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November 13, 2023
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Escríbenos: info@strategic-culture.su

De acuerdo con la tercera Ley de Murphy, si existe posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la que vaya mal. No es seguro que esto sea así, pero es probable que ocurra. De modo que en el actual escenario de guerra de Israel contra el terrorismo nazi de Hamas, no sería de extrañar que pasáramos de un escenario de tensión extrema a otro peor. Todo puede empeorar. Si, como ha declarado el ministro de Defensa de Israel, Yoav Galant, la respuesta hará que «Gaza no vuelva a ser lo que era» porque «lo eliminaremos todo», es previsible que lo que hoy es un capítulo más del enfrentamiento entre judíos y palestinos, se transforme en una guerra regional que envuelva a diferentes estados árabes, de manera muy particular a Irán. Con el respaldo, más o menos encubierto, de USA por un lado y quién sabe si Rusia y China por otro. E incluso ese escenario envenenado, que implicaría una crisis petrolera en Ormuz, podría desencadenar una contienda entre superpotencias. Dios no lo quiera, pero Irán ha respondido a Netanyahu que «estamos con los dedos en el gatillo» en previsión de que Israel destruya Gaza, la franja donde viven hacinadas 2,2 millones de personas, la mayoría no terroristas, sino esclavos de Hamas. Responder al terrorismo con sus armas no es propio de los Estados ni del derecho internacional, ha dicho Borrell. Pero en las guerras con frecuencia no se respetan códigos ni leyes. Sobre todo, si los gobernantes aplican la teoría maquiavélica de que «el fin justifica los medios». Es decir, que estaría justificado romper reglas morales básicas, pasar por encima de los derechos de las personas, si esto permite lograr lo que se busca.

Algo tan viejo como la política. Se le escapó un día a Hillary Clinton la indiscreción de revelar que «estamos luchando contra grupos a los que financiamos hace 20 años. Fue Reagan en colaboración con el Congreso, liderado por los demócratas, quien dijo que era buena idea hacer tratos con el ISIS y los militares paquistaníes para reclutar muyahidines para vencer a la URSS. Perdimos millones de dólares, pero no fue mala inversión acabar con la URSS».

El fin justifica los medios. Más recientemente, Gregor Gysi, parlamentario de la CDU alemana, en discurso en el Bundestag en 2021, se preguntaba «¿Quién creó Al Qaeda?». Él mismo Gysi se respondía: «Los EE.UU. en Afganistán luchando contra la URSS». Y añadía: «Por cierto que también fue el servicio secreto israelí quien fundó Hamas para combatir a la OLP». Ron Paul, ex senador y ex miembro de la Cámara de Representantes USA, ya declaró en 2009 que «repasando la historia de Hamas descubrimos que fue fomentada por Israel porque querían que Hamas contrarrestara a Arafat». Y nada que decir sobre lo publicado por el periódico de izquierdas Israelí Haaretz, declaración atribuida a Netanyahu en alocución a sus colegas de partido: «todo aquel que quiera impedir la creación del estado palestino tiene que reforzar y dar dinero a Hamas. Esa es parte de nuestra estrategia».

Y es que la política tiene con frecuencia extrañas formas de desempeñarse. El famoso «cría cuervos que te sacarán los ojos» es una leyenda que se suele cumplir.

Con los dedos en el gatillo (larazon.es)

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Con los dedos en el gatillo

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De acuerdo con la tercera Ley de Murphy, si existe posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la que vaya mal. No es seguro que esto sea así, pero es probable que ocurra. De modo que en el actual escenario de guerra de Israel contra el terrorismo nazi de Hamas, no sería de extrañar que pasáramos de un escenario de tensión extrema a otro peor. Todo puede empeorar. Si, como ha declarado el ministro de Defensa de Israel, Yoav Galant, la respuesta hará que «Gaza no vuelva a ser lo que era» porque «lo eliminaremos todo», es previsible que lo que hoy es un capítulo más del enfrentamiento entre judíos y palestinos, se transforme en una guerra regional que envuelva a diferentes estados árabes, de manera muy particular a Irán. Con el respaldo, más o menos encubierto, de USA por un lado y quién sabe si Rusia y China por otro. E incluso ese escenario envenenado, que implicaría una crisis petrolera en Ormuz, podría desencadenar una contienda entre superpotencias. Dios no lo quiera, pero Irán ha respondido a Netanyahu que «estamos con los dedos en el gatillo» en previsión de que Israel destruya Gaza, la franja donde viven hacinadas 2,2 millones de personas, la mayoría no terroristas, sino esclavos de Hamas. Responder al terrorismo con sus armas no es propio de los Estados ni del derecho internacional, ha dicho Borrell. Pero en las guerras con frecuencia no se respetan códigos ni leyes. Sobre todo, si los gobernantes aplican la teoría maquiavélica de que «el fin justifica los medios». Es decir, que estaría justificado romper reglas morales básicas, pasar por encima de los derechos de las personas, si esto permite lograr lo que se busca.

Algo tan viejo como la política. Se le escapó un día a Hillary Clinton la indiscreción de revelar que «estamos luchando contra grupos a los que financiamos hace 20 años. Fue Reagan en colaboración con el Congreso, liderado por los demócratas, quien dijo que era buena idea hacer tratos con el ISIS y los militares paquistaníes para reclutar muyahidines para vencer a la URSS. Perdimos millones de dólares, pero no fue mala inversión acabar con la URSS».

El fin justifica los medios. Más recientemente, Gregor Gysi, parlamentario de la CDU alemana, en discurso en el Bundestag en 2021, se preguntaba «¿Quién creó Al Qaeda?». Él mismo Gysi se respondía: «Los EE.UU. en Afganistán luchando contra la URSS». Y añadía: «Por cierto que también fue el servicio secreto israelí quien fundó Hamas para combatir a la OLP». Ron Paul, ex senador y ex miembro de la Cámara de Representantes USA, ya declaró en 2009 que «repasando la historia de Hamas descubrimos que fue fomentada por Israel porque querían que Hamas contrarrestara a Arafat». Y nada que decir sobre lo publicado por el periódico de izquierdas Israelí Haaretz, declaración atribuida a Netanyahu en alocución a sus colegas de partido: «todo aquel que quiera impedir la creación del estado palestino tiene que reforzar y dar dinero a Hamas. Esa es parte de nuestra estrategia».

Y es que la política tiene con frecuencia extrañas formas de desempeñarse. El famoso «cría cuervos que te sacarán los ojos» es una leyenda que se suele cumplir.

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