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Alastair Crooke
February 23, 2024
© Photo: Public domain

Es difícil decir en qué situación se encontrarán las cosas en la región dentro de un par de meses. Hemos entrado en un periodo de ruptura y violencia, a medida que las fuerzas que desintegran el antiguo statu quo se suceden en cascada y se refuerzan mutuamente

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

En un discurso pronunciado el martes, el líder de Hezbolá, Seyed Nasralá, afirmó que el partido continuará la ofensiva fronteriza hasta que, al menos, cese la masacre de Gaza. Sin embargo, la guerra en Gaza dista mucho de haber terminado. Y Nasralá advirtió que, aunque se alcanzara un alto el fuego en Gaza,

si el enemigo realizara alguna acción, volveríamos a operar según las reglas y fórmulas que existían antes». El objetivo de la resistencia es disuadir al enemigo, y reaccionaremos en consecuencia.

El Secretario de Defensa israelí, Gallant, ha subrayado que, contrariamente a las expectativas del consenso internacional, él también espera que continúe la guerra en Líbano. Gallant ha declarado que el ejército ha intensificado sus ataques contra Hezbollah en un nivel sobre diez:

Los aviones de la Fuerza Aérea que vuelan actualmente en los cielos de Líbano tienen bombas más pesadas para objetivos más lejanos. Hezbollah subió medio escalón, mientras que nosotros, uno entero… Podemos atacar no sólo a 20 kilómetros [de la frontera], sino también a 50 kilómetros, y en Beirut y en cualquier otro lugar.

No está claro qué «línea roja» tendría que cruzar Hezbolá para que Israel intensificara significativamente su respuesta a niveles mucho más altos; los dirigentes israelíes han sugerido que un ataque contra un emplazamiento estratégico; o un ataque que provocara importantes bajas civiles; o un bombardeo sustantivo sobre Haifa podrían constituir el punto de ruptura.

No obstante, con tres divisiones militares en lugar de la habitual desplegadas ahora en el norte de Israel, las FDI tienen más fuerzas preparadas para la acción en la frontera norte que las que tienen preparándose para una incursión en Rafah, en este momento. Está claro, como ha especificado el jefe del Estado Mayor Halevy, que Israel se está «preparando para la guerra» contra Hezbollah (más que preparándose para Rafah).

¿Es la amenaza de Rafah un farol para presionar a Hamás para que ceda en el acuerdo y los rehenes? De un modo u otro, tanto los jefes políticos como los militares de Israel son inflexibles: Las FDI incursionarán en Rafah, «en algún momento».

El ataque cualitativamente dierente de Hezbolá el miércoles en Safed, en el cuartel general del mando regional del norte de Israel, que causó 2 muertos y otras 7 víctimas, está siendo tratado en Israel como el ataque más grave desde el inicio de la guerra, y Ben Gvir lo calificó de «declaración de guerra». Ataques israelíes posteriores mataron a 11 personas, entre ellas seis niños, en un aluvión de ataques contra aldeas del sur de Líbano, en represalia por el bombardeo de Safed, y el feroz intercambio de disparos aún continúa.

Es muy probable que el «ataque de Safed» en las profundidades de Galilea tuviera por objeto señalar que Hezbolá no está dispuesto a capitular ante las exigencias occidentales de que proporcione a Israel un alto el fuego destinado a facilitar a los israelíes evacuados el regreso a sus hogares en el norte. Como confirmó Nasralá en un mordaz ataque a los mediadores externos (occidentales) que sólo sirven de abogados de Israel y no se ocupan de las masacres de Gaza:

Es más fácil hacer avanzar el río Litani hasta las fronteras, que hacer retroceder a los combatientes de Hezbolá desde las fronteras, hasta detrás del río Litani… Quieren que paguemos un precio sin que Israel se comprometa a nada.

En estas circunstancias, Nasralá aclaró que los residentes del norte de Israel no volverán a sus hogares, advirtiendo de que aún más israelíes corren el riesgo de ser desplazados:

‘Israel’ debe preparar refugios, sótanos, hoteles y escuelas para albergar a dos millones de colonos que serán evacuados del norte de Palestina, [si Israel ampliara la zona de guerra].

Nasralá esbozó lo que es claramente el plan estratégico global del Eje de la Resistencia acordado. (En la última semana ha habido una avalancha de reuniones entre altos dirigentes del Eje, por toda la región, en las que Nasralá habla):

Nos comprometemos a luchar contra Israel hasta que desaparezca del mapa. Un Israel fuerte es peligroso para Líbano; pero un Israel disuadido, derrotado y agotado, es menos peligroso para Líbano.

