Lamentablemente, aún falta desarrollar una sólida unidad de la región. Sin esto, seguirán los mismos países tendiendo a actuar por su cuenta de manera lenta y supeditados a la paquidermia de sus élites.
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“El continente americano ya no debe ser considerado como sujeto de futura colonización por ninguna potencia europea”. (América para los americanos)
Presidente James Monroe, mensaje anual al Congreso de EE. UU. 2 de diciembre de 1823
Los americanos del norte, por ser sólo extranjeros, tienen el carácter de heterogéneos para nosotros. Por lo mismo jamás seré de la opinión de que los convidemos para nuestros arreglos americanos.
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blancos, El Libertador. 21 de diciembre de 1824, sobre la participación de Estados Unidos en el Congreso de Panamá.
…soy la sangre del indio, soy latino, soy mestizo, somos de todos los colores y de todos los oficios y aunque le duela al vecino, somos más americanos, somos más americanos, ¡que ‘todititos’ los gringos!
Los tigres del Norte. Canción: Somos más americanos.
Entre junio y noviembre de 2023, tuve la oportunidad de liderar junto a colegas de: Venezuela, México, Chile y Rusia el Seminario Internacional de Estudios sobre el Bicentenario de la Doctrina Monroe 1823-2023. Además de ponentes de tales países, se sumaron colegas de Brasil, Perú, Bolivia, Cuba, Ghana y España. Fueron en total 61 ponencias agrupadas en mesas de trabajo dedicadas a: Historia y geopolítica; Migraciones, diáspora, difusión de ideas; Perspectivas militares acerca de la Doctrina Monroe; Movimientos sociales y disputas territoriales; Extractivismo, recursos naturales y medio ambiente; Relaciones internacionales y bloques regionales y Relaciones internacionales e impacto ideológico. Las grabaciones de las sesiones se encuentran en el canal de YouTube creado para este único fin Seminario internacional… así como en el canal de YouTube de la Asociación Colombiana de Historiadores.
Me es necesario por gratitud, mencionar al menos las y los colegas que estuvieron un año antes, desde 2022, organizando este evento: la Dra. Anahías Gómez, de la Universidad Central de Venezuela, de la República Bolivariana de Venezuela, apoyada por Patricia Méndez, Diana Pérez, Lionel Muñoz, Francisco González y Antonio Delgado; la Dra. en Estudios Culturales Comparados, Anna Popovitch, encargada del subcomité Rusia, Canadá y Estados Unidos; el maestro Marco Álvarez, desde la Universidad de Chile; el Dr. Jesús Sosa, de la Benemérita de Puebla, México; finalmente, los colegas en Colombia, maestro Leonardo Montoya y Jairo Arias. También el director del Instituto de Latinoamérica de la Academia de Ciencias de Rusia, Dr. Dmitri Rozental.
Y claramente, cada ponente de los países referidos, que pueden encontrar en la página del evento.
Nuestro evento, como señalamos en su nombre, era un seminario sobre estudios; lo que se tradujo en ponencias de índole crítico, analítico o prospectivo desprovistas de apasionamientos y monsergas panfletarias. Que además de los interesantes y siempre vigentes análisis de los colegas latinoamericanos y caribeños -que se pueden consultar en los canales de YouTube indicados y de los que citaré algunos trabajos- la asistencia de analistas y formadores de política internacional de fuera de la región de América Latina y el Caribe, se hacen significativos en tanto podemos los latinoamericanos ver la propia doctrina desde el prisma internacional.
Así, visiones como las de Yan A. Burliay, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación de Rusia, sobre La cooperación científica tecnológica entre rusia y América Latina como símbolo del fin material de la doctrina Monroe; la ponencia, La batalla de ideas durante la guerra fría: Norte – Este – Sur, de la Dra. en Estudios Culturales Comparados, de la Universidad de Columbia, Anna Popovitch; lo expuesto por el profesor Kwame Addo, Ghanés miembro de Diaspora African Forum (DAF) y asesor de varios gobiernos africanos en temas de desarrollo, en su ponencia Un despertar africano (Reconciliando recursos e infraestructura) o el Dr. Andrey Pyatakov del Instituto de Latinoamérica, de la Academia de Ciencias de Rusia, titulada: La Doctrina Monroe: sus manifestaciones y limitaciones en el siglo XXI.; el colega ruso Dr. Vladimir Goliney del Instituto de Latinoamérica de la Academia de Ciencias de Rusia con la exposición titulada, La Doctrina Monroe en una Perspectiva del Sistema Internacional Contemporáneo: Visión Regional y Global y la ponencia de Daniel Lobato, geógrafo e historiador español, activista en solidaridad con Palestina, Los despojos territoriales, el colonialismo y otras doctrinas Monroe en el planeta.
