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Pepe Escobar
June 21, 2024
© Photo: Public domain

La gravedad que rodea a la recién ampliada constelación de los BRICS está atrayendo a partidarios árabes, musulmanes y del Sur Global hacia el mensaje del influyente grupo sobre el derecho internacional, Palestina y el cese de las guerras eternas.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

El 23 de mayo ocurrió en Moscú algo de extraordinaria magnitud. El rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Jalifa, pidió personalmente al presidente ruso, Vladímir Putin, que le ayudara a organizar una conferencia de paz sobre Palestina, a la que Rusia sería la primera nación no árabe invitada.

Al Jalifa y Putin mantuvieron dos rondas de conversaciones -una de ellas a puerta cerrada- durante las cuales el tema principal fue siempre Palestina. El monarca bahreiní señaló que, en una rara muestra de unidad, el mundo árabe se había puesto por fin de acuerdo para poner fin a la guerra de Gaza. Se dio a entender que Rusia fue elegida posteriormente como el mediador más fiable para poner fin al brutal conflicto.

Bahréin -y la Liga Árabe- reconocen que la postura rusa se centra en lo que Putin había definido anteriormente como la «fórmula de la ONU«: un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén Este.

Resulta que ésa es la postura de las naciones del BRICS-10 y de prácticamente toda la Mayoría Global. Crucialmente, también es la posición común de China y el mundo árabe,  reafirmada en Pekín sólo una semana después de la reunión Rusia-Bahréin.

El problema es cómo aplicar la «fórmula» cuando el hegemón estadounidense, aliado incondicional de Israel, ejerce un dominio casi absoluto sobre las Naciones Unidas.

En 2020, mientras Tel Aviv anunciaba abiertamente la inevitable anexión de Cisjordania, los Acuerdos de Abraham rompían un importante tabú árabe sobre el apoyo abierto a Israel, mediante los acuerdos de normalización firmados en Washington DC por Bahréin, los EAU, Marruecos y Sudán.

Hace nueve meses, Palestina estaba prácticamente aislada y destinada a la extinción mediante políticas israelíes silenciosas para forzar progresivamente la expulsión. Pero nunca subestimes el poder de un genocidio cometido a plena luz del día, en vídeo. Hoy, la asociación estratégica Rusia-China, los BRICS y la Mayoría Global se han movilizado para consagrar a Palestina como Estado soberano, fieles a la reciente votación por supermayoría de la Asamblea General de la ONU para aceptar a Palestina como miembro de la ONU.

Será un camino largo, sinuoso y espinoso que tiene el potencial de partir el mundo en dos.

Lavrov lo expone todo

El foro de San Petersburgo de la semana pasada ofreció tres mensajes  cruciales de la Mayoría Global, centrados en torno a los BRICS. Puede que el meollo de las sesiones fuera la geoeconomía, pero un mensaje ya inevitable de apoyo a Palestina se coló en los márgenes.

Tras un panel en el que se debatió ostensiblemente la oferta y la demanda de petróleo y gas, y en el que se abordó el papel de principio de Yemen en el Mar Rojo dirigido contra el genocidio de Gaza, el apoyo a Palestina, entre sonrisas amistosas (pero extraoficialmente), fue rotundo por parte de todos, desde el secretario general de la OPEP, Haitham al-Ghais, hasta el ministro de Energía de los EAU, Suhail Mohamed al-Mazrouei.

Lo mismo en un panel Russia-Oman, procedente del ministro de Comercio Qais bin Mohammed bin Moosa al-Yousef.

A principios de esta semana, la tragedia palestina se abordó en detalle -en los puntos 34 y 35- en la declaración conjunta de los 10 ministros de Asuntos Exteriores de los BRICS,  que se sentaron a la misma mesa por primera vez en Nizhni Nóvgorod, preparando la importantísima cumbre anual de los BRICS del próximo octubre en Kazán, bajo la presidencia rusa. Allí se trataron tres puntos muy importantes:

En primer lugar, los ministros «reafirmaron su rechazo a cualquier intento dirigido a desplazar, expulsar o transferir por la fuerza al pueblo palestino de su tierra».