El interés nacional del Líbano, de los palestinos y del mundo árabe es que Israel salga derrotado de esta batalla: Por lo tanto, estamos comprometidos con la derrota de Israel.

Dicho sin rodeos, el Eje tiene su visión del resultado del conflicto. Y es un Estado israelí «disuadido, derrotado y agotado». Implícitamente, se trata de un Israel que ha renunciado al proyecto sionista, que se ha reconciliado con la noción de vivir como judíos entre el río y el mar, aunque con derechos que no difieren de los de otros que viven allí (es decir, los palestinos).

Por otro lado, el plan estratégico occidental, como informa el Washington Post -que Estados Unidos y varios países árabes esperan presentar en unas semanas-, es un plan a largo plazo para la paz entre Israel y los palestinos, que incluye un «calendario» para el establecimiento de un «Estado» palestino provisional desmilitarizado:

Imperativamente, comienza con un acuerdo sobre los rehenes acompañado de un alto el fuego de seis semanas entre Israel y Hamás. Aunque pueda denominarse «cese de hostilidades» o «pausa humanitaria prolongada», dicho alto el fuego señalará el fin de facto de la guerra en las líneas y escala en que se ha librado desde el 7 de octubre.

El plan aborda la «Gaza de posguerra», en términos ya conocidos. Como afirma el comentarista israelí de alto nivel, Alon Pinkas

Paralelamente al anuncio, Estados Unidos, Gran Bretaña y posiblemente otros países considerarán y finalmente harán una declaración conjunta de intenciones reconociendo un Estado palestino provisional, desmilitarizado y futuro, sin delimitar ni especificar sus fronteras.

Tal reconocimiento no contradice necesariamente la legítima y razonable exigencia de Israel de tener un control de seguridad primordial sobre la zona al oeste del río Jordán en un futuro previsible… [constituye] un camino práctico, temporal e irreversible hacia un Estado palestino que conviva en paz con Israel… cuyo reconocimiento podría someterse también al Consejo de Seguridad de la ONU -como resolución vinculante. Una vez que los países árabes firmen dicho marco, EEUU cree que ni Rusia ni China lo vetarían …

Sin embargo, dentro de la fase de «regionalización», los estadounidenses elaborarán un mecanismo de cooperación regional en materia de seguridad. Algunos en Washington imaginan una región reconfigurada con una nueva «arquitectura de seguridad» como presagio de una versión gradual en Oriente Medio de la Unión Europea, con una mayor integración económica y de infraestructuras.

Ah, ¡¡¡ otra vez el Nuevo Medio Oriente Próximo !!!

Incluso Alon Pinkas, un experimentado ex diplomático israelí, reconoce:

Si el plan te parece demasiado fantasioso: No eres el único.

Las improbabilidades básicas de este plan simplemente se pasan por alto. En primer lugar, el ministro de Finanzas de Israel, Smotrich, respondió al supuesto plan árabe-americano diciendo: «hay un esfuerzo conjunto estadounidense, británico y árabe para establecer un Estado terrorista» junto a Israel. En segundo lugar, (como Smotrich señala, además): «Ven las encuestas. Ven cómo la mayoría absoluta de los israelíes se opone a esta idea [de un Estado palestino]»; y en tercer lugar, se instalaron unos 700.000 colonos en Cisjordania, precisamente para bloquear cualquier Estado palestino.

¿De verdad Estados Unidos va a imponer esto a un Israel hostil? ¿Cómo?

Y, desde la perspectiva de la Resistencia, «un ‘Estado’ palestino provisional, desmilitarizado y futuro, sin fronteras delimitadas ni especificadas, no es un Estado. Es realmente un Bantustán (1).

La realidad es que cuando un Estado palestino podría haber sido una perspectiva real (hace dos décadas), la comunidad internacional hizo la «vista gorda» voluntariamente -durante décadas- ante el exitoso y completo sabotaje del proyecto por parte de Israel. Hoy, las circunstancias han cambiado mucho: Israel se ha desplazado mucho hacia la Derecha y está presa de una pasión escatológica por establecer Israel en toda la «Tierra de Israel».

