Editorial
July 19, 2024
© Photo: Public domain

Ahora debería ser el momento en que la diplomacia ponga fin a la locura de la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania. Pero los belicistas de EE.UU., la Unión Europea el G7 y la OTAN no tienen tales escrúpulos acerca de escalar las infructuosas hostilidades hacia un apocalipsis nuclear.

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La semana pasada nos trajo una instructiva yuxtaposición de cumbres. En Italia, EE.UU. y sus aliados occidentales se reunieron en el Grupo de los Siete (G7) hablando de su trabajo, mientras que en Rusia las naciones que conforman los BRICS sostuvieron una cumbre de trabajadores de sus ministerios del exterior.

El G7 se ha convertido en un trazo de taquigrafía que significa dominio elitista occidental sobre la economía mundial. Por otra parte, el grupo relativamente nuevo conocido como los BRICS puede ser considerado como un foro y voz de la mayoría global. Mientras que el primero está marchitándose en la irrelevancia, este último está creciendo permanentemente en importancia para un auténtico desarrollo internacional.

Hubo un tiempo cuando Estados Unidos y una clique de naciones capitalistas occidentales (incluyendo a Japón) eran vistos con respeto y con un aura de liderazgo global. Los días felices del poderío económico y político occidental se han desvanecido junto con el fracaso del sistema capitalista dirigido por Estados Unidos como modelo para ser emulado por el resto del mundo. La presunta autoridad moral de estas naciones también ha disminuido como su reputación debido a la hipocresía y a la insoportable arrogancia que han desarrollado..

En verdad el G7 se ha convertido en una caricatura del poder. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón aparecen como siendo gobernados por auto servidos extorsionistas, contribuyendo muy poco al desarrollo global. Su presunta superioridad es insostenible y luce ridícula. El grupo representa a una clique neocolonialista cuya explotación de los recursos financieros y naturales de otras naciones es una obscenidad que aherroja el abundante potencial para el desarrollo del mundo.

En contraste, la coalición de los BRICS de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica más un creciente número de otras naciones, colectivamente conocidas como el Sur Global es un viviente precursor de un orden internacional más justo y equitativo. El mundo multipolar representado y abogado por los BRICS se ha convertido en la guía de ruta para el apropiado desarrollo internacional. Este se basa en la cooperación, asociación y respeto mutuo basados sobre un legítimo compromiso con los principios de la Carta de Naciones Unidas.

La Cumbre de los BRICS esta semana celebrada en la hermosa ciudad de Nizhny Novgorod cerca del Río Volga, fue una reunión de ministros de relaciones exteriores. En el mes de octubre los líderes nacionales de los BRICS se reunirán en la ciudad de Kazan en Rusia.

La lista de naciones que se interesan por ingresar a esta agrupación alcanzó los cincuenta representando a todos los continentes. En relación de poderío económico combinado y la población los BRICS Plus sobrepasan lejos a los del G7.

En la confabulación del G7 los líderes de esa variada agrupación se veían como hombres de antaño. El presidente de Estados Unidos Joe Biden languidece con cifras de encuestas extremadamente bajas entre sus conciudadanos, mientras que Sunak en el Reino Unido, Macron en Francia y Scholz en Alemania se aferran al poder con dientes y muelas. Las elecciones europeas esta semana demostraron un enorme cráter en el apoyo a Macron y Scholz. Sin duda debido a su servil caficheo hacia el belicismo del Tío Sam en Ucrania mientras sus ciudadanos soportan las durezas y la pobreza difícil de conmensurar.

El G7 ha diseminado con toda su pretensión de estar por el desarrollo económico internacional. La completa cumbre celebrada en Italia podría resumirse como una reunión pro belicismo y latrocinio. La camarilla desprestigiada que de ahora en adelante podría denominarse como “el ala económica de la OTAN”. El huésped de honor fue el corrupto dictador de Ucrania, Vladimir Zelensky, vestido con su uniforme militar de pantomima, siendo fajado con más decenas de miles de millones de dólares. Sus patrones del G7 comprometieron 50 mil millones de dólares al año para que el régimen neonazi de Kiev comprara más armamento “hasta que prevalezca” en su guerra por encargo contra Rusia. Todo esto a pesar que Rusia decisivamente está prevaleciendo en ese conflicto de dos años y medio y el régimen de Kiev enfrentado al olvido debido a la corrupción y a la alienación de una población enferma de belicismo.

