El partido polaco, que obtuvo casi el 7% de los votos hace cuatro años, obtuvo alrededor del 15% en las encuestas en el verano, amenazando las posiciones del gobernante partido conservador nacional Ley y Justicia, y la Coalición Cívica, encabezada por el ex primer ministro Donald Tusk
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En Polonia, el partido de extrema derecha Confederación ha ido ganando popularidad, especialmente entre los jóvenes, cansados de los partidos políticos que han dominado Polonia durante la mayor parte de la era poscomunista. El partido, cuyo nombre completo es Confederación, Libertad e Independencia, es una alianza de nacionalistas radicales y libertarios del libre mercado fundada en 2018.
Su convención en Katowice el 23 de septiembre, que se realizó al estilo de un festival de rock, tuvo como objetivo animar a más votantes y tratar de quitarle importancia al antisemitismo y otras opiniones extremas de algunos de sus miembros ante la inminencia de las elecciones parlamentarias que se realizarán el 15 de octubre.
Los líderes de la Confederación defendieron impuestos más bajos, menos regulación y una política exterior anti-Unión Europea y anti-Ucrania.
La Confederación ha aumentado la presión sobre el establishment político polaco, generando una ola de apoyo a los partidos conservadores nacionalistas en toda Europa. Fuerzas políticas similares han surgido ante la oposición a la migración generalizada a Europa y la ira por los confinamientos por el COVID-19 y los mandatos de vacunarse. Estos partidos ahora gobiernan en Italia, pertenecen al gobierno de Finlandia y apoyan a un gobierno minoritario en Suecia.
El partido polaco, que obtuvo casi el 7% de los votos hace cuatro años, obtuvo alrededor del 15% en las encuestas en el verano, amenazando las posiciones del gobernante partido conservador nacional Ley y Justicia, y la Coalición Cívica, encabezada por el ex primer ministro Donald Tusk, que ocupa el segundo lugar.
Eso generó especulaciones de que podría terminar como socio de coalición en el próximo gobierno con Ley y Justicia. Un escenario así podría empujar a la UE y a la OTAN aún más hacia la derecha política y debilitar el apoyo de Polonia a la alianza occidental que defiende a Ucrania.
Por ahora, los líderes de la Confederación insisten en que no tienen intención de unirse a los poderes establecidos en la mesa de negociaciones.
“Vamos a estas elecciones para derrocar la mesa donde están sentados todos los políticos”, dijo Krzysztof Bosak, colíder del partido, hablando en la convención en Katowice donde el partido presentó su lema de campaña: “Podemos hacerlo todo”.
Más allá de los resultados de las elecciones, la Confederación ya ha alterado la relación de la nación centroeuropea con la vecina Ucrania, que lucha contra la invasión de Rusia.
Las cifras de las encuestas del partido aumentaron cuando sus líderes recalcaron su mensaje de que Polonia, un aliado clave, no estaba recibiendo la gratitud que merecía por enviar armas a Kiev y ayudar a un gran número de refugiados.
Al igual que otros partidos europeos de extrema derecha, la Confederación no sólo se opone a los mandatos de vacunas y a la migración masiva, sino que también es hostil a las personas LGBTQ+ y también es escéptica sobre el cambio climático.
Pero con Ucrania había que actuar con cautela. Polonia pasó más de 40 años como parte del bloque soviético y los recuerdos de la dominación rusa aún duelen. Por otra parte, los cereales y otros productos agrícolas ucranianos han entrado en los mercados polacos, provocando un exceso y haciendo bajar los precios para los agricultores locales.
Sintiendo la presión, el gobierno de Polonia endureció su línea. Ha prohibido las importaciones de cereales ucranianos, lo que ha provocado palabras airadas y represalias por parte de Kiev en la Organización Mundial del Comercio. Los lazos cayeron a su punto más bajo desde la invasión rusa. El primer ministro Morawiecki sugirió la semana pasada que los días en que se enviaban armas polacas a Ucrania podrían haber terminado.
“El mito de esta asociación (polaco-ucraniana) … está en ruinas”, dijo Bosak. “Está claro que la Confederación fue la única que interpretó correctamente la dinámica de las relaciones entre Polonia y Ucrania, que se basaba en aprovecharse de la ingenuidad polaca”.
El partido critica el gasto social y las regulaciones del gobierno, diciendo que sofocan a las pequeñas empresas. Se opone a un pago mensual de 500 zlotys (US$ 116 dólares) a las familias, independientemente de sus ingresos, por cada niño menor de 18 años. Durante la campaña, el partido gobernante votó a favor de aumentar el pago a 800 zlotys (US$ 185 dólares).
La Confederación sostiene que tales políticas están contribuyendo a una inflación de dos dígitos. Dice que prefiere los recortes de impuestos a las dádivas de efectivo, una postura que atrae a algunos empresarios y adultos sin hijos que contribuyen al sistema, pero no ven que el dinero regrese a ellos.