Estados Unidos y Europa sólo pueden culparse a sí mismos del dilema en el que ahora se encuentran. Y una postura política, como la delineada por Biden, provocará un daño estratégico incalculable para los EE. UU. y sus complacientes aliados europeos.

Incluso en el tema del Líbano, seamos claros también, las exigencias de Israel al Líbano van mucho más allá de un alto el fuego mutuo. No hay ninguna garantía, ni siquiera en el caso de que se alcance un alto el fuego en Gaza como parte de un acuerdo global entre rehenes y el fin de la guerra, de que Nasralá acceda a retirar todas sus fuerzas de la frontera con Israel o, a la inversa, de que Israel cumpla sus compromisos.

Y con Estados Unidos definiendo su «solución» palestina como una entidad palestina improbable, provisional, desarmada y totalmente impotente, enclavada dentro de un Israel totalmente militarizado, que ejerza un «pleno dominio de la seguridad desde el río hasta el mar», no sería sorprendente que Hezbolá optara más bien por seguir el plan del Eje de un post-sionismo derrotado y exhausto.

El comentarista israelí, Zvi Bar’el, escribe:

Incluso si las hipótesis estadounidenses se convirtieran en un plan operativo, sigue sin estar claro qué política adoptará Israel respecto al Líbano. Ni siquiera haciendo retroceder a Hezbolá de modo que las comunidades israelíes dejen de estar al alcance de sus misiles antitanque desaparece la amenaza de decenas de miles de misiles de medio y largo alcance. La ecuación de disuasión entre Israel y Hezbolá seguirá determinando [la verdadera] realidad a lo largo de la frontera.

[La hipótesis de trabajo actual de Estados Unidos, presentada por el enviado especial de la Administración Amos Hochstein en sus anteriores visitas a Líbano],

es que un acuerdo de demarcación fronteriza entre Israel y Líbano dará lugar al reconocimiento definitivo y pleno de la frontera internacional y negará así a Hezbolá la base formal para justificar su lucha continua contra Israel para liberar los territorios libaneses ocupados. Al mismo tiempo, permite al gobierno libanés ordenar a su ejército que despliegue sus fuerzas a lo largo de la frontera para afirmar su soberanía sobre todo su territorio y exigir que las fuerzas de Hizbulá se retiren de la frontera.

Esto no es más que otra ilusión, un pensamiento «fantasioso«. Y contiene un fallo: el plan de trabajo de Hochstein no incluye un acuerdo sobre las Granjas de Sheba’a, sino sólo sobre la «Línea Azul», la frontera acordada en 2000, pero que Líbano no reconoce como frontera internacional. Si no se resuelve la cuestión de las Granjas de Sheba’a, Hezbolá no quedará vinculado por un acuerdo de demarcación limitada que omita la zona de Sheba’a.

Desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, todas las estratagemas y protocolos, desenterrados de algún armario mohoso del Ala Oeste, y en los que se apoyó Estados Unidos, han fracasado. Lo que se suponía que iba a ser una operación militar limitada y compartimentada en Gaza por parte de las FDI se ha convertido en una tormenta de fuego regional. Los portaaviones enviados para disuadir a otros actores de involucrarse fracasaron con los Houthis; las bases estadounidenses en Irak y Siria se convirtieron en objetivos, y los ataques contra bases estadounidenses continuaron, a pesar de los intentos estadounidenses de asestar «golpes» disuasorios.

Está claro que Netanyahu ignora a Biden y «desafía al mundo», como atestiguan los titulares de esta semana:

«Desafiando a Biden, Netanyahu redobla sus planes de luchar en Rafah» (Wall Street Journal)

«Mientras Israel acorrala a Rafah, Netanyahu desafía al mundo» (Washington Post)

«Estados Unidos no castigará a Israel por una operación en Rafah que no protege a los civiles» (Politico)

«Egipto construye un recinto amurallado en la frontera ante la inminente ofensiva israelí: Las autoridades están rodeando una zona del desierto con muros de hormigón como medida de contingencia ante una posible afluencia de refugiados palestinos» (Wall Street Journal).

Netanyahu ha prometido seguir adelante, afirmando el miércoles que Israel montaría una  operación “poderosa  en la ciudad de Rafah, una vez que los residentes hayan sido «evacuados». Los israelíes dicen explícitamente que la Casa Blanca no se opone al bombardeo de Rafah, siempre que se dé a los palestinos la oportunidad de «evacuar» (no se dice adónde). (Mientras tanto, Egipto está construyendo un campo de refugiados dentro de su frontera, rodeado de muros de hormigón…).

