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Eduardo Vasco
March 4, 2025
© Photo: Public domain

La nación andina es poseedora de grandes riquezas naturales que el Movimiento al Socialismo intentó poner a disposición del desarrollo de Bolivia, con prioridad en la distribución relativamente equitativa de estos recursos.

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A principios de este año, Bolivia fue oficializada como miembro de los BRICS, tras ser invitada en la Cumbre de Kazán en 2024. El país sudamericano ya venía realizando un proceso de acercamiento con el bloque al ser invitado a diversos eventos de alto nivel, con la participación del presidente Luis Arce.

Después de una década de sorprendente crecimiento desde que el Movimiento al Socialismo (MAS) llegó al poder en 2005, el país ahora lucha contra una crisis económica, política y social que podría revertir todos los logros pasados.

La nación andina es poseedora de grandes riquezas naturales que el MAS intentó poner a disposición del desarrollo de Bolivia, con prioridad en la distribución relativamente equitativa de estos recursos. El más codiciado de ellos es el litio (Bolivia tiene las mayores reservas del mundo), pero el país también cuenta con oro, plata, tungsteno, zinc, níquel y otros minerales.

Sin embargo, el recurso tradicionalmente más famoso de Bolivia es el gas – golpes y revoluciones fueron desencadenados por causa de este hidrocarburo. La nacionalización de estas importantes riquezas – incluyendo el petróleo – fue lo que permitió su utilización para industrializar el país, aunque de manera insuficiente. La asociación con los países BRICS, cree el gobierno, es vital para impulsar este proceso.

Contribuye a la actual crisis económica del país la reducción de las exportaciones de gas y los obstáculos en la explotación del litio, cuya producción actual aún está orientada a la exportación y en pequeña escala.

Uno de los principales proyectos en alianza con un país fundador de los BRICS es la construcción de un reactor nuclear (RB-01) en El Alto, en colaboración con la empresa rusa Rosatom desde 2017, el primero de su tipo en América Latina. “El RB-01 está diseñado para impulsar la investigación científica en ciencia nuclear, además de formar recursos humanos altamente calificados, promoviendo el desarrollo de una comunidad científica nacional. Su impacto se extenderá a sectores como la salud, minería, gestión de recursos hídricos y agricultura”, explicó la directora general de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN), Hortensia Jiménez Rivera, el año pasado.

Además, el convenio con Rosatom también ha permitido la formación de decenas de científicos y técnicos bolivianos que trabajarán en el proyecto – todos los responsables del reactor serán bolivianos. Otros dos centros nucleares, orientados a la medicina, ya han sido inaugurados, prestando atención gratuita en la red pública de salud de El Alto y Santa Cruz de la Sierra.

Rosatom también está vinculada con otro proyecto industrial de extrema importancia para Bolivia: la extracción de litio. A través de su filial, Uranium One, la empresa estatal firmó un contrato el año pasado para la construcción de una planta de procesamiento de carbonato de litio en Potosí, donde se encuentra el Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo y fuente del litio. En 2021 también se había acordado otra asociación en el área, al igual que con las empresas chinas CBC y Cicti Guoan.

Citig Guoan ya ha mencionado la posibilidad de invertir en la producción de baterías de litio y vehículos eléctricos en Bolivia. Este sería un resultado ejemplar del proyecto nacional boliviano: cambiar la exportación de materia prima por la producción industrial local, lo que significaría un hito en la historia de Bolivia, una historia de saqueo y expoliación por parte de las potencias europeas y Estados Unidos.

Estos últimos, sin embargo, no quieren y no pueden permitir que Bolivia sea un país realmente soberano. En 2019, un golpe de Estado derrocó al entonces presidente Evo Morales y, poco después, Elon Musk reveló que él mismo apoyó el golpe debido a la codicia del litio boliviano.

La crisis actual en el país ha enfrentado a Arce y Morales, quienes buscarán ser reelegidos en las elecciones de agosto. Sin embargo, la división en el MAS ha beneficiado a un tercer agente: la derecha, tradicionalmente vinculada con Estados Unidos. Y la derecha aparece con grandes posibilidades de victoria, poniendo en peligro los logros de los últimos veinte años y los proyectos en asociación con los países BRICS.