Si bien la Confederación enfatiza sus credenciales de libre mercado, muchos polacos siguen preocupados por las declaraciones preocupantes de algunos de sus miembros.
Como los dichos de Slawomir Mentzen, otro colíder del partido. “No queremos judíos, homosexuales, abortos, impuestos ni la Unión Europea”, dijo en 2019.
Mentzen, que dirige una cervecería, también enfrentó acusaciones de racismo en 2021 por producir una cerveza llamada “White IPA Matters”. Dijo que era sólo una referencia humorística al movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos.
“Polonia no tiene un pasado racista o colonial. No tenemos que disculparnos con nadie por nada relacionado con esto”, le dijo a la agencia AP en ese momento.
Otro personaje controvertido es Janusz Korwin-Mikke, de 80 años, fue suspendido como legislador en el Parlamento Europeo por realizar saludos nazis durante las sesiones. Ha dicho que Polonia debería haber cooperado con Adolf Hitler y ha repetido la afirmación falsa de que Hitler no sabía nada del Holocausto.
Ha cuestionado si las mujeres debieran tener derecho a votar, afirmando que son “menos inteligentes”. Y también defendió al presidente ruso Vladimir Putin tras la invasión de Ucrania.
Otro miembro prominente del partido Grzegorz Braun, ha afirmado falsamente que existe un complot para convertir a Polonia en un “Estado judío” y ha pedido que se criminalice la homosexualidad.
El mayor aplauso en la convención fue para esos dos hombres.
El partido polaco, que obtuvo casi el 7% de los votos hace cuatro años, obtuvo alrededor del 15% en las encuestas en el verano, amenazando las posiciones del gobernante partido conservador nacional Ley y Justicia, y la Coalición Cívica, encabezada por el ex primer ministro Donald Tusk
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En Polonia, el partido de extrema derecha Confederación ha ido ganando popularidad, especialmente entre los jóvenes, cansados de los partidos políticos que han dominado Polonia durante la mayor parte de la era poscomunista. El partido, cuyo nombre completo es Confederación, Libertad e Independencia, es una alianza de nacionalistas radicales y libertarios del libre mercado fundada en 2018.
Su convención en Katowice el 23 de septiembre, que se realizó al estilo de un festival de rock, tuvo como objetivo animar a más votantes y tratar de quitarle importancia al antisemitismo y otras opiniones extremas de algunos de sus miembros ante la inminencia de las elecciones parlamentarias que se realizarán el 15 de octubre.
Los líderes de la Confederación defendieron impuestos más bajos, menos regulación y una política exterior anti-Unión Europea y anti-Ucrania.
La Confederación ha aumentado la presión sobre el establishment político polaco, generando una ola de apoyo a los partidos conservadores nacionalistas en toda Europa. Fuerzas políticas similares han surgido ante la oposición a la migración generalizada a Europa y la ira por los confinamientos por el COVID-19 y los mandatos de vacunarse. Estos partidos ahora gobiernan en Italia, pertenecen al gobierno de Finlandia y apoyan a un gobierno minoritario en Suecia.
El partido polaco, que obtuvo casi el 7% de los votos hace cuatro años, obtuvo alrededor del 15% en las encuestas en el verano, amenazando las posiciones del gobernante partido conservador nacional Ley y Justicia, y la Coalición Cívica, encabezada por el ex primer ministro Donald Tusk, que ocupa el segundo lugar.
Eso generó especulaciones de que podría terminar como socio de coalición en el próximo gobierno con Ley y Justicia. Un escenario así podría empujar a la UE y a la OTAN aún más hacia la derecha política y debilitar el apoyo de Polonia a la alianza occidental que defiende a Ucrania.
Por ahora, los líderes de la Confederación insisten en que no tienen intención de unirse a los poderes establecidos en la mesa de negociaciones.
“Vamos a estas elecciones para derrocar la mesa donde están sentados todos los políticos”, dijo Krzysztof Bosak, colíder del partido, hablando en la convención en Katowice donde el partido presentó su lema de campaña: “Podemos hacerlo todo”.
Más allá de los resultados de las elecciones, la Confederación ya ha alterado la relación de la nación centroeuropea con la vecina Ucrania, que lucha contra la invasión de Rusia.
Las cifras de las encuestas del partido aumentaron cuando sus líderes recalcaron su mensaje de que Polonia, un aliado clave, no estaba recibiendo la gratitud que merecía por enviar armas a Kiev y ayudar a un gran número de refugiados.
Al igual que otros partidos europeos de extrema derecha, la Confederación no sólo se opone a los mandatos de vacunas y a la migración masiva, sino que también es hostil a las personas LGBTQ+ y también es escéptica sobre el cambio climático.
