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Eduardo Vasco
June 7, 2024
© Photo: Public domain

Además de la falta de combustible, los automóviles en Cuba padecen un problema que comenzó con las primeras medidas del bloqueo norteamericano, al inicio de la Revolución: la imposibilidad de renovar la red vial.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

Gracias a la instalación de generadores propios en los policlínicos, el doctor Enrique y sus colegas dejaron de sufrir los constantes apagones ocurridos en todo el país en los últimos años, haciendo que los cubanos mayores de treinta años recuerden los difíciles años del Período Especial. Pese que la situación está controlada en La Habana (aunque ocurre en localidades puntuales, incluso en hoteles de cinco estrellas), en el interior del país la falta de luz sigue siendo recurrente. Hasta los primeros meses de 2023, los habitantes de Pinar del Río, provincia al oeste de La Habana, sufrieron turnos de cuatro horas con electricidad seguidas de cuatro horas sin electricidad. El sistema eléctrico necesita mantenimiento y modernización, además de las averías habituales en la isla, lo que se ve dificultado por el impedimento de adquirir todos los equipos necesarios. En 2010, por ejemplo, una filial de la empresa Innospec Inc. fue multada con 2,2 millones de dólares por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por haber realizado negocios con Cuba en los sectores químico y eléctrico.

A pesar de las fallas en la red eléctrica, se convirtió en una alternativa para muchos que tuvieron que abandonar el transporte por combustible. Hoy, casi todas las motos en La Habana son eléctricas. Pero las bicicletas siguieron siendo un importante medio de transporte, no sólo individual sino también colectivo. Hay muchos bicitaxis en el centro de La Habana, que transportan no solo a turistas sino también a locales. Un bicitaxista se queja del gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel, afirmando que, con Fidel Castro, las cosas iban mucho mejor: el Comandante siempre encontraba una manera de solucionar los problemas económicos de los cubanos, alguna manera de traer a Cuba los productos y materiales que la gente necesitaba.

– Fidel era un verdadero líder, siempre estaba con la gente en la calle. Para ser un líder hay que tener una historia. Apenas conozco al actual presidente. – dice. Muchos cubanos tienen críticas similares a Díaz-Canel y quizás no se dan cuenta de lo injustas que son: asumió el cargo en 2018, durante la administración Trump en Estados Unidos, tuvo que vivir con el recrudecimiento del bloqueo, la pandemia de Covid-19 y la crisis global acelerada por la escalada de la guerra en Ucrania. Además, es una herejía comparar a cualquier líder con Fidel Castro. Fidel es Fidel y nunca habrá otro como él, los cubanos lo sabemos y lo expresamos con naturalidad.

Según el conductor del bicitaxi (un carruaje tirado por la bicicleta, con dos asientos traseros muy cómodos y un techo que protege del abrasador sol caribeño), lo que más se necesita en estos momentos es comida y el país no puede comprar materias primas para producir medicamentos.

El problema del combustible es la falta, no el precio. Esto sigue igual: 25 pesos por litro de gasolina regular. La escasez más grave comenzó alrededor de marzo de 2023: los pocos países que tuvieron el coraje de suministrar combustible a Cuba, como Rusia, Irán y Venezuela, tienen dificultades para hacerlo debido a la crisis económica mundial y a la guerra en Ucrania en la que Rusia tuvo que intervenir. Las colas en las gasolineras duran días. Una taxista que había repostado hace dos días no sabe cuándo volverá a repostar y, ante la falta de gasolina, tiene que permanecer más horas parada, sin trabajar. Hubo que reducir la flota de autobuses y por eso los Yutong chinos (la mayoría de autobuses que circulan por toda Cuba) están siempre abarrotados, muchas veces con pasajeros entrando por la puerta trasera y sin pagar. Pero el precio del billete también sigue siendo el mismo, a pesar de la crisis: entre dos y cinco pesos. Una nimiedad.

