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Eduardo Vasco
December 9, 2024
© Photo: Public domain

Ucrania es un campo de batalla clave para mantener el actual orden imperialista “basado en reglas” dominado por Estados Unidos.

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Después de la victoria de Trump, Joe Biden y el Estado Profundo aceleraron frenéticamente un proceso de escalada de intervencionismo global. Permitieron a Zelensky utilizar ATACMS en territorio ruso y, no por casualidad, poco después Zelensky declaró que podía aceptar una congelación de la guerra con la condición de que la OTAN prácticamente ocupara Ucrania.

Al mismo tiempo, el mismo día en que entró en vigor el alto el fuego entre Israel y Hezbolá, terroristas apoyados por Estados Unidos iniciaron la mayor ofensiva en años en Siria. Y el episodio más reciente: el intento de autogolpe militar en Corea del Sur. Esta escalada se produce en tres puntos calientes de tensiones bélicas internacionales, todos adyacentes a Rusia.

Los comandantes del establishment estadounidense no aceptan en modo alguno que Donald Trump pueda poner en práctica sus amenazas de reducir el papel de Estados Unidos –incluido el ejército– en todo el mundo. Hay muchas declaraciones de preocupación sobre esta posibilidad. Lo que el imperialismo estadounidense necesita es mantener sus posiciones, que le garantizan la hegemonía geopolítica global mediante la explotación de las naciones que subyuga con su presencia militar, inteligencia y poder económico.

El caso Hunter Biden

Otra medida adoptada por Biden, aunque no tan relevante e impactante como las demás, llamó la atención sobre el flagrante nepotismo cuando indultó a su propio hijo, Hunter Biden, por dos cargos penales en su contra. Y Hunter es un personaje implicado precisamente con el régimen ucraniano.

De 2013 a 2018, Hunter Biden recaudó alrededor de 11 millones de dólares como abogado y miembro de la junta directiva, incluso para empresas ucranianas y chinas involucradas en investigaciones de corrupción. En 2020, Hunter reveló que era objeto de una investigación fiscal federal. Se le recomendó que modificara su declaración de impuestos debido a ingresos no declarados de 400.000 dólares de Burisma, una empresa ucraniana acusada de soborno. El análisis de sus datos revela un gasto excesivo en lujos y vicios, mientras enfrenta dificultades financieras, incluidos impuestos y deudas personales.

Burisma, una compañía de gas que nombró a Hunter para un lucrativo puesto en la junta directiva, tenía como uno de sus representantes a Blue Star Strategies, una empresa de lobby dirigida por demócratas. En agosto, se reveló que Hunter buscó ayuda del gobierno estadounidense (a través del embajador en Roma) para establecer contratos de Burisma en Italia en 2016.

Las investigaciones han planteado interrogantes en Estados Unidos sobre la ética y la seguridad nacional, ya que las empresas extranjeras podrían utilizar estos vínculos para ganar influencia. Hunter afirma que cooperó plenamente con las investigaciones y niega cualquier ilegalidad, destacando que utilizó sus ganancias para pagar deudas y mantener a su familia.

Los republicanos, especialmente en el Senado, han explorado el caso para investigar posibles conexiones financieras entre Hunter y el presidente, pero hasta el momento no han encontrado pruebas concluyentes. Hunter enfrenta críticas por su historial de adicción a las drogas, que admite que ha influido en sus decisiones financieras y de gastos.

El diplomático ucraniano Andrei Telizhenko, que trabajó en la embajada de Ucrania en Estados Unidos desde 2015, también era empleado de Blue Star, la empresa de lobby de Burisma. En una entrevista con Grayzone, acusó a la familia Biden de estar involucrada en esquemas de corrupción personal en Ucrania. Curiosamente, Telizhenko fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por “haber participado directa o indirectamente, patrocinado, ocultado o de otro modo cómplice de influencia extranjera en una elección en Estados Unidos”.

Los demócratas y los servicios de inteligencia estadounidenses –como, aparentemente, el propio Tesoro– intentaron deslegitimar las acusaciones contra Hunter Biden, calificándolas de simple “desinformación rusa”.

Pero entonces surgió información nueva, aún más preocupante, sobre la implicación de Hunter Biden con los ucranianos. En marzo de 2022, Newsweek informó sobre una acusación del gobierno ruso de que Hunter Biden era socio de un fondo de inversión, Rosemont Seneca, que financiaba decenas de laboratorios biológicos en toda Ucrania. Los rusos también denunciaron al propio gobierno de Estados Unidos por estar detrás de estos laboratorios, que se utilizarían para investigar enfermedades que podrían transmitirse a la población rusa del Donbass.

