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Eduardo Vasco
June 3, 2024
© Photo: Public domain

Con la falta de combustible, hay menos ambulancias funcionando, lo que aumenta el tiempo de espera de un paciente que necesita ser recogido y llevado a urgencias.

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La gacela de Gilo tiene capacidad para 13 pasajeros, además del conductor. Por ello, era ideal para suplir la falta de ambulancias que necesitaba el país en los peores momentos de la pandemia. Al estar arrendado a una agencia estatal de taxis, el conductor fue asignado, junto con los conductores de otras 400 gacelas, para sumarse al sistema de salud en el transporte de pacientes. Trabajando con un equipo de primeros auxilios, prácticamente se convirtió en paramédico y ayudó a salvar muchas vidas.

Los taxistas de gacelas transportaban principalmente a personas que serían aisladas, así como a médicos que regresaban de la cuarentena. Los pacientes diagnosticados con Covid-19 eran transportados generalmente en las ambulancias originales. Hubo hospitales donde se descubrió que un tercio de los pacientes en realidad no estaban infectados. En esta ocasión faltaron pruebas en Cuba y los médicos tuvieron que evaluar los síntomas de cada paciente para considerar si estaba infectado o no. Sólo cuando llegaron las pruebas se descubrió que la mayoría de los pacientes en realidad no habían contraído el virus. Había que alejarlos de los contagiados y este tipo de transporte lo realizaban taxistas como Gilo.

Trabajaba doce horas al día, siete días a la semana. En cinco ocasiones tuvo que remolcar hacia el hospital gacelas de otros conductores, con pacientes en su interior, porque les faltaba combustible o estaban averiadas. Poco después del final de la pandemia, su propio coche sufrió ese desgaste y estuvo parado durante tres meses por falta de repuestos. Ahora mismo, Gilo lleva un mes y medio sin trabajo porque está esperando piezas de Rusia para reparar su gacela. El apodo del vehículo deriva del nombre de la fábrica, la rusa Gorkovsky Avtomobilny Zavod (GAZ), el modelo (Elle) y el ciervo que aparece en el logo de la empresa. Los cubanos son creativos, como verás en las páginas siguientes.

Con el país en shock por el aumento del número de casos y muertes, todos los esfuerzos se dirigieron a combatir la pandemia. El sistema de salud estaba sobrecargado, incluida la flota de ambulancias, ya escasa por la falta de ensambladoras y el impedimento para un flujo normal de importaciones. Aún hoy, a un año del fin de la pandemia, hay escasez de neumáticos en Cuba. Los camiones de basura tienen que detenerse en pleno servicio para cambiar sus neumáticos y al hacerlo consumen el doble de gasolina, por lo que muchas calles de La Habana Vieja también están cubiertas de basura. Un anciano que barre el piso de la Plaza de Armas lamenta la suciedad provocada por la falta de camiones de basura e indica cómo el bloqueo asfixia a Cuba: se rodea el cuello con la mano derecha, mira asombrado y abre mucho los ojos. Además de los pacientes con Covid-19, otras enfermedades y accidentes no cesaban y la crisis del combustible ya se sentía.

De hecho, ella comenzó con el inicio de lo que los cubanos llaman un período especial, con el aislamiento forzoso del país tras el fin de la Unión Soviética. Sin sus socios de Europa del Este, que ahora se habían sumado al bloqueo porque su economía estaba controlada por Estados Unidos, ya no exportaban petróleo, gas o incluso cloro a Cuba, lo que llevó a los 2,5 millones de habitantes de la capital a quedarse prácticamente sin agua potable, lo que podría provocar enfermedades o incluso la muerte de miles de habaneros. Los cubanos habían perdido peso no sólo reduciendo su dieta, sino también por las calorías que quemaban: sin gasolina no había automóviles, y gracias al intercambio de azúcar y níquel con China, ahora un millón de bicicletas chinas eran su nuevo medio de transporte. La situación mejoró un poco tras el cambio de milenio, pero las medidas de Trump (mantenidas por Biden) y el inicio de la pandemia y la crisis internacional en torno a la guerra en Ucrania hicieron que volvieran los peores momentos de los años 90.

