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Raphael Machado
April 7, 2025
© Photo: Public domain

En la disputa entre la derecha y la izquierda en la política brasileña, el bien común de la nación es la última preocupación de todos los participantes.

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Eduardo Bolsonaro, diputado federal e hijo del ex presidente Jair Bolsonaro, anunció que va a renunciar a su cargo político para trasladarse a Estados Unidos con carácter indefinido. Según él, es víctima de persecución política y cree que sería más seguro permanecer ahí para evitar ser detenido en Brasil. Supuestamente, Eduardo Bolsonaro temió que su pasaporte fuera confiscado si él decidía permanecer en Brasil involucrado en un largo conflicto político con el poder judicial cosa que podría resultar en el encarcelamiento del ex presidente.

El caso es parte de una narrativa que apunta a señalar a la familia Bolsonaro como injustamente perseguida por instituciones “comunistas” y tiránicas, sugiriendo que este exilio auto impuesto es la única manera de luchar por la libertad de Brasil sin temor a las consecuencias que podrían producirse debido a esta lucha.

No obstante en la práctica, la verdadera razón para que el hijo políticamente más activo de Jair Bolsonaro para que permanezca en Estados Unidos es posiblemente diferente. Se trata de un esfuerzo por consolidar, organizar e institucionalizar el cabildo que ha sido gradualmente construido en Washington durante estos últimos años por la derecha brasileña.

Pero la idea de “un cabildo brasileño en Washington” no fue inventada por la derecha; se trata desafortunadamente de una lucha dialéctica entre la derecha y la izquierda, ambas en clave anti nacional.

Por ejemplo, hace unos años hablando acerca de “un cabildo brasileño en Washington” significaba hablar sobre la Oficina Brasileña en Washington.

Sin embargo, a diferencia de los cabildos nacionales o étnicos, esto es específicamente ideológico. Surgió en un contexto internacional donde el gobierno de Bolsonaro en Brasil y el gobierno de Biden en Estados Unidos coexistían con la meta de influir en las políticas públicas demócratas en contra del gobierno brasileño de la época a través de informes, diálogos y conferencias.

No resulta sorprendente que su composición redundara en una coalición entre docenas de ONG brasileñas todas vinculadas con el “activismo por los derechos humanos” en sus diferentes expresiones, ambientalistas, indigenistas, feministas, críticas de las teorías racistas, la ideología de género y legalización de drogas, críticas de los esfuerzos de la lucha contra el crimen y en adelante. Y como se suponía, la mayoría de las organizaciones que participaban o colaboraban con la Oficina de Brasil en Washington recibían financiamiento de parte alguna organización o agencia internacional, ya sea de parte de la USAID, la Sociedad Abierta la Fundación Bill & Melinda Gates y otras.

Es importante tomar en cuenta, por ejemplo, que en el año 2019 quince parlamentarios estadounidenses enviaron una carta a su gobierno pidiendo sanciones contra Brasil por supuestos crímenes ambientales y supuestas violaciones a los derechos humanos por parte de la policía brasileña. El documento en cuestión contenía una serie de datos e informaciones claramente suministradas por ONGs brasileñas que posiblemente eran parte de la Oficina Brasileña de Washington. El principal autor de la carta, el recientemente fallecido diputado Raúl Grijalva, quien fuera un estrecho colaborador de Amazon Watch eventualmente se convirtió en uno de los socios de la Oficina Brasileña de Washington.

Cuando inició sus operaciones el año 2022 comenzó de inmediato a trabajar hacia la meta de exigir la intervención de Estados Unidos en el proceso electoral brasileño bajo la excusa que Bolsonaro estaba preparando un golpe de estado. Esto se consiguió a través de numerosas declaraciones públicas del gobierno de Estados Unidos e incluso una carta. El problema radica en que esto pudo haber sido una profecía auto realizada, como lo fue la interferencia de Estados Unidos en el proceso electoral brasileño que convenció a Bolsonaro a no aceptar los resultados electorales. Fue durante este período que Brasil fue directamente amenazado por funcionarios norteamericanos e incluso recibió visitas de parte de Victoria Nuland para discutir cómo debía organizarse el proceso electoral brasileño.