“Los materiales recibidos nos permitieron delinear el esquema de interacción entre los organismos del gobierno estadounidense y los biolaboratorios ucranianos”, dijo en ese momento Igor Kirillov, jefe de las tropas de defensa radiológica, química y biológica de Rusia. Añadió que Rosemont Seneca llamó la atención debido a una supuesta “relación cercana” con proveedores clave de “biolaboratorios del Pentágono en todo el mundo”. También estarían involucradas la USAID y Open Society.

Tulsi Gabbard, excongresista demócrata y designada por Trump para ser su directora de Inteligencia Nacional, reconoció en su momento que Estados Unidos estaba financiando laboratorios biológicos en Ucrania.

Los casos ATACMS y Hunter Biden estuvieron acompañados de una serie de medidas tomadas por el presidente saliente de Estados Unidos relacionadas con la guerra en Ucrania. Entre ellas,

  • Informó al Congreso sobre los planes para cancelar 4.650 millones de dólares de la deuda de Ucrania, según Bloomberg;
  • En secreto pidió al Congreso 24 mil millones de dólares adicionales para reponer las existencias del Pentágono destinadas a Ucrania;
  • Intensificación de las entregas de armas a Kiev, con un nuevo paquete de ayuda por valor de 725 millones de dólares, que posiblemente incluirá armas antitanques, minas terrestres, drones, misiles Stinger, municiones para los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS) y municiones en racimo para sistemas de lanzamiento múltiples guiados.
  • Impuso sanciones al mayor banco ruso que aún no había sido designado, Gazprombank.

Por un lado, el indulto de Biden a su hijo repite el nepotismo ya visto cuando Trump indultó a Charles Kushner (padre de Jared Kushner, casado con Ivanka Trump) por numerosas acusaciones de evasión fiscal y otras ilegalidades, en 2020. Por otro, los republicanos hacen como que no recuerdan ese caso y ya están entusiasmados con la posibilidad de que Trump utilice el indulto de Hunter como excusa para perdonar, por ejemplo, a sus seguidores que invadieron el Capitolio en 2021.

Sin embargo, la acción del actual presidente indica que es de fundamental importancia para Estados Unidos mantener la guerra en Ucrania porque los empresarios del país obtienen enormes beneficios de la dependencia de Zelensky de la ayuda militar. No sólo las empresas que producen y suministran armas, sino en todos los sectores, tanto mediante la privatización de industrias y bancos ucranianos como mediante la venta de tierras donde hay abundante riqueza natural.

A esto se suma el aspecto geopolítico: Ucrania es un campo de batalla clave para mantener el actual orden imperialista “basado en reglas” dominado por Estados Unidos. El Estado Profundo sabe que si pierde la guerra, el colapso de su dominación mundial podría acelerarse, ya que la intervención rusa de 2022 ya ha provocado grandes cambios y desafíos a esta dominación. Por eso el gobierno de Biden debe terminar dejando un legado maldito a Trump, para que no pueda retroceder y quedar atado a las necesidades de guerras e intervenciones del aparato estatal americano.

Deep State quiere dejar a Trump en un camino sin retorno

Ucrania es un campo de batalla clave para mantener el actual orden imperialista “basado en reglas” dominado por Estados Unidos.

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Después de la victoria de Trump, Joe Biden y el Estado Profundo aceleraron frenéticamente un proceso de escalada de intervencionismo global. Permitieron a Zelensky utilizar ATACMS en territorio ruso y, no por casualidad, poco después Zelensky declaró que podía aceptar una congelación de la guerra con la condición de que la OTAN prácticamente ocupara Ucrania.

Al mismo tiempo, el mismo día en que entró en vigor el alto el fuego entre Israel y Hezbolá, terroristas apoyados por Estados Unidos iniciaron la mayor ofensiva en años en Siria. Y el episodio más reciente: el intento de autogolpe militar en Corea del Sur. Esta escalada se produce en tres puntos calientes de tensiones bélicas internacionales, todos adyacentes a Rusia.

Los comandantes del establishment estadounidense no aceptan en modo alguno que Donald Trump pueda poner en práctica sus amenazas de reducir el papel de Estados Unidos –incluido el ejército– en todo el mundo. Hay muchas declaraciones de preocupación sobre esta posibilidad. Lo que el imperialismo estadounidense necesita es mantener sus posiciones, que le garantizan la hegemonía geopolítica global mediante la explotación de las naciones que subyuga con su presencia militar, inteligencia y poder económico.

