“En esta crisis interna se ha llegado a niveles de guerra sucia”, dice en esta entrevista a Strategic Culture Foundation José Kinn Franco, ex-embajador en Brasil durante el gobierno de Evo Morales.
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El putsch fallido del 26 de junio fue sólo la punta del iceberg que presentó al mundo la enorme crisis política que atraviesa Bolivia actualmente. Esta crisis afecta tanto a la oposición de derecha como al gobierno y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS). El presidente Luis Arce y su predecesor, el expresidente Evo Morales, están enfrascados en una batalla interna por el poder del partido y el derecho a postularse en las elecciones presidenciales de 2025.
“En esta crisis interna se ha llegado a niveles de guerra sucia”, dice en esta entrevista a Strategic Culture Foundation José Kinn Franco, ex-embajador en Brasil durante el gobierno de Evo Morales. En su evaluación, ese “combate feroz para eliminar el uno al otro y quedarse con la sigla” resulta con que haga un “98% de probabilidad de ruptura total” en el partido”.
¿Cuál es el origen de la crisis en el MAS?
Bolivia está experimentando una crisis política muy grande, particularmente entre las fuerzas progresistas. En sus primeros años de gobierno, el MAS logró grandes victorias para el pueblo boliviano. Su política se caracterizó por grandes virtudes, pero también por grandes defectos. Con el paso de los años, las virtudes del MAS desaparecieron gradualmente y los defectos se volvieron dominantes. Esto provocó que el gobierno y el proceso de cambio comenzaran a perder fuerza en términos de profundizar estas transformaciones.
Ya estaban dentro del MAS y del gobierno corrientes oportunistas. Ese debilitamiento del partido hizo que esas corrientes ganaran fuerza. Por otro lado, la corriente de izquierda socialista se confió mucho y cometió el grave error de no organizarse para influir al interior del proceso de cambio. Con el tiempo, la corriente nacionalista y la corriente oportunista fueron ganando fuerza. Ellas repitieron muchas prácticas de la derecha. Además, hubo muchos defectos como la falta de educación política y de trabajo ideológico. Y también la falta de la organización del MAS como un verdadero partido político. Pensaron que la organización de los movimientos sociales era suficiente.
Hoy, el MAS vive una enorme crisis. Por un lado, Luis Arce, que quiere reelegirse presidente, y por otro Evo Morales, que quiere volver a la presidencia. En esta crisis interna se ha llegado a niveles de guerra sucia. Hay un combate feroz para eliminar el uno al otro. Porque ambos saben que necesitan la sigla del MAS, pero solo uno puede candidatear por la sigla del MAS. Hay un combate feroz para quedarse con la sigla.
¿A cuál corriente pertenecen Evo y Arce?
Es una estimación personal. Creo que los dos pertenecen a la corriente nacionalista – uno mas avanzado que el otro, mas cerca de las posiciones transformadoras, con mayor compromiso con los principios y valores de la lucha del pueblo. No se los puede igualar.
¿Y qué es ese referéndum que propone Luis Arce?
Uno de sus puntos es la interpretación de la constitución boliviana, que establece que se puede haber una sola reelección. O sea, que el presidente no puede postularse de manera contínua después de dos mandatos. Todas las fuerzas políticas siempre entendieron que si se puede elegirse nuevamente trás salirse de la presidencia para dar lugar a otros candidatos y después de un periodo puede volver a postularse. Sin embargo, esto no está claro en la constitución. En esta pelea interna Luis Arce y su sector quieren aprovechar de esa falta de claridad para impedir que Evo Morales pueda postularse. En relación a este punto, el referéndum es para cerrar el camino a Evo Morales.
Otro tema del referéndum es sobre el precio de los combustibles. Resulta que el gobierno está teniendo una pierda muy grande de dinero porque importa la mayor parte del combustible, y se vende internamente a la mitad del valor que se compra. Eso ha provocado muchos problemas económicos, inclusive escasez en algunos momentos, sobre todo del diesel. El presidente está buscando que se le permita aumentar el precio de los combustibles, o entonces descargar su responsabilidad por los daños económicos si el referéndum dice “no” a la propuesta. Porque muchas de las divisas que ingresan tienen que salir para pagar el combustible, y hay escasez de divisas en este momento.
