En este momento se ha producido un nuevo bajón en la degeneración. La Unión Europea ha prohibido el homenaje a aquellos que derrotaron al nazismo.
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La Unión Europea le está advirtiendo a los líderes europeos no asistir al 80º aniversario del Día de la Victoria el 9 de mayo en Moscú.
De manera ostensible, la razón para semejante prohibición es que se dice que Rusia está librando una guerra contra Ucrania y amenazando al resto de Europa, según la Unión Europea. Esa es una de las maneras de verlo.
Otra manera de ver la situación es que el conflicto en Ucrania es una guerra por encargo patrocinada por la Unión Europea y la OTAN para derrotar a Rusia, ocho décadas después que la Alemania Nazi fracasara en su intento. Las oligarquías europeas que han logrado dominar el quehacer político, comparten esta misma mentalidad fascistoide. Por supuesto entonces que ellas están en contra de asistir al evento por el 80º aniversario en Moscú el próximo mes. Necesitan manchar el evento como una manera de ocultar su política despreciable.
El evento que marca la derrota de la Alemania Nazi y al fascismo en Europa es una fecha histórica masivamente importante para el mundo entero. Hace ochenta años. El 9 de Mayo de 1945 el Ejército Rojo Soviético aplastó al régimen nazi en Berlín, en consecuencia poniendo fin a la más horrible guerra en la historia de la Humanidad.
Más de 27 millones de ciudadanos soviéticos –probablemente más—entregaron sus vidas en la épica lucha para derrotar a la Alemania Nazi y a sus aliados fascistas europeos incluyendo a la Francia de Vichy, Italia, Hungría, Finlandia y a los estados Bálticos de Estonia, Latvia y Lituania.
De Rusia es el honor de haber liberado a Europa del maligno fascismo. En comparación, los otros aliados antifascistas como Estados Unidos y Gran Bretaña perdieron menos del cinco por ciento de los caídos que sufrieron los ciudadanos de la Unión Soviética.
Es oportuno que muchos líderes internacionales estén asistiendo a la Parada del Día de la Victoria en Moscú este año. Ellos incluyen a Xi Jinping de China y a Narendra Modi de la India.
No obstante, muchos otros no estarán en Moscú lo cual es lamentable. El presidente estadounidense Donald Trump y el Primer Ministro inglés, Keir Starmer deberían hacerse presente y rendir respeto a los soldados y los civiles que sacrificaron sus vidas. Es deplorable que la intoxicante política que ha envenado las relaciones entre los estados occidentales y Rusia, haya conseguido hacer que eso no sea posible.
Sin embargo, lo que es todo aún más asombroso es la explícita prohibición a los líderes europeos para asistir a la celebración en Moscú.
Esta semana Kaja Kallas, la Comisionada de la Unión Europea para Asuntos Extranjeros emitió una advertencia que cualquier político que fuera a Moscú enfrentaría severas consecuencias.
Kallas, que anteriormente fue primera ministra de Estonia, pequeño estado del Báltico, fue nombrada el año pasado como la más antigua funcionaria de la Unión Europea en política exterior.
Uno de aquellos que desafían sus órdenes es el Primer Ministro de Eslovaquia, Robert Fico, quien rechazó a la Kallas por atreverse a señalarle a él, líder de una nación soberana hacia donde puede o no puede ir. Además agregó: “Iré a Moscú a rendir mi respeto por los miles de soldados del Ejército Rojo que murieron por la liberación de Eslovaquia.”
Fico fue elegido dentro de una plataforma que plantea relaciones amistosas con Rusia y el fin de la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania. Consecuentemente se opuso al envío de más ayuda militar al régimen de Kiev. El año pasado Fico sobrevivió a un intento de asesinato en el cual fue tiroteado por un pistolero al servicio de la política ucraniana.
Es particularmente notorio que las sanciones de la Unión Europea contra los políticos que asistan a la Conmemoración del Día de la Victoria estén apuntando contra los estados candidatos que conforman un bloque de 27 postulantes. Kallas amenazó que su postulación podría ser cancelada. El bloque incluye a los países balcánicos de Albania, Montenegro, Macedonia del Norte, Bosnia & Herzegovina y Serbia como también Moldavia y Georgia.
Sin embargo, el presidente serbio, Aleksandar Vucic declaró que él irá a Moscú a pesar de la inmensa presión de parte de Bruselas. “Estamos orgullosos de nuestra lucha contra el fascismo y esa fue la razón principal por qué yo acepté la invitación,” dijo Vucic. No obstante se refirió a la intensa y siniestra presión sobre su gobierno.
“A mí me parece que el cielo me va a caer encima debido a la presión que rodea al viaje a Moscú.” Dijo el presidente serbio, quien agregó que su país estaba siendo desestabilizado por agitadores extranjeros.
La indecorosa controversia sobre la Parada del Día de la Victoria en Moscú sirve para destacar las crecientes y malévolas tendencias de la Unión Europea.
La creciente centralización del poder político del bloque se está tornando más autoritaria y hostil hacia Rusia. Cualquier diferencia entre los miembros de la Unión Europea que cuestione el apoyo del bloque a la guerra por encargo en Ucrania es violentamente suprimida con amenazas de sanciones políticas y económicas.
El liderazgo de la Unión Europea bajo autócratas rusófobos como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y Kaja Kallas está implicado en la supresión de las elecciones en Rumania, Moldavia y Georgia para bloquear a partidos que están clamando por el fin de la guerra en Ucrania y por mejores relaciones con Rusia.
El reciente y dudoso proceso en Francia contra la política nacionalista Marine Le Pen, que ha criticado la guerra por encargo de la OTAN, es otro y lastimoso ejemplo de cómo la Unión Europea se desplaza hacia la supresión de la crítica.
Resulta asombroso cuanto ha llegado a hacer la Unión Europea para actuar como un bloque fascista.
Las decisiones políticas en torno al financiamiento del régimen neonazi en Ucrania para librar una guerra por encargo contra Rusia, son adelantadas por las oligarquías rusofóbicas sin ninguna democrática rendición de cuentas.
La Unión Europea que ha otorgado el Premio Nobel de la Paz el año 2012 se ha transformado en un eje militarista en el cual la economía civil está siendo subordinada a un exorbitante esfuerzo de guerra supuestamente para enfrentar la agresión rusa.
Durante varios años, la Unión Europea ha estado derivando hacia estas nefarias manifestaciones. El bloque está siendo manejado por gente como la von der Leyen cuyo padre político alemán tenía afiliaciones nazis. Los estados bálticos que están erigiendo monumentos a los colaboradores nazis, están ahora sobre representados en las oficinas donde se elaboran las políticas de la Unión Europea.
Resulta apropiado –aunque aborrecible—que el bloque esté actualmente aliado con el régimen neonazi de Kiev que honra a fascistas ucranianos como Stepan Bandera y Roman Shukhevych y muchos otros que colaboraron con el Tercer Reich en el exterminio de millones de personas ocho décadas atrás.
Vergonzoso hito significó el pasaje de una resolución en el Parlamento europeo el año 2019 comparando a la Unión Soviética con la Alemania Nazi en el supuesto inicio de la II Guerra Mundial. Rusia condenó semejante revisionismo político.
Actualmente, un nuevo bajón en la degeneración ha sido alcanzado. La Unión Europea está prohibiendo el homenaje a aquellos que derrotaron al Nazismo.
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona