Finalmente, el Rubicón real, el que desee o advierte la Federación de Rusia, será cruzado por OTAN-Occidente.
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En la Roma imperial del siglo primero A.C., Cneo Pompeyo Magno, se sintió amenazado por el militar Cayo Julio César, quien era parte del triunvirato que gobernaba el imperio; de tal suerte que se dispuso a degradarlo con apoyo del senado y retirarle su ejército, mediante acusaciones de corrupción. Julio César había logrado una gran victoria y riquezas para Roma al derrotar y ser gobernador de Las Galias -lo que hoy incluye a Suiza, Francia y Bélgica- tras nueve años de guerra. Al advertir este complot debió decidir entre someterse y dar estabilidad política al imperio, o entrar y retar a sus confabuladores. Tal decisión la tomó allí, en un pequeño río que aún existe cercano a la ciudad de San Marino, Italia, llamado Rubicón; –límite antiguo entre la Galia Cisalpina e Italia– considerado la frontera entre la ‘civilización’ y el mundo ‘bárbaro’.
El problema con cruzar el río Rubicón consistía en que ningún ejército con su comandante podía ingresar al imperio romano sin autorización, siendo el caso contrario un acto de guerra y de rebelión contra el imperio mismo. Fernando Lillo Redonet, doctor en filología clásica y escritor, señala que:
Según Suetonio, [Cayo Suetonio Tranquilo – historiador y biógrafo romano] César estaba aún dudando sobre qué hacer cuando apareció un hombre de extraordinaria belleza y altura, sin duda enviado por los dioses, que arrebató la trompeta a un soldado y tocándola con fuerza cruzó al otro lado. Este hecho hizo que César decidiera pasar el río, justificando su decisión en la voluntad divina y en la iniquidad de sus enemigos. A continuación, puso su destino en manos de la Fortuna con una frase que ha quedado para la historia: Alea iacta est, «la suerte está echada» o «los dados están echados». Para los romanos, la mejor tirada era la que llamaban «la suerte de Venus», y precisamente de esa diosa descendía la gens Julia, la familia de César.
La arriesgada jugada protagonizada por Julio César sería considerada en el futuro como el principio del fin de la República romana, el régimen que, durante cuatro siglos, desde la expulsión de los reyes etruscos, había encarnado los ideales romanos de igualdad y libertad.
Aunque Julio César logró su objetivo y fue nombrado dictador tras derrotar a Pompeyo, sería asesinado a navajazos cuatro años luego de su logro. Sin embargo, este acto de osadía quedó en los anales de la historia como un hecho memorable y según expertos, como el inicio del fin del imperio romano.
Así, la expresión ‘Rubicón’ señala un límite o línea roja puesta en algún contexto.
No soy experto ni estudioso de la historia romana, pero esta referencia memorable toma hoy un valor relevante para explicar lo que acontece. Hay cuatro elementos clave que de alguna manera y sin forzar similitudes se pueden aplicar al presente: i) la noción de inflexión problemática o Rubicón como cruce de una línea de poder dentro de la propia élite gobernante; ii) que el impulso final sea de inspiración divina; iii) que el cruce de un límite encarne un punto de inflexión de una transición y iv) que la suerte esté echada. Propongo así esta ruptura de límites en el contexto actual, un Rubicón en varios casos dados. Espero no abusar del concepto.
1. Donald Trump, si bien dista de ser un general que haya llevado triunfos a su país, se esmera en presentarse así; pues como vendedor que es por vocación, según su decir -y que le replica como mentira a su nieta en día de descanso jugando al golf– ha detenido ocho guerras. A esto se suma las ganancias ‘fantásticas’ que dice estar cobrando y que cobrará con los aranceles a todo el mundo. Bueno. Mientras Julio César sin duda se enriqueció y enriqueció a Roma y su orgullo como potencia única de la época; el presidente Trump digamos se mueve más en la perspectiva moderna de los rendimientos a ‘futuros’-incluya en lector las ‘fantásticas tierras raras de Ucrania’-; lo que nunca le hubieran tolerado a Julio César, hacer solo promesas. Pero comparte con éste una primera forma de Rubicón: es una espada contra el imperio mismo. No para derrotarlo, sino para reestructurarlo. Esta fue la idea de Julio César, esta es la idea de Donald Trump con su ‘Make America Great Again’ MAGA. Por otra parte, ambos se enfrentan a las élites que los rechazan. Es sabido el problema de presión que recibe D. Trump por parte de las élites y de los encargados del Complejo Militar Industrial. No son revolucionarios ninguno de los dos. Quieren lo mismo. La perpetuidad de sus hegemonías. Pero son claramente cuñas anti-élite, expresión de las luchas intra clasistas que hoy vive el mundo, sobre lo que he escrito y fundamentado mi tesis sobre el conflicto actual.