En segundo lugar, «expresaron colectivamente su grave preocupación por el continuo y flagrante desprecio por parte de Israel del derecho internacional, la Carta de la ONU, las resoluciones de la ONU y las órdenes del Tribunal».

Y en tercer lugar, los diez ministros de Asuntos Exteriores

Reafirmaron su apoyo a la plena pertenencia de Palestina a las Naciones Unidas y reiteraron su compromiso inquebrantable con la visión de la solución de dos Estados basada en el derecho internacional, incluidas las resoluciones pertinentes del CSNU y de la AGNU y la Iniciativa de Paz Árabe, que incluye el establecimiento de un Estado de Palestina soberano, independiente y viable, de acuerdo con las fronteras internacionalmente reconocidas de junio de 1967, con Jerusalén Oriental como capital, que conviva en paz y seguridad con Israel.

Esto es el BRICS hablando con una sola voz -incluyendo, de manera crucial, a representantes de los principales estados de mayoría musulmana: Irán, Arabia Saudí, EAU. y Egipto.

A continuación, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, en una sesión ampliada de los BRICS  definida como BRICS+/BRICS Outreach, ofreció un contexto adicional, importante.

Celebramos una reunión intrapalestina en Moscú. Lo hicimos en repetidas ocasiones. La última vez que se celebró, a finales de febrero y principios de marzo de este año, estuvieron presentes todas las facciones palestinas, incluidas Hamás y Fatah. Por primera vez, un acto de este tipo concluyó con la adopción de una declaración conjunta en la que todos, incluido Hamás, expresaron su disposición a unir las filas palestinas sobre la base de la plataforma de la Organización para la Liberación de Palestina. Antes no era posible conseguirlo.

Lavrov explicó por qué, para Rusia, es esencial restablecer la unidad palestina:

Sólo una Palestina unida puede ser interlocutora en las negociaciones encaminadas a lograr el máximo resultado deseado. Mientras los palestinos estén divididos, es poco probable que esto funcione. Ahora, sin palestinos, están empezando a pensar qué hacer a continuación con la Franja de Gaza: o establecer algún tipo de protectorado de los países árabes, o introducir algún tipo de fuerza de mantenimiento de la paz, o declarar artificialmente que serán territorios gobernados por la Autoridad Nacional Palestina. Todas estas son iniciativas impuestas por actores externos.

Y eso nos lleva al núcleo de la posición rusa: «El componente más importante de nuestra política a largo plazo en este ámbito será apoyar el movimiento para la creación de un Estado palestino en pleno cumplimiento de las resoluciones de la ONU».

Cómo responder «simétricamente»

Todo lo anterior resume la posición oficial rusa, cuidadosamente calibrada. Moscú aborrece la escalada irracional e incesante de Israel, mientras abundan las propuestas de alto el fuego. Al mismo tiempo, no tomará partido, ni con Hamás ni con Ansarallah de Yemen. Es un consenso que diplomáticos y analistas rusos expresan habitualmente: Rusia no se meterá en una guerra a miles de kilómetros cuando está luchando contra una amenaza existencial de EEUU/OTAN justo en su frontera occidental.

Tras las respuestas de Putin en el turno de preguntas y respuestas que siguió a su intervención en la sesión plenaria de San Petersburgo, se desató el debate sobre qué tipo de respuestas «simétricas» se le ocurrirían al Ministerio de Defensa ruso para contrarrestar la luz verde de la OTAN a los ataques con misiles de largo alcance dentro de la Federación Rusa.

