Se mire por donde se mire, el Festival Mundial de la Juventud que se celebra en el territorio federal de Sirio (Sochi, sur de Rusia) del 1 al 7 de marzo es un logro asombroso: una especie de Operación Cultural Especial (OCS) que engloba a los jóvenes del Sur Global.
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Comienza con el marco incomparable -el parque olímpico de la ciencia y el arte de 2014, enclavado entre montañas nevadas y el Mar Negro – hasta llegar a las estrellas del espectáculo: más de 20.000 jóvenes líderes de más de 180 naciones, rusos y en su mayoría asiáticos, africanos y latinoamericanos, así como disidentes variados del «jardín» occidental obsesionado por las sanciones.
Entre ellos hay decenas de educadores, doctores, activistas del sector público o de la cultura, voluntarios de organizaciones benéficas, deportistas, jóvenes empresarios, científicos, periodistas ciudadanos, así como adolescentes de 14 a 17 años, por primera vez objeto de un programa especial, «Juntos hacia el futuro». Éstas son las generaciones que construirán nuestro futuro común.
Una vez más, el presidente Putin es muy agudo: hizo hincapié en la clara distinción que existe entre los ciudadanos del mundo -incluido el Norte Global- y la intolerante y extremadamente agresiva plutocracia occidental. Rusia, un estado civilizado multinacional y multicultural, acoge por principio a todos los ciudadanos del mundo.
El Festival Mundial de la Juventud 2024, que se celebra siete años después del último, renueva una tradición que se remonta al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1957, cuando la URSS acogió a todos a ambos lados del Telón de Acero durante la Guerra Fría.
La idea de una plataforma abierta para gente joven, comprometida y muy organizada, atraída por los valores conservadores/familiares rusos, impregna todo el festival, en agudo contraste con la artificial «sociedad abierta» obsesionada con la cultura de la cancelación que venden incesantemente las fundaciones hegemónicas de siempre.
Cada día del festival está dedicado a un tema principal. Por ejemplo, el 2 de marzo versó sobre «la responsabilidad por el destino del mundo»; el 3 de marzo, sobre «la unidad y la cooperación entre las naciones»; el 4 de marzo, sobre «un mundo de oportunidades para todos».
Nada menos que 300.000 jóvenes de todo el mundo solicitaron participar en el festival. Así que, obviamente, seleccionar a poco más de 20.000 fue toda una hazaña. Después del festival, 2.000 participantes extranjeros viajarán a 30 ciudades rusas para realizar intercambios culturales. Exactamente lo que el camarada Xi Jinping define como «intercambios entre pueblos».
No es de extrañar que los organizadores del festival, Rosmolodezh, la agencia federal rusa para asuntos de la juventud, lo llamen «el mayor acontecimiento juvenil del mundo«. Su directora, Ksenia Razuvaeva, señaló: «Estamos destruyendo el mito de que Rusia está aislada».
Los escollos de la «multipolaridad asíncrona».
El festival gira en torno a la creación de redes entre grupos de jóvenes, lazos interculturales/empresariales que van desde el nivel de comunidad sostenible hasta el nivel geopolítico más amplio.
Tuve el enorme honor y la responsabilidad de dirigirme a un público verdaderamente multiglobal del Sur en el pabellón de la provincia de Belgorod, invitado por la Fundación Rusa del Conocimiento, junto con un consultor de Hyderabad (India).
La sesión de preguntas y respuestas fue estupenda: preguntas ultraagudas desde Irán a Serbia, desde Brasil a India, desde Palestina a Donbass. Un verdadero microcosmos del multicultural Joven Sur Global, deseoso de saberlo todo sobre el Gran Juego geopolítico actual, así como sobre la forma en que los gobiernos nacionales pueden facilitar la cooperación cultural y científica internacional entre los jóvenes.
El Club Valdai está llevando a cabo un programa diario especialmente atractivo en el foro, El Mundo en 2040.
Un taller celebrado el domingo, por ejemplo, se centró en «El futuro de un mundo multipolar», a cargo del excelente Andrey Sushentsov, decano de la Escuela de Relaciones Internacionales de MGIMO, posiblemente la mejor escuela de relaciones internacionales del planeta.
El debate sobre la «multipolaridad asíncrona» fue especialmente útil para el público (una sólida presencia china, en su mayoría doctores), y suscitó preguntas ultraagudas de investigadores de Serbia, Osetia del Sur, Transnistria y, por supuesto, China.
Srikanth Kondapalli, profesor de estudios sobre China en la Universidad Jawaharlal Nehru, profundizó en el concepto clave de la «multipolaridad asiática«: las muchas Asias dentro de Asia, algo que desconcierta totalmente las categorizaciones simplistas occidentales. Tras la sesión mantuvimos un excelente intercambio al respecto.
Sin embargo, nada en el foro es comparable a ir de sala en sala abarrotada, echar un vistazo a los debates en profundidad y luego deambular por los pabellones en modo red total. Me abordaron desde Sudán hasta Ecuador, desde Nueva Guinea hasta un grupo de brasileños, desde indonesios hasta un funcionario del Partido Comunista de Estados Unidos.
Y luego está el premio especial: los stands de varias repúblicas rusas. Es entonces cuando tienes la oportunidad de sumergirte en un ritual del té de Yamal; de recibir información de primera mano sobre la Región Autónoma de Nenets; o de discutir el procedimiento para embarcarte en un viaje en un rompehielos nuclear por la Ruta Marítima Septentrional -o Ruta de la Seda del Ártico: el canal de conectividad del futuro. Una vez más: Rusia multipolar en efecto.
Ahora compara esta reunión pacífica y paneuropea centrada en todas las formas de programas comunitarios sostenibles, empapada de esperanzas y sueños, con el lanzamiento por parte de la OTAN de un ejercicio masivo de belicismo de dos semanas apodado “Respuesta Nórdica 2024″, llevado a cabo por Finlandia, Noruega y la recién llegada Suecia a menos de 500 km de las fronteras rusas.
Publicado originalmente por observatoriodetrabajadores