Con la falta de combustible, hay menos ambulancias funcionando, lo que aumenta el tiempo de espera de un paciente que necesita ser recogido y llevado a urgencias. Las gacelas ayudaron a solucionar la mayoría de los problemas en este sentido, según el doctor Enrique Osa Aguiar, médico general del Policlínico Tomás Romay. Aun así, los pacientes en la unidad de atención de emergencia tuvieron que esperar horas para recibir atención médica debido a retrasos en el transporte.

La falta de medicamentos también afectó al policlínico durante la pandemia, y desde entonces la situación no ha hecho más que empeorar. Faltan medicamentos contra la hipertensión, analgésicos, esteroides y todos los productos farmacéuticos. También faltan equipos, como oxímetros, y otros están obsoletos, como monitores cardíacos y desfibriladores ─ el electrocardiograma, que debería ser reemplazado cada tres años, tiene alrededor de 20 años. La mayor parte de los equipos que llegan a Cuba son donados o vendidos por países como China, Vietnam y Rusia, lo que incrementa su precio y tiempo de entrega debido a la larga distancia. Los mejores proveedores de equipos médicos para Cuba serían los propios EE.UU., tanto por la cantidad que se produce y la calidad de los productos, como también por la corta distancia. Lo mismo ocurre con los medicamentos: Cuba necesita comprarlos en Nueva Zelanda, tardando 24 días en llegar al país, lo que podría demorar apenas 17 horas si se compraran en EE.UU., si el bloqueo no lo impidiera.

Según el informe presentado en 2022 por el gobierno cubano ante la ONU, de 65 empresas norteamericanas contactadas por la Empresa Importadora y Exportadora de Productos Médicos (Medicuba S.A.) entre enero y julio del año anterior, 56 no respondieron a sus solicitudes de adquirir medicamentos, equipos y otros insumos, mientras que tres negaron realizar negocios. La empresa Biogen, que tiene el monopolio de la fabricación del fármaco Nusinersen para la atrofia espinal infantil, no puede entregarlos a los niños cubanos, que acabarán muriendo antes de lo debido, y las empresas Numed, Cook y Boston Cientific no pueden vender catéteres para cubanos recién nacidos y de bajo peso al nacer. A Cuba también se le impidió adquirir tranquilizantes y medicamentos para la presión arterial y en el primer semestre de 2021 empresas estadounidenses se negaron a vender medicamentos y pruebas para combatir el cáncer en el país. Finalmente, la organización británica “Cubanos en UK” intentó realizar a lo largo de ese año una campaña de recaudación de fondos para comprar y enviar jeringas y otros insumos contra la Covid-19 a Cuba, pero las plataformas PayPal, Crowdfunder UK, Eventbrite y GoFundMe han bloqueado todas las campañas para seguir las normas de bloqueo. Una fábrica que produce almohadillas sanitarias para medio país está paralizada por falta de materias primas, mientras 13.000 cubanos no pueden someterse a una cirugía de cataratas. Las razones son las mismas: prohibiciones del bloqueo.

También según ese informe, desde el inicio de la pandemia de Covid-19 hasta mediados de 2021, Cuba tuvo que gastar 184 millones de dólares más de lo previsto para combatir el virus, debido a las restricciones del bloqueo. El Doctor Enrique afirma que, si no existiera el bloqueo, “sería mucho más fácil enfrentar el Covid-19, especialmente en el área hospitalaria, que era donde más se necesitaban medicamentos, monitores y respiradores”.

─ El bloqueo es más severo ahora que durante la pandemia ─, considera también. ─ Un médico en Cuba necesita tener mucha creatividad para tratar a pacientes sin los medicamentos necesarios, y también mucha fe.