Llegados a este punto, todos los problemas de Estados Unidos –la polarización política, el aumento de la guerra, la financiación de las guerras, la alienación entre los electores árabes de los Estados pendulares y el descenso de la popularidad de Biden– están empezando a alimentarse y reforzarse mutuamente. Lo que empezó como una cuestión de política exterior –Israel derrotando a Hamás– se ha convertido en una importante crisis interna. La insatisfacción en Estados Unidos por la conducción israelí de la guerra está alimentando el crecimiento de importantes movimientos de protesta. ¿Quién puede creer realmente que otro viaje más de Blinken a la región resolverá algo a estas alturas, se pregunta Malcom Kyeyune (2)?

Es difícil decir en qué situación se encontrarán las cosas en la región dentro de un par de meses. Hemos entrado en un periodo de ruptura y violencia, a medida que las fuerzas que desintegran el antiguo statu quo se suceden en cascada y se refuerzan mutuamente.

Traducción nuestra


*Alastair Crooke, es un exdiplomático británico y es el fundador y director del Foro de Conflictos con sede en Beirut, una organización que aboga por el compromiso entre el Islam político y Occidente.

Notas nuestras

(1) Bantustán es el término que designa cada uno de los veinte territorios que operaron como reservas tribales de habitantes no blancos en Sudáfrica y África del Sudoeste (actual Namibia), en el marco de las políticas segregacionistas impuestas durante la época del apartheid. ​ Tanto en la República Sudafricana como en el territorio aledaño de África del Sudoeste (por entonces, bajo la ocupación y administración del gobierno racista de Sudafrica), se establecieron diez reservas de esta clase, destinadas a alojar y concentrar en su interior poblaciones étnicamente homogéneas.
(2) Malcom Kyeyune es un escritor y bloguero sueco. Escribe para publicaciones como Aftonbladet, Fokus, Göteborgs-posten, Dagens Samhälle, Kvartal, UnHerd, The Bellows, American Affairs y Compact Magazine entre otras

Publicado originalmente por Strategic Culture Foundation
Traducción: observatoriodetrabajadores

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.
La Resistencia tiene un plan para Israel. Рero en el otro lado, las fantásticas estratagemas estadounidenses garantizan un fracaso en cascada

Es difícil decir en qué situación se encontrarán las cosas en la región dentro de un par de meses. Hemos entrado en un periodo de ruptura y violencia, a medida que las fuerzas que desintegran el antiguo statu quo se suceden en cascada y se refuerzan mutuamente

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

En un discurso pronunciado el martes, el líder de Hezbolá, Seyed Nasralá, afirmó que el partido continuará la ofensiva fronteriza hasta que, al menos, cese la masacre de Gaza. Sin embargo, la guerra en Gaza dista mucho de haber terminado. Y Nasralá advirtió que, aunque se alcanzara un alto el fuego en Gaza,

si el enemigo realizara alguna acción, volveríamos a operar según las reglas y fórmulas que existían antes». El objetivo de la resistencia es disuadir al enemigo, y reaccionaremos en consecuencia.

El Secretario de Defensa israelí, Gallant, ha subrayado que, contrariamente a las expectativas del consenso internacional, él también espera que continúe la guerra en Líbano. Gallant ha declarado que el ejército ha intensificado sus ataques contra Hezbollah en un nivel sobre diez:

Los aviones de la Fuerza Aérea que vuelan actualmente en los cielos de Líbano tienen bombas más pesadas para objetivos más lejanos. Hezbollah subió medio escalón, mientras que nosotros, uno entero… Podemos atacar no sólo a 20 kilómetros [de la frontera], sino también a 50 kilómetros, y en Beirut y en cualquier otro lugar.

No está claro qué «línea roja» tendría que cruzar Hezbolá para que Israel intensificara significativamente su respuesta a niveles mucho más altos; los dirigentes israelíes han sugerido que un ataque contra un emplazamiento estratégico; o un ataque que provocara importantes bajas civiles; o un bombardeo sustantivo sobre Haifa podrían constituir el punto de ruptura.

No obstante, con tres divisiones militares en lugar de la habitual desplegadas ahora en el norte de Israel, las FDI tienen más fuerzas preparadas para la acción en la frontera norte que las que tienen preparándose para una incursión en Rafah, en este momento. Está claro, como ha especificado el jefe del Estado Mayor Halevy, que Israel se está «preparando para la guerra» contra Hezbollah (más que preparándose para Rafah).