Pero con Ucrania había que actuar con cautela. Polonia pasó más de 40 años como parte del bloque soviético y los recuerdos de la dominación rusa aún duelen. Por otra parte, los cereales y otros productos agrícolas ucranianos han entrado en los mercados polacos, provocando un exceso y haciendo bajar los precios para los agricultores locales.
Sintiendo la presión, el gobierno de Polonia endureció su línea. Ha prohibido las importaciones de cereales ucranianos, lo que ha provocado palabras airadas y represalias por parte de Kiev en la Organización Mundial del Comercio. Los lazos cayeron a su punto más bajo desde la invasión rusa. El primer ministro Morawiecki sugirió la semana pasada que los días en que se enviaban armas polacas a Ucrania podrían haber terminado.
“El mito de esta asociación (polaco-ucraniana) … está en ruinas”, dijo Bosak. “Está claro que la Confederación fue la única que interpretó correctamente la dinámica de las relaciones entre Polonia y Ucrania, que se basaba en aprovecharse de la ingenuidad polaca”.
El partido critica el gasto social y las regulaciones del gobierno, diciendo que sofocan a las pequeñas empresas. Se opone a un pago mensual de 500 zlotys (US$ 116 dólares) a las familias, independientemente de sus ingresos, por cada niño menor de 18 años. Durante la campaña, el partido gobernante votó a favor de aumentar el pago a 800 zlotys (US$ 185 dólares).
La Confederación sostiene que tales políticas están contribuyendo a una inflación de dos dígitos. Dice que prefiere los recortes de impuestos a las dádivas de efectivo, una postura que atrae a algunos empresarios y adultos sin hijos que contribuyen al sistema, pero no ven que el dinero regrese a ellos.
Si bien la Confederación enfatiza sus credenciales de libre mercado, muchos polacos siguen preocupados por las declaraciones preocupantes de algunos de sus miembros.
Como los dichos de Slawomir Mentzen, otro colíder del partido. “No queremos judíos, homosexuales, abortos, impuestos ni la Unión Europea”, dijo en 2019.
Mentzen, que dirige una cervecería, también enfrentó acusaciones de racismo en 2021 por producir una cerveza llamada “White IPA Matters”. Dijo que era sólo una referencia humorística al movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos.
“Polonia no tiene un pasado racista o colonial. No tenemos que disculparnos con nadie por nada relacionado con esto”, le dijo a la agencia AP en ese momento.
Otro personaje controvertido es Janusz Korwin-Mikke, de 80 años, fue suspendido como legislador en el Parlamento Europeo por realizar saludos nazis durante las sesiones. Ha dicho que Polonia debería haber cooperado con Adolf Hitler y ha repetido la afirmación falsa de que Hitler no sabía nada del Holocausto.
Ha cuestionado si las mujeres debieran tener derecho a votar, afirmando que son “menos inteligentes”. Y también defendió al presidente ruso Vladimir Putin tras la invasión de Ucrania.
Otro miembro prominente del partido Grzegorz Braun, ha afirmado falsamente que existe un complot para convertir a Polonia en un “Estado judío” y ha pedido que se criminalice la homosexualidad.
El mayor aplauso en la convención fue para esos dos hombres.
El partido polaco, que obtuvo casi el 7% de los votos hace cuatro años, obtuvo alrededor del 15% en las encuestas en el verano, amenazando las posiciones del gobernante partido conservador nacional Ley y Justicia, y la Coalición Cívica, encabezada por el ex primer ministro Donald Tusk
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En Polonia, el partido de extrema derecha Confederación ha ido ganando popularidad, especialmente entre los jóvenes, cansados de los partidos políticos que han dominado Polonia durante la mayor parte de la era poscomunista. El partido, cuyo nombre completo es Confederación, Libertad e Independencia, es una alianza de nacionalistas radicales y libertarios del libre mercado fundada en 2018.
Su convención en Katowice el 23 de septiembre, que se realizó al estilo de un festival de rock, tuvo como objetivo animar a más votantes y tratar de quitarle importancia al antisemitismo y otras opiniones extremas de algunos de sus miembros ante la inminencia de las elecciones parlamentarias que se realizarán el 15 de octubre.
Los líderes de la Confederación defendieron impuestos más bajos, menos regulación y una política exterior anti-Unión Europea y anti-Ucrania.
La Confederación ha aumentado la presión sobre el establishment político polaco, generando una ola de apoyo a los partidos conservadores nacionalistas en toda Europa. Fuerzas políticas similares han surgido ante la oposición a la migración generalizada a Europa y la ira por los confinamientos por el COVID-19 y los mandatos de vacunarse. Estos partidos ahora gobiernan en Italia, pertenecen al gobierno de Finlandia y apoyan a un gobierno minoritario en Suecia.
