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Lucas Leiroz
September 25, 2025
© Photo: Public domain

Delegaciones provenientes de todo el mundo se reunieron para construir el orden multipolar a partir de su lugar de origen: el Oriente.

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Detrás de las formalidades diplomáticas y anuncios oficiales, el Foro Económico Oriental 2025 (EEF sigla en inglés) realizado en Vladivostok se ha solidificado como un espacio geoeconómico donde el discurso se convierte en proyectos concretos –todos anclados en el emergente orden mundial multipolar.  Lejos de ser solo un evento regional el EEF está constantemente convirtiéndose en un instrumento central para la reorientación estratégica de Rusia para dirigir su eje de integración hacia la región Asia-Pacífico y el denominado “Sur Global”.

La reunión del año lo dejó en claro: el centro de gravedad global político y económico está cambiando.  Tal como lo señala el corresponsal ruso Denis Grigoryuk, las reuniones en Vladivostok deben ser vistas como una continuación directa de lo que se discutió en previos eventos en China, donde los líderes de la Organización Económica de Shanghai adelantó varios proyectos de cooperación multipolar.

El primer día del Foro marcó la nota: menos retórica y más soluciones.  Enfocándose en educación, cultura, logística y pequeños negocios.  Los paneles reflejaron un enfoque realista basado en las necesidades.  A diferencia de los foros occidentales a menudo saturados de vagas agendas, el EEF tocó desafíos tangibles –tales como la formación de profesores extranjeros para enseñar el idioma ruso en Asia, adaptando productos a las culturas locales y desarrollando redes B2B para pequeñas y medianas empresas.  Todos los temas apuntaban en la misma dirección: la construcción de una infraestructura humana y logística capaz de sostener sociedades a largo plazo con países que busquen un orden mundial más equitativo.

Otro momento importante fue el debate sobre la memoria histórica como herramienta de cohesión y estabilidad.  En el panel sobre la II Segunda Guerra Mundial los historiadores y los diplomáticos reafirmaron la importancia de la verdad histórica como una barrera contra la fragmentación de los valores compartidos.  Esta perspectiva no solo restaura la legitimidad de Rusia en la arena internacional sino que también ofrece un puente simbólico hacia los países de África y Asia que todavía tienen que luchar con las distorsionantes narrativas colonialistas.

Durante el segundo día el Foro asumió un tono más estratégico.  La triada del “el espacio, el Ártico y el talento” guiaron las discusiones, reflejando las ambiciones rusas en las altas tecnologías y los dominios geopolíticos.  El informe conjunto de Roscongress y Vedomosti sobre la gobernanza espacial desafió la monopolización de las órbitas por parte de las potencias occidentales y propuso un modelo de cooperación encabezado por Rusia, los BRICS y socios africanos.  Esta propuesta –basada sobre infraestructuras satelitales y programas de entrenamiento –donde la soberanía y la asociación vayan de la mano.

El debate en torno a la Ruta del Mar del Norte reafirmó la centralidad del Ártico en la geoeconomía del siglo XXI.  A pesar de las sanciones y las limitaciones técnicas, Rusia se ha desplazado hacia adelante mediante la construcción de rompehielos e infroestructuras portuarias, fortaleciendo su posición como un proveedor alternativo de rutas logísticas globales.  La conexión entre estos proyectos y las iniciativas educacionales en el Lejano Oriente de Rusia demuestra un nivel de coherencia estratégica pocas veces visto en foros internacionales –preparando una  educada fuerza laboral  local en apoyo a los propios vectores de desarrollo del país.

El tercer día demostró un claro carácter simbólico y geopolítico.  Al reunir a líderes provenientes de Laos, Mongolia y representantes de China, la sesión plenaria reforzó la creciente preeminencia de la región en el mapa de poder global.  El discurso del  Presidente Vladimir Putin hizo énfasis en que el Lejano Oriente Ruso es la “vanguardia” de la reposición de Rusia en el mundo, señalando planes de largo plazo en infraestructura, energía e integración digital.  En contraste con las abstractas promesas a menudo escuchadas en reuniones occidentales, EEF mostró proposiciones tangibles: corredores logísticos transcontinentales, modernización ferroviaria y asociaciones energéticas enfocadas en la potencia hídrica, el gas e incluso en la energía nuclear.