“Un médico en Cuba necesita tener mucha fe para tratar a pacientes” en medio del bloqueo

Con la falta de combustible, hay menos ambulancias funcionando, lo que aumenta el tiempo de espera de un paciente que necesita ser recogido y llevado a urgencias.

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La gacela de Gilo tiene capacidad para 13 pasajeros, además del conductor. Por ello, era ideal para suplir la falta de ambulancias que necesitaba el país en los peores momentos de la pandemia. Al estar arrendado a una agencia estatal de taxis, el conductor fue asignado, junto con los conductores de otras 400 gacelas, para sumarse al sistema de salud en el transporte de pacientes. Trabajando con un equipo de primeros auxilios, prácticamente se convirtió en paramédico y ayudó a salvar muchas vidas.

Los taxistas de gacelas transportaban principalmente a personas que serían aisladas, así como a médicos que regresaban de la cuarentena. Los pacientes diagnosticados con Covid-19 eran transportados generalmente en las ambulancias originales. Hubo hospitales donde se descubrió que un tercio de los pacientes en realidad no estaban infectados. En esta ocasión faltaron pruebas en Cuba y los médicos tuvieron que evaluar los síntomas de cada paciente para considerar si estaba infectado o no. Sólo cuando llegaron las pruebas se descubrió que la mayoría de los pacientes en realidad no habían contraído el virus. Había que alejarlos de los contagiados y este tipo de transporte lo realizaban taxistas como Gilo.

Trabajaba doce horas al día, siete días a la semana. En cinco ocasiones tuvo que remolcar hacia el hospital gacelas de otros conductores, con pacientes en su interior, porque les faltaba combustible o estaban averiadas. Poco después del final de la pandemia, su propio coche sufrió ese desgaste y estuvo parado durante tres meses por falta de repuestos. Ahora mismo, Gilo lleva un mes y medio sin trabajo porque está esperando piezas de Rusia para reparar su gacela. El apodo del vehículo deriva del nombre de la fábrica, la rusa Gorkovsky Avtomobilny Zavod (GAZ), el modelo (Elle) y el ciervo que aparece en el logo de la empresa. Los cubanos son creativos, como verás en las páginas siguientes.

Con el país en shock por el aumento del número de casos y muertes, todos los esfuerzos se dirigieron a combatir la pandemia. El sistema de salud estaba sobrecargado, incluida la flota de ambulancias, ya escasa por la falta de ensambladoras y el impedimento para un flujo normal de importaciones. Aún hoy, a un año del fin de la pandemia, hay escasez de neumáticos en Cuba. Los camiones de basura tienen que detenerse en pleno servicio para cambiar sus neumáticos y al hacerlo consumen el doble de gasolina, por lo que muchas calles de La Habana Vieja también están cubiertas de basura. Un anciano que barre el piso de la Plaza de Armas lamenta la suciedad provocada por la falta de camiones de basura e indica cómo el bloqueo asfixia a Cuba: se rodea el cuello con la mano derecha, mira asombrado y abre mucho los ojos. Además de los pacientes con Covid-19, otras enfermedades y accidentes no cesaban y la crisis del combustible ya se sentía.

De hecho, ella comenzó con el inicio de lo que los cubanos llaman un período especial, con el aislamiento forzoso del país tras el fin de la Unión Soviética. Sin sus socios de Europa del Este, que ahora se habían sumado al bloqueo porque su economía estaba controlada por Estados Unidos, ya no exportaban petróleo, gas o incluso cloro a Cuba, lo que llevó a los 2,5 millones de habitantes de la capital a quedarse prácticamente sin agua potable, lo que podría provocar enfermedades o incluso la muerte de miles de habaneros. Los cubanos habían perdido peso no sólo reduciendo su dieta, sino también por las calorías que quemaban: sin gasolina no había automóviles, y gracias al intercambio de azúcar y níquel con China, ahora un millón de bicicletas chinas eran su nuevo medio de transporte. La situación mejoró un poco tras el cambio de milenio, pero las medidas de Trump (mantenidas por Biden) y el inicio de la pandemia y la crisis internacional en torno a la guerra en Ucrania hicieron que volvieran los peores momentos de los años 90.