Como era de esperar, Asia Occidental figura en el escenario favorito: armas de ataque avanzadas desplegadas en Siria, descritas como «armas sirias» para reflejar el subterfugio occidental de las «armas ucranianas«. Éstas complementarían las armas ya desplegadas en las bases rusas de Jmeimim y Tartus -que cubren el Mediterráneo Oriental, Líbano, Israel, y las bases estadounidenses en Jordania, la Siria ocupada y el Iraq ocupado- y serían manejadas por personal ruso, de forma parecida a como el personal de EEUU/OTAN maneja las armas «ucranianas«.

Una espina de los BRICS

Ahora llegamos a la espina en el arreglo floral de los BRICS: Arabia Saudí.

Una Casa Blanca desconcertada y el Estado Profundo estadounidense parecen haber encontrado una fórmula para apartar a Riad de su nuevo papel de actor fuerte de los BRICS: un tratado de defensa histórico, denominado Acuerdo de Alianza Estratégica, entre bastidores a la espera de que Riad formalice sus relaciones con Tel Aviv.

El Acuerdo de Alianza Estratégica tendría que obtener una mayoría de dos tercios de los votos en el Senado estadounidense. Sin embargo, la insistencia en la «normalización con Israel» puede acabar con el acuerdo, ya que el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman (MbS) tiene ahora opciones que considerar cuidadosamente, no sólo en relación con la tragedia de Gaza, sino sobre sus nuevas alianzas con los BRICS.

La postura oficial de Riad sobre Palestina está ligada a los BRICS: fin de la guerra/genocidio en Gaza y establecimiento de un Estado palestino. Y cada grano de arena de las tierras del Islam es plenamente consciente de que una Tel Aviv gobernada por una turba etnocéntrica de extremistas no aceptará una solución de dos Estados.

Además, una alianza militar saudí-estadounidense es totalmente incompatible con que Riad se convierta en un miembro influyente del BRICS. Los movimientos del tablero de ajedrez apuntan más bien a una posible alianza militar de la Mayoría Global, tarde o temprano, para contrarrestar la escalada bélica de EEUU/OTAN -híbrida y de otro tipo- contra el amanecer de un mundo multipolar multinodalpolicéntrico y, en la terminología de Putin en San Petersburgo, «armónico«.

Añádele la expiración, a principios de esta semana, del acuerdo entre EEUU y Arabia Saudí firmado hace 50 años para establecer el petrodólar, esencialmente a cambio de la protección militar estadounidense.

Ya el año pasado Riad dejó claro que el acuerdo no se renovaría cuando cerró un trato con China basado en el comercio energético mediante el petroyuan.

Así que, en teoría, estamos avanzando más en el camino hacia la desaparición del petrodólar, junto con la expansión del yuan digital. El Banco Central de Arabia Saudí es ahora un “participante de pleno derecho” del Proyecto mBridge, que une al Centro de Innovación del BPI, el Banco Central de Tailandia, el Banco Central de los EAU, el Banco Popular de China y la Autoridad Monetaria de Hong Kong.

Esencialmente, mBridge es una plataforma de moneda digital de múltiples Bancos Centrales (CBDC) compartida entre Bancos Centrales y bancos comerciales, que permite pagos y liquidaciones transfronterizos instantáneos. Tailandia, por ejemplo, compra petróleo a EAU utilizando mBridge.

Hay nada menos que 26 observadores de mBridge, un grupo bastante heterogéneo, entre ellos el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), dirigido por China, el Banco Central Europeo, el FMI y el Banco Mundial.

Mientras Arabia Saudí se une a mBridge, Saudi Aramco -tras abrirse a los inversores extranjeros con una enorme OPI- acaba de ceder un 0,64% adicional de su capital, con un 60% de compradores estadounidenses. Aramco es una enorme fuente de dividendos para los accionistas: este año, ascenderá a la friolera de 141.000 millones de dólares.

¿Adivinas quiénes son los principales nuevos inversores? Los Tres Grandes -Vanguard, BlackRock y State Street-, que ahora se regodean en el petróleo saudí.

Árabes, CENTCOM e Israel: ¿en la cama juntos?