George Batista Pérez, diputado en la Asamblea Nacional del Poder Popular y secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Energía y Minas, dice que las medidas impuestas por Trump y mantenidas por Biden y la inclusión de Cuba en la lista estadounidense de países patrocinadores del terrorismo “limitan en gran medida el acceso a créditos internacionales para la importación de productos y materiales necesarios para el impulso económico del país”.

– El bloqueo provoca el aumento de los precios de los combustibles y la persecución de los barcos, impidiéndoles entrar a Cuba con combustible. El precio del combustible se multiplicó por diez de 2019 a 2022: Cuba pagó 170 millones de dólares en 2019 y tuvo que pagar 1.700 millones el año pasado.

En su discurso en la Tribuna Sindical de Denuncia del Sindicato de Energía y Minas a los delegados del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba 2023, Pérez habló sobre los impactos del bloqueo en el sector.

El sector de Energía y Minas se ve directamente afectado por esta política, que busca evitar el ingreso de combustibles a nuestro país, así como imposibilitar el financiamiento de la adquisición de insumos esenciales para el mantenimiento del sistema electroenergético nacional, y para la creación de nuevas capacidades de generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables que permitan una mayor independencia energética de la Isla y una menor contaminación del medio ambiente. Se afectan servicios básicos para la población, como electricidad, preparación de alimentos, transporte público, con el objetivo de generar malestar y descontento entre nuestro pueblo.

También se pretende que nuestras producciones mineras, que generan importantes ingresos para la economía, no sean vendidas en el mercado internacional, persiguiendo y sancionando a quienes las compren, así como dificultando al máximo las operaciones bancarias para concretar las ventas de estas producciones y adquisición de suministros para las plantas productoras.

Se sabe que el bloqueo estadounidense a Cuba incluye medidas destinadas a impedir el desarrollo de la industria del petróleo y el gas, la presencia en Cuba de empresas petroleras y de servicios, el acceso a tecnologías avanzadas, hidrocarburos y derivados producidos en Estados Unidos, a los mercados para la venta de productos petrolíferos cubanos y las finanzas necesarias para su buen funcionamiento.

Como en otras ramas de la economía, el bloqueo tiene como objetivo impedir que Cuba acceda a fuentes de suministro de petróleo crudo y productos petrolíferos. Esto limita las posibilidades de Cuba de acceder, o colocar en el mercado norteamericano, productos que, por su cercanía geográfica, constituye su área natural de actividad. No se permite el acceso mutuo a los productos almacenados y, en definitiva, limita el desarrollo de la industria cubana, incidiendo en la construcción y explotación de nuevas capacidades de procesamiento, almacenes, instalaciones portuarias y medios de transporte.

(…)

A su vez, los efectos del bloqueo se evidencian en el acceso a:

  • Tecnologías de punta en la generación y desarrollo de fuentes de energía renovables
  • Equipos y piezas de repuesto
  • Medios más idóneos existentes para proteger nuestro personal
  • Uso de medios de medición precisos, fiables y seguros
  • Facilidades financieras que permitan adquirir dichas tecnologías.

Un caso que ejemplifica las dificultades de Cuba en el área es el de la empresa suiza Weatherford International Ltd. En noviembre de 2013, la petrolera recibió la mayor multa impuesta por agencias estadounidenses a una entidad no financiera por tener relaciones con Cuba: fue obligada a pagar 100 millones de dólares por realizar transacciones de venta de equipos petroleros a la isla entre 2005 y 2008, violando sanciones a Cuba y otros países.

Según el informe de Cuba a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el país “ha enfrentado enormes dificultades para mantener la generación de electricidad, debido a la tensa situación que el bloqueo impone” y esto ha aumentado “las limitaciones financieras y de acceso a créditos para reparar las centrales termoeléctricas en el país y adquirir las tecnologías necesarias”.

El gobierno de los Estados Unidos persigue e intimida a las empresas que envían combustible a Cuba. Por tal motivo, se ha reducido la cartera de proveedores extranjeros y aquellos que han mantenido contratos con Cuba, han incrementado sus precios considerablemente en función del riesgo país.

La adenda del informe indica que, solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022, los daños al sector de energía y minas ascendieron a 185,5 millones de dólares, 50 millones de dólares más que en el período comprendido entre enero y julio de 2021. En 2019, el sector agrícola solo tuvo poco más de dos tercios del diésel que se había aprobado para ese año, según el informe de Oxfam.

Además de la falta de combustible, los automóviles en Cuba padecen un problema que comenzó con las primeras medidas del bloqueo norteamericano, al inicio de la Revolución: la imposibilidad de renovar la red vial. Son famosos los coches americanos de los años 50, y no son pocos y no están destinados exclusivamente al servicio de turistas. La mayoría de los automóviles en La Habana son los enormes Cadillac, Chevrolet y Ford que se importaron antes de 1959 y los soviéticos Lada, Niva, Volga y Moskvich de las décadas de 1980 y 1990.

Pero para seguir funcionando, más del 80% de los autos que circulan en la isla necesitaron sufrir modificaciones que no se ven en ningún otro lugar del mundo. Ante la imposibilidad de importar coches nuevos con regularidad, o incluso de acceder a piezas de repuesto adecuadas, los mecánicos hacen magia: reparan un coche americano de 1952 con un escape alemán de los años 70 y un motor ruso de 1996, por ejemplo. Es decir, las reparaciones y repuestos de casi todos los autos en Cuba no son iguales a los originales. Los extranjeros que caminan por las calles se confunden cuando se topan con una Guagüita que no es una Guagüita o un Escarabajo que no es un Escarabajo.

Tanto es así que hace muchos años se creó la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), que reúne a trabajadores para investigar y presentar soluciones para adaptar y reparar los más diversos productos cuyos materiales no pueden importarse. Y los cubanos son sumamente innovadores y creativos, como los colegas del Doctor Enrique. Desde jugo de naranja casero con guayaba, hasta un celular BLU que en realidad es un Xiaomi, pasando por antenas de TV, computadoras, cámaras, ventiladores y hasta sillas, todo lo que no se puede cambiar por uno nuevo se adapta con componentes de otros productos.

¡Mira ese coche! Por fuera es un Chevrolet, por dentro es un Mitsubishi – bromea Gilo.

Así, Cuba creó su propia industria nacional de todo tipo de productos, porque nada se puede desperdiciar, pues tampoco se podrá reemplazar.

La razón por la que en Cuba sólo hay autos viejos

Además de la falta de combustible, los automóviles en Cuba padecen un problema que comenzó con las primeras medidas del bloqueo norteamericano, al inicio de la Revolución: la imposibilidad de renovar la red vial.

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Gracias a la instalación de generadores propios en los policlínicos, el doctor Enrique y sus colegas dejaron de sufrir los constantes apagones ocurridos en todo el país en los últimos años, haciendo que los cubanos mayores de treinta años recuerden los difíciles años del Período Especial. Pese que la situación está controlada en La Habana (aunque ocurre en localidades puntuales, incluso en hoteles de cinco estrellas), en el interior del país la falta de luz sigue siendo recurrente. Hasta los primeros meses de 2023, los habitantes de Pinar del Río, provincia al oeste de La Habana, sufrieron turnos de cuatro horas con electricidad seguidas de cuatro horas sin electricidad. El sistema eléctrico necesita mantenimiento y modernización, además de las averías habituales en la isla, lo que se ve dificultado por el impedimento de adquirir todos los equipos necesarios. En 2010, por ejemplo, una filial de la empresa Innospec Inc. fue multada con 2,2 millones de dólares por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por haber realizado negocios con Cuba en los sectores químico y eléctrico.