2. Es relevante comprender el sentido mítico-religioso que se vuelca como identidades étnicas y se encubren en identidades de clase. Así, el genocidio israelí al pueblo milenario palestino, se inspira en una suma de selecciones literales, acomodaticias o tergiversaciones de pasajes bíblicos (promesa de Dios a Abraham y su familia de darles la tierra prometida) o la afirmación de la propia Torá, (Una tierra donde fluirá leche y miel, de fertilidad y riqueza) libro sagrado del sionismo. Lo que, para el mundo, aún cuerdo y humano, considera una violación sistemática de soberanías, para el sionismo israelí es la inspiración divina. Los pasajes del Deuteronomio, 20:16-18, 7:1-2, 7:5, 12:3, son reveladores de ello y claramente suscitan la controversia de expertos. Unos hablan de la masacre de pueblos otros de la destrucción de imágenes e idolatría; lo que implica que el judaísmo y el sionismo, en tal perspectiva, ven a las religiones iconódulas -adoradoras de imágenes o íconos- como amenaza e inferiores, el lector de este ensayo seguramente está dentro de las categorías dadas por los sionistas. Se lanza así sobre el Rubicón de las fronteras de Cisjordania, Líbano, Siria y puede anhelar zonas de Egipto, Irán e Irak para construir el ‘Gran Israel’.
Por otra parte, el Cisma del año 1054 que produjo la división de la iglesia católica romana de la iglesia ortodoxa oriental, con una anecdótica excomunión mutua entre el patriarca Miguel Cerulario y el legado del papa, Humberto de Silva, aunque se da como controversia entre la perspectiva que cada cual asumía de los misterios del libro común, expresa actualmente la división entre oriente y occidente, donde este último odia y se exhibe hostil ante el primero. Esto es el mundo europeo blanco y anglo-latino contra el mundo eslavo. Esto implica más allá de las ideas teóricas o la hermenéutica de las sagradas escrituras, una insubordinación del mundo eslavo ante el occidental europeo: Roma, la gran entidad de mil años que tiene hoy sus herederos en Europa y EE.UU. Nuevamente un Rubicón intra – clasista, entre élites.
Cuando Rusia fue atea y comunista, el comunismo siguió siendo un adversario de los herederos de Roma, pero además era un enemigo no dentro de la clase misma, sino otra clase en acenso: el proletariado soviético, racional, ateo y potencia mundial con proyección internacionalista, globalizante. Hoy con una Rusia capitalista, vuelve a ser atacada en su iglesia ortodoxa y que administra a la fe en la propia Ucrania, siendo perseguida y asesinada. La inspiración divina señala que debe destruirse el universo ortodoxo, por insubordinarse ante Roma y sus herederos hace mil años, lo que le pasaría a Rusia de ser derrotada.
3. Si el cruce del río Rubicón implicaba una línea roja de amenaza al imperio romano, la Federación de Rusia ha desarrollado un sistema hidrográfico completo, una suma de líneas rojas. Sin embargo, siempre lo ha hecho bajo el criterio flexible de la reserva a la respuesta simétrica. La cantidad de líneas rojas que ha permitido pasar Rusia bajo el mando del presidente Vladímir Putin, no son pocas. Su doctrina nuclear ha sido violentada al menos dos veces: una cuando atacó OTAN-Ucrania los radares de alerta nuclear y otra cuando atacaron los aeródromos donde reposan los aviones capaces de efectuar bombardeos convencionales y nucleares. En los dos casos y los demás que mostraré, Rusia señala que ‘estos ataques no alteran la situación de la línea del frente’. También los han considerado de poco impacto y bajo estas premisas se soslaya la determinación de su Rubicón. De alguna manera es como que alguien te escupa en la cara, pero como no llegó a tu rostro la saliva, no lo consideras una agresión.
Además, los constantes bombardeos a los oblast o regiones de frontera incurren en violación de la doctrina rusa; incluidos los bombardeos a la zona de los cuatro oblast incorporados a la Federación de Rusia, pues son una agresión a su territorio. Los actos terroristas al puente de Crimea, a infraestructura civil, los ataques al Crocus City Hall, donde fueron asesinados más de 170 rusos, la entrega de armamento cada vez más letal a los nazis de Zelensky, más allá de su impacto en los resultados en el frente, implican que se ha ido de dotar de armamento OTAN a Ucrania, a tanques y misiles franceses, ingleses, alemanes y estadounidenses, aviones F-16 con capacidad de carga nuclear. Además, se ha pasado por la destrucción del gaseoducto Nord Stream, el derrocamiento en Siria de un gobierno leal a Rusia y la amenaza a las bases de Idlib y Tartús rusas en la zona, a la actual y casi segura entrega de misiles antiguos, pero peligrosos, Tomahawk, en medio de un discurso que valida y alaba la ambigua doctrina de Trump, señalando la esperanza en lo dialogado en Anchorage Alaska, en septiembre. Quizá sea un manejo del discurso para mantener contento el ego de Trump, pero insinuar que ha hecho cosas por la paz mundial, como lo hizo el presidente Putin en Valdai 2025, no deja de causar perplejidad.
Como anécdota un poco al margen, el nuevo grupo del ejército ruso que hace parte de la estructura de guerra moderna, encargado de actividad con drones y guerra electrónica, se llama Rubicón; aunque no entiendo si es por las líneas que limita del enemigo o las que pasa.