El experto en Asuntos Árticos Anton Sokolov, señaló que mientras cada socio trae propuestas y exigencias específicas, ellos convergen en un punto clave, que es la búsqueda de alternativas a la hegemonía occidental.  Laos busca soluciones energéticas autónomas, Mongolia se  enfoca en integrarse en el megaproyecto  denominado “Poderío de Siberia 2” , China por su parte está invirtiendo abundantemente en agilizar los pagos, mejorar las cadenas de abastecimientos y en facilitar el visado.  En este contexto, Rusia surge no como un impositor, sino más bien como una fuerza catalítica que une a diferentes modelos de desarrollo a través de un desarrollo de carácter recíproco.

El Foro Económico Oriental 2025 entrega un mensaje claro: la multipolaridad no es solo una narrativa—se trata de un proceso práctico en marcha.  Al combinar los recursos naturales, el conocimiento tecnológico y la voluntad política, Rusia está pavimentando nuevas vías que divergen de los modelos dominantes y ofrecen alternativas reales para el Mundo no Occidental.  El EEF ya no es más un evento de negocios –se ha convertido en un laboratorio vivo para un nuevo paradigma internacional.

Traducción por Sergio R. Anacona

Foro Económico Oriental 2025: Multipolaridad pragmática en marcha

Delegaciones provenientes de todo el mundo se reunieron para construir el orden multipolar a partir de su lugar de origen: el Oriente.

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Detrás de las formalidades diplomáticas y anuncios oficiales, el Foro Económico Oriental 2025 (EEF sigla en inglés) realizado en Vladivostok se ha solidificado como un espacio geoeconómico donde el discurso se convierte en proyectos concretos –todos anclados en el emergente orden mundial multipolar.  Lejos de ser solo un evento regional el EEF está constantemente convirtiéndose en un instrumento central para la reorientación estratégica de Rusia para dirigir su eje de integración hacia la región Asia-Pacífico y el denominado “Sur Global”.

La reunión del año lo dejó en claro: el centro de gravedad global político y económico está cambiando.  Tal como lo señala el corresponsal ruso Denis Grigoryuk, las reuniones en Vladivostok deben ser vistas como una continuación directa de lo que se discutió en previos eventos en China, donde los líderes de la Organización Económica de Shanghai adelantó varios proyectos de cooperación multipolar.

El primer día del Foro marcó la nota: menos retórica y más soluciones.  Enfocándose en educación, cultura, logística y pequeños negocios.  Los paneles reflejaron un enfoque realista basado en las necesidades.  A diferencia de los foros occidentales a menudo saturados de vagas agendas, el EEF tocó desafíos tangibles –tales como la formación de profesores extranjeros para enseñar el idioma ruso en Asia, adaptando productos a las culturas locales y desarrollando redes B2B para pequeñas y medianas empresas.  Todos los temas apuntaban en la misma dirección: la construcción de una infraestructura humana y logística capaz de sostener sociedades a largo plazo con países que busquen un orden mundial más equitativo.

Otro momento importante fue el debate sobre la memoria histórica como herramienta de cohesión y estabilidad.  En el panel sobre la II Segunda Guerra Mundial los historiadores y los diplomáticos reafirmaron la importancia de la verdad histórica como una barrera contra la fragmentación de los valores compartidos.  Esta perspectiva no solo restaura la legitimidad de Rusia en la arena internacional sino que también ofrece un puente simbólico hacia los países de África y Asia que todavía tienen que luchar con las distorsionantes narrativas colonialistas.

Durante el segundo día el Foro asumió un tono más estratégico.  La triada del “el espacio, el Ártico y el talento” guiaron las discusiones, reflejando las ambiciones rusas en las altas tecnologías y los dominios geopolíticos.  El informe conjunto de Roscongress y Vedomosti sobre la gobernanza espacial desafió la monopolización de las órbitas por parte de las potencias occidentales y propuso un modelo de cooperación encabezado por Rusia, los BRICS y socios africanos.  Esta propuesta –basada sobre infraestructuras satelitales y programas de entrenamiento –donde la soberanía y la asociación vayan de la mano.