A pesar de las fallas en la red eléctrica, se convirtió en una alternativa para muchos que tuvieron que abandonar el transporte por combustible. Hoy, casi todas las motos en La Habana son eléctricas. Pero las bicicletas siguieron siendo un importante medio de transporte, no sólo individual sino también colectivo. Hay muchos bicitaxis en el centro de La Habana, que transportan no solo a turistas sino también a locales. Un bicitaxista se queja del gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel, afirmando que, con Fidel Castro, las cosas iban mucho mejor: el Comandante siempre encontraba una manera de solucionar los problemas económicos de los cubanos, alguna manera de traer a Cuba los productos y materiales que la gente necesitaba.

– Fidel era un verdadero líder, siempre estaba con la gente en la calle. Para ser un líder hay que tener una historia. Apenas conozco al actual presidente. – dice. Muchos cubanos tienen críticas similares a Díaz-Canel y quizás no se dan cuenta de lo injustas que son: asumió el cargo en 2018, durante la administración Trump en Estados Unidos, tuvo que vivir con el recrudecimiento del bloqueo, la pandemia de Covid-19 y la crisis global acelerada por la escalada de la guerra en Ucrania. Además, es una herejía comparar a cualquier líder con Fidel Castro. Fidel es Fidel y nunca habrá otro como él, los cubanos lo sabemos y lo expresamos con naturalidad.

Según el conductor del bicitaxi (un carruaje tirado por la bicicleta, con dos asientos traseros muy cómodos y un techo que protege del abrasador sol caribeño), lo que más se necesita en estos momentos es comida y el país no puede comprar materias primas para producir medicamentos.

El problema del combustible es la falta, no el precio. Esto sigue igual: 25 pesos por litro de gasolina regular. La escasez más grave comenzó alrededor de marzo de 2023: los pocos países que tuvieron el coraje de suministrar combustible a Cuba, como Rusia, Irán y Venezuela, tienen dificultades para hacerlo debido a la crisis económica mundial y a la guerra en Ucrania en la que Rusia tuvo que intervenir. Las colas en las gasolineras duran días. Una taxista que había repostado hace dos días no sabe cuándo volverá a repostar y, ante la falta de gasolina, tiene que permanecer más horas parada, sin trabajar. Hubo que reducir la flota de autobuses y por eso los Yutong chinos (la mayoría de autobuses que circulan por toda Cuba) están siempre abarrotados, muchas veces con pasajeros entrando por la puerta trasera y sin pagar. Pero el precio del billete también sigue siendo el mismo, a pesar de la crisis: entre dos y cinco pesos. Una nimiedad.

George Batista Pérez, diputado en la Asamblea Nacional del Poder Popular y secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Energía y Minas, dice que las medidas impuestas por Trump y mantenidas por Biden y la inclusión de Cuba en la lista estadounidense de países patrocinadores del terrorismo “limitan en gran medida el acceso a créditos internacionales para la importación de productos y materiales necesarios para el impulso económico del país”.

– El bloqueo provoca el aumento de los precios de los combustibles y la persecución de los barcos, impidiéndoles entrar a Cuba con combustible. El precio del combustible se multiplicó por diez de 2019 a 2022: Cuba pagó 170 millones de dólares en 2019 y tuvo que pagar 1.700 millones el año pasado.

En su discurso en la Tribuna Sindical de Denuncia del Sindicato de Energía y Minas a los delegados del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba 2023, Pérez habló sobre los impactos del bloqueo en el sector.

El sector de Energía y Minas se ve directamente afectado por esta política, que busca evitar el ingreso de combustibles a nuestro país, así como imposibilitar el financiamiento de la adquisición de insumos esenciales para el mantenimiento del sistema electroenergético nacional, y para la creación de nuevas capacidades de generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables que permitan una mayor independencia energética de la Isla y una menor contaminación del medio ambiente. Se afectan servicios básicos para la población, como electricidad, preparación de alimentos, transporte público, con el objetivo de generar malestar y descontento entre nuestro pueblo.

También se pretende que nuestras producciones mineras, que generan importantes ingresos para la economía, no sean vendidas en el mercado internacional, persiguiendo y sancionando a quienes las compren, así como dificultando al máximo las operaciones bancarias para concretar las ventas de estas producciones y adquisición de suministros para las plantas productoras.

Se sabe que el bloqueo estadounidense a Cuba incluye medidas destinadas a impedir el desarrollo de la industria del petróleo y el gas, la presencia en Cuba de empresas petroleras y de servicios, el acceso a tecnologías avanzadas, hidrocarburos y derivados producidos en Estados Unidos, a los mercados para la venta de productos petrolíferos cubanos y las finanzas necesarias para su buen funcionamiento.

Como en otras ramas de la economía, el bloqueo tiene como objetivo impedir que Cuba acceda a fuentes de suministro de petróleo crudo y productos petrolíferos. Esto limita las posibilidades de Cuba de acceder, o colocar en el mercado norteamericano, productos que, por su cercanía geográfica, constituye su área natural de actividad. No se permite el acceso mutuo a los productos almacenados y, en definitiva, limita el desarrollo de la industria cubana, incidiendo en la construcción y explotación de nuevas capacidades de procesamiento, almacenes, instalaciones portuarias y medios de transporte.

(…)

A su vez, los efectos del bloqueo se evidencian en el acceso a:

  • Tecnologías de punta en la generación y desarrollo de fuentes de energía renovables
  • Equipos y piezas de repuesto
  • Medios más idóneos existentes para proteger nuestro personal
  • Uso de medios de medición precisos, fiables y seguros
  • Facilidades financieras que permitan adquirir dichas tecnologías.

Un caso que ejemplifica las dificultades de Cuba en el área es el de la empresa suiza Weatherford International Ltd. En noviembre de 2013, la petrolera recibió la mayor multa impuesta por agencias estadounidenses a una entidad no financiera por tener relaciones con Cuba: fue obligada a pagar 100 millones de dólares por realizar transacciones de venta de equipos petroleros a la isla entre 2005 y 2008, violando sanciones a Cuba y otros países.

Según el informe de Cuba a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el país “ha enfrentado enormes dificultades para mantener la generación de electricidad, debido a la tensa situación que el bloqueo impone” y esto ha aumentado “las limitaciones financieras y de acceso a créditos para reparar las centrales termoeléctricas en el país y adquirir las tecnologías necesarias”.

El gobierno de los Estados Unidos persigue e intimida a las empresas que envían combustible a Cuba. Por tal motivo, se ha reducido la cartera de proveedores extranjeros y aquellos que han mantenido contratos con Cuba, han incrementado sus precios considerablemente en función del riesgo país.

La adenda del informe indica que, solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022, los daños al sector de energía y minas ascendieron a 185,5 millones de dólares, 50 millones de dólares más que en el período comprendido entre enero y julio de 2021. En 2019, el sector agrícola solo tuvo poco más de dos tercios del diésel que se había aprobado para ese año, según el informe de Oxfam.

Además de la falta de combustible, los automóviles en Cuba padecen un problema que comenzó con las primeras medidas del bloqueo norteamericano, al inicio de la Revolución: la imposibilidad de renovar la red vial. Son famosos los coches americanos de los años 50, y no son pocos y no están destinados exclusivamente al servicio de turistas. La mayoría de los automóviles en La Habana son los enormes Cadillac, Chevrolet y Ford que se importaron antes de 1959 y los soviéticos Lada, Niva, Volga y Moskvich de las décadas de 1980 y 1990.