Con la falta de combustible, hay menos ambulancias funcionando, lo que aumenta el tiempo de espera de un paciente que necesita ser recogido y llevado a urgencias. Las gacelas ayudaron a solucionar la mayoría de los problemas en este sentido, según el doctor Enrique Osa Aguiar, médico general del Policlínico Tomás Romay. Aun así, los pacientes en la unidad de atención de emergencia tuvieron que esperar horas para recibir atención médica debido a retrasos en el transporte.

La falta de medicamentos también afectó al policlínico durante la pandemia, y desde entonces la situación no ha hecho más que empeorar. Faltan medicamentos contra la hipertensión, analgésicos, esteroides y todos los productos farmacéuticos. También faltan equipos, como oxímetros, y otros están obsoletos, como monitores cardíacos y desfibriladores ─ el electrocardiograma, que debería ser reemplazado cada tres años, tiene alrededor de 20 años. La mayor parte de los equipos que llegan a Cuba son donados o vendidos por países como China, Vietnam y Rusia, lo que incrementa su precio y tiempo de entrega debido a la larga distancia. Los mejores proveedores de equipos médicos para Cuba serían los propios EE.UU., tanto por la cantidad que se produce y la calidad de los productos, como también por la corta distancia. Lo mismo ocurre con los medicamentos: Cuba necesita comprarlos en Nueva Zelanda, tardando 24 días en llegar al país, lo que podría demorar apenas 17 horas si se compraran en EE.UU., si el bloqueo no lo impidiera.

Según el informe presentado en 2022 por el gobierno cubano ante la ONU, de 65 empresas norteamericanas contactadas por la Empresa Importadora y Exportadora de Productos Médicos (Medicuba S.A.) entre enero y julio del año anterior, 56 no respondieron a sus solicitudes de adquirir medicamentos, equipos y otros insumos, mientras que tres negaron realizar negocios. La empresa Biogen, que tiene el monopolio de la fabricación del fármaco Nusinersen para la atrofia espinal infantil, no puede entregarlos a los niños cubanos, que acabarán muriendo antes de lo debido, y las empresas Numed, Cook y Boston Cientific no pueden vender catéteres para cubanos recién nacidos y de bajo peso al nacer. A Cuba también se le impidió adquirir tranquilizantes y medicamentos para la presión arterial y en el primer semestre de 2021 empresas estadounidenses se negaron a vender medicamentos y pruebas para combatir el cáncer en el país. Finalmente, la organización británica “Cubanos en UK” intentó realizar a lo largo de ese año una campaña de recaudación de fondos para comprar y enviar jeringas y otros insumos contra la Covid-19 a Cuba, pero las plataformas PayPal, Crowdfunder UK, Eventbrite y GoFundMe han bloqueado todas las campañas para seguir las normas de bloqueo. Una fábrica que produce almohadillas sanitarias para medio país está paralizada por falta de materias primas, mientras 13.000 cubanos no pueden someterse a una cirugía de cataratas. Las razones son las mismas: prohibiciones del bloqueo.

También según ese informe, desde el inicio de la pandemia de Covid-19 hasta mediados de 2021, Cuba tuvo que gastar 184 millones de dólares más de lo previsto para combatir el virus, debido a las restricciones del bloqueo. El Doctor Enrique afirma que, si no existiera el bloqueo, “sería mucho más fácil enfrentar el Covid-19, especialmente en el área hospitalaria, que era donde más se necesitaban medicamentos, monitores y respiradores”.

─ El bloqueo es más severo ahora que durante la pandemia ─, considera también. ─ Un médico en Cuba necesita tener mucha creatividad para tratar a pacientes sin los medicamentos necesarios, y también mucha fe.