El partido polaco, que obtuvo casi el 7% de los votos hace cuatro años, obtuvo alrededor del 15% en las encuestas en el verano, amenazando las posiciones del gobernante partido conservador nacional Ley y Justicia, y la Coalición Cívica, encabezada por el ex primer ministro Donald Tusk, que ocupa el segundo lugar.
Eso generó especulaciones de que podría terminar como socio de coalición en el próximo gobierno con Ley y Justicia. Un escenario así podría empujar a la UE y a la OTAN aún más hacia la derecha política y debilitar el apoyo de Polonia a la alianza occidental que defiende a Ucrania.
Por ahora, los líderes de la Confederación insisten en que no tienen intención de unirse a los poderes establecidos en la mesa de negociaciones.
“Vamos a estas elecciones para derrocar la mesa donde están sentados todos los políticos”, dijo Krzysztof Bosak, colíder del partido, hablando en la convención en Katowice donde el partido presentó su lema de campaña: “Podemos hacerlo todo”.
Más allá de los resultados de las elecciones, la Confederación ya ha alterado la relación de la nación centroeuropea con la vecina Ucrania, que lucha contra la invasión de Rusia.
Las cifras de las encuestas del partido aumentaron cuando sus líderes recalcaron su mensaje de que Polonia, un aliado clave, no estaba recibiendo la gratitud que merecía por enviar armas a Kiev y ayudar a un gran número de refugiados.
Al igual que otros partidos europeos de extrema derecha, la Confederación no sólo se opone a los mandatos de vacunas y a la migración masiva, sino que también es hostil a las personas LGBTQ+ y también es escéptica sobre el cambio climático.
Pero con Ucrania había que actuar con cautela. Polonia pasó más de 40 años como parte del bloque soviético y los recuerdos de la dominación rusa aún duelen. Por otra parte, los cereales y otros productos agrícolas ucranianos han entrado en los mercados polacos, provocando un exceso y haciendo bajar los precios para los agricultores locales.
Sintiendo la presión, el gobierno de Polonia endureció su línea. Ha prohibido las importaciones de cereales ucranianos, lo que ha provocado palabras airadas y represalias por parte de Kiev en la Organización Mundial del Comercio. Los lazos cayeron a su punto más bajo desde la invasión rusa. El primer ministro Morawiecki sugirió la semana pasada que los días en que se enviaban armas polacas a Ucrania podrían haber terminado.
“El mito de esta asociación (polaco-ucraniana) … está en ruinas”, dijo Bosak. “Está claro que la Confederación fue la única que interpretó correctamente la dinámica de las relaciones entre Polonia y Ucrania, que se basaba en aprovecharse de la ingenuidad polaca”.
El partido critica el gasto social y las regulaciones del gobierno, diciendo que sofocan a las pequeñas empresas. Se opone a un pago mensual de 500 zlotys (US$ 116 dólares) a las familias, independientemente de sus ingresos, por cada niño menor de 18 años. Durante la campaña, el partido gobernante votó a favor de aumentar el pago a 800 zlotys (US$ 185 dólares).
La Confederación sostiene que tales políticas están contribuyendo a una inflación de dos dígitos. Dice que prefiere los recortes de impuestos a las dádivas de efectivo, una postura que atrae a algunos empresarios y adultos sin hijos que contribuyen al sistema, pero no ven que el dinero regrese a ellos.
Si bien la Confederación enfatiza sus credenciales de libre mercado, muchos polacos siguen preocupados por las declaraciones preocupantes de algunos de sus miembros.
Como los dichos de Slawomir Mentzen, otro colíder del partido. “No queremos judíos, homosexuales, abortos, impuestos ni la Unión Europea”, dijo en 2019.
Mentzen, que dirige una cervecería, también enfrentó acusaciones de racismo en 2021 por producir una cerveza llamada “White IPA Matters”. Dijo que era sólo una referencia humorística al movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos.
“Polonia no tiene un pasado racista o colonial. No tenemos que disculparnos con nadie por nada relacionado con esto”, le dijo a la agencia AP en ese momento.
Otro personaje controvertido es Janusz Korwin-Mikke, de 80 años, fue suspendido como legislador en el Parlamento Europeo por realizar saludos nazis durante las sesiones. Ha dicho que Polonia debería haber cooperado con Adolf Hitler y ha repetido la afirmación falsa de que Hitler no sabía nada del Holocausto.
Ha cuestionado si las mujeres debieran tener derecho a votar, afirmando que son “menos inteligentes”. Y también defendió al presidente ruso Vladimir Putin tras la invasión de Ucrania.
Otro miembro prominente del partido Grzegorz Braun, ha afirmado falsamente que existe un complot para convertir a Polonia en un “Estado judío” y ha pedido que se criminalice la homosexualidad.
El mayor aplauso en la convención fue para esos dos hombres.