Pero para seguir funcionando, más del 80% de los autos que circulan en la isla necesitaron sufrir modificaciones que no se ven en ningún otro lugar del mundo. Ante la imposibilidad de importar coches nuevos con regularidad, o incluso de acceder a piezas de repuesto adecuadas, los mecánicos hacen magia: reparan un coche americano de 1952 con un escape alemán de los años 70 y un motor ruso de 1996, por ejemplo. Es decir, las reparaciones y repuestos de casi todos los autos en Cuba no son iguales a los originales. Los extranjeros que caminan por las calles se confunden cuando se topan con una Guagüita que no es una Guagüita o un Escarabajo que no es un Escarabajo.

Tanto es así que hace muchos años se creó la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), que reúne a trabajadores para investigar y presentar soluciones para adaptar y reparar los más diversos productos cuyos materiales no pueden importarse. Y los cubanos son sumamente innovadores y creativos, como los colegas del Doctor Enrique. Desde jugo de naranja casero con guayaba, hasta un celular BLU que en realidad es un Xiaomi, pasando por antenas de TV, computadoras, cámaras, ventiladores y hasta sillas, todo lo que no se puede cambiar por uno nuevo se adapta con componentes de otros productos.

¡Mira ese coche! Por fuera es un Chevrolet, por dentro es un Mitsubishi – bromea Gilo.

Así, Cuba creó su propia industria nacional de todo tipo de productos, porque nada se puede desperdiciar, pues tampoco se podrá reemplazar.

Además de la falta de combustible, los automóviles en Cuba padecen un problema que comenzó con las primeras medidas del bloqueo norteamericano, al inicio de la Revolución: la imposibilidad de renovar la red vial.

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Gracias a la instalación de generadores propios en los policlínicos, el doctor Enrique y sus colegas dejaron de sufrir los constantes apagones ocurridos en todo el país en los últimos años, haciendo que los cubanos mayores de treinta años recuerden los difíciles años del Período Especial. Pese que la situación está controlada en La Habana (aunque ocurre en localidades puntuales, incluso en hoteles de cinco estrellas), en el interior del país la falta de luz sigue siendo recurrente. Hasta los primeros meses de 2023, los habitantes de Pinar del Río, provincia al oeste de La Habana, sufrieron turnos de cuatro horas con electricidad seguidas de cuatro horas sin electricidad. El sistema eléctrico necesita mantenimiento y modernización, además de las averías habituales en la isla, lo que se ve dificultado por el impedimento de adquirir todos los equipos necesarios. En 2010, por ejemplo, una filial de la empresa Innospec Inc. fue multada con 2,2 millones de dólares por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por haber realizado negocios con Cuba en los sectores químico y eléctrico.

A pesar de las fallas en la red eléctrica, se convirtió en una alternativa para muchos que tuvieron que abandonar el transporte por combustible. Hoy, casi todas las motos en La Habana son eléctricas. Pero las bicicletas siguieron siendo un importante medio de transporte, no sólo individual sino también colectivo. Hay muchos bicitaxis en el centro de La Habana, que transportan no solo a turistas sino también a locales. Un bicitaxista se queja del gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel, afirmando que, con Fidel Castro, las cosas iban mucho mejor: el Comandante siempre encontraba una manera de solucionar los problemas económicos de los cubanos, alguna manera de traer a Cuba los productos y materiales que la gente necesitaba.

– Fidel era un verdadero líder, siempre estaba con la gente en la calle. Para ser un líder hay que tener una historia. Apenas conozco al actual presidente. – dice. Muchos cubanos tienen críticas similares a Díaz-Canel y quizás no se dan cuenta de lo injustas que son: asumió el cargo en 2018, durante la administración Trump en Estados Unidos, tuvo que vivir con el recrudecimiento del bloqueo, la pandemia de Covid-19 y la crisis global acelerada por la escalada de la guerra en Ucrania. Además, es una herejía comparar a cualquier líder con Fidel Castro. Fidel es Fidel y nunca habrá otro como él, los cubanos lo sabemos y lo expresamos con naturalidad.