Con la falta de combustible, hay menos ambulancias funcionando, lo que aumenta el tiempo de espera de un paciente que necesita ser recogido y llevado a urgencias.

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La gacela de Gilo tiene capacidad para 13 pasajeros, además del conductor. Por ello, era ideal para suplir la falta de ambulancias que necesitaba el país en los peores momentos de la pandemia. Al estar arrendado a una agencia estatal de taxis, el conductor fue asignado, junto con los conductores de otras 400 gacelas, para sumarse al sistema de salud en el transporte de pacientes. Trabajando con un equipo de primeros auxilios, prácticamente se convirtió en paramédico y ayudó a salvar muchas vidas.

Los taxistas de gacelas transportaban principalmente a personas que serían aisladas, así como a médicos que regresaban de la cuarentena. Los pacientes diagnosticados con Covid-19 eran transportados generalmente en las ambulancias originales. Hubo hospitales donde se descubrió que un tercio de los pacientes en realidad no estaban infectados. En esta ocasión faltaron pruebas en Cuba y los médicos tuvieron que evaluar los síntomas de cada paciente para considerar si estaba infectado o no. Sólo cuando llegaron las pruebas se descubrió que la mayoría de los pacientes en realidad no habían contraído el virus. Había que alejarlos de los contagiados y este tipo de transporte lo realizaban taxistas como Gilo.

Trabajaba doce horas al día, siete días a la semana. En cinco ocasiones tuvo que remolcar hacia el hospital gacelas de otros conductores, con pacientes en su interior, porque les faltaba combustible o estaban averiadas. Poco después del final de la pandemia, su propio coche sufrió ese desgaste y estuvo parado durante tres meses por falta de repuestos. Ahora mismo, Gilo lleva un mes y medio sin trabajo porque está esperando piezas de Rusia para reparar su gacela. El apodo del vehículo deriva del nombre de la fábrica, la rusa Gorkovsky Avtomobilny Zavod (GAZ), el modelo (Elle) y el ciervo que aparece en el logo de la empresa. Los cubanos son creativos, como verás en las páginas siguientes.

Con el país en shock por el aumento del número de casos y muertes, todos los esfuerzos se dirigieron a combatir la pandemia. El sistema de salud estaba sobrecargado, incluida la flota de ambulancias, ya escasa por la falta de ensambladoras y el impedimento para un flujo normal de importaciones. Aún hoy, a un año del fin de la pandemia, hay escasez de neumáticos en Cuba. Los camiones de basura tienen que detenerse en pleno servicio para cambiar sus neumáticos y al hacerlo consumen el doble de gasolina, por lo que muchas calles de La Habana Vieja también están cubiertas de basura. Un anciano que barre el piso de la Plaza de Armas lamenta la suciedad provocada por la falta de camiones de basura e indica cómo el bloqueo asfixia a Cuba: se rodea el cuello con la mano derecha, mira asombrado y abre mucho los ojos. Además de los pacientes con Covid-19, otras enfermedades y accidentes no cesaban y la crisis del combustible ya se sentía.

De hecho, ella comenzó con el inicio de lo que los cubanos llaman un período especial, con el aislamiento forzoso del país tras el fin de la Unión Soviética. Sin sus socios de Europa del Este, que ahora se habían sumado al bloqueo porque su economía estaba controlada por Estados Unidos, ya no exportaban petróleo, gas o incluso cloro a Cuba, lo que llevó a los 2,5 millones de habitantes de la capital a quedarse prácticamente sin agua potable, lo que podría provocar enfermedades o incluso la muerte de miles de habaneros. Los cubanos habían perdido peso no sólo reduciendo su dieta, sino también por las calorías que quemaban: sin gasolina no había automóviles, y gracias al intercambio de azúcar y níquel con China, ahora un millón de bicicletas chinas eran su nuevo medio de transporte. La situación mejoró un poco tras el cambio de milenio, pero las medidas de Trump (mantenidas por Biden) y el inicio de la pandemia y la crisis internacional en torno a la guerra en Ucrania hicieron que volvieran los peores momentos de los años 90.