De hecho, esto ya está paralizando al país. El profesor Clayton Cunha Filho, autor del libro “Formación del Estado y horizonte plurinacional en Bolivia”, cree que, mientras la situación interna no se estabilice, el país tendrá dificultades para materializar plenamente la asociación con los BRICS.

Lo más peligroso para el proyecto de integración con el bloque y de industrialización de Bolivia sería precisamente una victoria de la oposición. “Si gana algún político de la derecha más radical, podría haber un giro de 180 grados en las relaciones internacionales” del nuevo gobierno, dice.

Evo Morales, quien inició el proceso de industrialización y diversificación de las asociaciones del país, buscando una independencia respecto a Estados Unidos, sufre una persecución judicial que ha deteriorado su popularidad y ya no tiene grandes posibilidades de victoria, según José Kinn Franco, exembajador boliviano en Brasil. Pero Arce está aún más desgastado. Así, existiría una tercera vía en la izquierda, encarnada en el senador Andrónico Rodríguez, que podría sorprender. La suerte de la izquierda es que la oposición de derecha tampoco goza de popularidad y también está dividida.

En febrero, los ex presidentes Jorge Quiroga y Carlos Mesa, el ex gobernador de Santa Cruz y preso por golpismo Luis Fernando Camacho, y el empresario Samuel Doria Medina indicaron que buscarán una candidatura unificada de la derecha “a través de una encuesta” de opinión pública.

A finales de enero, el empresario Marcelo Claure – que vive en Estados Unidos y desearía un candidato al estilo de Milei – publicó otra encuesta que él mismo organizó y que, aunque aparentemente sea sesgada, es tomada como referencia para conocer el sentimiento de los votantes. En esta última encuesta, el nombre de Morales no fue una opción para los entrevistados. Andrónico Rodríguez apareció en primer lugar en la intención de voto, seguido del alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes. Luis Arce tuvo solo un 2% de apoyo. En encuestas anteriores, del mismo empresario, Morales fue incluido como opción y estuvo entre los favoritos del electorado.

¿Cuál es el futuro de Bolivia tras su ingreso en los BRICS?

La nación andina es poseedora de grandes riquezas naturales que el Movimiento al Socialismo intentó poner a disposición del desarrollo de Bolivia, con prioridad en la distribución relativamente equitativa de estos recursos.

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A principios de este año, Bolivia fue oficializada como miembro de los BRICS, tras ser invitada en la Cumbre de Kazán en 2024. El país sudamericano ya venía realizando un proceso de acercamiento con el bloque al ser invitado a diversos eventos de alto nivel, con la participación del presidente Luis Arce.

Después de una década de sorprendente crecimiento desde que el Movimiento al Socialismo (MAS) llegó al poder en 2005, el país ahora lucha contra una crisis económica, política y social que podría revertir todos los logros pasados.

La nación andina es poseedora de grandes riquezas naturales que el MAS intentó poner a disposición del desarrollo de Bolivia, con prioridad en la distribución relativamente equitativa de estos recursos. El más codiciado de ellos es el litio (Bolivia tiene las mayores reservas del mundo), pero el país también cuenta con oro, plata, tungsteno, zinc, níquel y otros minerales.

Sin embargo, el recurso tradicionalmente más famoso de Bolivia es el gas – golpes y revoluciones fueron desencadenados por causa de este hidrocarburo. La nacionalización de estas importantes riquezas – incluyendo el petróleo – fue lo que permitió su utilización para industrializar el país, aunque de manera insuficiente. La asociación con los países BRICS, cree el gobierno, es vital para impulsar este proceso.

Contribuye a la actual crisis económica del país la reducción de las exportaciones de gas y los obstáculos en la explotación del litio, cuya producción actual aún está orientada a la exportación y en pequeña escala.