El caso Hunter Biden

Otra medida adoptada por Biden, aunque no tan relevante e impactante como las demás, llamó la atención sobre el flagrante nepotismo cuando indultó a su propio hijo, Hunter Biden, por dos cargos penales en su contra. Y Hunter es un personaje implicado precisamente con el régimen ucraniano.

De 2013 a 2018, Hunter Biden recaudó alrededor de 11 millones de dólares como abogado y miembro de la junta directiva, incluso para empresas ucranianas y chinas involucradas en investigaciones de corrupción. En 2020, Hunter reveló que era objeto de una investigación fiscal federal. Se le recomendó que modificara su declaración de impuestos debido a ingresos no declarados de 400.000 dólares de Burisma, una empresa ucraniana acusada de soborno. El análisis de sus datos revela un gasto excesivo en lujos y vicios, mientras enfrenta dificultades financieras, incluidos impuestos y deudas personales.

Burisma, una compañía de gas que nombró a Hunter para un lucrativo puesto en la junta directiva, tenía como uno de sus representantes a Blue Star Strategies, una empresa de lobby dirigida por demócratas. En agosto, se reveló que Hunter buscó ayuda del gobierno estadounidense (a través del embajador en Roma) para establecer contratos de Burisma en Italia en 2016.

Las investigaciones han planteado interrogantes en Estados Unidos sobre la ética y la seguridad nacional, ya que las empresas extranjeras podrían utilizar estos vínculos para ganar influencia. Hunter afirma que cooperó plenamente con las investigaciones y niega cualquier ilegalidad, destacando que utilizó sus ganancias para pagar deudas y mantener a su familia.

Los republicanos, especialmente en el Senado, han explorado el caso para investigar posibles conexiones financieras entre Hunter y el presidente, pero hasta el momento no han encontrado pruebas concluyentes. Hunter enfrenta críticas por su historial de adicción a las drogas, que admite que ha influido en sus decisiones financieras y de gastos.

El diplomático ucraniano Andrei Telizhenko, que trabajó en la embajada de Ucrania en Estados Unidos desde 2015, también era empleado de Blue Star, la empresa de lobby de Burisma. En una entrevista con Grayzone, acusó a la familia Biden de estar involucrada en esquemas de corrupción personal en Ucrania. Curiosamente, Telizhenko fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por “haber participado directa o indirectamente, patrocinado, ocultado o de otro modo cómplice de influencia extranjera en una elección en Estados Unidos”.

Los demócratas y los servicios de inteligencia estadounidenses –como, aparentemente, el propio Tesoro– intentaron deslegitimar las acusaciones contra Hunter Biden, calificándolas de simple “desinformación rusa”.

Pero entonces surgió información nueva, aún más preocupante, sobre la implicación de Hunter Biden con los ucranianos. En marzo de 2022, Newsweek informó sobre una acusación del gobierno ruso de que Hunter Biden era socio de un fondo de inversión, Rosemont Seneca, que financiaba decenas de laboratorios biológicos en toda Ucrania. Los rusos también denunciaron al propio gobierno de Estados Unidos por estar detrás de estos laboratorios, que se utilizarían para investigar enfermedades que podrían transmitirse a la población rusa del Donbass.

“Los materiales recibidos nos permitieron delinear el esquema de interacción entre los organismos del gobierno estadounidense y los biolaboratorios ucranianos”, dijo en ese momento Igor Kirillov, jefe de las tropas de defensa radiológica, química y biológica de Rusia. Añadió que Rosemont Seneca llamó la atención debido a una supuesta “relación cercana” con proveedores clave de “biolaboratorios del Pentágono en todo el mundo”. También estarían involucradas la USAID y Open Society.

Tulsi Gabbard, excongresista demócrata y designada por Trump para ser su directora de Inteligencia Nacional, reconoció en su momento que Estados Unidos estaba financiando laboratorios biológicos en Ucrania.

Los casos ATACMS y Hunter Biden estuvieron acompañados de una serie de medidas tomadas por el presidente saliente de Estados Unidos relacionadas con la guerra en Ucrania. Entre ellas,

  • Informó al Congreso sobre los planes para cancelar 4.650 millones de dólares de la deuda de Ucrania, según Bloomberg;
  • En secreto pidió al Congreso 24 mil millones de dólares adicionales para reponer las existencias del Pentágono destinadas a Ucrania;
  • Intensificación de las entregas de armas a Kiev, con un nuevo paquete de ayuda por valor de 725 millones de dólares, que posiblemente incluirá armas antitanques, minas terrestres, drones, misiles Stinger, municiones para los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS) y municiones en racimo para sistemas de lanzamiento múltiples guiados.
  • Impuso sanciones al mayor banco ruso que aún no había sido designado, Gazprombank.