Con 61 trabajos de tal hondura, tendría suficiente material para hacer un artículo de total mérito para demostrar, dos años después, la relevancia que se acentúa hoy con la Doctrina Monroe durante la administración Trump.
Recabar en esta preminencia doctrinal Monroe es relevante a la luz de las citas con las que abro este artículo. La presidencia de Donald Trump ha marcado un punto hostil contra la región, lo que en el contexto de sus dos mandatos permite preguntar por el realismo de la soberanía de la región y su pertenencia a la misma bajo la pregunta acerca de si en verdad, luego de soportar el colonialismo europeo y el neocolonialismo norteamericano ¿somos más americanos?
La primera administración Trump
En el mandato de Donald Trump de 2017 a 2021, se impusieron fuertes sanciones adicionales a Cuba, 240 y más, que se pueden apreciar en la página del MINREX Cuba, a contra pelo de la política de desmantelamiento desde el poder blando en la Isla de Barak Obama. También se vieron movilizaciones coordinadas en varios países y en la propia Cuba atizando una revolución de color. En varios países salieron a las embajadas cubanas, tanto simpatizantes de Cuba como anti revolucionarios. Ello lo presencié en la Embajada de Cuba en Bogotá, el 15 de noviembre de 2021, dejando una nota para un portal argentino.
Fue en este mandato que Donald Trump inventó la sorprendente ficción de Juan Guaidó. Un tipo anodino que se autoproclamó presidente interino de Venezuela y fue reconocido por Europa y EE.UU. y países de América Latina, además de recibido con ovaciones de pie por varios parlamentos. Considero que se sabe de sobra que esta ficción sólo dio frutos en medios de comunicación y las cabezas de quienes le envistieron de una autoridad que no tenía. Aunque en lo posible, EE.UU. e Inglaterra sacaron ventaja: los primeros, robaron CITGO, filial de PDVSA en Estados Unidos, y dieron a Guaidó el manejo de la empresa colombo-venezolana Monómeros; los segundos, Inglaterra, robaron -ellos dicen congelaron- las reservas de Venezuela en oro por unos 1900 millones de dólares, como se puede apreciar en la nota de Blomberg. Las sanciones a Venezuela también sumaron más de 600. Igualmente, puso sanciones a Nicaragua, en el marco de la estrecha relación de ésta con Rusia y China.
Este lapso de gestión estadounidense, reafirma su apoyo a gobiernos de ultraderecha en la subregión, con fuertes simpatías con Jair Bolsonaro, de Brasil, Mauricio Macri, de Argentina y quien arribó a mitad del mandato de Trump, 2019, Nayib Bukele de El Salvador. Reafirmó lazos con Perú y Chile, así como la presidencia uruguaya de Luis La Calle Pou, quien llegó en 2020 al gobierno.
Finalmente, con su vecino sureño, México, insistió en el levantamiento de otra parte del muro, instando a México a pagarlo e iniciando la hostilidad a la migración por tal frontera; a lo que López Obrador, respondió proponiendo sumar esfuerzos para atacar parte de las causas estructurales del problema: violencia, marginalidad y atraso en el llamado triángulo norte, integrado por El Salvador, Honduras y Guatemala. En tal mandato, se reformó el TLCAN como acuerdo de libre comercio de América del norte, que pasó a llamarse T-MEC, Tratado México, Estados Unidos, Canadá. Asimismo, se retiró EE.UU. del Tratado Transpacífico TPP e inició la urgencia de comprar Groenlandia.
Y pese a que se inventaron los demócratas el denominado Russiagate, en donde se señalaba injerencia rusa en las elecciones de 2016 a favor de Donald Trump, -lo que ha sido desmentido- en aquella primera administración se pusieron al menos 50 sanciones y se presionó fuerte a Rusia, según el propio Kremlin. Y aunque Trump ahora diga que el conflicto en Ucrania, ‘es la guerra de Biden’, durante su mandato impulsó la ayuda militar a Ucrania levantando el embargo de armas dispuesto por Obama y suministrando misiles Javelin. En este periodo se fortaleció la base bélica de la OTAN – Ucrania, así como se dio el despliegue de al menos 20 laboratorios para experimentar plagas virales, como el SART-COVID-19, entre otras. También hostigó a Joseph Biden y a su hijo Hunter, por el caso Burisma, lo que le valió un juicio político.
