Los días de Washington y sus secuaces occidentales jugando a dividir para reinar han terminado debido a que se han desprestigiado de manera irreparable.
Únete a nosotros en Telegram , Twitter y VK .
Escríbenos: info@strategic-culture.su
Con un síntoma de gran reacomodo geopolítico, Arabia Saudita y otros estados árabes del Golfo enviaron cálidas felicitaciones a Irán debido a su recientemente electo presidente, Masoud Pezeshkian.
Salman, el monarca saudita dio la bienvenida a las noticias sobre el ganador de las elecciones en Irán la semana pasada y señaló La Rama de Olivo de parte de Arabia Saudita es un desarrollo diplomático sin precedentes – cosa que producirá alarma en Washington cuya meta principal en el Medio Oriente ha sido la de aislar a Irán de todos sus vecinos.
Hubo similares y cordiales saludos oficiales de parte de Kuwait, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos, Omán y Bahrain. Junto con Arabia Saudita, estos estados ricos en petróleo conforman el Concejo de Cooperación del Golfo (GCC sigla en inglés). Existe ahora mucho intercambio sobre el Bloque Árabe del Golfo en torno a normalizar las relaciones con su vecino pérsico.
Por su parte, el Presidente Pezeshkian – de profesión cirujano cardiólogo – declara que él desea poner en primer plano las relaciones pacíficas en la región.
Durante décadas, desde la Revolución Islámica el año 1979 los estados árabes del Golfo han percibido a la República Islámica con gran sospecha y hostilidad. Esto debido a que existe una tensión sectaria entre el Islam Chiita profesada principalmente por Irán y el Islam Sunita que domina a los estados del Golfo.
Existe también un visceral temor entre las monarquías árabes debido a que las políticas revolucionarias adelantadas por Irán podrían infectar a sus masas y por lo tanto amenazar a sus rígidas autocracias y a sus sistemas de gobierno hereditario. El hecho que Irán realice elecciones produce un agudo contraste con las monarquías del Golfo y sus monarquías hereditarias. Demasiado para el presidente Joe Bien quien sostiene que supuestamente Estados Unidos apoya la democracia por encima de la autocracia.
Estados Unidos y sus aliados occidentales, en particular la ex potencia colonial de Gran Bretaña han aprovechado las tensiones en el Golfo Pérsico para aplicar una política de dividir para reinar. Los británicos fueron los anteriores maestros en la aplicación de la política del juego sectario en todas sus anteriores colonias desde Irlanda hasta Myanmar y en todo lo demás entre medio, incluyendo el Oriente Medio.
Extrayendo una página de ese manual imperialista, Washington históricamente ha alimentado los temores al expansionismo iraní. Esto ha asegurado que Arabia Saudita y sus vecinos del Golfo permanezcan bajo “protección” cosa que resulta vital para el sostenimiento del sistema petrodólar que mantiene al dólar norteamericano como divisa de reserva internacional. Sin los privilegios de los petrodólares la economía de Estados Unidos implosionaría.
En segundo lugar, el Golfo es un apabullante, es un inmenso mercado para las exportaciones de armas de Estados Unidos, desde los sobrevaluados sistemas antiaéreos Patriot hasta los cazas a sobreprecio.
En breve, la política de Estados Unidos y sus aliados occidentales fue y es promover la Guerra Fría en el Golfo entre los estados árabes e Irán.
La cismática animosidad no puede ser sobrestimada. Las monarquías árabes son habitualmente paranoicas acerca de que Irán infiltre sus sociedades. Arabia Saudita y los otros gobiernos Suni aplicaron severas políticas represivas contra sus poblaciones chiitas.
En el año 2010 una explosiva denuncia de la organización Wikileaks de Julian Assange, demostró que el gobernante saudita de entonces, el rey Abdullah, suplicó a Estados Unidos para lanzar ataques militares contra Irán. El monarca saudita describió a Irán como “la cabeza de la serpiente” y le imploró a Estados Unidos decapitar a la República Islámica.