Y un tercer tema importante es el siguiente. Resulta que, según la constitución, los escaños para diputados se distribuyen según la población de cada departamento. En Bolivia tenemos nueve departamentos y hay un proceso ya desde hace muchos años de migración muy grande hacia los departamentos de Santa Cruz y El Alto, donde hay mucha actividad económica. Eso hace que disminuya la población de algunos departamentos y aumente sensiblemente la de otros. El censo de este año lo comproba. Y debido a eso tiene que volverse a distribuir los escaños de los diputados. Se prevé que los departamentos que tienen que perder escaños hagan una resistencia, pero deberían aceptar los resultados del censo. Para evitar ese conflicto, el gobierno está planteando esta cuestión en el referéndum.
Otra vez aquí hay una maniobra del gobierno, que ha enviado directamente una petición al Tribunal Constitucional que le permita al gobierno convocar el referéndum, que debería ser convocado por la Asamblea Legislativa y no por el Ejecutivo. Pero, por esta pelea interna, el gobierno no tiene mayoría en la Asamblea. Los miembros del MAS en la Asamblea también están divididos e incluso hay veces que los partidarios de Evo votan junto a la derecha contra el gobierno, y otras que los partidarios de Arce votan junto a la derecha contra las propuestas de los aliados de Evo. Así que el gobierno está en minoría en casi todos los casos.
¿Quién de ellos tiene más apoyo de las bases campesinas, indígenas y obreras?
En una apreciación subjetiva, creo que tiene mayor respaldo en las bases populares el ex-presidente Evo. Pero Luis Arce también tiene efectivamente respaldo de muchas organizaciones sociales. Pero esto está más ligado al hecho de que, como está en el poder, les otorga espacio en el gobierno. Digamos que están un poco cooptados de manera oportunista.
La verdad es que ahora todos los movimientos sociales también se han dividido. Muchas organizaciones han formado dos dirigencias, una de “evistas” y otra de “arcistas”. En muchas veces, son dirigentes electos y genuinos pero que, por estos defectos que hablaba yo, en la formación ideológica y política, han caído en el oportunismo y ven el Estado como una fuente de enriquecimiento.
Dentro de la cúpula del partido, ¿quién tiene más apoyo?
La cúpula del partido en sí, toda está con Evo. Sin embargo, han formado otra cúpula. Ahora hay otro presidente del MAS [Grover García] que apoya a Arce.
¿Hubo dos elecciones?
El partido ya estaba dividido. Después, cada uno llamó a su propio congreso. En la práctica hay dos partidos.
Pero, ¿quién es oficialmente el presidente del MAS?
La Corte Nacional Electoral reconoce a Evo. Pero hay también presiones políticas sobre ellos, que están intentando ver como se pudiera desconocer esa situación. Existe un riesgo, incluso, de que, si no se cumplen ciertos pasos que ha pedido la Corte, el MAS podría perder su sigla. Es decir, pasaría a estar inhabilitado para las próximas elecciones.
Hay una lucha muy dura dentro de los aparatos judiciales para que se desconozca a Evo y no pueda candidatear.
O sea, desde el poder del Estado, Arce está utilizando las instituciones para influenciar los rumbos internos del MAS para favorecer sus pretensiones en detrimento de su rival, el ex-presidente Evo Morales.
Lucho Arce en realidad nunca fue un dirigente ni político ni sindical. Nunca estuvo participando activamente como líder en las luchas populares. Él ha sido un apoyador de la causa socialista desde su juventud. Pero simplemente como un activista de base. Por lo tanto, nunca ha tenido ascendencia de liderazgo entre los sectores populares. Solo ha empezado a tenerlo a partir de su llegada al gobierno. Pero es solo entre los sectores del MAS que ha podido llevar detrás de sí. Pero fuera del MAS, entre las otras organizaciones sociales y empresariales no tiene tampoco un ascendiente que pudiera valorarse. Los empresarios tampoco confían en él, han establecido un contacto y áreas de trabajo conjunto, pero todavía tienen desconfianza en él, por la negativa que tuvo de trabajar con ellos en los primeros años de gobierno.
¿Es verdad que Arce está construyendo movimientos sociales paralelos al MAS?