Uno de los principales proyectos en alianza con un país fundador de los BRICS es la construcción de un reactor nuclear (RB-01) en El Alto, en colaboración con la empresa rusa Rosatom desde 2017, el primero de su tipo en América Latina. “El RB-01 está diseñado para impulsar la investigación científica en ciencia nuclear, además de formar recursos humanos altamente calificados, promoviendo el desarrollo de una comunidad científica nacional. Su impacto se extenderá a sectores como la salud, minería, gestión de recursos hídricos y agricultura”, explicó la directora general de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN), Hortensia Jiménez Rivera, el año pasado.

Además, el convenio con Rosatom también ha permitido la formación de decenas de científicos y técnicos bolivianos que trabajarán en el proyecto – todos los responsables del reactor serán bolivianos. Otros dos centros nucleares, orientados a la medicina, ya han sido inaugurados, prestando atención gratuita en la red pública de salud de El Alto y Santa Cruz de la Sierra.

Rosatom también está vinculada con otro proyecto industrial de extrema importancia para Bolivia: la extracción de litio. A través de su filial, Uranium One, la empresa estatal firmó un contrato el año pasado para la construcción de una planta de procesamiento de carbonato de litio en Potosí, donde se encuentra el Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo y fuente del litio. En 2021 también se había acordado otra asociación en el área, al igual que con las empresas chinas CBC y Cicti Guoan.

Citig Guoan ya ha mencionado la posibilidad de invertir en la producción de baterías de litio y vehículos eléctricos en Bolivia. Este sería un resultado ejemplar del proyecto nacional boliviano: cambiar la exportación de materia prima por la producción industrial local, lo que significaría un hito en la historia de Bolivia, una historia de saqueo y expoliación por parte de las potencias europeas y Estados Unidos.

Estos últimos, sin embargo, no quieren y no pueden permitir que Bolivia sea un país realmente soberano. En 2019, un golpe de Estado derrocó al entonces presidente Evo Morales y, poco después, Elon Musk reveló que él mismo apoyó el golpe debido a la codicia del litio boliviano.

La crisis actual en el país ha enfrentado a Arce y Morales, quienes buscarán ser reelegidos en las elecciones de agosto. Sin embargo, la división en el MAS ha beneficiado a un tercer agente: la derecha, tradicionalmente vinculada con Estados Unidos. Y la derecha aparece con grandes posibilidades de victoria, poniendo en peligro los logros de los últimos veinte años y los proyectos en asociación con los países BRICS.

De hecho, esto ya está paralizando al país. El profesor Clayton Cunha Filho, autor del libro “Formación del Estado y horizonte plurinacional en Bolivia”, cree que, mientras la situación interna no se estabilice, el país tendrá dificultades para materializar plenamente la asociación con los BRICS.

Lo más peligroso para el proyecto de integración con el bloque y de industrialización de Bolivia sería precisamente una victoria de la oposición. “Si gana algún político de la derecha más radical, podría haber un giro de 180 grados en las relaciones internacionales” del nuevo gobierno, dice.

Evo Morales, quien inició el proceso de industrialización y diversificación de las asociaciones del país, buscando una independencia respecto a Estados Unidos, sufre una persecución judicial que ha deteriorado su popularidad y ya no tiene grandes posibilidades de victoria, según José Kinn Franco, exembajador boliviano en Brasil. Pero Arce está aún más desgastado. Así, existiría una tercera vía en la izquierda, encarnada en el senador Andrónico Rodríguez, que podría sorprender. La suerte de la izquierda es que la oposición de derecha tampoco goza de popularidad y también está dividida.

En febrero, los ex presidentes Jorge Quiroga y Carlos Mesa, el ex gobernador de Santa Cruz y preso por golpismo Luis Fernando Camacho, y el empresario Samuel Doria Medina indicaron que buscarán una candidatura unificada de la derecha “a través de una encuesta” de opinión pública.