Rápida y seguidamente, el actual gobernante saudita, el Rey Salman, medio hermano del fallecido Abdullah, está ahora planteando relaciones fraternales con Irán –como también lo hacen los otros estados árabes del Golfo.
El heredero saudita al trono, el Príncipe de la Corona, Mohammed bin Salman, también envió sus congratulaciones al nuevo presidente de Irán y se adelantó a proponer la cooperación en la seguridad regional. Se informó que el heredero saudita le dijo al Presidente Pezeschian que: “Yo comprometo mi disposición para desarrollar y profundizar las relaciones que unan a nuestros países y a nuestros pueblos y servir a nuestros mutuos intereses.”
Se trata de un asombroso vuelco hacia relaciones positivas. El Príncipe de la Corona que fue el principal instigador de la desastrosa guerra saudita contra Yemen el año 2015 la cual fue provocada por su temor a la alianza de Irán con los Huties en el vecino sureño saudita luego del hito internacional del acuerdo nuclear con Teherán.
Arabia Saudita y los Estados Suni del Golfo también fueron instrumentales en proseguir la guerra encubierta de Estados Unidos para el cambio de régimen en Siria contra el aliado iraní, Bashar al Assad. Ese esfuerzo de guerra por encargo fue una derrota para el lado de Estados Unidos luego que Rusia e Irán participaron en defensa de Siria.
Lo que aquí sucede es un gran realineamiento geopolítico. Rusia, Irán, China y otros han fijado una marca decisiva declarando el fin de la hegemonía de Estados Unidos y de Occidente.
Queda claro que el lema “gobierno basado en el orden global” de Estados Unidos no es otra cosa que una fina estafa impuesta al resto del mundo. Toda la evidencia empírica indica que el principal enemigo de la paz internacional y la seguridad es el Hegemón de Estados Unidos y sus vasallos occidentales.
La guerra por encargo instigada por Estados Unidos contra Rusia en Ucrania está incesantemente empujando al mundo hacia el abismo de una catástrofe nuclear. En todas partes y en el Medio Oriente, con el genocidio israelí en Gaza apoyado por Occidente y la incesante beligerancia de la OTAN en el área Asia-Pacífico contra China, resulta crecientemente evidente cuál es la fuente del conflicto y del caos internacional: el imperialismo occidental dirigido por Estados Unidos.
Puede que los líderes árabes del Golfo no estén reaccionando a partir de sensibilidades democráticas. Pero ellos con certeza saben que lo que está escrito en la pared para la hegemonía norteamericana y de su mortal y su destructivo deseo de sobrevivir a toda costa.
El mundo está cambiando dramáticamente hacia un nuevo orden multipolar donde la mayoría de las naciones están tratando de alcanzar una coexistencia pacífica.
El año pasado China gestionó un reencuentro histórico entre Arabia Saudita e Irán. Todos estos partidos saben que el desorden hegemónico de Estados Unidos de la Guerra Fría es insostenible y básicamente auto destructor para aquellos que se adhieren a él.
Los sauditas saben que la máquina económica euroasiática maneja la economía mundial y que el abrazo del Sur Global de un orden multipolar está martillando los clavos en el ataúd de la economía occidental.
Arabia Saudita y los otros estados árabes del Golfo se están anotando como los nuevos miembros del Consejo de Cooperación de Shanghai que también incluye a Rusia, China, Irán la India y Paquistán entre otros.
El Rey Salman y otros dirigentes árabes finalmente se están dando cuenta que el clientelismo del Tío Sam es como poner un arma de fuego a su propia cabeza. Como aquel criminal de guerra norteamericano, Henry Kissinger, una vez acertadamente señaló con su típico cinismo de marca: ser un enemigo de Estados Unidos puede ser peligroso pero ser un aliado del Tío Sam es absolutamente fatal.
Los días de Washington y sus secuaces occidentales jugando a dividir para reinar se están acabando, puesto que ellos mismos se han desacreditado irremediablemente.
Publicado originalmente por Strategic Culture Foundation
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona