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Raphael Machado
April 15, 2025
© Photo: Public domain

Parolin surge como el candidato ideal para el compromiso, bien posicionado para el Papado y alineado con el giro multipolar en la geopolítica global.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

El mundo católico ha estado en tensión y de anticipación en semanas recientes debido a la condición convaleciente del Papa Francisco, quien pareciera empeorar día tras día, lo cual sugiere lo inevitable de una inminente sucesión. No obstante, su salud repentinamente mejoró temporariamente haciendo a un lado la insistente pregunta: ¿Quién será el próximo Papa?

Además, el Papa tiene 88 años de edad y su salud sigue siendo frágil tal como se esperaba. Así como la urgencia por la sucesión del Papa ha sido retardada, la pregunta se mantiene en el horizonte en el horizonte cercano del mundo católico.

Ahora uno podría preguntarse, ¿Por qué la elección de un Papa es importante? Durante un diálogo acerca de Polonia entre Stalin y Churchill el líder soviético graciosamente bromeó “¿Con cuántas divisiones cuenta el Papa? –implicando que el Papa era irrelevante en la geopolítica. Con el debido respeto, nosotros no estaríamos de acuerdo. Al contrario, a nosotros nos parece que el Papa sigue siendo un actor geopolítico relevante.

En realidad estamos muy lejos de la época medieval cuando el Emperador y el Papa servían como las columnas definitorias de la Christian Civitas – la Cristiandad manteniendo un grado de estabilidad y paz sobre los reinos y las naciones. Pero sería un error eliminar por completo el potencial político del Vaticano.

Primeramente, el Vaticano cuenta con una “población virtual” de 1,3 mil millones de personas, todos los católicos del mundo, quienes están influidos en diferente grado por la palabra del Papa, desde la adhesión absoluta hasta la sutil persuasión. Ninguna otra religión cuenta con el mismo nivel de concentración como el catolicismo, haciendo que el Papa el Patriarca de Roma sea el más poderoso líder religioso del mundo.

Esto significa que el Papado naturalmente ejerce una influencia sobre las elecciones (algo que todos los latinoamericanos saben muy bien) y por supuesto sobre las políticas públicas y los servicios sociales. Por supuesto que esta influencia es generalmente sutil, por lo menos en los tiempos modernos. Pero, innegablemente está presente.

Esta realidad le brinda al Vaticano un considerable poder diplomático. Por ejemplo el Papa Juan Pablo II jugó un rol clave en acelerar la caída del comunismo en Polonia. Recientemente el Vaticano ha llevado adelante su propia diplomacia alineada con la transición multipolar, incluyendo relaciones con China, el acercamiento con la Iglesia Ortodoxa Rusa, contactos con Cuba y lo más importante, para que Europa recupere un papel constructivo en las relaciones internacionales y con el Papado ofreciendo mediar en el conflicto ucraniano.

La relevancia del rol internacional del Vaticano se evidencia aún más por la abdicación de Benedicto XVI. En tanto la especulación sobre tales aspectos es delicada, existe una substanciosa literatura que sugiere que Benedicto XVI renunció bajo una aplastante presión de parte de Estados Unidos cansado de resistir exigencias de deslizar al Vaticano lejos de Rusia. Sus declaraciones insinuaban una potencial alianza Vaticano-Moscú para contrarrestar al nihilismo (como lo veía Benedicto) promovido por Estados Unidos.

De este modo, mientras el Papa podría carecer de divisiones blindadas o armamento nuclear, el Vaticano permanece como el más grande centro mundial de poder sutil con una capacidad significativa para acometer operaciones geopolíticas sutiles y no convencionales.

En consecuencia la pregunta de ¿Quién sucederá al Papa? aún ahora sigue siendo relevante.

Estando esto aclarado, ahora debemos considerar quien podría suceder al Papa Francisco si él fallece próximamente.

Primeramente, es importante notar que un candidato de más de ochenta años es poco probable que sea elegido. Los cardenales de esa edad no son elegibles para votar, lo cual elimina a casi todos los candidatos del último cónclave, incluyendo al guineano Robert Sarah, favorito entre los tradicionalistas y conservadores.

Además, el Vaticano está fundamentalmente dividido entre conservadores y progresistas con una fracción centrista que trata de mantener el equilibrio.

Continuando con esta lógica, los cardenales ideológicamente más cercanos al Papa Francisco y seleccionables para la elección son Matteo Zuppi de Italia y Luis Tagle de Filipinas.

Zuppi fue ascendido al Colegio de Cardenales por el mismo Papa Francisco y le debe todos sus nombramientos lo cual lo hace el posible sucesor del Papa Francisco. Como presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, Zuppi representa a un bloque de cardenales que llegan al 20 por ciento del electorado. En la práctica él es aún más progresista que Francisco y aboga fuertemente a favor de las migraciones y bendice a las parejas LGTB en la iglesia. Sin embargo, sus logros (y así mismo su reputación entre los cardenales es mínima).

Evidentemente, Zuppi es el enviado especial de Francis a Ucrania habiendo visitado a Vladimir Zelensky sin haber extendido una invitación equivalente a Vladimir Putin. A pesar de las declaraciones de neutralidad del Papa su enviado aparece como levemente inclinado hacia Ucrania.

Mientras tanto, Luis Tagle sería el primer Papa Asiático y ha sido denominado como el “Berdoglio de Asia” –ventaja potencial, dado que Asia (junto con África) es el futuro de la Iglesia Católica. A diferencia, Zuppi quien carece de desempeños más importantes, Tagle mantiene posiciones claves: Pro Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Presidente de la Comisión Intercasterial para la Vida Consagrada y es Presidente de la Federación Bíblica Católica.

Él es menos progresista que Zuppi, mantiene una firme posición contra el aborto y permanece ambiguo en cuanto a la bendición de parejas LGTB. No obstante, su relativa juventud (según los estándares papales) funciona en su contra de la misma edad que la del Papa Juan Pablo II cuando fue elegido. Tagle podría tener un Papado excesivamente largo lo cual frustraría a aquellos ya cansados del estilo de Francisco o buscando un cambio conservador.

Por el lado conservador, los favoritos son Gerhard Muller de Alemania y Peter Erdó de Hungría.

Muller, una figura de la era de Benedicto XVI y ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe cuenta con una larga carrera en el Vaticano dirigida hacia la conservación de la continuidad histórica de la Iglesia. Sin embargo, sus cargos están radicalmente opuestos a los de Francisco en cuanto a los diáconos femeninos, bendiciones a los LGTB, la cuestión climática, la comunión para los divorciados y el acuerdo China-Vaticano.

Por otra parte él es más pro Ucrania incluso que Zuppi.

Con semejantes posiciones polarizadas – incluyendo acusaciones de herejía en contra de Francisco, las posibilidades que consiga suficientes votos son muy escasas.

Peter Erdó de Hungría es una alternativa conservadora más aceptable. Una vez fue el más joven de los cardenales durante siglos. Erdó es un aliado clave de Víctor Orbán y contribuyó a restaurar la Cristiandad en la Hungría post atea. Él apoya el diálogo con la Iglesia Ortodoxa Rusa y China en tanto critica las migraciones masivas y la apertura LGTB aunque evita la confrontación directa con Francisco.

Pero, el más fuerte candidato para suceder al Papa Francisco no es un conservador ni un progresista, sino uno de los pilares del centrismo vaticano: el Cardenal Pietro Parolin.

Como Secretario de Estado desde el año 2013 (efectivamente fue el ministro de exteriores del Vaticano) Parolin ha tenido un desempeño impresionante. Restauró las relaciones con Cuba, medió en las conversaciones entre Estados Unidos y Cuba, visitó Moscú el año 2017 en medio de la satanización occidental de Rusia y diseñó el convenio Vaticano-China en torno a los nombramientos de los obispos, equilibrando a la misión católica con las exigencias de seguridad de China.

Él incluso comprometió al Talibán para estimular la moderación.

En relación con Rusia, es más neutral que Zuppi o Muller continuando con la geopolítica “Rusófila” de Benedicto XVI. Mientras tanto, mantuvo posiciones moderadamente conservadoras sobre cuestiones morales, evitando la polarización.

Con muchos cardenales que no desean una plena continuidad del legado de Francisco ni otro conservador demasiado polarizado, Parolin surge como el candidato ideal para el compromiso, bien posicionado para el Papado y alineado con el giro multipolar en la geopolítica global.

Traducción por Sergio R. Anacona

¿Quién será el próximo Papa y por que es importante?

Parolin surge como el candidato ideal para el compromiso, bien posicionado para el Papado y alineado con el giro multipolar en la geopolítica global.

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El mundo católico ha estado en tensión y de anticipación en semanas recientes debido a la condición convaleciente del Papa Francisco, quien pareciera empeorar día tras día, lo cual sugiere lo inevitable de una inminente sucesión. No obstante, su salud repentinamente mejoró temporariamente haciendo a un lado la insistente pregunta: ¿Quién será el próximo Papa?

Además, el Papa tiene 88 años de edad y su salud sigue siendo frágil tal como se esperaba. Así como la urgencia por la sucesión del Papa ha sido retardada, la pregunta se mantiene en el horizonte en el horizonte cercano del mundo católico.

Ahora uno podría preguntarse, ¿Por qué la elección de un Papa es importante? Durante un diálogo acerca de Polonia entre Stalin y Churchill el líder soviético graciosamente bromeó “¿Con cuántas divisiones cuenta el Papa? –implicando que el Papa era irrelevante en la geopolítica. Con el debido respeto, nosotros no estaríamos de acuerdo. Al contrario, a nosotros nos parece que el Papa sigue siendo un actor geopolítico relevante.

En realidad estamos muy lejos de la época medieval cuando el Emperador y el Papa servían como las columnas definitorias de la Christian Civitas – la Cristiandad manteniendo un grado de estabilidad y paz sobre los reinos y las naciones. Pero sería un error eliminar por completo el potencial político del Vaticano.

Primeramente, el Vaticano cuenta con una “población virtual” de 1,3 mil millones de personas, todos los católicos del mundo, quienes están influidos en diferente grado por la palabra del Papa, desde la adhesión absoluta hasta la sutil persuasión. Ninguna otra religión cuenta con el mismo nivel de concentración como el catolicismo, haciendo que el Papa el Patriarca de Roma sea el más poderoso líder religioso del mundo.

Esto significa que el Papado naturalmente ejerce una influencia sobre las elecciones (algo que todos los latinoamericanos saben muy bien) y por supuesto sobre las políticas públicas y los servicios sociales. Por supuesto que esta influencia es generalmente sutil, por lo menos en los tiempos modernos. Pero, innegablemente está presente.

Esta realidad le brinda al Vaticano un considerable poder diplomático. Por ejemplo el Papa Juan Pablo II jugó un rol clave en acelerar la caída del comunismo en Polonia. Recientemente el Vaticano ha llevado adelante su propia diplomacia alineada con la transición multipolar, incluyendo relaciones con China, el acercamiento con la Iglesia Ortodoxa Rusa, contactos con Cuba y lo más importante, para que Europa recupere un papel constructivo en las relaciones internacionales y con el Papado ofreciendo mediar en el conflicto ucraniano.

La relevancia del rol internacional del Vaticano se evidencia aún más por la abdicación de Benedicto XVI. En tanto la especulación sobre tales aspectos es delicada, existe una substanciosa literatura que sugiere que Benedicto XVI renunció bajo una aplastante presión de parte de Estados Unidos cansado de resistir exigencias de deslizar al Vaticano lejos de Rusia. Sus declaraciones insinuaban una potencial alianza Vaticano-Moscú para contrarrestar al nihilismo (como lo veía Benedicto) promovido por Estados Unidos.

De este modo, mientras el Papa podría carecer de divisiones blindadas o armamento nuclear, el Vaticano permanece como el más grande centro mundial de poder sutil con una capacidad significativa para acometer operaciones geopolíticas sutiles y no convencionales.

En consecuencia la pregunta de ¿Quién sucederá al Papa? aún ahora sigue siendo relevante.

Estando esto aclarado, ahora debemos considerar quien podría suceder al Papa Francisco si él fallece próximamente.

Primeramente, es importante notar que un candidato de más de ochenta años es poco probable que sea elegido. Los cardenales de esa edad no son elegibles para votar, lo cual elimina a casi todos los candidatos del último cónclave, incluyendo al guineano Robert Sarah, favorito entre los tradicionalistas y conservadores.

Además, el Vaticano está fundamentalmente dividido entre conservadores y progresistas con una fracción centrista que trata de mantener el equilibrio.