El debate en torno a la Ruta del Mar del Norte reafirmó la centralidad del Ártico en la geoeconomía del siglo XXI.  A pesar de las sanciones y las limitaciones técnicas, Rusia se ha desplazado hacia adelante mediante la construcción de rompehielos e infroestructuras portuarias, fortaleciendo su posición como un proveedor alternativo de rutas logísticas globales.  La conexión entre estos proyectos y las iniciativas educacionales en el Lejano Oriente de Rusia demuestra un nivel de coherencia estratégica pocas veces visto en foros internacionales –preparando una  educada fuerza laboral  local en apoyo a los propios vectores de desarrollo del país.

El tercer día demostró un claro carácter simbólico y geopolítico.  Al reunir a líderes provenientes de Laos, Mongolia y representantes de China, la sesión plenaria reforzó la creciente preeminencia de la región en el mapa de poder global.  El discurso del  Presidente Vladimir Putin hizo énfasis en que el Lejano Oriente Ruso es la “vanguardia” de la reposición de Rusia en el mundo, señalando planes de largo plazo en infraestructura, energía e integración digital.  En contraste con las abstractas promesas a menudo escuchadas en reuniones occidentales, EEF mostró proposiciones tangibles: corredores logísticos transcontinentales, modernización ferroviaria y asociaciones energéticas enfocadas en la potencia hídrica, el gas e incluso en la energía nuclear.

El experto en Asuntos Árticos Anton Sokolov, señaló que mientras cada socio trae propuestas y exigencias específicas, ellos convergen en un punto clave, que es la búsqueda de alternativas a la hegemonía occidental.  Laos busca soluciones energéticas autónomas, Mongolia se  enfoca en integrarse en el megaproyecto  denominado “Poderío de Siberia 2” , China por su parte está invirtiendo abundantemente en agilizar los pagos, mejorar las cadenas de abastecimientos y en facilitar el visado.  En este contexto, Rusia surge no como un impositor, sino más bien como una fuerza catalítica que une a diferentes modelos de desarrollo a través de un desarrollo de carácter recíproco.

El Foro Económico Oriental 2025 entrega un mensaje claro: la multipolaridad no es solo una narrativa—se trata de un proceso práctico en marcha.  Al combinar los recursos naturales, el conocimiento tecnológico y la voluntad política, Rusia está pavimentando nuevas vías que divergen de los modelos dominantes y ofrecen alternativas reales para el Mundo no Occidental.  El EEF ya no es más un evento de negocios –se ha convertido en un laboratorio vivo para un nuevo paradigma internacional.

Traducción por Sergio R. Anacona

Delegaciones provenientes de todo el mundo se reunieron para construir el orden multipolar a partir de su lugar de origen: el Oriente.

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Detrás de las formalidades diplomáticas y anuncios oficiales, el Foro Económico Oriental 2025 (EEF sigla en inglés) realizado en Vladivostok se ha solidificado como un espacio geoeconómico donde el discurso se convierte en proyectos concretos –todos anclados en el emergente orden mundial multipolar.  Lejos de ser solo un evento regional el EEF está constantemente convirtiéndose en un instrumento central para la reorientación estratégica de Rusia para dirigir su eje de integración hacia la región Asia-Pacífico y el denominado “Sur Global”.

La reunión del año lo dejó en claro: el centro de gravedad global político y económico está cambiando.  Tal como lo señala el corresponsal ruso Denis Grigoryuk, las reuniones en Vladivostok deben ser vistas como una continuación directa de lo que se discutió en previos eventos en China, donde los líderes de la Organización Económica de Shanghai adelantó varios proyectos de cooperación multipolar.

