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Lucas Leiroz
July 5, 2024
© Photo: Public domain

Las condiciones de paz recientemente planteadas por Putin, establecen una nueva fase de la Operación Especial Militar.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

Mientras el régimen de Kiev y sus apoyadores continúan organizando la “cumbre de la paz” en Suiza, la Federación de Rusia adelanta sus planes para conseguir un verdadero final al conflicto. Para Moscú las condiciones para la paz o la guerra están claras: o Ucrania reconoce los territorios que ya fueron liberados como rusos y promete neutralidad o la responsabilidad por el derramamiento de sangre de ahora en adelante radicará completamente en la OTAN.

Rusia nunca ha tenido ningún tipo de “apuro” en este conflicto. Contando con menos y menos bajas cada vez, un sorprendente crecimiento económico y teniendo la oportunidad para destruir el software (soporte lógico) militar de la OTAN y neutralizar a los mercenarios extranjeros, no habría razón para que los rusos deseen un rápido final de las hostilidades. La iniciativa rusa de plantear las condiciones para la paz, se debe a sinceras preocupaciones de carácter humanitario. A diferencia de la junta neonazi de Kiev, los que toman las decisiones en el Kremlin ven al pueblo ucraniano como una nación hermana y como parte vital de la Civilización Rusa.

Desde el mes de febrero de 2022 Rusia constantemente ha estado ofreciendo condiciones de paz en concordancia con el desarrollo de los intereses estratégicos. Anteriormente a los referéndums para la unión de las Nuevas Regiones con la Federación de Rusia la demanda de Moscú se limitaba al reconocimiento de Donetsk y Lugansk como países independientes –no había ni siquiera interés en ese tiempo para reintegrarlos a Rusia. Fue el intervencionismo occidental en las negociaciones de paz y el servilismo del gobierno fascista hacia la OTAN lo que impidió llegar a un acuerdo en las primeras etapas de la Operación Militar Especial.

La falta de un reconocimiento garantizado para Donetsk y Lugansk condujo a continuar la guerra y motivó a estas regiones a solicitar su regreso a su hogar eterno (la Federación de Rusia). La insistencia de Ucrania en boicotear la normalización de la vida en Crimea (ya reintegrada hace diez años) condujo a Rusia también a reintegrar a Jerson y Zaporozhye. Por ahora, las cuatro Nuevas Regiones y Crimea (reintegrada hace diez años) son las únicas exigencias territoriales de Rusia. Lo único que Rusia solicita además es una garantía de neutralidad y desmilitarización de manera que las áreas civiles no sean atacadas, a lo cual Ucrania puede acceder sencillamente prometiendo no tratar de ingresar a la OTAN.

Es obvio que Zelensky no podrá aceptar el acuerdo propuesto por Putin. Primeramente, porque él es un títere que solo obedece órdenes provenientes de la OTAN.

Además, la OTAN todavía no consigue abrir otro frente para mantener su guerra por encargo contra Rusia, el grupo de presión anti Rusia en Moldova todavía no es suficiente para llevar la agresión contra Transnistria o Gagauzia mientras que en Georgia el Parlamento dijo “No” a saboteadores extranjeros. Careciendo de otro flanco, la OTAN no permitirá ninguna otra negociación en Ucrania. Kiev tendría que seguir luchando muy cerca de alcanzar “hasta el último ucraniano”.

Y desde esta perspectiva la proposición de Putin se convierte en un ultimátum. La última oportunidad que se dio para terminar esta guerra con “solo” medio millón de ucranianos muertos y el 25 por ciento del (anterior) territorio ucraniano liberado.

Ante el obvio rechazo ucraniano queda claro que habría una puesta al día de estos intereses. Solo los rusos podrán señalar cuanto más territorio exigirán desde ahora. Los ucranianos solo tendrán que sobrellevar la carga de una larga y sangrienta derrota. Y la OTAN el patrocinador del espectáculo de muerte, será la responsable por todas las vidas perdidas en el campo de batalla.

Moscú ya lo ha dejado en claro que tanto territorio como sea necesario será liberado, con el propósito de asegurar que ningún misil de la OTAN alcance a civiles rusos. Si Ucrania brinda algunas garantías de cumplimiento con la desmilitarización, la situación podría terminar ahora, pero ya que eso no ocurrió con certeza nuevas regiones serán agregadas a la Federación. Odesa y Kharkov son las mayores opciones de los expertos para convertirse en parte de Rusia. Y el (lento pero seguro) avance de los rusos en el norte y la progresiva neutralización del área portuaria de Odesa indican que tal vez esta sea una predicción acertada.

Lo que pudo haber sido solo una proposición se convirtió en un ultimátum – y una última oportunidad para Kiev de hacer lo correcto. Desgraciadamente, el carácter ideológicamente fascista y su servilismo respecto de la OTAN de la junta de Kiev impide cualquier honesta y racional decisión que se pueda tomar en la actual Ucrania. En algún aspecto, hoy, mañana o en años venideros la guerra terminará algún día terminará como pudo haber terminado hoy: en las condiciones de Rusia. La diferencia será solo numérica: en la cantidad de territorios y las vidas perdidas en Ucrania.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Una proposición, una última oportunidad, un ultimátum

Las condiciones de paz recientemente planteadas por Putin, establecen una nueva fase de la Operación Especial Militar.