Trump, fue particularmente agresivo con la guerra comercial a China y se vivieron peleas duras, como el bloqueo al uso de la plataforma Android en los Smartphone chinos, Huawei, de Huawei Technologies Co., Ltd., quienes desarrollaron una propia plataforma llamada Harmony. Una época llamada de ‘desacoplamiento’ de las economías o fin de la interdependencia.
Primer año del segundo mandato de Trump
Sólo han pasado 10 meses del segundo mandato. Enlisto sin detallar cómo tiene al mundo y la zona continental y caribeña la detallaré, por ser asunto de la propia Doctrina Monroe:
La estupidez, osadía, letalidad y ambigüedad de este segundo mandato hace creer a Donald Trump que ha parado ocho guerras: entre Serbia y Kosovo, Egipto y Etiopía, Camboya y Tailandia, Israel e Irán, India y Pakistán, República Democrática del Congo y Ruanda, Armenia y Azerbaiyán e Israel y Hamás. Todas sus negociaciones son anunciadas por él como ‘fantásticas’ y deseaba y desea fervorosamente un premio Nobel; ha sido ambiguo y grosero con Rusia ante la no aceptación de ésta ni su mandatario, Vladimir Putin, a terminar de manera desfavorable para Rusia el conflicto en Ucrania; ha seguido armando a ésta a través de ventas a Europa; sigue proporcionando inteligencia, vigilancia y reconocimiento ISR, para ataques ucranianos; ha impuesto más sanciones a Rusia y sus empresas petroleras Rosneft y Lukoil, en medio de lo que se suponía era un deshielo de las relaciones ruso-estadounidenses y el último supuesto plan de 28 puntos para terminar la guerra en Ucrania. De hecho “amenazó hace unos días con sancionar a cualquier país que haga negocios con Rusia”.
Ha bombardeado Irán y traicionado la mesa de negociación que tenía con la nación persa y con Israel, igual que asesinó al general iraní Qasem Soleimani, en Irak; ha autorizado el bombardeo a una comitiva de negociación de Hamás, en Catar, por parte de Israel; ha obligado a Japón, Corea del Sur, Canadá y Unión Europea, sus socios más cercanos, a firmar leoninos acuerdos que al día de hoy no se sabe si tales países lograrán pagar o esperan la resolución de los propios tribunales estadounidenses que pueden ser propensos a declarar tales acuerdos e imposiciones arancelarias, como ilegales. Con China entabló la forma de guerra comercial más agresiva, de la cual ha tenido que recular mientras la señala de acuerdos ‘fantásticos’. Asimismo, ha amenazado a India por comprar gas y petróleo ruso, lo que no le salió tan bien, aunque señale con frecuencia que India compra cada vez menos a Rusia, lo que es ‘fantástico’.
En cuanto a la región americana y caribeña, es decir toda la masa continental y sus océanos y mares, podemos ver una continuidad de las líneas dispuestas por la primera presidencia de Donald Trump; salvo que ahora cuenta con un secretario de Estado anti -latinoamericano y anti – izquierdista, que a la vez es asesor de Seguridad Nacional: el hijo de inmigrantes cubanos, Marco Rubio. Sus padres no migraron del gobierno de Fidel Castro, sino de la dictadura pro estadounidense de Batista, en 1956.
Trump ha tenido un acento agresivo en este segundo mandato, obrando mediante una política de ‘matón de barrio’ en la cual lo que no se le dé insinúa tomarlo y a veces lo toma o negocia con chantaje. Así, ha señalado su deseo de invadir Groenlandia, de tomar el Canal de Panamá u obligar a tal país a determinar cero aranceles para barcos estadounidenses en tránsito. Ha puesto aranceles del 50% a Brasil, por la condena de Jair Bolsonaro como gestor de un golpe de Estado contra Lula D´ Silva. Inició una deportación de migrantes en condición de anormalidad legal de su estatus migratorio -también migrantes legales-, que impacta particularmente a los mexicanos y latinoamericanos, creando un comando denominado Inmigration and Customs Enforcement, ICE. Los atropellos y vejámenes sufridos lo han puesto en controversia con los mandatarios de la región, particularmente, de Colombia y Venezuela.
En verdad, ¿somos más americanos?
En esta dinámica de política exterior -o política ‘estertor’, agónica- estadounidense trumpista, ha vuelto a sonar la Doctrina Monroe; que de hecho nunca ha dejado de estar en la boca de los funcionarios estadounidenses y diplomáticos del mundo, como detallé en el artículo La interesante persistencia de evocar la doctrina Monroe, en donde cito artículos de prensa y declaraciones de políticos sobre tal doctrina.