Por un lado, el indulto de Biden a su hijo repite el nepotismo ya visto cuando Trump indultó a Charles Kushner (padre de Jared Kushner, casado con Ivanka Trump) por numerosas acusaciones de evasión fiscal y otras ilegalidades, en 2020. Por otro, los republicanos hacen como que no recuerdan ese caso y ya están entusiasmados con la posibilidad de que Trump utilice el indulto de Hunter como excusa para perdonar, por ejemplo, a sus seguidores que invadieron el Capitolio en 2021.

Sin embargo, la acción del actual presidente indica que es de fundamental importancia para Estados Unidos mantener la guerra en Ucrania porque los empresarios del país obtienen enormes beneficios de la dependencia de Zelensky de la ayuda militar. No sólo las empresas que producen y suministran armas, sino en todos los sectores, tanto mediante la privatización de industrias y bancos ucranianos como mediante la venta de tierras donde hay abundante riqueza natural.

A esto se suma el aspecto geopolítico: Ucrania es un campo de batalla clave para mantener el actual orden imperialista “basado en reglas” dominado por Estados Unidos. El Estado Profundo sabe que si pierde la guerra, el colapso de su dominación mundial podría acelerarse, ya que la intervención rusa de 2022 ya ha provocado grandes cambios y desafíos a esta dominación. Por eso el gobierno de Biden debe terminar dejando un legado maldito a Trump, para que no pueda retroceder y quedar atado a las necesidades de guerras e intervenciones del aparato estatal americano.

Ucrania es un campo de batalla clave para mantener el actual orden imperialista “basado en reglas” dominado por Estados Unidos.

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Después de la victoria de Trump, Joe Biden y el Estado Profundo aceleraron frenéticamente un proceso de escalada de intervencionismo global. Permitieron a Zelensky utilizar ATACMS en territorio ruso y, no por casualidad, poco después Zelensky declaró que podía aceptar una congelación de la guerra con la condición de que la OTAN prácticamente ocupara Ucrania.

Al mismo tiempo, el mismo día en que entró en vigor el alto el fuego entre Israel y Hezbolá, terroristas apoyados por Estados Unidos iniciaron la mayor ofensiva en años en Siria. Y el episodio más reciente: el intento de autogolpe militar en Corea del Sur. Esta escalada se produce en tres puntos calientes de tensiones bélicas internacionales, todos adyacentes a Rusia.

Los comandantes del establishment estadounidense no aceptan en modo alguno que Donald Trump pueda poner en práctica sus amenazas de reducir el papel de Estados Unidos –incluido el ejército– en todo el mundo. Hay muchas declaraciones de preocupación sobre esta posibilidad. Lo que el imperialismo estadounidense necesita es mantener sus posiciones, que le garantizan la hegemonía geopolítica global mediante la explotación de las naciones que subyuga con su presencia militar, inteligencia y poder económico.

El caso Hunter Biden

Otra medida adoptada por Biden, aunque no tan relevante e impactante como las demás, llamó la atención sobre el flagrante nepotismo cuando indultó a su propio hijo, Hunter Biden, por dos cargos penales en su contra. Y Hunter es un personaje implicado precisamente con el régimen ucraniano.

De 2013 a 2018, Hunter Biden recaudó alrededor de 11 millones de dólares como abogado y miembro de la junta directiva, incluso para empresas ucranianas y chinas involucradas en investigaciones de corrupción. En 2020, Hunter reveló que era objeto de una investigación fiscal federal. Se le recomendó que modificara su declaración de impuestos debido a ingresos no declarados de 400.000 dólares de Burisma, una empresa ucraniana acusada de soborno. El análisis de sus datos revela un gasto excesivo en lujos y vicios, mientras enfrenta dificultades financieras, incluidos impuestos y deudas personales.

Burisma, una compañía de gas que nombró a Hunter para un lucrativo puesto en la junta directiva, tenía como uno de sus representantes a Blue Star Strategies, una empresa de lobby dirigida por demócratas. En agosto, se reveló que Hunter buscó ayuda del gobierno estadounidense (a través del embajador en Roma) para establecer contratos de Burisma en Italia en 2016.

Las investigaciones han planteado interrogantes en Estados Unidos sobre la ética y la seguridad nacional, ya que las empresas extranjeras podrían utilizar estos vínculos para ganar influencia. Hunter afirma que cooperó plenamente con las investigaciones y niega cualquier ilegalidad, destacando que utilizó sus ganancias para pagar deudas y mantener a su familia.