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Mientras el régimen de Kiev y sus apoyadores continúan organizando la “cumbre de la paz” en Suiza, la Federación de Rusia adelanta sus planes para conseguir un verdadero final al conflicto. Para Moscú las condiciones para la paz o la guerra están claras: o Ucrania reconoce los territorios que ya fueron liberados como rusos y promete neutralidad o la responsabilidad por el derramamiento de sangre de ahora en adelante radicará completamente en la OTAN.

Rusia nunca ha tenido ningún tipo de “apuro” en este conflicto. Contando con menos y menos bajas cada vez, un sorprendente crecimiento económico y teniendo la oportunidad para destruir el software (soporte lógico) militar de la OTAN y neutralizar a los mercenarios extranjeros, no habría razón para que los rusos deseen un rápido final de las hostilidades. La iniciativa rusa de plantear las condiciones para la paz, se debe a sinceras preocupaciones de carácter humanitario. A diferencia de la junta neonazi de Kiev, los que toman las decisiones en el Kremlin ven al pueblo ucraniano como una nación hermana y como parte vital de la Civilización Rusa.

Desde el mes de febrero de 2022 Rusia constantemente ha estado ofreciendo condiciones de paz en concordancia con el desarrollo de los intereses estratégicos. Anteriormente a los referéndums para la unión de las Nuevas Regiones con la Federación de Rusia la demanda de Moscú se limitaba al reconocimiento de Donetsk y Lugansk como países independientes –no había ni siquiera interés en ese tiempo para reintegrarlos a Rusia. Fue el intervencionismo occidental en las negociaciones de paz y el servilismo del gobierno fascista hacia la OTAN lo que impidió llegar a un acuerdo en las primeras etapas de la Operación Militar Especial.

La falta de un reconocimiento garantizado para Donetsk y Lugansk condujo a continuar la guerra y motivó a estas regiones a solicitar su regreso a su hogar eterno (la Federación de Rusia). La insistencia de Ucrania en boicotear la normalización de la vida en Crimea (ya reintegrada hace diez años) condujo a Rusia también a reintegrar a Jerson y Zaporozhye. Por ahora, las cuatro Nuevas Regiones y Crimea (reintegrada hace diez años) son las únicas exigencias territoriales de Rusia. Lo único que Rusia solicita además es una garantía de neutralidad y desmilitarización de manera que las áreas civiles no sean atacadas, a lo cual Ucrania puede acceder sencillamente prometiendo no tratar de ingresar a la OTAN.

Es obvio que Zelensky no podrá aceptar el acuerdo propuesto por Putin. Primeramente, porque él es un títere que solo obedece órdenes provenientes de la OTAN.

Además, la OTAN todavía no consigue abrir otro frente para mantener su guerra por encargo contra Rusia, el grupo de presión anti Rusia en Moldova todavía no es suficiente para llevar la agresión contra Transnistria o Gagauzia mientras que en Georgia el Parlamento dijo “No” a saboteadores extranjeros. Careciendo de otro flanco, la OTAN no permitirá ninguna otra negociación en Ucrania. Kiev tendría que seguir luchando muy cerca de alcanzar “hasta el último ucraniano”.

Y desde esta perspectiva la proposición de Putin se convierte en un ultimátum. La última oportunidad que se dio para terminar esta guerra con “solo” medio millón de ucranianos muertos y el 25 por ciento del (anterior) territorio ucraniano liberado.

Ante el obvio rechazo ucraniano queda claro que habría una puesta al día de estos intereses. Solo los rusos podrán señalar cuanto más territorio exigirán desde ahora. Los ucranianos solo tendrán que sobrellevar la carga de una larga y sangrienta derrota. Y la OTAN el patrocinador del espectáculo de muerte, será la responsable por todas las vidas perdidas en el campo de batalla.

Moscú ya lo ha dejado en claro que tanto territorio como sea necesario será liberado, con el propósito de asegurar que ningún misil de la OTAN alcance a civiles rusos. Si Ucrania brinda algunas garantías de cumplimiento con la desmilitarización, la situación podría terminar ahora, pero ya que eso no ocurrió con certeza nuevas regiones serán agregadas a la Federación. Odesa y Kharkov son las mayores opciones de los expertos para convertirse en parte de Rusia. Y el (lento pero seguro) avance de los rusos en el norte y la progresiva neutralización del área portuaria de Odesa indican que tal vez esta sea una predicción acertada.

Lo que pudo haber sido solo una proposición se convirtió en un ultimátum – y una última oportunidad para Kiev de hacer lo correcto. Desgraciadamente, el carácter ideológicamente fascista y su servilismo respecto de la OTAN de la junta de Kiev impide cualquier honesta y racional decisión que se pueda tomar en la actual Ucrania. En algún aspecto, hoy, mañana o en años venideros la guerra terminará algún día terminará como pudo haber terminado hoy: en las condiciones de Rusia. La diferencia será solo numérica: en la cantidad de territorios y las vidas perdidas en Ucrania.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Las condiciones de paz recientemente planteadas por Putin, establecen una nueva fase de la Operación Especial Militar.

