de una premisa evidentemente marxista hasta ahora cuando trata de explicar todos los fenómenos sociales, culturales y políticos como epifenómenos ante la preponderante realidad estructural de las transformaciones y económicas y de intereses.

Como una buena parte de los esfuerzos pseudo científicos del siglo XIX para reducir la realidad a un simple principio (como fue el caso del Freudismo y el Positivismo) este materialismo economicista tampoco se sostiene ante los golpes del análisis crítico.

Solo como un ejemplo, en el caso iraquí la explicación genérico materialista no aguanta el descubrimiento empírico que las grandes empresas petroleras norteamericanas que estaban de hecho en diálogos con países contra hegemónicos del Medio Oriente y precisamente por esa razón trataron sin éxitto de presionar por la no intervención y la pacificación de las relaciones norteamericano-iraquíes.

No obstante el “mito petrolero” persiste en el estudio del Medio Oriente. Lo cual no nos sorprende que se apele a él una vez más para explicar la presión norteamericana sobre Venezuela. La narrativa sostiene que la presión de Trump sobre Maduro o las amenazas de derrocar su gobierno se deben al interés de Trump en los 300 mil millones de barriles de reserva petrólera de Venezuela —la más grande del mundo.

Sin embargo, el problema con esta narrativa, es que de acuerdo con todos los indicios, Maduro habría ofrecido cerrar acuerdos extremadamente ventajosos con Estados Unidos para la explotación del petróleo venezolano, dado que el actual nivel de extracción en Venezuela es mínimo. Desde una perspectiva materialista el acuerdo sería muy interesante para la industria petrolera norteamericana ya que el país consume una enorme cantidad de petróleo y sus reservas llegan “solo”

Al noveno lugar en el mundo.

No obstante, todo indica que Trump habría rechazado la oferta de un acuerdo.

Aparentemente, Estados Unidos desearía algo más grande que la más grande reserva petrolera del mundo.

Es aquí donde interviene la ciencia geopolítica

Generalmente la geopolítica se confunde con la “geo-economía” en el sentido que muchas personas creen que están viendo un “análisis geopolítico” cuando ellos observan un despliegue de causas económicas en algún conflicto internacional. Pero la geopolítica es fundamentalmente la ciencia que estudia la correlación entre geografía y poder. En este sentido, los recursos pueden ingresar en los análisis geopolíticos, pero solo como parte de un contexto general.

En el caso venezolano, a pesar de lo muy importante y abundante el petróleo es de secundaria importancia en el conflicto con Estados Unidos.

Para Estados Unidos más importante que el petróleo es garantizar le hegemonía hemisférica —especialmente en las Américas. De ahí la arrogante y clásica expresión de “patio trasero ” de Estados Unidos y espacio en el que la elite norteamericana en el siglo XIX decidió no tolerar ninguna presencia europea más.

Adelantemos rápidamente 200 años. ¿Cómo son las relaciones internacionales de los países íbero-americanos?

China es el principal socio de la mayoría de los países de la región, varios de los cuales han ingresado a la Iniciativa Franja y Carretera (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Cosa Rica, Ecuador, El Salvador, etc.) Algunos países de la región como (Brasil, Bolivia y Cuba) también han ingresado a los BRICS el cual trabaja hacia la desdolarización del comercio internacional. A su vez, Rusia específicamente ha desarrollado vínculos militares —que consisten en el suministro de equipamiento y realización de maniobras)—especialmente con Venezuela, Cuba y Nicaragua con reconocimiento militar también con Bolivia y en menor énfasis con Perú y Brasil.

En un contexto en que la presión de Estados Unidos en otras regiones del mundo está creciendo, es peligroso para la hegemonía de Estados Unidos ver el crecimiento de la influencia ruso-china en su “patio trasero”.

Venezuela es ahí un blanco significativo y prioritario debido precisamente porque es el país que tiene las más profundas y estratégicas relaciones con Rusia y China. Venezuela es uno de los principales productores de petróleo para China mientras que al mismo tiempo Caracas parece jugar un papel relevante en la multifacética estrategia rusa de “presionar” por la multipolaridad fortaleciendo a los países alrededor del mundo que tratan de desafiar al orden hegemónico.