¿Es la amenaza de Rafah un farol para presionar a Hamás para que ceda en el acuerdo y los rehenes? De un modo u otro, tanto los jefes políticos como los militares de Israel son inflexibles: Las FDI incursionarán en Rafah, «en algún momento».

El ataque cualitativamente dierente de Hezbolá el miércoles en Safed, en el cuartel general del mando regional del norte de Israel, que causó 2 muertos y otras 7 víctimas, está siendo tratado en Israel como el ataque más grave desde el inicio de la guerra, y Ben Gvir lo calificó de «declaración de guerra». Ataques israelíes posteriores mataron a 11 personas, entre ellas seis niños, en un aluvión de ataques contra aldeas del sur de Líbano, en represalia por el bombardeo de Safed, y el feroz intercambio de disparos aún continúa.

Es muy probable que el «ataque de Safed» en las profundidades de Galilea tuviera por objeto señalar que Hezbolá no está dispuesto a capitular ante las exigencias occidentales de que proporcione a Israel un alto el fuego destinado a facilitar a los israelíes evacuados el regreso a sus hogares en el norte. Como confirmó Nasralá en un mordaz ataque a los mediadores externos (occidentales) que sólo sirven de abogados de Israel y no se ocupan de las masacres de Gaza:

Es más fácil hacer avanzar el río Litani hasta las fronteras, que hacer retroceder a los combatientes de Hezbolá desde las fronteras, hasta detrás del río Litani… Quieren que paguemos un precio sin que Israel se comprometa a nada.

En estas circunstancias, Nasralá aclaró que los residentes del norte de Israel no volverán a sus hogares, advirtiendo de que aún más israelíes corren el riesgo de ser desplazados:

‘Israel’ debe preparar refugios, sótanos, hoteles y escuelas para albergar a dos millones de colonos que serán evacuados del norte de Palestina, [si Israel ampliara la zona de guerra].

Nasralá esbozó lo que es claramente el plan estratégico global del Eje de la Resistencia acordado. (En la última semana ha habido una avalancha de reuniones entre altos dirigentes del Eje, por toda la región, en las que Nasralá habla):

Nos comprometemos a luchar contra Israel hasta que desaparezca del mapa. Un Israel fuerte es peligroso para Líbano; pero un Israel disuadido, derrotado y agotado, es menos peligroso para Líbano.

El interés nacional del Líbano, de los palestinos y del mundo árabe es que Israel salga derrotado de esta batalla: Por lo tanto, estamos comprometidos con la derrota de Israel.

Dicho sin rodeos, el Eje tiene su visión del resultado del conflicto. Y es un Estado israelí «disuadido, derrotado y agotado». Implícitamente, se trata de un Israel que ha renunciado al proyecto sionista, que se ha reconciliado con la noción de vivir como judíos entre el río y el mar, aunque con derechos que no difieren de los de otros que viven allí (es decir, los palestinos).

Por otro lado, el plan estratégico occidental, como informa el Washington Post -que Estados Unidos y varios países árabes esperan presentar en unas semanas-, es un plan a largo plazo para la paz entre Israel y los palestinos, que incluye un «calendario» para el establecimiento de un «Estado» palestino provisional desmilitarizado:

Imperativamente, comienza con un acuerdo sobre los rehenes acompañado de un alto el fuego de seis semanas entre Israel y Hamás. Aunque pueda denominarse «cese de hostilidades» o «pausa humanitaria prolongada», dicho alto el fuego señalará el fin de facto de la guerra en las líneas y escala en que se ha librado desde el 7 de octubre.

El plan aborda la «Gaza de posguerra», en términos ya conocidos. Como afirma el comentarista israelí de alto nivel, Alon Pinkas

Paralelamente al anuncio, Estados Unidos, Gran Bretaña y posiblemente otros países considerarán y finalmente harán una declaración conjunta de intenciones reconociendo un Estado palestino provisional, desmilitarizado y futuro, sin delimitar ni especificar sus fronteras.