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Mientras el régimen de Kiev y sus apoyadores continúan organizando la “cumbre de la paz” en Suiza, la Federación de Rusia adelanta sus planes para conseguir un verdadero final al conflicto. Para Moscú las condiciones para la paz o la guerra están claras: o Ucrania reconoce los territorios que ya fueron liberados como rusos y promete neutralidad o la responsabilidad por el derramamiento de sangre de ahora en adelante radicará completamente en la OTAN.

Rusia nunca ha tenido ningún tipo de “apuro” en este conflicto. Contando con menos y menos bajas cada vez, un sorprendente crecimiento económico y teniendo la oportunidad para destruir el software (soporte lógico) militar de la OTAN y neutralizar a los mercenarios extranjeros, no habría razón para que los rusos deseen un rápido final de las hostilidades. La iniciativa rusa de plantear las condiciones para la paz, se debe a sinceras preocupaciones de carácter humanitario. A diferencia de la junta neonazi de Kiev, los que toman las decisiones en el Kremlin ven al pueblo ucraniano como una nación hermana y como parte vital de la Civilización Rusa.

Desde el mes de febrero de 2022 Rusia constantemente ha estado ofreciendo condiciones de paz en concordancia con el desarrollo de los intereses estratégicos. Anteriormente a los referéndums para la unión de las Nuevas Regiones con la Federación de Rusia la demanda de Moscú se limitaba al reconocimiento de Donetsk y Lugansk como países independientes –no había ni siquiera interés en ese tiempo para reintegrarlos a Rusia. Fue el intervencionismo occidental en las negociaciones de paz y el servilismo del gobierno fascista hacia la OTAN lo que impidió llegar a un acuerdo en las primeras etapas de la Operación Militar Especial.

La falta de un reconocimiento garantizado para Donetsk y Lugansk condujo a continuar la guerra y motivó a estas regiones a solicitar su regreso a su hogar eterno (la Federación de Rusia). La insistencia de Ucrania en boicotear la normalización de la vida en Crimea (ya reintegrada hace diez años) condujo a Rusia también a reintegrar a Jerson y Zaporozhye. Por ahora, las cuatro Nuevas Regiones y Crimea (reintegrada hace diez años) son las únicas exigencias territoriales de Rusia. Lo único que Rusia solicita además es una garantía de neutralidad y desmilitarización de manera que las áreas civiles no sean atacadas, a lo cual Ucrania puede acceder sencillamente prometiendo no tratar de ingresar a la OTAN.

Es obvio que Zelensky no podrá aceptar el acuerdo propuesto por Putin. Primeramente, porque él es un títere que solo obedece órdenes provenientes de la OTAN.

Además, la OTAN todavía no consigue abrir otro frente para mantener su guerra por encargo contra Rusia, el grupo de presión anti Rusia en Moldova todavía no es suficiente para llevar la agresión contra Transnistria o Gagauzia mientras que en Georgia el Parlamento dijo “No” a saboteadores extranjeros. Careciendo de otro flanco, la OTAN no permitirá ninguna otra negociación en Ucrania. Kiev tendría que seguir luchando muy cerca de alcanzar “hasta el último ucraniano”.

Y desde esta perspectiva la proposición de Putin se convierte en un ultimátum. La última oportunidad que se dio para terminar esta guerra con “solo” medio millón de ucranianos muertos y el 25 por ciento del (anterior) territorio ucraniano liberado.

Ante el obvio rechazo ucraniano queda claro que habría una puesta al día de estos intereses. Solo los rusos podrán señalar cuanto más territorio exigirán desde ahora. Los ucranianos solo tendrán que sobrellevar la carga de una larga y sangrienta derrota. Y la OTAN el patrocinador del espectáculo de muerte, será la responsable por todas las vidas perdidas en el campo de batalla.

Moscú ya lo ha dejado en claro que tanto territorio como sea necesario será liberado, con el propósito de asegurar que ningún misil de la OTAN alcance a civiles rusos. Si Ucrania brinda algunas garantías de cumplimiento con la desmilitarización, la situación podría terminar ahora, pero ya que eso no ocurrió con certeza nuevas regiones serán agregadas a la Federación. Odesa y Kharkov son las mayores opciones de los expertos para convertirse en parte de Rusia. Y el (lento pero seguro) avance de los rusos en el norte y la progresiva neutralización del área portuaria de Odesa indican que tal vez esta sea una predicción acertada.

Lo que pudo haber sido solo una proposición se convirtió en un ultimátum – y una última oportunidad para Kiev de hacer lo correcto. Desgraciadamente, el carácter ideológicamente fascista y su servilismo respecto de la OTAN de la junta de Kiev impide cualquier honesta y racional decisión que se pueda tomar en la actual Ucrania. En algún aspecto, hoy, mañana o en años venideros la guerra terminará algún día terminará como pudo haber terminado hoy: en las condiciones de Rusia. La diferencia será solo numérica: en la cantidad de territorios y las vidas perdidas en Ucrania.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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