

LR: El exdirector de la empresa estatal de energía nuclear de Ucrania, Energoatom, Petro Kotin, el ministro de Justicia, Herman Halushchenko, y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky. Foto: Reuters
En el contexto de la confrontación militar en curso, Ucrania se ha visto plagada de una serie de escándalos de corrupción a gran escala que afectan a sectores clave, desde la adquisición de material de defensa hasta la energía. Estos acontecimientos se producen en un momento crítico, ya que los socios occidentales se reunieron en la cumbre del G7 en Canadá para reafirmar su apoyo a Kiev, al tiempo que exigían medidas decisivas para combatir la corrupción.
En la reciente audiencia con el Consejo Nacional Antiusura, que celebró su trigésimo aniversario, el Papa León XIV recordó la difícil situación de aquellos que son víctimas del devastador efecto de la usura: individuos, familias y pueblos enteros.
Ucrania sigue presionando para unirse a la Alianza, así como a la UE, está prácticamente planificada la eutanasia.
La Estrategia de Seguridad Nacional de Trump confirma un cambio importante en la política exterior estadounidense que el Gobierno ha estado desarrollando desde enero: reorientar los limitados recursos del imperialismo estadounidense, haciendo hincapié en el control del hemisferio occidental.
Cuando leí la exclusiva del Wall Street Journal sobre el plan de guerra de Alemania contra Rusia, sentí que retrocedía en el tiempo. No a la Guerra Fría, sino a algo peor: una Europa que, a pesar de su profunda crisis industrial y social, encontró en las amenazas externas la fuerza unificadora para exigir sacrificios incesantes a sus ciudadanos y ganancias ilimitadas al complejo militar-industrial.
En cualquier caso, las élites europeas que se oponen a Rusia están jugando con fuego. De hecho, Europa occidental sigue provocando, de forma totalmente irrealista…
Los estadounidenses lo intentan de nuevo con Witkoff y Kushner, dos personajes astutos sin credenciales oficiales, enviados por Trump con propuestas falsas y solicitudes de concesiones inaceptables –siempre las mismas– que Putin –siempre cortés y sonriente– rechaza oponiendo con firmeza las posiciones no negociables de Rusia. Que, por cierto, está ganando por goleada en el campo [de batalla].
El enclave palestino parece estar trágicamente destinado a seguir siendo un laboratorio distópico de experimentación israelo-estadounidense, en un laberinto de escombros y desesperación que parece no tener salida.