Según el conductor del bicitaxi (un carruaje tirado por la bicicleta, con dos asientos traseros muy cómodos y un techo que protege del abrasador sol caribeño), lo que más se necesita en estos momentos es comida y el país no puede comprar materias primas para producir medicamentos.

El problema del combustible es la falta, no el precio. Esto sigue igual: 25 pesos por litro de gasolina regular. La escasez más grave comenzó alrededor de marzo de 2023: los pocos países que tuvieron el coraje de suministrar combustible a Cuba, como Rusia, Irán y Venezuela, tienen dificultades para hacerlo debido a la crisis económica mundial y a la guerra en Ucrania en la que Rusia tuvo que intervenir. Las colas en las gasolineras duran días. Una taxista que había repostado hace dos días no sabe cuándo volverá a repostar y, ante la falta de gasolina, tiene que permanecer más horas parada, sin trabajar. Hubo que reducir la flota de autobuses y por eso los Yutong chinos (la mayoría de autobuses que circulan por toda Cuba) están siempre abarrotados, muchas veces con pasajeros entrando por la puerta trasera y sin pagar. Pero el precio del billete también sigue siendo el mismo, a pesar de la crisis: entre dos y cinco pesos. Una nimiedad.

George Batista Pérez, diputado en la Asamblea Nacional del Poder Popular y secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Energía y Minas, dice que las medidas impuestas por Trump y mantenidas por Biden y la inclusión de Cuba en la lista estadounidense de países patrocinadores del terrorismo “limitan en gran medida el acceso a créditos internacionales para la importación de productos y materiales necesarios para el impulso económico del país”.

– El bloqueo provoca el aumento de los precios de los combustibles y la persecución de los barcos, impidiéndoles entrar a Cuba con combustible. El precio del combustible se multiplicó por diez de 2019 a 2022: Cuba pagó 170 millones de dólares en 2019 y tuvo que pagar 1.700 millones el año pasado.

En su discurso en la Tribuna Sindical de Denuncia del Sindicato de Energía y Minas a los delegados del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba 2023, Pérez habló sobre los impactos del bloqueo en el sector.

El sector de Energía y Minas se ve directamente afectado por esta política, que busca evitar el ingreso de combustibles a nuestro país, así como imposibilitar el financiamiento de la adquisición de insumos esenciales para el mantenimiento del sistema electroenergético nacional, y para la creación de nuevas capacidades de generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables que permitan una mayor independencia energética de la Isla y una menor contaminación del medio ambiente. Se afectan servicios básicos para la población, como electricidad, preparación de alimentos, transporte público, con el objetivo de generar malestar y descontento entre nuestro pueblo.

También se pretende que nuestras producciones mineras, que generan importantes ingresos para la economía, no sean vendidas en el mercado internacional, persiguiendo y sancionando a quienes las compren, así como dificultando al máximo las operaciones bancarias para concretar las ventas de estas producciones y adquisición de suministros para las plantas productoras.

Se sabe que el bloqueo estadounidense a Cuba incluye medidas destinadas a impedir el desarrollo de la industria del petróleo y el gas, la presencia en Cuba de empresas petroleras y de servicios, el acceso a tecnologías avanzadas, hidrocarburos y derivados producidos en Estados Unidos, a los mercados para la venta de productos petrolíferos cubanos y las finanzas necesarias para su buen funcionamiento.

Como en otras ramas de la economía, el bloqueo tiene como objetivo impedir que Cuba acceda a fuentes de suministro de petróleo crudo y productos petrolíferos. Esto limita las posibilidades de Cuba de acceder, o colocar en el mercado norteamericano, productos que, por su cercanía geográfica, constituye su área natural de actividad. No se permite el acceso mutuo a los productos almacenados y, en definitiva, limita el desarrollo de la industria cubana, incidiendo en la construcción y explotación de nuevas capacidades de procesamiento, almacenes, instalaciones portuarias y medios de transporte.