Ahora debiera ser el momento de la diplomacia para poner fin a la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania, tal como lo están exigiendo Brasil, Rusia la India, China y otros. Pero los belicistas de Estados Unidos, la Unión Europea, el G7 y la OTAN no tienen semejantes escrúpulos acerca de escalar las fútiles hostilidades hacia un apocalipsis nuclear.

La estafa de la guerra es una adicción de psicópatas y el capitalismo compinche del complejo militar-industrial en el corazón de las economías occidentales. Está más allá de toda razón y diplomacia.

¿Cuánto más dinero de los contribuyentes occidentales será lanzado al verdadero hueco negro que es la estafa de la guerra de la OTAN? Hasta ahora Estados Unidos y sus socios occidentales en el crimen han vaciado entre 200 y 300 mil millones de dólares hacia esa mafia estatal. Actualmente están a punto de vaciar otros cincuenta mil millones de dólares anuales. Para hacer que esto se vea más respetable, las potencias de la OTAN han posado con la tapadera que esos fondos serán producidos por los intereses emanados por los 300 mil millones de dólares de propiedad de Rusia, que fueron ilegalmente tomados por las potencias occidentales al iniciarse la guerra por encargo en Ucrania el pasado mes de febrero del 2022.

Esta última medida es francamente un robo a escala sin precedentes. Esto se volverá perversamente como un boomerang contra las naciones europeas en particular. Moscú lo dijo en respuesta al saqueo de sus haberes soberanos, que los bienes de los países europeos radicados en Rusia serán expropiados en represalia.

El G7 es el anacronismo de una era ya ida de colonialismo occidental e imperialista, con un modus operandi que “el poder tiene la razón”. Bajo el risible modo del “orden basado en las normas” Estados Unidos y sus vasallos hegemónicos son percibidos por lo que ellos realmente son por el resto del mundo. Ellos no están por nada de carácter progresista o productivo. Lo único consistente con este desorden occidental es su belicismo unilateralista y el saqueo impuesto sobre el resto del planeta. Desde los imperios europeos hasta el Imperio de la Mentira de Estados Unidos, una era que se expande a través de quinientos años, está llegando a su fin.

Afortunadamente, la histórica charada de la fechoría vistiendo virtuosos atavíos se está deshilachando aceleradamente. El proverbial emperador no tiene ropa, está desnudo y es grotesco. El sistema occidental se está desmoronando bajo el peso de sus crisis políticas y económicas internas. Todas las promesas del G7 hechas esta semana en la ciudad portuaria italiana de Bari, están vacías y en bancarrota. En futuras elecciones el Reino Unido, Francia y Estados Unidos sufrirán una gran disrupción como reflejo del creciente desprecio popular por los actuales dirigentes en el poder. En tal caso, se cierran todas las apuestas.

El desorden occidental representado por el circo del G7 ha creado un gran desorden mundial. El hambre, las guerras, los conflictos, la pobreza y genocidio en Gaza son los síntomas. A aquellas aflicciones bien podríamos agregar la desquiciada amenaza contra Rusia y China de aniquilación nuclear con lo que los imperialistas occidentales amenazan con incesante y reiterada presión. Debido a que la guerra es siempre la principal función del capitalismo neocolonialista. La coexistencia pacífica y el desarrollo son imposibles bajo este despreciable sistema y sus fraudulentas pretensiones.

Cuando todo se haya dicho y hecho, la humanidad tendrá que trabajar toda junta – en realidad ya lo está haciendo – para controlar sus prodigiosos recursos de riqueza natural e innovación en asociación por un mundo viable. Un mundo apto para ser disfrutado por la vasta mayoría de sus pueblos en armonía material y espiritual. El respeto mutuo es la clave y los BRICS cuentan con esa clave.

La destrucción y criminalidad de la camarilla del G7 no debiera militar en contra de la muy real perspectiva de solidaridad mundial, el desarrollo y la coexistencia pacífica.

Los BRICS y la mayoría de las naciones están trabajando por una vía hacia adelante.