Para responder si somos más americanos, luego de soportar el colonialismo europeo y el neocolonialismo norteamericano -por quinientos años entre los dos colonialismos- puedo hacer acopio de las reflexiones de los ponentes citados líneas arriba, como el Dr. Goliney, quien señala la disruptiva postura de las naciones latinoamericanas y caribeñas, al crear en la primera ola progresista instituciones como CELAC a contrapelo de la OEA y ALBA-TCP como alternativa al ALCA. Esto emerge de un proceso lento de desacoplamiento dificultoso debido en parte al vasallaje de las élites de la subregión que han impedido una formación de ciencia propia, de soberanía y autonomía. El colega ponente, señala también que la propia Doctrina cambió su envergadura de regional a global al final de 1945.
Asimismo, la injerencia en la cultura, el arte, la literatura, por parte de la ideología política, aunque es un debate no zanjado, según lo expuesto por la Dra. Popovitch en su ponencia citada, permite ver una ‘batalla de ideas’ donde no sólo aflora el componente Norte-Sur sino también el Este; desde la proyección de poder cultural en la Guerra Fría, donde la Unión Soviética mantuvo un portentoso apoyo a las formas culturales del Sur. Tras varios eventos y experiencias, poco a poco, se fue gestando la originalidad y una tendencia de ruptura, principalmente en el arte y la literatura a través del muralismo y el boom latinoamericano.
El Dr. Jaime Preciado Coronado, de México, señaló en su ponencia Entre la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto: la disputa latinoamericana frente al panamericanismo, que el panamericanismo ha pasado por varias etapas a lo largo de su historia: ha sido imperial, del buen vecino, de seguridad nacional o incluso Neoliberal, en cuyo caso se buscó convertir a América Latina en un Continente – empresa conveniente a los intereses de Estados Unidos, a través del ALCA o tratados de libre comercio como el TLCAN, hoy T-MEC. En tal sentido la subregión ha soportado al monroísmo como una forma neocolonial que frustró el sentido primario de las independencias latinoamericanas del siglo XIX.
En similar sentido, el Dr. Andréi N. Pyatakov, señala en su ponencia ya citada líneas arriba, que el siglo XXI, detenta dos mega procesos ligados a la Doctrina Monroe directa o indirectamente. El primero es el surgimiento del alter-globalismo latinoamericano en lucha contra el proyecto ALCA hasta 2005, que tiene raíces históricas en lo que conocemos como panamericanismo versus latinoamericanismo. El segundo mega proceso está relacionado con el desarrollo del grupo BRICS, al cual para tales fechas habían manifestado el deseo de unirse más de 32 países, todos ellos poseedores de grandes recursos. De tal fenómeno el Dr. Pyatakov propuso un nuevo concepto: “bricsalización”.
Para citar sólo una más de las ponencias, el Dr. Jesús Sosa, de México, en su ponencia, El protestantismo como expresión del excepcionalismo estadounidense y la doctrina Monroe, señala que desde la década de 1980 hasta la actualidad EEUU ha impulsado el establecimiento de misiones de iglesias protestantes mayoritariamente pertenecientes al movimiento pentecostal para atraer simpatizantes desde las bases de los pueblos y así evitar que se unieran a movimientos revolucionarios o movimientos sociales, en la actualidad, toda vez que la mayoría de ellos han adoptado tintes antiestadounidenses. Asimismo, resalta que el fenómeno religioso se ha manifestado de una manera más patente en la vida política de EE. UU. y de varios países de América Latina y particularmente en los casos de apoyo de las iglesias protestantes a las victorias electorales de Donald Trump en EE. UU. y Yahir Bolsonaro en Brasil.
Estas cinco ponencias, que invito a visitar en sus respectivos links, señalan las disputas culturales, estéticas, religiosas y políticas no sólo en un sentido soberanista nacional, sino en la calidad de acción en bloque ante la doctrina hegemónica estadounidense. Pueden sumarse otras intervenciones del Seminario Internacional en tanto resistencia económica y comercial, ligada a los recursos naturales, como son: la ponencia del Dr. Vladimir R. Gil Ramón, del Perú, titulada, Cultura, conflictos y participación en estudios de impacto ambiental. En esa línea, el Dr. Freddy Zurita, La diplomacia energética rusa en América Latina y la ponencia del propio Embajador Yan Burliay, citado líneas atrás, acerca de la cooperación científico-tecnológica de Rusia con América Latina; El pensamiento ambientalista de Fidel Castro, de la colega cubana Maida Millán Álvarez; así como tres ponencias muy de actualidad sobre el Esequibo y el petróleo venezolano de los colegas Diana Carolina Pérez, Aura Elena Rojas y Christian Flores Guzmán, todos de instituciones venezolanas.