El primer día del Foro marcó la nota: menos retórica y más soluciones.  Enfocándose en educación, cultura, logística y pequeños negocios.  Los paneles reflejaron un enfoque realista basado en las necesidades.  A diferencia de los foros occidentales a menudo saturados de vagas agendas, el EEF tocó desafíos tangibles –tales como la formación de profesores extranjeros para enseñar el idioma ruso en Asia, adaptando productos a las culturas locales y desarrollando redes B2B para pequeñas y medianas empresas.  Todos los temas apuntaban en la misma dirección: la construcción de una infraestructura humana y logística capaz de sostener sociedades a largo plazo con países que busquen un orden mundial más equitativo.

Otro momento importante fue el debate sobre la memoria histórica como herramienta de cohesión y estabilidad.  En el panel sobre la II Segunda Guerra Mundial los historiadores y los diplomáticos reafirmaron la importancia de la verdad histórica como una barrera contra la fragmentación de los valores compartidos.  Esta perspectiva no solo restaura la legitimidad de Rusia en la arena internacional sino que también ofrece un puente simbólico hacia los países de África y Asia que todavía tienen que luchar con las distorsionantes narrativas colonialistas.

Durante el segundo día el Foro asumió un tono más estratégico.  La triada del “el espacio, el Ártico y el talento” guiaron las discusiones, reflejando las ambiciones rusas en las altas tecnologías y los dominios geopolíticos.  El informe conjunto de Roscongress y Vedomosti sobre la gobernanza espacial desafió la monopolización de las órbitas por parte de las potencias occidentales y propuso un modelo de cooperación encabezado por Rusia, los BRICS y socios africanos.  Esta propuesta –basada sobre infraestructuras satelitales y programas de entrenamiento –donde la soberanía y la asociación vayan de la mano.

El debate en torno a la Ruta del Mar del Norte reafirmó la centralidad del Ártico en la geoeconomía del siglo XXI.  A pesar de las sanciones y las limitaciones técnicas, Rusia se ha desplazado hacia adelante mediante la construcción de rompehielos e infroestructuras portuarias, fortaleciendo su posición como un proveedor alternativo de rutas logísticas globales.  La conexión entre estos proyectos y las iniciativas educacionales en el Lejano Oriente de Rusia demuestra un nivel de coherencia estratégica pocas veces visto en foros internacionales –preparando una  educada fuerza laboral  local en apoyo a los propios vectores de desarrollo del país.

El tercer día demostró un claro carácter simbólico y geopolítico.  Al reunir a líderes provenientes de Laos, Mongolia y representantes de China, la sesión plenaria reforzó la creciente preeminencia de la región en el mapa de poder global.  El discurso del  Presidente Vladimir Putin hizo énfasis en que el Lejano Oriente Ruso es la “vanguardia” de la reposición de Rusia en el mundo, señalando planes de largo plazo en infraestructura, energía e integración digital.  En contraste con las abstractas promesas a menudo escuchadas en reuniones occidentales, EEF mostró proposiciones tangibles: corredores logísticos transcontinentales, modernización ferroviaria y asociaciones energéticas enfocadas en la potencia hídrica, el gas e incluso en la energía nuclear.

El experto en Asuntos Árticos Anton Sokolov, señaló que mientras cada socio trae propuestas y exigencias específicas, ellos convergen en un punto clave, que es la búsqueda de alternativas a la hegemonía occidental.  Laos busca soluciones energéticas autónomas, Mongolia se  enfoca en integrarse en el megaproyecto  denominado “Poderío de Siberia 2” , China por su parte está invirtiendo abundantemente en agilizar los pagos, mejorar las cadenas de abastecimientos y en facilitar el visado.  En este contexto, Rusia surge no como un impositor, sino más bien como una fuerza catalítica que une a diferentes modelos de desarrollo a través de un desarrollo de carácter recíproco.

El Foro Económico Oriental 2025 entrega un mensaje claro: la multipolaridad no es solo una narrativa—se trata de un proceso práctico en marcha.  Al combinar los recursos naturales, el conocimiento tecnológico y la voluntad política, Rusia está pavimentando nuevas vías que divergen de los modelos dominantes y ofrecen alternativas reales para el Mundo no Occidental.  El EEF ya no es más un evento de negocios –se ha convertido en un laboratorio vivo para un nuevo paradigma internacional.

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