Para confirmar esta tesis necesitaríamos analizar las relaciones con el resto del continente para verificar si existe algún movimiento de parte de Estados Unidos que trate de jalar a los países de la región alejándolos de Rusia y China.

Y pareciera estar muy claro, la estrategia de acercamiento con Brasil se basa precisamente en un esfuerzo por alejarlo de la “orbita china”. Estados Unidos también presiona a México para que permanezc fuera de la Nueva Ruta de la Seda. Estados Unidos ha incrementado su presencia en Ecuador y ha presionado a Milei que abandone los planes de una base china en su terrritorio. Los ejemplos abundan que indican que estamos enfrentados a una amplia ofensiva continental cuya meta es poner al día la Doctrina Monroe para el siglo XXI.

Por lo tanto no se trata de petróleo… se trata de hegemonía.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Presión contra Venezuela como guerra híbrida contra Rusia y China

La estrategia de reaproximación con Brasil se basa precisamente en un esfuerzo por jalar al país fuera de la “orbita china.”

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Un error común que se halla entre analistas y periodistas geopolíticos y anti imperialistas es el intento de explicar como “causa única” del apetito imperialista por los recursos naturales —casi siempre es el petróleo. Es así

como por ejemplo clásicamente se explicaba la guerra de Irak. El “Mucho petróleo” habría sido empleado por el gobierno de Bush para abrir mercados luego de cerrarlos mediante bombardeos y ocupación territorial.

Este tipo de explicación tipicamente materialista emana de una premisa evidentemente marxista hasta ahora cuando trata de explicar todos los fenómenos sociales, culturales y políticos como epifenómenos ante la preponderante realidad estructural de las transformaciones y económicas y de intereses.

Como una buena parte de los esfuerzos pseudo científicos del siglo XIX para reducir la realidad a un simple principio (como fue el caso del Freudismo y el Positivismo) este materialismo economicista tampoco se sostiene ante los golpes del análisis crítico.

Solo como un ejemplo, en el caso iraquí la explicación genérico materialista no aguanta el descubrimiento empírico que las grandes empresas petroleras norteamericanas que estaban de hecho en diálogos con países contra hegemónicos del Medio Oriente y precisamente por esa razón trataron sin éxitto de presionar por la no intervención y la pacificación de las relaciones norteamericano-iraquíes.

No obstante el “mito petrolero” persiste en el estudio del Medio Oriente. Lo cual no nos sorprende que se apele a él una vez más para explicar la presión norteamericana sobre Venezuela. La narrativa sostiene que la presión de Trump sobre Maduro o las amenazas de derrocar su gobierno se deben al interés de Trump en los 300 mil millones de barriles de reserva petrólera de Venezuela —la más grande del mundo.

Sin embargo, el problema con esta narrativa, es que de acuerdo con todos los indicios, Maduro habría ofrecido cerrar acuerdos extremadamente ventajosos con Estados Unidos para la explotación del petróleo venezolano, dado que el actual nivel de extracción en Venezuela es mínimo. Desde una perspectiva materialista el acuerdo sería muy interesante para la industria petrolera norteamericana ya que el país consume una enorme cantidad de petróleo y sus reservas llegan “solo”

Al noveno lugar en el mundo.

No obstante, todo indica que Trump habría rechazado la oferta de un acuerdo.

Aparentemente, Estados Unidos desearía algo más grande que la más grande reserva petrolera del mundo.

Es aquí donde interviene la ciencia geopolítica

Generalmente la geopolítica se confunde con la “geo-economía” en el sentido que muchas personas creen que están viendo un “análisis geopolítico” cuando ellos observan un despliegue de causas económicas en algún conflicto internacional. Pero la geopolítica es fundamentalmente la ciencia que estudia la correlación entre geografía y poder. En este sentido, los recursos pueden ingresar en los análisis geopolíticos, pero solo como parte de un contexto general.

En el caso venezolano, a pesar de lo muy importante y abundante el petróleo es de secundaria importancia en el conflicto con Estados Unidos.

