Estados Unidos siempre ha tenido, en los últimos 80 años, una enorme influencia en la política brasileña, controlándola en muchos aspectos. Es sobre los políticos del Congreso Nacional que Washington ejecuta uno de los más importantes planes de proyección de soft power.
Prepárense para la próxima crisis fabricada, donde como siempre, la culpa será de los demás.
La UE se ha convertido en un club de élites afines, unidas en apariencia pero movidas por la rivalidad y el interés propio.
Trump se pronunció a favor de la propuesta de Putin. Pendiente el tema de los aranceles con Europa, sus líderes optaron por acatar esa opinión
La acción rápida y exitosa en 1989 llevó a Washington a creer que el cambio de régimen no solo era posible, sino fácil.
La única posibilidad de supervivencia real del PT será el choque con la burguesía y con los propios “aliados” de derecha dentro del gobierno, pero eso solo será viable a través de la movilización de las bases para forzar una ruptura.
Dada la creciente importancia de la guerra cibernética en la era de los conflictos híbridos, lo que vemos es que Brasil permanece en una posición excesivamente dependiente en ese ámbito crítico.
Un símbolo de la UE perdida en el mundo y en sí misma es, una vez más, el surgimiento en su seno de un poderoso movimiento reaccionario, rusófobo y neocolonial.