El G7 es la reliquia de un mundo desafortunado que necesita eventualmente superar y dejar atrás como una era fallida.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Relato de dos cumbres….la elitista y belicista G7 y los pacifistas multipolares BRICS

Ahora debería ser el momento en que la diplomacia ponga fin a la locura de la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania. Pero los belicistas de EE.UU., la Unión Europea el G7 y la OTAN no tienen tales escrúpulos acerca de escalar las infructuosas hostilidades hacia un apocalipsis nuclear.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

La semana pasada nos trajo una instructiva yuxtaposición de cumbres. En Italia, EE.UU. y sus aliados occidentales se reunieron en el Grupo de los Siete (G7) hablando de su trabajo, mientras que en Rusia las naciones que conforman los BRICS sostuvieron una cumbre de trabajadores de sus ministerios del exterior.

El G7 se ha convertido en un trazo de taquigrafía que significa dominio elitista occidental sobre la economía mundial. Por otra parte, el grupo relativamente nuevo conocido como los BRICS puede ser considerado como un foro y voz de la mayoría global. Mientras que el primero está marchitándose en la irrelevancia, este último está creciendo permanentemente en importancia para un auténtico desarrollo internacional.

Hubo un tiempo cuando Estados Unidos y una clique de naciones capitalistas occidentales (incluyendo a Japón) eran vistos con respeto y con un aura de liderazgo global. Los días felices del poderío económico y político occidental se han desvanecido junto con el fracaso del sistema capitalista dirigido por Estados Unidos como modelo para ser emulado por el resto del mundo. La presunta autoridad moral de estas naciones también ha disminuido como su reputación debido a la hipocresía y a la insoportable arrogancia que han desarrollado..

En verdad el G7 se ha convertido en una caricatura del poder. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón aparecen como siendo gobernados por auto servidos extorsionistas, contribuyendo muy poco al desarrollo global. Su presunta superioridad es insostenible y luce ridícula. El grupo representa a una clique neocolonialista cuya explotación de los recursos financieros y naturales de otras naciones es una obscenidad que aherroja el abundante potencial para el desarrollo del mundo.

En contraste, la coalición de los BRICS de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica más un creciente número de otras naciones, colectivamente conocidas como el Sur Global es un viviente precursor de un orden internacional más justo y equitativo. El mundo multipolar representado y abogado por los BRICS se ha convertido en la guía de ruta para el apropiado desarrollo internacional. Este se basa en la cooperación, asociación y respeto mutuo basados sobre un legítimo compromiso con los principios de la Carta de Naciones Unidas.

La Cumbre de los BRICS esta semana celebrada en la hermosa ciudad de Nizhny Novgorod cerca del Río Volga, fue una reunión de ministros de relaciones exteriores. En el mes de octubre los líderes nacionales de los BRICS se reunirán en la ciudad de Kazan en Rusia.

La lista de naciones que se interesan por ingresar a esta agrupación alcanzó los cincuenta representando a todos los continentes. En relación de poderío económico combinado y la población los BRICS Plus sobrepasan lejos a los del G7.

En la confabulación del G7 los líderes de esa variada agrupación se veían como hombres de antaño. El presidente de Estados Unidos Joe Biden languidece con cifras de encuestas extremadamente bajas entre sus conciudadanos, mientras que Sunak en el Reino Unido, Macron en Francia y Scholz en Alemania se aferran al poder con dientes y muelas. Las elecciones europeas esta semana demostraron un enorme cráter en el apoyo a Macron y Scholz. Sin duda debido a su servil caficheo hacia el belicismo del Tío Sam en Ucrania mientras sus ciudadanos soportan las durezas y la pobreza difícil de conmensurar.

El G7 ha diseminado con toda su pretensión de estar por el desarrollo económico internacional. La completa cumbre celebrada en Italia podría resumirse como una reunión pro belicismo y latrocinio. La camarilla desprestigiada que de ahora en adelante podría denominarse como “el ala económica de la OTAN”. El huésped de honor fue el corrupto dictador de Ucrania, Vladimir Zelensky, vestido con su uniforme militar de pantomima, siendo fajado con más decenas de miles de millones de dólares. Sus patrones del G7 comprometieron 50 mil millones de dólares al año para que el régimen neonazi de Kiev comprara más armamento “hasta que prevalezca” en su guerra por encargo contra Rusia. Todo esto a pesar que Rusia decisivamente está prevaleciendo en ese conflicto de dos años y medio y el régimen de Kiev enfrentado al olvido debido a la corrupción y a la alienación de una población enferma de belicismo.