Y ahora el último factor de complicación.

El lunes, oficiales militares de Bahréin, Egipto, Arabia Saudí, los EAU y Jordania -lo que incluye a tres miembros de los BRICS y a Bahréin, amigo de Rusia- se reunieron con Herzi Halevi, jefe del Estado Mayor de las FDI, para hablar de… cooperación en materia de defensa.

La reunión fue facilitada nada menos que por el CENTCOM estadounidense. Aunque de perfil muy bajo, la reunión no dejó de filtrarse, dada la yuxtaposición del genocidio de Gaza con una reunión de altos dirigentes árabes sentados con los peores enemigos del mundo árabe.

Un epígono posmoderno de los cínicos que moraban en el Ágora de la Antigua Grecia observaría que, con «amigos» árabes del CENTCOM como éstos -tres de ellos miembros del BRICS-, Palestina no necesita enemigos.

Mientras tanto, la tragedia persiste a muchos niveles. Mientras los estudiantes chinos de secundaria de toda la civilización-estado muestran su apoyo a Palestina tras realizar sus exámenes de acceso a la universidad, el eje EEUU-Israel hegemoniza el terrorismovinculado a la debacle del Proyecto Ucrania, unido a la matanza incesante de palestinos.

Todo está siendo absorbido por el agujero negro del terrorismo, que se completa con la OTAN rearmando ahora abiertamente al neonazi Batallón Azov, y Kiev apuntando a civiles en Belgorod con drones y esparciendo minas en parques donde juegan los niños.

Todos los componentes de la Legión Extranjera del Terror alimentada por los hegemones se están uniendo, al unísono con Israel, que es esencialmente el ISIS con armas nucleares. Pero a pesar de sus elevados ideales y su sagrada creencia en la ONU, los BRICS aún no han presentado una estrategia sólida y práctica para luchar contra el horror.

Publicado originalmente por The Cradle
Traducción: Observatorio de trabajadores en lucha

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.
Los BRICS opinan sobre Palestina

La gravedad que rodea a la recién ampliada constelación de los BRICS está atrayendo a partidarios árabes, musulmanes y del Sur Global hacia el mensaje del influyente grupo sobre el derecho internacional, Palestina y el cese de las guerras eternas.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

El 23 de mayo ocurrió en Moscú algo de extraordinaria magnitud. El rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Jalifa, pidió personalmente al presidente ruso, Vladímir Putin, que le ayudara a organizar una conferencia de paz sobre Palestina, a la que Rusia sería la primera nación no árabe invitada.

Al Jalifa y Putin mantuvieron dos rondas de conversaciones -una de ellas a puerta cerrada- durante las cuales el tema principal fue siempre Palestina. El monarca bahreiní señaló que, en una rara muestra de unidad, el mundo árabe se había puesto por fin de acuerdo para poner fin a la guerra de Gaza. Se dio a entender que Rusia fue elegida posteriormente como el mediador más fiable para poner fin al brutal conflicto.

Bahréin -y la Liga Árabe- reconocen que la postura rusa se centra en lo que Putin había definido anteriormente como la «fórmula de la ONU«: un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén Este.

Resulta que ésa es la postura de las naciones del BRICS-10 y de prácticamente toda la Mayoría Global. Crucialmente, también es la posición común de China y el mundo árabe,  reafirmada en Pekín sólo una semana después de la reunión Rusia-Bahréin.

El problema es cómo aplicar la «fórmula» cuando el hegemón estadounidense, aliado incondicional de Israel, ejerce un dominio casi absoluto sobre las Naciones Unidas.

En 2020, mientras Tel Aviv anunciaba abiertamente la inevitable anexión de Cisjordania, los Acuerdos de Abraham rompían un importante tabú árabe sobre el apoyo abierto a Israel, mediante los acuerdos de normalización firmados en Washington DC por Bahréin, los EAU, Marruecos y Sudán.