(…)

A su vez, los efectos del bloqueo se evidencian en el acceso a:

  • Tecnologías de punta en la generación y desarrollo de fuentes de energía renovables
  • Equipos y piezas de repuesto
  • Medios más idóneos existentes para proteger nuestro personal
  • Uso de medios de medición precisos, fiables y seguros
  • Facilidades financieras que permitan adquirir dichas tecnologías.

Un caso que ejemplifica las dificultades de Cuba en el área es el de la empresa suiza Weatherford International Ltd. En noviembre de 2013, la petrolera recibió la mayor multa impuesta por agencias estadounidenses a una entidad no financiera por tener relaciones con Cuba: fue obligada a pagar 100 millones de dólares por realizar transacciones de venta de equipos petroleros a la isla entre 2005 y 2008, violando sanciones a Cuba y otros países.

Según el informe de Cuba a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el país “ha enfrentado enormes dificultades para mantener la generación de electricidad, debido a la tensa situación que el bloqueo impone” y esto ha aumentado “las limitaciones financieras y de acceso a créditos para reparar las centrales termoeléctricas en el país y adquirir las tecnologías necesarias”.

El gobierno de los Estados Unidos persigue e intimida a las empresas que envían combustible a Cuba. Por tal motivo, se ha reducido la cartera de proveedores extranjeros y aquellos que han mantenido contratos con Cuba, han incrementado sus precios considerablemente en función del riesgo país.

La adenda del informe indica que, solo entre agosto de 2021 y febrero de 2022, los daños al sector de energía y minas ascendieron a 185,5 millones de dólares, 50 millones de dólares más que en el período comprendido entre enero y julio de 2021. En 2019, el sector agrícola solo tuvo poco más de dos tercios del diésel que se había aprobado para ese año, según el informe de Oxfam.

Además de la falta de combustible, los automóviles en Cuba padecen un problema que comenzó con las primeras medidas del bloqueo norteamericano, al inicio de la Revolución: la imposibilidad de renovar la red vial. Son famosos los coches americanos de los años 50, y no son pocos y no están destinados exclusivamente al servicio de turistas. La mayoría de los automóviles en La Habana son los enormes Cadillac, Chevrolet y Ford que se importaron antes de 1959 y los soviéticos Lada, Niva, Volga y Moskvich de las décadas de 1980 y 1990.

Pero para seguir funcionando, más del 80% de los autos que circulan en la isla necesitaron sufrir modificaciones que no se ven en ningún otro lugar del mundo. Ante la imposibilidad de importar coches nuevos con regularidad, o incluso de acceder a piezas de repuesto adecuadas, los mecánicos hacen magia: reparan un coche americano de 1952 con un escape alemán de los años 70 y un motor ruso de 1996, por ejemplo. Es decir, las reparaciones y repuestos de casi todos los autos en Cuba no son iguales a los originales. Los extranjeros que caminan por las calles se confunden cuando se topan con una Guagüita que no es una Guagüita o un Escarabajo que no es un Escarabajo.

Tanto es así que hace muchos años se creó la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), que reúne a trabajadores para investigar y presentar soluciones para adaptar y reparar los más diversos productos cuyos materiales no pueden importarse. Y los cubanos son sumamente innovadores y creativos, como los colegas del Doctor Enrique. Desde jugo de naranja casero con guayaba, hasta un celular BLU que en realidad es un Xiaomi, pasando por antenas de TV, computadoras, cámaras, ventiladores y hasta sillas, todo lo que no se puede cambiar por uno nuevo se adapta con componentes de otros productos.

¡Mira ese coche! Por fuera es un Chevrolet, por dentro es un Mitsubishi – bromea Gilo.

Así, Cuba creó su propia industria nacional de todo tipo de productos, porque nada se puede desperdiciar, pues tampoco se podrá reemplazar.

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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