Para Estados Unidos más importante que el petróleo es garantizar le hegemonía hemisférica —especialmente en las Américas. De ahí la arrogante y clásica expresión de “patio trasero ” de Estados Unidos y espacio en el que la elite norteamericana en el siglo XIX decidió no tolerar ninguna presencia europea más.

Adelantemos rápidamente 200 años. ¿Cómo son las relaciones internacionales de los países íbero-americanos?

China es el principal socio de la mayoría de los países de la región, varios de los cuales han ingresado a la Iniciativa Franja y Carretera (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Cosa Rica, Ecuador, El Salvador, etc.) Algunos países de la región como (Brasil, Bolivia y Cuba) también han ingresado a los BRICS el cual trabaja hacia la desdolarización del comercio internacional. A su vez, Rusia específicamente ha desarrollado vínculos militares —que consisten en el suministro de equipamiento y realización de maniobras)—especialmente con Venezuela, Cuba y Nicaragua con reconocimiento militar también con Bolivia y en menor énfasis con Perú y Brasil.

En un contexto en que la presión de Estados Unidos en otras regiones del mundo está creciendo, es peligroso para la hegemonía de Estados Unidos ver el crecimiento de la influencia ruso-china en su “patio trasero”.

Venezuela es ahí un blanco significativo y prioritario debido precisamente porque es el país que tiene las más profundas y estratégicas relaciones con Rusia y China. Venezuela es uno de los principales productores de petróleo para China mientras que al mismo tiempo Caracas parece jugar un papel relevante en la multifacética estrategia rusa de “presionar” por la multipolaridad fortaleciendo a los países alrededor del mundo que tratan de desafiar al orden hegemónico.

Para confirmar esta tesis necesitaríamos analizar las relaciones con el resto del continente para verificar si existe algún movimiento de parte de Estados Unidos que trate de jalar a los países de la región alejándolos de Rusia y China.

Y pareciera estar muy claro, la estrategia de acercamiento con Brasil se basa precisamente en un esfuerzo por alejarlo de la “orbita china”. Estados Unidos también presiona a México para que permanezc fuera de la Nueva Ruta de la Seda. Estados Unidos ha incrementado su presencia en Ecuador y ha presionado a Milei que abandone los planes de una base china en su terrritorio. Los ejemplos abundan que indican que estamos enfrentados a una amplia ofensiva continental cuya meta es poner al día la Doctrina Monroe para el siglo XXI.

Por lo tanto no se trata de petróleo… se trata de hegemonía.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

La estrategia de reaproximación con Brasil se basa precisamente en un esfuerzo por jalar al país fuera de la “orbita china.”

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Un error común que se halla entre analistas y periodistas geopolíticos y anti imperialistas es el intento de explicar como “causa única” del apetito imperialista por los recursos naturales —casi siempre es el petróleo. Es así

como por ejemplo clásicamente se explicaba la guerra de Irak. El “Mucho petróleo” habría sido empleado por el gobierno de Bush para abrir mercados luego de cerrarlos mediante bombardeos y ocupación territorial.

Este tipo de explicación tipicamente materialista emana de una premisa evidentemente marxista hasta ahora cuando trata de explicar todos los fenómenos sociales, culturales y políticos como epifenómenos ante la preponderante realidad estructural de las transformaciones y económicas y de intereses.

Como una buena parte de los esfuerzos pseudo científicos del siglo XIX para reducir la realidad a un simple principio (como fue el caso del Freudismo y el Positivismo) este materialismo economicista tampoco se sostiene ante los golpes del análisis crítico.

Solo como un ejemplo, en el caso iraquí la explicación genérico materialista no aguanta el descubrimiento empírico que las grandes empresas petroleras norteamericanas que estaban de hecho en diálogos con países contra hegemónicos del Medio Oriente y precisamente por esa razón trataron sin éxitto de presionar por la no intervención y la pacificación de las relaciones norteamericano-iraquíes.