Hace nueve meses, Palestina estaba prácticamente aislada y destinada a la extinción mediante políticas israelíes silenciosas para forzar progresivamente la expulsión. Pero nunca subestimes el poder de un genocidio cometido a plena luz del día, en vídeo. Hoy, la asociación estratégica Rusia-China, los BRICS y la Mayoría Global se han movilizado para consagrar a Palestina como Estado soberano, fieles a la reciente votación por supermayoría de la Asamblea General de la ONU para aceptar a Palestina como miembro de la ONU.

Será un camino largo, sinuoso y espinoso que tiene el potencial de partir el mundo en dos.

Lavrov lo expone todo

El foro de San Petersburgo de la semana pasada ofreció tres mensajes  cruciales de la Mayoría Global, centrados en torno a los BRICS. Puede que el meollo de las sesiones fuera la geoeconomía, pero un mensaje ya inevitable de apoyo a Palestina se coló en los márgenes.

Tras un panel en el que se debatió ostensiblemente la oferta y la demanda de petróleo y gas, y en el que se abordó el papel de principio de Yemen en el Mar Rojo dirigido contra el genocidio de Gaza, el apoyo a Palestina, entre sonrisas amistosas (pero extraoficialmente), fue rotundo por parte de todos, desde el secretario general de la OPEP, Haitham al-Ghais, hasta el ministro de Energía de los EAU, Suhail Mohamed al-Mazrouei.

Lo mismo en un panel Russia-Oman, procedente del ministro de Comercio Qais bin Mohammed bin Moosa al-Yousef.

A principios de esta semana, la tragedia palestina se abordó en detalle -en los puntos 34 y 35- en la declaración conjunta de los 10 ministros de Asuntos Exteriores de los BRICS,  que se sentaron a la misma mesa por primera vez en Nizhni Nóvgorod, preparando la importantísima cumbre anual de los BRICS del próximo octubre en Kazán, bajo la presidencia rusa. Allí se trataron tres puntos muy importantes:

En primer lugar, los ministros «reafirmaron su rechazo a cualquier intento dirigido a desplazar, expulsar o transferir por la fuerza al pueblo palestino de su tierra».

En segundo lugar, «expresaron colectivamente su grave preocupación por el continuo y flagrante desprecio por parte de Israel del derecho internacional, la Carta de la ONU, las resoluciones de la ONU y las órdenes del Tribunal».

Y en tercer lugar, los diez ministros de Asuntos Exteriores

Reafirmaron su apoyo a la plena pertenencia de Palestina a las Naciones Unidas y reiteraron su compromiso inquebrantable con la visión de la solución de dos Estados basada en el derecho internacional, incluidas las resoluciones pertinentes del CSNU y de la AGNU y la Iniciativa de Paz Árabe, que incluye el establecimiento de un Estado de Palestina soberano, independiente y viable, de acuerdo con las fronteras internacionalmente reconocidas de junio de 1967, con Jerusalén Oriental como capital, que conviva en paz y seguridad con Israel.

Esto es el BRICS hablando con una sola voz -incluyendo, de manera crucial, a representantes de los principales estados de mayoría musulmana: Irán, Arabia Saudí, EAU. y Egipto.

A continuación, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, en una sesión ampliada de los BRICS  definida como BRICS+/BRICS Outreach, ofreció un contexto adicional, importante.

Celebramos una reunión intrapalestina en Moscú. Lo hicimos en repetidas ocasiones. La última vez que se celebró, a finales de febrero y principios de marzo de este año, estuvieron presentes todas las facciones palestinas, incluidas Hamás y Fatah. Por primera vez, un acto de este tipo concluyó con la adopción de una declaración conjunta en la que todos, incluido Hamás, expresaron su disposición a unir las filas palestinas sobre la base de la plataforma de la Organización para la Liberación de Palestina. Antes no era posible conseguirlo.