Con el cambio de gobierno en Brasil y Lula ahora conduciendo el país, los diputados y senadores derechistas alineados con Bolsonaro de inmediato comenzaron a construir su cabildeo en Estados Unidos al lado del partido Republicano. Aún bajo el gobierno de Biden estos parlamentarios realizaron algunas visitas estratégicas que culminaron con el anuncio de Eduardo Bolsonaro que abandonaría su cargo. Con tres notorias visitas: una en el mes de Marzo del 2023 cuando una delegación encabezada por Eduardo Bolsonaro fue a Estados Unidos para reunirse con algunos parlamentarios y denunciar un giro autoritario en el gobierno brasileño. Luego en el año 2024 otra vez Eduardo Bolsonaro una vez más encabezó una delegación para solicitar sanciones contra Brasil por supuestos abusos contra los derechos humanos y ataques contra la democracia.

Y ahora con Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump, quien tiene una relativamente estrecha relación con los Bolsonaros, los congresistas derechistas brasileños prácticamente nunca abandonan Washington y en especial Eduardo Bolsonaro.

Por lo tanto, el comportamiento es análogo al de la izquierda cuando se organizó la Oficina Brasileña en Washington y señala un proyecto para formalizar este cabildeo anti brasileño.

Qué sería lo más lamentable, como pareciera, es que en esta disputa entre la derecha y la izquierda en la política brasileña el bien común de la nación es lo que menos preocupa a las partes involucradas.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

El cabildeo brasileño en Estados Unidos

En la disputa entre la derecha y la izquierda en la política brasileña, el bien común de la nación es la última preocupación de todos los participantes.

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Eduardo Bolsonaro, diputado federal e hijo del ex presidente Jair Bolsonaro, anunció que va a renunciar a su cargo político para trasladarse a Estados Unidos con carácter indefinido. Según él, es víctima de persecución política y cree que sería más seguro permanecer ahí para evitar ser detenido en Brasil. Supuestamente, Eduardo Bolsonaro temió que su pasaporte fuera confiscado si él decidía permanecer en Brasil involucrado en un largo conflicto político con el poder judicial cosa que podría resultar en el encarcelamiento del ex presidente.

El caso es parte de una narrativa que apunta a señalar a la familia Bolsonaro como injustamente perseguida por instituciones “comunistas” y tiránicas, sugiriendo que este exilio auto impuesto es la única manera de luchar por la libertad de Brasil sin temor a las consecuencias que podrían producirse debido a esta lucha.

No obstante en la práctica, la verdadera razón para que el hijo políticamente más activo de Jair Bolsonaro para que permanezca en Estados Unidos es posiblemente diferente. Se trata de un esfuerzo por consolidar, organizar e institucionalizar el cabildo que ha sido gradualmente construido en Washington durante estos últimos años por la derecha brasileña.

Pero la idea de “un cabildo brasileño en Washington” no fue inventada por la derecha; se trata desafortunadamente de una lucha dialéctica entre la derecha y la izquierda, ambas en clave anti nacional.

Por ejemplo, hace unos años hablando acerca de “un cabildo brasileño en Washington” significaba hablar sobre la Oficina Brasileña en Washington.

Sin embargo, a diferencia de los cabildos nacionales o étnicos, esto es específicamente ideológico. Surgió en un contexto internacional donde el gobierno de Bolsonaro en Brasil y el gobierno de Biden en Estados Unidos coexistían con la meta de influir en las políticas públicas demócratas en contra del gobierno brasileño de la época a través de informes, diálogos y conferencias.

No resulta sorprendente que su composición redundara en una coalición entre docenas de ONG brasileñas todas vinculadas con el “activismo por los derechos humanos” en sus diferentes expresiones, ambientalistas, indigenistas, feministas, críticas de las teorías racistas, la ideología de género y legalización de drogas, críticas de los esfuerzos de la lucha contra el crimen y en adelante. Y como se suponía, la mayoría de las organizaciones que participaban o colaboraban con la Oficina de Brasil en Washington recibían financiamiento de parte alguna organización o agencia internacional, ya sea de parte de la USAID, la Sociedad Abierta la Fundación Bill & Melinda Gates y otras.