Ahora debiera ser el momento de la diplomacia para poner fin a la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania, tal como lo están exigiendo Brasil, Rusia la India, China y otros. Pero los belicistas de Estados Unidos, la Unión Europea, el G7 y la OTAN no tienen semejantes escrúpulos acerca de escalar las fútiles hostilidades hacia un apocalipsis nuclear.

La estafa de la guerra es una adicción de psicópatas y el capitalismo compinche del complejo militar-industrial en el corazón de las economías occidentales. Está más allá de toda razón y diplomacia.

¿Cuánto más dinero de los contribuyentes occidentales será lanzado al verdadero hueco negro que es la estafa de la guerra de la OTAN? Hasta ahora Estados Unidos y sus socios occidentales en el crimen han vaciado entre 200 y 300 mil millones de dólares hacia esa mafia estatal. Actualmente están a punto de vaciar otros cincuenta mil millones de dólares anuales. Para hacer que esto se vea más respetable, las potencias de la OTAN han posado con la tapadera que esos fondos serán producidos por los intereses emanados por los 300 mil millones de dólares de propiedad de Rusia, que fueron ilegalmente tomados por las potencias occidentales al iniciarse la guerra por encargo en Ucrania el pasado mes de febrero del 2022.

Esta última medida es francamente un robo a escala sin precedentes. Esto se volverá perversamente como un boomerang contra las naciones europeas en particular. Moscú lo dijo en respuesta al saqueo de sus haberes soberanos, que los bienes de los países europeos radicados en Rusia serán expropiados en represalia.

El G7 es el anacronismo de una era ya ida de colonialismo occidental e imperialista, con un modus operandi que “el poder tiene la razón”. Bajo el risible modo del “orden basado en las normas” Estados Unidos y sus vasallos hegemónicos son percibidos por lo que ellos realmente son por el resto del mundo. Ellos no están por nada de carácter progresista o productivo. Lo único consistente con este desorden occidental es su belicismo unilateralista y el saqueo impuesto sobre el resto del planeta. Desde los imperios europeos hasta el Imperio de la Mentira de Estados Unidos, una era que se expande a través de quinientos años, está llegando a su fin.

Afortunadamente, la histórica charada de la fechoría vistiendo virtuosos atavíos se está deshilachando aceleradamente. El proverbial emperador no tiene ropa, está desnudo y es grotesco. El sistema occidental se está desmoronando bajo el peso de sus crisis políticas y económicas internas. Todas las promesas del G7 hechas esta semana en la ciudad portuaria italiana de Bari, están vacías y en bancarrota. En futuras elecciones el Reino Unido, Francia y Estados Unidos sufrirán una gran disrupción como reflejo del creciente desprecio popular por los actuales dirigentes en el poder. En tal caso, se cierran todas las apuestas.

El desorden occidental representado por el circo del G7 ha creado un gran desorden mundial. El hambre, las guerras, los conflictos, la pobreza y genocidio en Gaza son los síntomas. A aquellas aflicciones bien podríamos agregar la desquiciada amenaza contra Rusia y China de aniquilación nuclear con lo que los imperialistas occidentales amenazan con incesante y reiterada presión. Debido a que la guerra es siempre la principal función del capitalismo neocolonialista. La coexistencia pacífica y el desarrollo son imposibles bajo este despreciable sistema y sus fraudulentas pretensiones.

Cuando todo se haya dicho y hecho, la humanidad tendrá que trabajar toda junta – en realidad ya lo está haciendo – para controlar sus prodigiosos recursos de riqueza natural e innovación en asociación por un mundo viable. Un mundo apto para ser disfrutado por la vasta mayoría de sus pueblos en armonía material y espiritual. El respeto mutuo es la clave y los BRICS cuentan con esa clave.

La destrucción y criminalidad de la camarilla del G7 no debiera militar en contra de la muy real perspectiva de solidaridad mundial, el desarrollo y la coexistencia pacífica.

Los BRICS y la mayoría de las naciones están trabajando por una vía hacia adelante.