Así, tras más de dos décadas de la OTAN cruzando la línea autoimpuesta de ‘ni una pulgada hacia el oriente’, la guerra en suelo ucraniano marca la inflexión histórica fundamental: el fin de la dominación occidental tras quinientos años de podrido dominio apalancado en las bagatelas de la libertad y la democracia, no bajo una guerra ideológica como la de la Guerra Fría, sino de re-centramiento del capitalismo en Eurasia, con el apellido que desee ponerle el más creativo de los académicos.
Lo anterior se decanta en cuatro realidades: i) el descontento entre los partidarios de una acción ejemplar sobre Ucrania o Europa misma, dentro del Estado ruso, que comparten sectores de la población, y ii) la realidad implícita de que Ucrania es parte de la OTAN y la OTAN está en Ucrania. Así, cada línea roja traspasada significó la incorporación de Ucrania en la OTAN por cuotas y de facto; lo que se confirma con las palabras del canciller Lavrov, cuando señala que Europa y la OTAN son partes activas del conflicto, iii) en consecuencia, anima a los belicistas occidentales a tentar de nuevo la margen del río, ante la flexibilidad rusa. Esto ha implicado una crítica de varios analistas que se desconciertan ante las formas rusas. En todo caso, de no ser por esta actitud que mide sus fuerzas y sus objetivos en la parte rusa, probablemente ya estaríamos en guerra nuclear y estas líneas no existirían, tampoco habría lectores. iv) si esta es la realidad vista, pueden olvidarse los lectores de que Venezuela sea una línea roja para el prestigio e intereses de Rusia o China, cuando en sus propias zonas no han respondido bajo el principio flexible de reserva de la respuesta. La propia China sigue el camino de su aliado vecino y ha dejado armarse a Taiwán y crecer económicamente en exceso; cosa que no permite a sus propios multimillonarios como Jack Ma, fundador de la empresa de mercadería Alibaba.
4. Si se aprecian los discursos, las intervenciones, el manejo de la información y el control de la misma, como la compra de medios masivos de información por parte de los sionistas, además de las acciones ya señaladas y la impávida reacción de Rusia o su paciencia estratégica, así como la cobardía o paciencia milenaria de China para asumir que está en guerra real con EE.UU. y pronto lo estará militarmente, se comprende que ‘los dados se han echado’.
Occidente, bruto y osado, cruza el río varias veces, pero como en un siniestro espejismo se encuentra cada vez en una nueva orilla. Mira hacia atrás, no ve a nadie delante, los dioses le alientan, sigue, cruza la nueva orilla. Mira hacia los costados. Sombras en los matorrales, espectros que nada le hacen y encuentra una nueva orilla, otro Rubicón. Se desespera, con más altivez y ruido que con sigilo cruza de nuevo, pero alguna vez ya no habrá más orillas ni tampoco hallará la feliz dictadura que logró Julio César. ¿Será acaso paciencia estratégica o la trampa rusa llamada “maskirovka” que se ha tendido a Europa para consumirla en los pantanos que encalla a cada intento de su brazo armado, la OTAN, levantándose más débil, económica, política, social y militarmente? Una élite católica perdiendo ante una élite ortodoxa.
En la enferma sociedad y élite israelí, los dados también se echaron; la promesa de un pacto con Hamás, no es un pacto susceptible de ser cumplido, son maestros del incumplimiento y saborean la promesa de aniquilar a la nación persa. Esto ha desestabilizado a oriente medio y lejano y se aprecian intercambios de fuego entre Pakistán y Afganistán. En el Caribe, existen otros dados echados y es posible que EE.UU. quiera tomar como propio el petróleo y los recursos naturales venezolanos y por qué no, el Canal de Panamá y no estaría de más Groenlandia.
Pero, ¡quien los impulsa a seguir? ¿Cuál es el enviado de dioses que toca la trompeta? ¿Es Ares, el dios de la guerra herido en su orgullo que desea batallas y hecatombes, no de bueyes sino de humanos? Los europeos odian en primer lugar a Rusia y en segundo lugar a lo no europeo. Para ellos, el mundo eslavo es como la Galia que conquistó Julio César: una suma de naciones bárbaras. Pero es la diosa Clío de la Historia que en última instancia toca la trompeta, pues una vez echados a andar los fenómenos estructurales es imparable su desenlace y Ares acude dichoso y diligente.
Finalmente, el Rubicón real, el que desee o advierte la Federación de Rusia, será cruzado por OTAN-Occidente. Al parecer el único Rubicón que se encuentra en la doctrina y la mentalidad ortodoxa rusa es aquel que han señalado el canciller Sergei Lavrov, el expresidente Dimitri Medvediev y el presidente Vladímir Putin: “Un mundo sin Rusia no nos interesa”, lo que implica el último escalón existencial de su pueblo y su cultura y por ende el desenlace nuclear.
Aparecen varios ríos Rubicón, pero el cruce de su margen implica lo mismo, en este ensayo, aparecen varios dados echados, pero son los mismos, los que juegan con la trampa de su negación de la realidad con dados cargados: los dados del fin del dominio occidental. El fin de época, la transición hacia un lugar que no podemos nombrar porque aún no existe.