Es importante tomar en cuenta, por ejemplo, que en el año 2019 quince parlamentarios estadounidenses enviaron una carta a su gobierno pidiendo sanciones contra Brasil por supuestos crímenes ambientales y supuestas violaciones a los derechos humanos por parte de la policía brasileña. El documento en cuestión contenía una serie de datos e informaciones claramente suministradas por ONGs brasileñas que posiblemente eran parte de la Oficina Brasileña de Washington. El principal autor de la carta, el recientemente fallecido diputado Raúl Grijalva, quien fuera un estrecho colaborador de Amazon Watch eventualmente se convirtió en uno de los socios de la Oficina Brasileña de Washington.

Cuando inició sus operaciones el año 2022 comenzó de inmediato a trabajar hacia la meta de exigir la intervención de Estados Unidos en el proceso electoral brasileño bajo la excusa que Bolsonaro estaba preparando un golpe de estado. Esto se consiguió a través de numerosas declaraciones públicas del gobierno de Estados Unidos e incluso una carta. El problema radica en que esto pudo haber sido una profecía auto realizada, como lo fue la interferencia de Estados Unidos en el proceso electoral brasileño que convenció a Bolsonaro a no aceptar los resultados electorales. Fue durante este período que Brasil fue directamente amenazado por funcionarios norteamericanos e incluso recibió visitas de parte de Victoria Nuland para discutir cómo debía organizarse el proceso electoral brasileño.

Con el cambio de gobierno en Brasil y Lula ahora conduciendo el país, los diputados y senadores derechistas alineados con Bolsonaro de inmediato comenzaron a construir su cabildeo en Estados Unidos al lado del partido Republicano. Aún bajo el gobierno de Biden estos parlamentarios realizaron algunas visitas estratégicas que culminaron con el anuncio de Eduardo Bolsonaro que abandonaría su cargo. Con tres notorias visitas: una en el mes de Marzo del 2023 cuando una delegación encabezada por Eduardo Bolsonaro fue a Estados Unidos para reunirse con algunos parlamentarios y denunciar un giro autoritario en el gobierno brasileño. Luego en el año 2024 otra vez Eduardo Bolsonaro una vez más encabezó una delegación para solicitar sanciones contra Brasil por supuestos abusos contra los derechos humanos y ataques contra la democracia.

Y ahora con Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump, quien tiene una relativamente estrecha relación con los Bolsonaros, los congresistas derechistas brasileños prácticamente nunca abandonan Washington y en especial Eduardo Bolsonaro.

Por lo tanto, el comportamiento es análogo al de la izquierda cuando se organizó la Oficina Brasileña en Washington y señala un proyecto para formalizar este cabildeo anti brasileño.

Qué sería lo más lamentable, como pareciera, es que en esta disputa entre la derecha y la izquierda en la política brasileña el bien común de la nación es lo que menos preocupa a las partes involucradas.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

En la disputa entre la derecha y la izquierda en la política brasileña, el bien común de la nación es la última preocupación de todos los participantes.

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Eduardo Bolsonaro, diputado federal e hijo del ex presidente Jair Bolsonaro, anunció que va a renunciar a su cargo político para trasladarse a Estados Unidos con carácter indefinido. Según él, es víctima de persecución política y cree que sería más seguro permanecer ahí para evitar ser detenido en Brasil. Supuestamente, Eduardo Bolsonaro temió que su pasaporte fuera confiscado si él decidía permanecer en Brasil involucrado en un largo conflicto político con el poder judicial cosa que podría resultar en el encarcelamiento del ex presidente.

El caso es parte de una narrativa que apunta a señalar a la familia Bolsonaro como injustamente perseguida por instituciones “comunistas” y tiránicas, sugiriendo que este exilio auto impuesto es la única manera de luchar por la libertad de Brasil sin temor a las consecuencias que podrían producirse debido a esta lucha.

No obstante en la práctica, la verdadera razón para que el hijo políticamente más activo de Jair Bolsonaro para que permanezca en Estados Unidos es posiblemente diferente. Se trata de un esfuerzo por consolidar, organizar e institucionalizar el cabildo que ha sido gradualmente construido en Washington durante estos últimos años por la derecha brasileña.