De esta forma las ponencias recopiladas de voz de sus autores, en sí mismas afirman el sentido de una América Latina y Caribe soberanos y ‘más americana’ desde el pensamiento crítico. Al sumar visiones allende a la región, éstas permiten significar el ser ‘más americanos’ desde la singularidad que va formando la región, ya sean de índole cultural como el Boom latinoamericano o las instituciones tipo CELAC y ALBA TCP.
La Doctrina Monroe, como forma neocolonial tras el fin del colonialismo decimonónico europeo en la región, constituye un reto actual y persistente frente al propio declive estadounidense que se esmera en sacar a Rusia y China de su área de injerencia inmediata. Continúa con su presencia militar, económica y comercial en los otros continentes, exigiendo por la fuerza en el propio, lo que no da afuera.
El sentido de ser ‘más americanos’ implica un reclamo de tipo geográfico y de procedencia ‘original’; que contrario a la visión anglosajona de tierra arrasada sobre los pueblos indoamericanos del norte se afirma en la condición trinitaria de indio, mestizo y afro que signó a la subregión como etnias expoliadas y mezcladas con la etnia blanca invasora y dominante. Sobre estas particularidades, esta trinidad híbrida a contrapelo de la blanca, el colega Mario Valero, venezolano, profesor del Fashion Insitute of Technology, de New York, en su ponencia, Las ciencias raciales en Cuba y Brasil: tres intervenciones estadounidenses, habla de estas caracterizaciones de tipo antropológico y biológico que se efectuaban también desde perspectivas darwinistas, a través de una rica iconografía, a modo un poco de los propios cuadros de castas. De esto último también da cuentas la mesa dispuesta sobre Movimientos sociales y disputas territoriales.
En resumen, el evento que hoy rememoro, no sólo tiene obvia vigencia, sino que invito a su revisión en los links que acompañan cada ponencia o tema, aquí citados. No sólo se trata de generar más contenidos, acto propio de expertos en su campo, sino de repasar y retomar aquellos que delinean características claves de este fenómeno llamado Doctrina Monroe.
En tanto el dominio estadounidense es un gigante que cae lentamente en un proceso de larga data y de lo cual vemos ya sus síntomas más marcados, también apreciamos una política de ‘América para los americanos’ a muerte, directa y sin embates. Ha dicho abiertamente Donald Trump que Estados Unidos no necesita de América Latina, mientras renombra el Golfo de México, como Golfo de América, bajo su política de First America. Ha puesto una logística militar en El Caribe, diría yo, sin precedentes, asesinando o al menos declarando la eliminación de lanchas con cerca de 80 tripulantes, con el pretexto de ser narcotraficantes que inundan de drogas a EE.UU. Lanchas que se encuentran sin capacidades mecánicas para hacer un viaje tan largo desde costas caribeñas hasta Bahamas o Miami.
Así, tras quinientos años de dominación, la historia nos demuestra que, en sus duraciones más largas, los procesos de liberación son lentos y condicionados por múltiples factores que el lector puede apreciar en las mesas de trabajo señaladas al inicio del presente artículo.
Si ser ‘más americanos’ implica una afirmación de la originalidad trinitaria que ha construido la cultura y el ethos latinoamericano y caribeño, desde abajo, también desde una perspectiva hegeliana de amo-esclavo, entonces además de las afirmaciones culturales, musicales, literarias, gastronómicas, deportivas e idiosincráticas, América Latina y el Caribe deben empeñarse en una ciencia e investigación propia, en ciencia nuclear para fines pacíficos y militares, que la libere de tutelas de todo tipo, así sean rusas o chinas, o de intimidaciones como las de EE.UU. y Europa.
Debe marcar un rumbo de excelencia en ejes estratégicos con planes a cincuenta y cien años, que se esmeren en cerrar un poco la brecha en ciencia y tecnología. China lo hizo, con otro acervo cultural claro está, en 30 o 40 años. Ser ‘más americanos’ no sólo en términos emotivos, sino de innovación y tecnología o administración y aprovechamiento de los propios recursos naturales de manera eficiente y en círculos cerrados sin desechos. Lamentablemente, aún falta desarrollar una sólida unidad de la región. Sin esto, seguirán los mismos países tendiendo a actuar por su cuenta de manera lenta y supeditados a la paquidermia de sus élites.