Lavrov explicó por qué, para Rusia, es esencial restablecer la unidad palestina:

Sólo una Palestina unida puede ser interlocutora en las negociaciones encaminadas a lograr el máximo resultado deseado. Mientras los palestinos estén divididos, es poco probable que esto funcione. Ahora, sin palestinos, están empezando a pensar qué hacer a continuación con la Franja de Gaza: o establecer algún tipo de protectorado de los países árabes, o introducir algún tipo de fuerza de mantenimiento de la paz, o declarar artificialmente que serán territorios gobernados por la Autoridad Nacional Palestina. Todas estas son iniciativas impuestas por actores externos.

Y eso nos lleva al núcleo de la posición rusa: «El componente más importante de nuestra política a largo plazo en este ámbito será apoyar el movimiento para la creación de un Estado palestino en pleno cumplimiento de las resoluciones de la ONU».

Cómo responder «simétricamente»

Todo lo anterior resume la posición oficial rusa, cuidadosamente calibrada. Moscú aborrece la escalada irracional e incesante de Israel, mientras abundan las propuestas de alto el fuego. Al mismo tiempo, no tomará partido, ni con Hamás ni con Ansarallah de Yemen. Es un consenso que diplomáticos y analistas rusos expresan habitualmente: Rusia no se meterá en una guerra a miles de kilómetros cuando está luchando contra una amenaza existencial de EEUU/OTAN justo en su frontera occidental.

Tras las respuestas de Putin en el turno de preguntas y respuestas que siguió a su intervención en la sesión plenaria de San Petersburgo, se desató el debate sobre qué tipo de respuestas «simétricas» se le ocurrirían al Ministerio de Defensa ruso para contrarrestar la luz verde de la OTAN a los ataques con misiles de largo alcance dentro de la Federación Rusa.

Como era de esperar, Asia Occidental figura en el escenario favorito: armas de ataque avanzadas desplegadas en Siria, descritas como «armas sirias» para reflejar el subterfugio occidental de las «armas ucranianas«. Éstas complementarían las armas ya desplegadas en las bases rusas de Jmeimim y Tartus -que cubren el Mediterráneo Oriental, Líbano, Israel, y las bases estadounidenses en Jordania, la Siria ocupada y el Iraq ocupado- y serían manejadas por personal ruso, de forma parecida a como el personal de EEUU/OTAN maneja las armas «ucranianas«.

Una espina de los BRICS

Ahora llegamos a la espina en el arreglo floral de los BRICS: Arabia Saudí.

Una Casa Blanca desconcertada y el Estado Profundo estadounidense parecen haber encontrado una fórmula para apartar a Riad de su nuevo papel de actor fuerte de los BRICS: un tratado de defensa histórico, denominado Acuerdo de Alianza Estratégica, entre bastidores a la espera de que Riad formalice sus relaciones con Tel Aviv.

El Acuerdo de Alianza Estratégica tendría que obtener una mayoría de dos tercios de los votos en el Senado estadounidense. Sin embargo, la insistencia en la «normalización con Israel» puede acabar con el acuerdo, ya que el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman (MbS) tiene ahora opciones que considerar cuidadosamente, no sólo en relación con la tragedia de Gaza, sino sobre sus nuevas alianzas con los BRICS.

La postura oficial de Riad sobre Palestina está ligada a los BRICS: fin de la guerra/genocidio en Gaza y establecimiento de un Estado palestino. Y cada grano de arena de las tierras del Islam es plenamente consciente de que una Tel Aviv gobernada por una turba etnocéntrica de extremistas no aceptará una solución de dos Estados.

Además, una alianza militar saudí-estadounidense es totalmente incompatible con que Riad se convierta en un miembro influyente del BRICS. Los movimientos del tablero de ajedrez apuntan más bien a una posible alianza militar de la Mayoría Global, tarde o temprano, para contrarrestar la escalada bélica de EEUU/OTAN -híbrida y de otro tipo- contra el amanecer de un mundo multipolar multinodalpolicéntrico y, en la terminología de Putin en San Petersburgo, «armónico«.