Pero la idea de “un cabildo brasileño en Washington” no fue inventada por la derecha; se trata desafortunadamente de una lucha dialéctica entre la derecha y la izquierda, ambas en clave anti nacional.

Por ejemplo, hace unos años hablando acerca de “un cabildo brasileño en Washington” significaba hablar sobre la Oficina Brasileña en Washington.

Sin embargo, a diferencia de los cabildos nacionales o étnicos, esto es específicamente ideológico. Surgió en un contexto internacional donde el gobierno de Bolsonaro en Brasil y el gobierno de Biden en Estados Unidos coexistían con la meta de influir en las políticas públicas demócratas en contra del gobierno brasileño de la época a través de informes, diálogos y conferencias.

No resulta sorprendente que su composición redundara en una coalición entre docenas de ONG brasileñas todas vinculadas con el “activismo por los derechos humanos” en sus diferentes expresiones, ambientalistas, indigenistas, feministas, críticas de las teorías racistas, la ideología de género y legalización de drogas, críticas de los esfuerzos de la lucha contra el crimen y en adelante. Y como se suponía, la mayoría de las organizaciones que participaban o colaboraban con la Oficina de Brasil en Washington recibían financiamiento de parte alguna organización o agencia internacional, ya sea de parte de la USAID, la Sociedad Abierta la Fundación Bill & Melinda Gates y otras.

Es importante tomar en cuenta, por ejemplo, que en el año 2019 quince parlamentarios estadounidenses enviaron una carta a su gobierno pidiendo sanciones contra Brasil por supuestos crímenes ambientales y supuestas violaciones a los derechos humanos por parte de la policía brasileña. El documento en cuestión contenía una serie de datos e informaciones claramente suministradas por ONGs brasileñas que posiblemente eran parte de la Oficina Brasileña de Washington. El principal autor de la carta, el recientemente fallecido diputado Raúl Grijalva, quien fuera un estrecho colaborador de Amazon Watch eventualmente se convirtió en uno de los socios de la Oficina Brasileña de Washington.

Cuando inició sus operaciones el año 2022 comenzó de inmediato a trabajar hacia la meta de exigir la intervención de Estados Unidos en el proceso electoral brasileño bajo la excusa que Bolsonaro estaba preparando un golpe de estado. Esto se consiguió a través de numerosas declaraciones públicas del gobierno de Estados Unidos e incluso una carta. El problema radica en que esto pudo haber sido una profecía auto realizada, como lo fue la interferencia de Estados Unidos en el proceso electoral brasileño que convenció a Bolsonaro a no aceptar los resultados electorales. Fue durante este período que Brasil fue directamente amenazado por funcionarios norteamericanos e incluso recibió visitas de parte de Victoria Nuland para discutir cómo debía organizarse el proceso electoral brasileño.

Con el cambio de gobierno en Brasil y Lula ahora conduciendo el país, los diputados y senadores derechistas alineados con Bolsonaro de inmediato comenzaron a construir su cabildeo en Estados Unidos al lado del partido Republicano. Aún bajo el gobierno de Biden estos parlamentarios realizaron algunas visitas estratégicas que culminaron con el anuncio de Eduardo Bolsonaro que abandonaría su cargo. Con tres notorias visitas: una en el mes de Marzo del 2023 cuando una delegación encabezada por Eduardo Bolsonaro fue a Estados Unidos para reunirse con algunos parlamentarios y denunciar un giro autoritario en el gobierno brasileño. Luego en el año 2024 otra vez Eduardo Bolsonaro una vez más encabezó una delegación para solicitar sanciones contra Brasil por supuestos abusos contra los derechos humanos y ataques contra la democracia.

Y ahora con Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump, quien tiene una relativamente estrecha relación con los Bolsonaros, los congresistas derechistas brasileños prácticamente nunca abandonan Washington y en especial Eduardo Bolsonaro.

Por lo tanto, el comportamiento es análogo al de la izquierda cuando se organizó la Oficina Brasileña en Washington y señala un proyecto para formalizar este cabildeo anti brasileño.

Qué sería lo más lamentable, como pareciera, es que en esta disputa entre la derecha y la izquierda en la política brasileña el bien común de la nación es lo que menos preocupa a las partes involucradas.

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The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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