El G7 es la reliquia de un mundo desafortunado que necesita eventualmente superar y dejar atrás como una era fallida.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Ahora debería ser el momento en que la diplomacia ponga fin a la locura de la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania. Pero los belicistas de EE.UU., la Unión Europea el G7 y la OTAN no tienen tales escrúpulos acerca de escalar las infructuosas hostilidades hacia un apocalipsis nuclear.

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La semana pasada nos trajo una instructiva yuxtaposición de cumbres. En Italia, EE.UU. y sus aliados occidentales se reunieron en el Grupo de los Siete (G7) hablando de su trabajo, mientras que en Rusia las naciones que conforman los BRICS sostuvieron una cumbre de trabajadores de sus ministerios del exterior.

El G7 se ha convertido en un trazo de taquigrafía que significa dominio elitista occidental sobre la economía mundial. Por otra parte, el grupo relativamente nuevo conocido como los BRICS puede ser considerado como un foro y voz de la mayoría global. Mientras que el primero está marchitándose en la irrelevancia, este último está creciendo permanentemente en importancia para un auténtico desarrollo internacional.

Hubo un tiempo cuando Estados Unidos y una clique de naciones capitalistas occidentales (incluyendo a Japón) eran vistos con respeto y con un aura de liderazgo global. Los días felices del poderío económico y político occidental se han desvanecido junto con el fracaso del sistema capitalista dirigido por Estados Unidos como modelo para ser emulado por el resto del mundo. La presunta autoridad moral de estas naciones también ha disminuido como su reputación debido a la hipocresía y a la insoportable arrogancia que han desarrollado..

En verdad el G7 se ha convertido en una caricatura del poder. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón aparecen como siendo gobernados por auto servidos extorsionistas, contribuyendo muy poco al desarrollo global. Su presunta superioridad es insostenible y luce ridícula. El grupo representa a una clique neocolonialista cuya explotación de los recursos financieros y naturales de otras naciones es una obscenidad que aherroja el abundante potencial para el desarrollo del mundo.

En contraste, la coalición de los BRICS de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica más un creciente número de otras naciones, colectivamente conocidas como el Sur Global es un viviente precursor de un orden internacional más justo y equitativo. El mundo multipolar representado y abogado por los BRICS se ha convertido en la guía de ruta para el apropiado desarrollo internacional. Este se basa en la cooperación, asociación y respeto mutuo basados sobre un legítimo compromiso con los principios de la Carta de Naciones Unidas.

La Cumbre de los BRICS esta semana celebrada en la hermosa ciudad de Nizhny Novgorod cerca del Río Volga, fue una reunión de ministros de relaciones exteriores. En el mes de octubre los líderes nacionales de los BRICS se reunirán en la ciudad de Kazan en Rusia.

La lista de naciones que se interesan por ingresar a esta agrupación alcanzó los cincuenta representando a todos los continentes. En relación de poderío económico combinado y la población los BRICS Plus sobrepasan lejos a los del G7.

En la confabulación del G7 los líderes de esa variada agrupación se veían como hombres de antaño. El presidente de Estados Unidos Joe Biden languidece con cifras de encuestas extremadamente bajas entre sus conciudadanos, mientras que Sunak en el Reino Unido, Macron en Francia y Scholz en Alemania se aferran al poder con dientes y muelas. Las elecciones europeas esta semana demostraron un enorme cráter en el apoyo a Macron y Scholz. Sin duda debido a su servil caficheo hacia el belicismo del Tío Sam en Ucrania mientras sus ciudadanos soportan las durezas y la pobreza difícil de conmensurar.

El G7 ha diseminado con toda su pretensión de estar por el desarrollo económico internacional. La completa cumbre celebrada en Italia podría resumirse como una reunión pro belicismo y latrocinio. La camarilla desprestigiada que de ahora en adelante podría denominarse como “el ala económica de la OTAN”. El huésped de honor fue el corrupto dictador de Ucrania, Vladimir Zelensky, vestido con su uniforme militar de pantomima, siendo fajado con más decenas de miles de millones de dólares. Sus patrones del G7 comprometieron 50 mil millones de dólares al año para que el régimen neonazi de Kiev comprara más armamento “hasta que prevalezca” en su guerra por encargo contra Rusia. Todo esto a pesar que Rusia decisivamente está prevaleciendo en ese conflicto de dos años y medio y el régimen de Kiev enfrentado al olvido debido a la corrupción y a la alienación de una población enferma de belicismo.