Añádele la expiración, a principios de esta semana, del acuerdo entre EEUU y Arabia Saudí firmado hace 50 años para establecer el petrodólar, esencialmente a cambio de la protección militar estadounidense.

Ya el año pasado Riad dejó claro que el acuerdo no se renovaría cuando cerró un trato con China basado en el comercio energético mediante el petroyuan.

Así que, en teoría, estamos avanzando más en el camino hacia la desaparición del petrodólar, junto con la expansión del yuan digital. El Banco Central de Arabia Saudí es ahora un “participante de pleno derecho” del Proyecto mBridge, que une al Centro de Innovación del BPI, el Banco Central de Tailandia, el Banco Central de los EAU, el Banco Popular de China y la Autoridad Monetaria de Hong Kong.

Esencialmente, mBridge es una plataforma de moneda digital de múltiples Bancos Centrales (CBDC) compartida entre Bancos Centrales y bancos comerciales, que permite pagos y liquidaciones transfronterizos instantáneos. Tailandia, por ejemplo, compra petróleo a EAU utilizando mBridge.

Hay nada menos que 26 observadores de mBridge, un grupo bastante heterogéneo, entre ellos el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), dirigido por China, el Banco Central Europeo, el FMI y el Banco Mundial.

Mientras Arabia Saudí se une a mBridge, Saudi Aramco -tras abrirse a los inversores extranjeros con una enorme OPI- acaba de ceder un 0,64% adicional de su capital, con un 60% de compradores estadounidenses. Aramco es una enorme fuente de dividendos para los accionistas: este año, ascenderá a la friolera de 141.000 millones de dólares.

¿Adivinas quiénes son los principales nuevos inversores? Los Tres Grandes -Vanguard, BlackRock y State Street-, que ahora se regodean en el petróleo saudí.

Árabes, CENTCOM e Israel: ¿en la cama juntos?

Y ahora el último factor de complicación.

El lunes, oficiales militares de Bahréin, Egipto, Arabia Saudí, los EAU y Jordania -lo que incluye a tres miembros de los BRICS y a Bahréin, amigo de Rusia- se reunieron con Herzi Halevi, jefe del Estado Mayor de las FDI, para hablar de… cooperación en materia de defensa.

La reunión fue facilitada nada menos que por el CENTCOM estadounidense. Aunque de perfil muy bajo, la reunión no dejó de filtrarse, dada la yuxtaposición del genocidio de Gaza con una reunión de altos dirigentes árabes sentados con los peores enemigos del mundo árabe.

Un epígono posmoderno de los cínicos que moraban en el Ágora de la Antigua Grecia observaría que, con «amigos» árabes del CENTCOM como éstos -tres de ellos miembros del BRICS-, Palestina no necesita enemigos.

Mientras tanto, la tragedia persiste a muchos niveles. Mientras los estudiantes chinos de secundaria de toda la civilización-estado muestran su apoyo a Palestina tras realizar sus exámenes de acceso a la universidad, el eje EEUU-Israel hegemoniza el terrorismovinculado a la debacle del Proyecto Ucrania, unido a la matanza incesante de palestinos.

Todo está siendo absorbido por el agujero negro del terrorismo, que se completa con la OTAN rearmando ahora abiertamente al neonazi Batallón Azov, y Kiev apuntando a civiles en Belgorod con drones y esparciendo minas en parques donde juegan los niños.

Todos los componentes de la Legión Extranjera del Terror alimentada por los hegemones se están uniendo, al unísono con Israel, que es esencialmente el ISIS con armas nucleares. Pero a pesar de sus elevados ideales y su sagrada creencia en la ONU, los BRICS aún no han presentado una estrategia sólida y práctica para luchar contra el horror.

Publicado originalmente por The Cradle
Traducción: Observatorio de trabajadores en lucha