Es una verdad a media. Desde el aparato del Estado él ha construido su apoyo, pero en base a la división del partido, no en base a crear, digamos, organismos paralelos externos a los que son los movimientos sociales. No. Dentro de los movimientos sociales, ha logrado un sector que hoy lo apoya – en cuanto el otro sector apoya a Evo Morales.
¿Qué son las elecciones primarias que arriesgan ser canceladas?
Por ley, cada partido tiene que convocar unas elecciones internas. En este momento, Evo insiste en que se lleven adelante las elecciones del MAS. Pero Luis Arce no está de acuerdo, bajo la excusa de que no hay tiempo porque hay que llevar adelante otras elecciones – las judiciales. Y la oposición también apoya que no se haga las elecciones primarias, por dos motivos: uno, para fomentar la división del MAS; y dos, porque ellos también tienen serios problemas internos y están muy divididos. Pero para eso hay que aprobar una nueva ley. Diputados aprobaron un proyecto de nueva ley, pero el presidente del Senado [Andrónico Rodríguez] es aliado de Morales y no lo pone en el orden del día. Eso puede que haga que el plazo expire y no se pueda más tratar de esa ley que sustituirá la ley vigente sobre las primarias. Luego, tendría que llevarse adelante las elecciones primarias.
También hay un problema con la elección de los jueces, ¿no?
La nueva constitución [de 2009] prevé que los jueces también sean elegidos por voto popular. Pero aún por la vía del voto popular no se ha logrado resolver los problemas de la justicia boliviana, que cada vez ha ido peor. Todo se resuelve vía corrupción.
Estas elecciones judiciales deberían haber sido realizadas el año pasado, porque por la constitución son seis años de mandato. Pero el aparato judicial auto prorrogó su propio mandato, porque había sectores políticos (tanto de la derecha como de la izquierda) que no querían que se hicieran elecciones.
Hay también la amenaza militar, como fue el intento golpista de Juan José Zúñiga el junio pasado. He leído que los altos oficiales que reemplazaron a Zúñiga tienen algunos vínculos con él. ¿Eso no es peligroso para el gobierno?
Otro de los grandes defectos del proceso de cambio fue que tampoco se hizo una estrategia hacia el interior de las fuerzas armadas y de la policía para que ellos estén férreamente al lado del pueblo. Se confió en el voluntarismo y en cuestiones del momento. En mi lectura, tanto las fuerzas armadas como la policía siguen predominantemente en manos de la derecha, incluso muy penetradas por la CIA. En las sombras, deben estar trabajando bajo la dirección del imperio.
Entonces, nada raro sería que los nuevos comandantes tengan vínculos con los anteriores. Y los anteriores parecen que sí tenían vínculos con la embajada de los EE.UU. Pero, en resumen, yo creo que es un factor de poder que todavía no está en nuestras manos. Están apoyando el gobierno coyunturalmente porque el movimiento popular es poderoso en Bolivia. No es fácil abstraerse de eso y ser aventurero con golpes de Estado. Pero creo que no están de nuestro lado.
Arce hizo unas declaraciones sobre reestructurar las fuerzas armadas en su discurso del 199 aniversario de la independencia nacional. ¿Eso podría ser un intento de cambiar la posición proimperialista de los militares?
Lo que veo es que él ha hecho un llamado a los militares a constituirse en verdaderos demócratas. Por lo tanto, que eliminen de su perspectiva el tema de dar golpes de Estado. Pero eso no se resuelve con llamados. Eso tiene que hacerse un trabajo planificado, ideológico, político, para conseguir que la gente, por convicción, esté al lado de la constitución y de los derechos del pueblo. Ese trabajo no hay.
Una última cuestión. ¿Hay riesgos de una ruptura total y oficial del MAS, o sea, de la formación de dos partidos distintos, un comandado por Arce y otro por Evo?
Yo diría que hay un 98% de probabilidad de una ruptura total. De hecho, en mi lectura personal, hay que tener un proceso muy fuerte y profundo de autocrítica y reflexión al interior del bloque popular para rescatar los principios y valores con que se inició el proceso de cambio, que hoy están ignorados. La prioridad de ambos bandos es ganar las elecciones. Lamentablemente, esa pelea interna no permite a los sectores ver más allá.