No obstante el “mito petrolero” persiste en el estudio del Medio Oriente. Lo cual no nos sorprende que se apele a él una vez más para explicar la presión norteamericana sobre Venezuela. La narrativa sostiene que la presión de Trump sobre Maduro o las amenazas de derrocar su gobierno se deben al interés de Trump en los 300 mil millones de barriles de reserva petrólera de Venezuela —la más grande del mundo.

Sin embargo, el problema con esta narrativa, es que de acuerdo con todos los indicios, Maduro habría ofrecido cerrar acuerdos extremadamente ventajosos con Estados Unidos para la explotación del petróleo venezolano, dado que el actual nivel de extracción en Venezuela es mínimo. Desde una perspectiva materialista el acuerdo sería muy interesante para la industria petrolera norteamericana ya que el país consume una enorme cantidad de petróleo y sus reservas llegan “solo”

Al noveno lugar en el mundo.

No obstante, todo indica que Trump habría rechazado la oferta de un acuerdo.

Aparentemente, Estados Unidos desearía algo más grande que la más grande reserva petrolera del mundo.

Es aquí donde interviene la ciencia geopolítica

Generalmente la geopolítica se confunde con la “geo-economía” en el sentido que muchas personas creen que están viendo un “análisis geopolítico” cuando ellos observan un despliegue de causas económicas en algún conflicto internacional. Pero la geopolítica es fundamentalmente la ciencia que estudia la correlación entre geografía y poder. En este sentido, los recursos pueden ingresar en los análisis geopolíticos, pero solo como parte de un contexto general.

En el caso venezolano, a pesar de lo muy importante y abundante el petróleo es de secundaria importancia en el conflicto con Estados Unidos.

Para Estados Unidos más importante que el petróleo es garantizar le hegemonía hemisférica —especialmente en las Américas. De ahí la arrogante y clásica expresión de “patio trasero ” de Estados Unidos y espacio en el que la elite norteamericana en el siglo XIX decidió no tolerar ninguna presencia europea más.

Adelantemos rápidamente 200 años. ¿Cómo son las relaciones internacionales de los países íbero-americanos?

China es el principal socio de la mayoría de los países de la región, varios de los cuales han ingresado a la Iniciativa Franja y Carretera (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Cosa Rica, Ecuador, El Salvador, etc.) Algunos países de la región como (Brasil, Bolivia y Cuba) también han ingresado a los BRICS el cual trabaja hacia la desdolarización del comercio internacional. A su vez, Rusia específicamente ha desarrollado vínculos militares —que consisten en el suministro de equipamiento y realización de maniobras)—especialmente con Venezuela, Cuba y Nicaragua con reconocimiento militar también con Bolivia y en menor énfasis con Perú y Brasil.

En un contexto en que la presión de Estados Unidos en otras regiones del mundo está creciendo, es peligroso para la hegemonía de Estados Unidos ver el crecimiento de la influencia ruso-china en su “patio trasero”.

Venezuela es ahí un blanco significativo y prioritario debido precisamente porque es el país que tiene las más profundas y estratégicas relaciones con Rusia y China. Venezuela es uno de los principales productores de petróleo para China mientras que al mismo tiempo Caracas parece jugar un papel relevante en la multifacética estrategia rusa de “presionar” por la multipolaridad fortaleciendo a los países alrededor del mundo que tratan de desafiar al orden hegemónico.

Para confirmar esta tesis necesitaríamos analizar las relaciones con el resto del continente para verificar si existe algún movimiento de parte de Estados Unidos que trate de jalar a los países de la región alejándolos de Rusia y China.

Y pareciera estar muy claro, la estrategia de acercamiento con Brasil se basa precisamente en un esfuerzo por alejarlo de la “orbita china”. Estados Unidos también presiona a México para que permanezc fuera de la Nueva Ruta de la Seda. Estados Unidos ha incrementado su presencia en Ecuador y ha presionado a Milei que abandone los planes de una base china en su terrritorio. Los ejemplos abundan que indican que estamos enfrentados a una amplia ofensiva continental cuya meta es poner al día la Doctrina Monroe para el siglo XXI.

Por lo tanto no se trata de petróleo… se trata de hegemonía.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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