Continuando con esta lógica, los cardenales ideológicamente más cercanos al Papa Francisco y seleccionables para la elección son Matteo Zuppi de Italia y Luis Tagle de Filipinas.

Zuppi fue ascendido al Colegio de Cardenales por el mismo Papa Francisco y le debe todos sus nombramientos lo cual lo hace el posible sucesor del Papa Francisco. Como presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, Zuppi representa a un bloque de cardenales que llegan al 20 por ciento del electorado. En la práctica él es aún más progresista que Francisco y aboga fuertemente a favor de las migraciones y bendice a las parejas LGTB en la iglesia. Sin embargo, sus logros (y así mismo su reputación entre los cardenales es mínima).

Evidentemente, Zuppi es el enviado especial de Francis a Ucrania habiendo visitado a Vladimir Zelensky sin haber extendido una invitación equivalente a Vladimir Putin. A pesar de las declaraciones de neutralidad del Papa su enviado aparece como levemente inclinado hacia Ucrania.

Mientras tanto, Luis Tagle sería el primer Papa Asiático y ha sido denominado como el “Berdoglio de Asia” –ventaja potencial, dado que Asia (junto con África) es el futuro de la Iglesia Católica. A diferencia, Zuppi quien carece de desempeños más importantes, Tagle mantiene posiciones claves: Pro Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Presidente de la Comisión Intercasterial para la Vida Consagrada y es Presidente de la Federación Bíblica Católica.

Él es menos progresista que Zuppi, mantiene una firme posición contra el aborto y permanece ambiguo en cuanto a la bendición de parejas LGTB. No obstante, su relativa juventud (según los estándares papales) funciona en su contra de la misma edad que la del Papa Juan Pablo II cuando fue elegido. Tagle podría tener un Papado excesivamente largo lo cual frustraría a aquellos ya cansados del estilo de Francisco o buscando un cambio conservador.

Por el lado conservador, los favoritos son Gerhard Muller de Alemania y Peter Erdó de Hungría.

Muller, una figura de la era de Benedicto XVI y ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe cuenta con una larga carrera en el Vaticano dirigida hacia la conservación de la continuidad histórica de la Iglesia. Sin embargo, sus cargos están radicalmente opuestos a los de Francisco en cuanto a los diáconos femeninos, bendiciones a los LGTB, la cuestión climática, la comunión para los divorciados y el acuerdo China-Vaticano.

Por otra parte él es más pro Ucrania incluso que Zuppi.

Con semejantes posiciones polarizadas – incluyendo acusaciones de herejía en contra de Francisco, las posibilidades que consiga suficientes votos son muy escasas.

Peter Erdó de Hungría es una alternativa conservadora más aceptable. Una vez fue el más joven de los cardenales durante siglos. Erdó es un aliado clave de Víctor Orbán y contribuyó a restaurar la Cristiandad en la Hungría post atea. Él apoya el diálogo con la Iglesia Ortodoxa Rusa y China en tanto critica las migraciones masivas y la apertura LGTB aunque evita la confrontación directa con Francisco.

Pero, el más fuerte candidato para suceder al Papa Francisco no es un conservador ni un progresista, sino uno de los pilares del centrismo vaticano: el Cardenal Pietro Parolin.

Como Secretario de Estado desde el año 2013 (efectivamente fue el ministro de exteriores del Vaticano) Parolin ha tenido un desempeño impresionante. Restauró las relaciones con Cuba, medió en las conversaciones entre Estados Unidos y Cuba, visitó Moscú el año 2017 en medio de la satanización occidental de Rusia y diseñó el convenio Vaticano-China en torno a los nombramientos de los obispos, equilibrando a la misión católica con las exigencias de seguridad de China.

Él incluso comprometió al Talibán para estimular la moderación.

En relación con Rusia, es más neutral que Zuppi o Muller continuando con la geopolítica “Rusófila” de Benedicto XVI. Mientras tanto, mantuvo posiciones moderadamente conservadoras sobre cuestiones morales, evitando la polarización.

Con muchos cardenales que no desean una plena continuidad del legado de Francisco ni otro conservador demasiado polarizado, Parolin surge como el candidato ideal para el compromiso, bien posicionado para el Papado y alineado con el giro multipolar en la geopolítica global.