Ahora debiera ser el momento de la diplomacia para poner fin a la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania, tal como lo están exigiendo Brasil, Rusia la India, China y otros. Pero los belicistas de Estados Unidos, la Unión Europea, el G7 y la OTAN no tienen semejantes escrúpulos acerca de escalar las fútiles hostilidades hacia un apocalipsis nuclear.

La estafa de la guerra es una adicción de psicópatas y el capitalismo compinche del complejo militar-industrial en el corazón de las economías occidentales. Está más allá de toda razón y diplomacia.

¿Cuánto más dinero de los contribuyentes occidentales será lanzado al verdadero hueco negro que es la estafa de la guerra de la OTAN? Hasta ahora Estados Unidos y sus socios occidentales en el crimen han vaciado entre 200 y 300 mil millones de dólares hacia esa mafia estatal. Actualmente están a punto de vaciar otros cincuenta mil millones de dólares anuales. Para hacer que esto se vea más respetable, las potencias de la OTAN han posado con la tapadera que esos fondos serán producidos por los intereses emanados por los 300 mil millones de dólares de propiedad de Rusia, que fueron ilegalmente tomados por las potencias occidentales al iniciarse la guerra por encargo en Ucrania el pasado mes de febrero del 2022.

Esta última medida es francamente un robo a escala sin precedentes. Esto se volverá perversamente como un boomerang contra las naciones europeas en particular. Moscú lo dijo en respuesta al saqueo de sus haberes soberanos, que los bienes de los países europeos radicados en Rusia serán expropiados en represalia.

El G7 es el anacronismo de una era ya ida de colonialismo occidental e imperialista, con un modus operandi que “el poder tiene la razón”. Bajo el risible modo del “orden basado en las normas” Estados Unidos y sus vasallos hegemónicos son percibidos por lo que ellos realmente son por el resto del mundo. Ellos no están por nada de carácter progresista o productivo. Lo único consistente con este desorden occidental es su belicismo unilateralista y el saqueo impuesto sobre el resto del planeta. Desde los imperios europeos hasta el Imperio de la Mentira de Estados Unidos, una era que se expande a través de quinientos años, está llegando a su fin.

Afortunadamente, la histórica charada de la fechoría vistiendo virtuosos atavíos se está deshilachando aceleradamente. El proverbial emperador no tiene ropa, está desnudo y es grotesco. El sistema occidental se está desmoronando bajo el peso de sus crisis políticas y económicas internas. Todas las promesas del G7 hechas esta semana en la ciudad portuaria italiana de Bari, están vacías y en bancarrota. En futuras elecciones el Reino Unido, Francia y Estados Unidos sufrirán una gran disrupción como reflejo del creciente desprecio popular por los actuales dirigentes en el poder. En tal caso, se cierran todas las apuestas.

El desorden occidental representado por el circo del G7 ha creado un gran desorden mundial. El hambre, las guerras, los conflictos, la pobreza y genocidio en Gaza son los síntomas. A aquellas aflicciones bien podríamos agregar la desquiciada amenaza contra Rusia y China de aniquilación nuclear con lo que los imperialistas occidentales amenazan con incesante y reiterada presión. Debido a que la guerra es siempre la principal función del capitalismo neocolonialista. La coexistencia pacífica y el desarrollo son imposibles bajo este despreciable sistema y sus fraudulentas pretensiones.

Cuando todo se haya dicho y hecho, la humanidad tendrá que trabajar toda junta – en realidad ya lo está haciendo – para controlar sus prodigiosos recursos de riqueza natural e innovación en asociación por un mundo viable. Un mundo apto para ser disfrutado por la vasta mayoría de sus pueblos en armonía material y espiritual. El respeto mutuo es la clave y los BRICS cuentan con esa clave.

La destrucción y criminalidad de la camarilla del G7 no debiera militar en contra de la muy real perspectiva de solidaridad mundial, el desarrollo y la coexistencia pacífica.

Los BRICS y la mayoría de las naciones están trabajando por una vía hacia adelante.

El G7 es la reliquia de un mundo desafortunado que necesita eventualmente superar y dejar atrás como una era fallida.

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November 11, 2024

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