Los republicanos, especialmente en el Senado, han explorado el caso para investigar posibles conexiones financieras entre Hunter y el presidente, pero hasta el momento no han encontrado pruebas concluyentes. Hunter enfrenta críticas por su historial de adicción a las drogas, que admite que ha influido en sus decisiones financieras y de gastos.

El diplomático ucraniano Andrei Telizhenko, que trabajó en la embajada de Ucrania en Estados Unidos desde 2015, también era empleado de Blue Star, la empresa de lobby de Burisma. En una entrevista con Grayzone, acusó a la familia Biden de estar involucrada en esquemas de corrupción personal en Ucrania. Curiosamente, Telizhenko fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por “haber participado directa o indirectamente, patrocinado, ocultado o de otro modo cómplice de influencia extranjera en una elección en Estados Unidos”.

Los demócratas y los servicios de inteligencia estadounidenses –como, aparentemente, el propio Tesoro– intentaron deslegitimar las acusaciones contra Hunter Biden, calificándolas de simple “desinformación rusa”.

Pero entonces surgió información nueva, aún más preocupante, sobre la implicación de Hunter Biden con los ucranianos. En marzo de 2022, Newsweek informó sobre una acusación del gobierno ruso de que Hunter Biden era socio de un fondo de inversión, Rosemont Seneca, que financiaba decenas de laboratorios biológicos en toda Ucrania. Los rusos también denunciaron al propio gobierno de Estados Unidos por estar detrás de estos laboratorios, que se utilizarían para investigar enfermedades que podrían transmitirse a la población rusa del Donbass.

“Los materiales recibidos nos permitieron delinear el esquema de interacción entre los organismos del gobierno estadounidense y los biolaboratorios ucranianos”, dijo en ese momento Igor Kirillov, jefe de las tropas de defensa radiológica, química y biológica de Rusia. Añadió que Rosemont Seneca llamó la atención debido a una supuesta “relación cercana” con proveedores clave de “biolaboratorios del Pentágono en todo el mundo”. También estarían involucradas la USAID y Open Society.

Tulsi Gabbard, excongresista demócrata y designada por Trump para ser su directora de Inteligencia Nacional, reconoció en su momento que Estados Unidos estaba financiando laboratorios biológicos en Ucrania.

Los casos ATACMS y Hunter Biden estuvieron acompañados de una serie de medidas tomadas por el presidente saliente de Estados Unidos relacionadas con la guerra en Ucrania. Entre ellas,

  • Informó al Congreso sobre los planes para cancelar 4.650 millones de dólares de la deuda de Ucrania, según Bloomberg;
  • En secreto pidió al Congreso 24 mil millones de dólares adicionales para reponer las existencias del Pentágono destinadas a Ucrania;
  • Intensificación de las entregas de armas a Kiev, con un nuevo paquete de ayuda por valor de 725 millones de dólares, que posiblemente incluirá armas antitanques, minas terrestres, drones, misiles Stinger, municiones para los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS) y municiones en racimo para sistemas de lanzamiento múltiples guiados.
  • Impuso sanciones al mayor banco ruso que aún no había sido designado, Gazprombank.

Por un lado, el indulto de Biden a su hijo repite el nepotismo ya visto cuando Trump indultó a Charles Kushner (padre de Jared Kushner, casado con Ivanka Trump) por numerosas acusaciones de evasión fiscal y otras ilegalidades, en 2020. Por otro, los republicanos hacen como que no recuerdan ese caso y ya están entusiasmados con la posibilidad de que Trump utilice el indulto de Hunter como excusa para perdonar, por ejemplo, a sus seguidores que invadieron el Capitolio en 2021.

Sin embargo, la acción del actual presidente indica que es de fundamental importancia para Estados Unidos mantener la guerra en Ucrania porque los empresarios del país obtienen enormes beneficios de la dependencia de Zelensky de la ayuda militar. No sólo las empresas que producen y suministran armas, sino en todos los sectores, tanto mediante la privatización de industrias y bancos ucranianos como mediante la venta de tierras donde hay abundante riqueza natural.

A esto se suma el aspecto geopolítico: Ucrania es un campo de batalla clave para mantener el actual orden imperialista “basado en reglas” dominado por Estados Unidos. El Estado Profundo sabe que si pierde la guerra, el colapso de su dominación mundial podría acelerarse, ya que la intervención rusa de 2022 ya ha provocado grandes cambios y desafíos a esta dominación. Por eso el gobierno de Biden debe terminar dejando un legado maldito a Trump, para que no pueda retroceder y quedar atado a las necesidades de guerras e intervenciones del aparato estatal americano.

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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