Con la falta de combustible, hay menos ambulancias funcionando, lo que aumenta el tiempo de espera de un paciente que necesita ser recogido y llevado a urgencias. Las gacelas ayudaron a solucionar la mayoría de los problemas en este sentido, según el doctor Enrique Osa Aguiar, médico general del Policlínico Tomás Romay. Aun así, los pacientes en la unidad de atención de emergencia tuvieron que esperar horas para recibir atención médica debido a retrasos en el transporte.

La falta de medicamentos también afectó al policlínico durante la pandemia, y desde entonces la situación no ha hecho más que empeorar. Faltan medicamentos contra la hipertensión, analgésicos, esteroides y todos los productos farmacéuticos. También faltan equipos, como oxímetros, y otros están obsoletos, como monitores cardíacos y desfibriladores ─ el electrocardiograma, que debería ser reemplazado cada tres años, tiene alrededor de 20 años. La mayor parte de los equipos que llegan a Cuba son donados o vendidos por países como China, Vietnam y Rusia, lo que incrementa su precio y tiempo de entrega debido a la larga distancia. Los mejores proveedores de equipos médicos para Cuba serían los propios EE.UU., tanto por la cantidad que se produce y la calidad de los productos, como también por la corta distancia. Lo mismo ocurre con los medicamentos: Cuba necesita comprarlos en Nueva Zelanda, tardando 24 días en llegar al país, lo que podría demorar apenas 17 horas si se compraran en EE.UU., si el bloqueo no lo impidiera.

Según el informe presentado en 2022 por el gobierno cubano ante la ONU, de 65 empresas norteamericanas contactadas por la Empresa Importadora y Exportadora de Productos Médicos (Medicuba S.A.) entre enero y julio del año anterior, 56 no respondieron a sus solicitudes de adquirir medicamentos, equipos y otros insumos, mientras que tres negaron realizar negocios. La empresa Biogen, que tiene el monopolio de la fabricación del fármaco Nusinersen para la atrofia espinal infantil, no puede entregarlos a los niños cubanos, que acabarán muriendo antes de lo debido, y las empresas Numed, Cook y Boston Cientific no pueden vender catéteres para cubanos recién nacidos y de bajo peso al nacer. A Cuba también se le impidió adquirir tranquilizantes y medicamentos para la presión arterial y en el primer semestre de 2021 empresas estadounidenses se negaron a vender medicamentos y pruebas para combatir el cáncer en el país. Finalmente, la organización británica “Cubanos en UK” intentó realizar a lo largo de ese año una campaña de recaudación de fondos para comprar y enviar jeringas y otros insumos contra la Covid-19 a Cuba, pero las plataformas PayPal, Crowdfunder UK, Eventbrite y GoFundMe han bloqueado todas las campañas para seguir las normas de bloqueo. Una fábrica que produce almohadillas sanitarias para medio país está paralizada por falta de materias primas, mientras 13.000 cubanos no pueden someterse a una cirugía de cataratas. Las razones son las mismas: prohibiciones del bloqueo.

También según ese informe, desde el inicio de la pandemia de Covid-19 hasta mediados de 2021, Cuba tuvo que gastar 184 millones de dólares más de lo previsto para combatir el virus, debido a las restricciones del bloqueo. El Doctor Enrique afirma que, si no existiera el bloqueo, “sería mucho más fácil enfrentar el Covid-19, especialmente en el área hospitalaria, que era donde más se necesitaban medicamentos, monitores y respiradores”.

─ El bloqueo es más severo ahora que durante la pandemia ─, considera también. ─ Un médico en Cuba necesita tener mucha creatividad para tratar a pacientes sin los medicamentos necesarios, y también mucha fe.

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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