Traducción por Sergio R. Anacona

Parolin surge como el candidato ideal para el compromiso, bien posicionado para el Papado y alineado con el giro multipolar en la geopolítica global.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

El mundo católico ha estado en tensión y de anticipación en semanas recientes debido a la condición convaleciente del Papa Francisco, quien pareciera empeorar día tras día, lo cual sugiere lo inevitable de una inminente sucesión. No obstante, su salud repentinamente mejoró temporariamente haciendo a un lado la insistente pregunta: ¿Quién será el próximo Papa?

Además, el Papa tiene 88 años de edad y su salud sigue siendo frágil tal como se esperaba. Así como la urgencia por la sucesión del Papa ha sido retardada, la pregunta se mantiene en el horizonte en el horizonte cercano del mundo católico.

Ahora uno podría preguntarse, ¿Por qué la elección de un Papa es importante? Durante un diálogo acerca de Polonia entre Stalin y Churchill el líder soviético graciosamente bromeó “¿Con cuántas divisiones cuenta el Papa? –implicando que el Papa era irrelevante en la geopolítica. Con el debido respeto, nosotros no estaríamos de acuerdo. Al contrario, a nosotros nos parece que el Papa sigue siendo un actor geopolítico relevante.

En realidad estamos muy lejos de la época medieval cuando el Emperador y el Papa servían como las columnas definitorias de la Christian Civitas – la Cristiandad manteniendo un grado de estabilidad y paz sobre los reinos y las naciones. Pero sería un error eliminar por completo el potencial político del Vaticano.

Primeramente, el Vaticano cuenta con una “población virtual” de 1,3 mil millones de personas, todos los católicos del mundo, quienes están influidos en diferente grado por la palabra del Papa, desde la adhesión absoluta hasta la sutil persuasión. Ninguna otra religión cuenta con el mismo nivel de concentración como el catolicismo, haciendo que el Papa el Patriarca de Roma sea el más poderoso líder religioso del mundo.

Esto significa que el Papado naturalmente ejerce una influencia sobre las elecciones (algo que todos los latinoamericanos saben muy bien) y por supuesto sobre las políticas públicas y los servicios sociales. Por supuesto que esta influencia es generalmente sutil, por lo menos en los tiempos modernos. Pero, innegablemente está presente.

Esta realidad le brinda al Vaticano un considerable poder diplomático. Por ejemplo el Papa Juan Pablo II jugó un rol clave en acelerar la caída del comunismo en Polonia. Recientemente el Vaticano ha llevado adelante su propia diplomacia alineada con la transición multipolar, incluyendo relaciones con China, el acercamiento con la Iglesia Ortodoxa Rusa, contactos con Cuba y lo más importante, para que Europa recupere un papel constructivo en las relaciones internacionales y con el Papado ofreciendo mediar en el conflicto ucraniano.

La relevancia del rol internacional del Vaticano se evidencia aún más por la abdicación de Benedicto XVI. En tanto la especulación sobre tales aspectos es delicada, existe una substanciosa literatura que sugiere que Benedicto XVI renunció bajo una aplastante presión de parte de Estados Unidos cansado de resistir exigencias de deslizar al Vaticano lejos de Rusia. Sus declaraciones insinuaban una potencial alianza Vaticano-Moscú para contrarrestar al nihilismo (como lo veía Benedicto) promovido por Estados Unidos.

De este modo, mientras el Papa podría carecer de divisiones blindadas o armamento nuclear, el Vaticano permanece como el más grande centro mundial de poder sutil con una capacidad significativa para acometer operaciones geopolíticas sutiles y no convencionales.

En consecuencia la pregunta de ¿Quién sucederá al Papa? aún ahora sigue siendo relevante.

Estando esto aclarado, ahora debemos considerar quien podría suceder al Papa Francisco si él fallece próximamente.

Primeramente, es importante notar que un candidato de más de ochenta años es poco probable que sea elegido. Los cardenales de esa edad no son elegibles para votar, lo cual elimina a casi todos los candidatos del último cónclave, incluyendo al guineano Robert Sarah, favorito entre los tradicionalistas y conservadores.

Además, el Vaticano está fundamentalmente dividido entre conservadores y progresistas con una fracción centrista que trata de mantener el equilibrio.