Tal reconocimiento no contradice necesariamente la legítima y razonable exigencia de Israel de tener un control de seguridad primordial sobre la zona al oeste del río Jordán en un futuro previsible… [constituye] un camino práctico, temporal e irreversible hacia un Estado palestino que conviva en paz con Israel… cuyo reconocimiento podría someterse también al Consejo de Seguridad de la ONU -como resolución vinculante. Una vez que los países árabes firmen dicho marco, EEUU cree que ni Rusia ni China lo vetarían …

Sin embargo, dentro de la fase de «regionalización», los estadounidenses elaborarán un mecanismo de cooperación regional en materia de seguridad. Algunos en Washington imaginan una región reconfigurada con una nueva «arquitectura de seguridad» como presagio de una versión gradual en Oriente Medio de la Unión Europea, con una mayor integración económica y de infraestructuras.

Ah, ¡¡¡ otra vez el Nuevo Medio Oriente Próximo !!!

Incluso Alon Pinkas, un experimentado ex diplomático israelí, reconoce:

Si el plan te parece demasiado fantasioso: No eres el único.

Las improbabilidades básicas de este plan simplemente se pasan por alto. En primer lugar, el ministro de Finanzas de Israel, Smotrich, respondió al supuesto plan árabe-americano diciendo: «hay un esfuerzo conjunto estadounidense, británico y árabe para establecer un Estado terrorista» junto a Israel. En segundo lugar, (como Smotrich señala, además): «Ven las encuestas. Ven cómo la mayoría absoluta de los israelíes se opone a esta idea [de un Estado palestino]»; y en tercer lugar, se instalaron unos 700.000 colonos en Cisjordania, precisamente para bloquear cualquier Estado palestino.

¿De verdad Estados Unidos va a imponer esto a un Israel hostil? ¿Cómo?

Y, desde la perspectiva de la Resistencia, «un ‘Estado’ palestino provisional, desmilitarizado y futuro, sin fronteras delimitadas ni especificadas, no es un Estado. Es realmente un Bantustán (1).

La realidad es que cuando un Estado palestino podría haber sido una perspectiva real (hace dos décadas), la comunidad internacional hizo la «vista gorda» voluntariamente -durante décadas- ante el exitoso y completo sabotaje del proyecto por parte de Israel. Hoy, las circunstancias han cambiado mucho: Israel se ha desplazado mucho hacia la Derecha y está presa de una pasión escatológica por establecer Israel en toda la «Tierra de Israel».

Estados Unidos y Europa sólo pueden culparse a sí mismos del dilema en el que ahora se encuentran. Y una postura política, como la delineada por Biden, provocará un daño estratégico incalculable para los EE. UU. y sus complacientes aliados europeos.

Incluso en el tema del Líbano, seamos claros también, las exigencias de Israel al Líbano van mucho más allá de un alto el fuego mutuo. No hay ninguna garantía, ni siquiera en el caso de que se alcance un alto el fuego en Gaza como parte de un acuerdo global entre rehenes y el fin de la guerra, de que Nasralá acceda a retirar todas sus fuerzas de la frontera con Israel o, a la inversa, de que Israel cumpla sus compromisos.

Y con Estados Unidos definiendo su «solución» palestina como una entidad palestina improbable, provisional, desarmada y totalmente impotente, enclavada dentro de un Israel totalmente militarizado, que ejerza un «pleno dominio de la seguridad desde el río hasta el mar», no sería sorprendente que Hezbolá optara más bien por seguir el plan del Eje de un post-sionismo derrotado y exhausto.

El comentarista israelí, Zvi Bar’el, escribe:

Incluso si las hipótesis estadounidenses se convirtieran en un plan operativo, sigue sin estar claro qué política adoptará Israel respecto al Líbano. Ni siquiera haciendo retroceder a Hezbolá de modo que las comunidades israelíes dejen de estar al alcance de sus misiles antitanque desaparece la amenaza de decenas de miles de misiles de medio y largo alcance. La ecuación de disuasión entre Israel y Hezbolá seguirá determinando [la verdadera] realidad a lo largo de la frontera.

[La hipótesis de trabajo actual de Estados Unidos, presentada por el enviado especial de la Administración Amos Hochstein en sus anteriores visitas a Líbano],

es que un acuerdo de demarcación fronteriza entre Israel y Líbano dará lugar al reconocimiento definitivo y pleno de la frontera internacional y negará así a Hezbolá la base formal para justificar su lucha continua contra Israel para liberar los territorios libaneses ocupados. Al mismo tiempo, permite al gobierno libanés ordenar a su ejército que despliegue sus fuerzas a lo largo de la frontera para afirmar su soberanía sobre todo su territorio y exigir que las fuerzas de Hizbulá se retiren de la frontera.