Continuando con esta lógica, los cardenales ideológicamente más cercanos al Papa Francisco y seleccionables para la elección son Matteo Zuppi de Italia y Luis Tagle de Filipinas.

Zuppi fue ascendido al Colegio de Cardenales por el mismo Papa Francisco y le debe todos sus nombramientos lo cual lo hace el posible sucesor del Papa Francisco. Como presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, Zuppi representa a un bloque de cardenales que llegan al 20 por ciento del electorado. En la práctica él es aún más progresista que Francisco y aboga fuertemente a favor de las migraciones y bendice a las parejas LGTB en la iglesia. Sin embargo, sus logros (y así mismo su reputación entre los cardenales es mínima).

Evidentemente, Zuppi es el enviado especial de Francis a Ucrania habiendo visitado a Vladimir Zelensky sin haber extendido una invitación equivalente a Vladimir Putin. A pesar de las declaraciones de neutralidad del Papa su enviado aparece como levemente inclinado hacia Ucrania.

Mientras tanto, Luis Tagle sería el primer Papa Asiático y ha sido denominado como el “Berdoglio de Asia” –ventaja potencial, dado que Asia (junto con África) es el futuro de la Iglesia Católica. A diferencia, Zuppi quien carece de desempeños más importantes, Tagle mantiene posiciones claves: Pro Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Presidente de la Comisión Intercasterial para la Vida Consagrada y es Presidente de la Federación Bíblica Católica.

Él es menos progresista que Zuppi, mantiene una firme posición contra el aborto y permanece ambiguo en cuanto a la bendición de parejas LGTB. No obstante, su relativa juventud (según los estándares papales) funciona en su contra de la misma edad que la del Papa Juan Pablo II cuando fue elegido. Tagle podría tener un Papado excesivamente largo lo cual frustraría a aquellos ya cansados del estilo de Francisco o buscando un cambio conservador.

Por el lado conservador, los favoritos son Gerhard Muller de Alemania y Peter Erdó de Hungría.

Muller, una figura de la era de Benedicto XVI y ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe cuenta con una larga carrera en el Vaticano dirigida hacia la conservación de la continuidad histórica de la Iglesia. Sin embargo, sus cargos están radicalmente opuestos a los de Francisco en cuanto a los diáconos femeninos, bendiciones a los LGTB, la cuestión climática, la comunión para los divorciados y el acuerdo China-Vaticano.

Por otra parte él es más pro Ucrania incluso que Zuppi.

Con semejantes posiciones polarizadas – incluyendo acusaciones de herejía en contra de Francisco, las posibilidades que consiga suficientes votos son muy escasas.

Peter Erdó de Hungría es una alternativa conservadora más aceptable. Una vez fue el más joven de los cardenales durante siglos. Erdó es un aliado clave de Víctor Orbán y contribuyó a restaurar la Cristiandad en la Hungría post atea. Él apoya el diálogo con la Iglesia Ortodoxa Rusa y China en tanto critica las migraciones masivas y la apertura LGTB aunque evita la confrontación directa con Francisco.

Pero, el más fuerte candidato para suceder al Papa Francisco no es un conservador ni un progresista, sino uno de los pilares del centrismo vaticano: el Cardenal Pietro Parolin.

Como Secretario de Estado desde el año 2013 (efectivamente fue el ministro de exteriores del Vaticano) Parolin ha tenido un desempeño impresionante. Restauró las relaciones con Cuba, medió en las conversaciones entre Estados Unidos y Cuba, visitó Moscú el año 2017 en medio de la satanización occidental de Rusia y diseñó el convenio Vaticano-China en torno a los nombramientos de los obispos, equilibrando a la misión católica con las exigencias de seguridad de China.

Él incluso comprometió al Talibán para estimular la moderación.

En relación con Rusia, es más neutral que Zuppi o Muller continuando con la geopolítica “Rusófila” de Benedicto XVI. Mientras tanto, mantuvo posiciones moderadamente conservadoras sobre cuestiones morales, evitando la polarización.

Con muchos cardenales que no desean una plena continuidad del legado de Francisco ni otro conservador demasiado polarizado, Parolin surge como el candidato ideal para el compromiso, bien posicionado para el Papado y alineado con el giro multipolar en la geopolítica global.

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The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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