Esto no es más que otra ilusión, un pensamiento «fantasioso«. Y contiene un fallo: el plan de trabajo de Hochstein no incluye un acuerdo sobre las Granjas de Sheba’a, sino sólo sobre la «Línea Azul», la frontera acordada en 2000, pero que Líbano no reconoce como frontera internacional. Si no se resuelve la cuestión de las Granjas de Sheba’a, Hezbolá no quedará vinculado por un acuerdo de demarcación limitada que omita la zona de Sheba’a.

Desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, todas las estratagemas y protocolos, desenterrados de algún armario mohoso del Ala Oeste, y en los que se apoyó Estados Unidos, han fracasado. Lo que se suponía que iba a ser una operación militar limitada y compartimentada en Gaza por parte de las FDI se ha convertido en una tormenta de fuego regional. Los portaaviones enviados para disuadir a otros actores de involucrarse fracasaron con los Houthis; las bases estadounidenses en Irak y Siria se convirtieron en objetivos, y los ataques contra bases estadounidenses continuaron, a pesar de los intentos estadounidenses de asestar «golpes» disuasorios.

Está claro que Netanyahu ignora a Biden y «desafía al mundo», como atestiguan los titulares de esta semana:

«Desafiando a Biden, Netanyahu redobla sus planes de luchar en Rafah» (Wall Street Journal)

«Mientras Israel acorrala a Rafah, Netanyahu desafía al mundo» (Washington Post)

«Estados Unidos no castigará a Israel por una operación en Rafah que no protege a los civiles» (Politico)

«Egipto construye un recinto amurallado en la frontera ante la inminente ofensiva israelí: Las autoridades están rodeando una zona del desierto con muros de hormigón como medida de contingencia ante una posible afluencia de refugiados palestinos» (Wall Street Journal).

Netanyahu ha prometido seguir adelante, afirmando el miércoles que Israel montaría una  operación “poderosa  en la ciudad de Rafah, una vez que los residentes hayan sido «evacuados». Los israelíes dicen explícitamente que la Casa Blanca no se opone al bombardeo de Rafah, siempre que se dé a los palestinos la oportunidad de «evacuar» (no se dice adónde). (Mientras tanto, Egipto está construyendo un campo de refugiados dentro de su frontera, rodeado de muros de hormigón…).

Llegados a este punto, todos los problemas de Estados Unidos –la polarización política, el aumento de la guerra, la financiación de las guerras, la alienación entre los electores árabes de los Estados pendulares y el descenso de la popularidad de Biden– están empezando a alimentarse y reforzarse mutuamente. Lo que empezó como una cuestión de política exterior –Israel derrotando a Hamás– se ha convertido en una importante crisis interna. La insatisfacción en Estados Unidos por la conducción israelí de la guerra está alimentando el crecimiento de importantes movimientos de protesta. ¿Quién puede creer realmente que otro viaje más de Blinken a la región resolverá algo a estas alturas, se pregunta Malcom Kyeyune (2)?

Es difícil decir en qué situación se encontrarán las cosas en la región dentro de un par de meses. Hemos entrado en un periodo de ruptura y violencia, a medida que las fuerzas que desintegran el antiguo statu quo se suceden en cascada y se refuerzan mutuamente.

Traducción nuestra


*Alastair Crooke, es un exdiplomático británico y es el fundador y director del Foro de Conflictos con sede en Beirut, una organización que aboga por el compromiso entre el Islam político y Occidente.

Notas nuestras

(1) Bantustán es el término que designa cada uno de los veinte territorios que operaron como reservas tribales de habitantes no blancos en Sudáfrica y África del Sudoeste (actual Namibia), en el marco de las políticas segregacionistas impuestas durante la época del apartheid. ​ Tanto en la República Sudafricana como en el territorio aledaño de África del Sudoeste (por entonces, bajo la ocupación y administración del gobierno racista de Sudafrica), se establecieron diez reservas de esta clase, destinadas a alojar y concentrar en su interior poblaciones étnicamente homogéneas.
(2) Malcom Kyeyune es un escritor y bloguero sueco. Escribe para publicaciones como Aftonbladet, Fokus, Göteborgs-posten, Dagens Samhälle, Kvartal, UnHerd, The Bellows, American Affairs y Compact Magazine entre otras

Publicado originalmente por Strategic Culture Foundation
Traducción: observatoriodetrabajadores