A finales de enero, el empresario Marcelo Claure – que vive en Estados Unidos y desearía un candidato al estilo de Milei – publicó otra encuesta que él mismo organizó y que, aunque aparentemente sea sesgada, es tomada como referencia para conocer el sentimiento de los votantes. En esta última encuesta, el nombre de Morales no fue una opción para los entrevistados. Andrónico Rodríguez apareció en primer lugar en la intención de voto, seguido del alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes. Luis Arce tuvo solo un 2% de apoyo. En encuestas anteriores, del mismo empresario, Morales fue incluido como opción y estuvo entre los favoritos del electorado.

La nación andina es poseedora de grandes riquezas naturales que el Movimiento al Socialismo intentó poner a disposición del desarrollo de Bolivia, con prioridad en la distribución relativamente equitativa de estos recursos.

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A principios de este año, Bolivia fue oficializada como miembro de los BRICS, tras ser invitada en la Cumbre de Kazán en 2024. El país sudamericano ya venía realizando un proceso de acercamiento con el bloque al ser invitado a diversos eventos de alto nivel, con la participación del presidente Luis Arce.

Después de una década de sorprendente crecimiento desde que el Movimiento al Socialismo (MAS) llegó al poder en 2005, el país ahora lucha contra una crisis económica, política y social que podría revertir todos los logros pasados.

La nación andina es poseedora de grandes riquezas naturales que el MAS intentó poner a disposición del desarrollo de Bolivia, con prioridad en la distribución relativamente equitativa de estos recursos. El más codiciado de ellos es el litio (Bolivia tiene las mayores reservas del mundo), pero el país también cuenta con oro, plata, tungsteno, zinc, níquel y otros minerales.

Sin embargo, el recurso tradicionalmente más famoso de Bolivia es el gas – golpes y revoluciones fueron desencadenados por causa de este hidrocarburo. La nacionalización de estas importantes riquezas – incluyendo el petróleo – fue lo que permitió su utilización para industrializar el país, aunque de manera insuficiente. La asociación con los países BRICS, cree el gobierno, es vital para impulsar este proceso.

Contribuye a la actual crisis económica del país la reducción de las exportaciones de gas y los obstáculos en la explotación del litio, cuya producción actual aún está orientada a la exportación y en pequeña escala.

Uno de los principales proyectos en alianza con un país fundador de los BRICS es la construcción de un reactor nuclear (RB-01) en El Alto, en colaboración con la empresa rusa Rosatom desde 2017, el primero de su tipo en América Latina. “El RB-01 está diseñado para impulsar la investigación científica en ciencia nuclear, además de formar recursos humanos altamente calificados, promoviendo el desarrollo de una comunidad científica nacional. Su impacto se extenderá a sectores como la salud, minería, gestión de recursos hídricos y agricultura”, explicó la directora general de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN), Hortensia Jiménez Rivera, el año pasado.

Además, el convenio con Rosatom también ha permitido la formación de decenas de científicos y técnicos bolivianos que trabajarán en el proyecto – todos los responsables del reactor serán bolivianos. Otros dos centros nucleares, orientados a la medicina, ya han sido inaugurados, prestando atención gratuita en la red pública de salud de El Alto y Santa Cruz de la Sierra.

Rosatom también está vinculada con otro proyecto industrial de extrema importancia para Bolivia: la extracción de litio. A través de su filial, Uranium One, la empresa estatal firmó un contrato el año pasado para la construcción de una planta de procesamiento de carbonato de litio en Potosí, donde se encuentra el Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo y fuente del litio. En 2021 también se había acordado otra asociación en el área, al igual que con las empresas chinas CBC y Cicti Guoan.

Citig Guoan ya ha mencionado la posibilidad de invertir en la producción de baterías de litio y vehículos eléctricos en Bolivia. Este sería un resultado ejemplar del proyecto nacional boliviano: cambiar la exportación de materia prima por la producción industrial local, lo que significaría un hito en la historia de Bolivia, una historia de saqueo y expoliación por parte de las potencias europeas y Estados Unidos.

Estos últimos, sin embargo, no quieren y no pueden permitir que Bolivia sea un país realmente soberano. En 2019, un golpe de Estado derrocó al entonces presidente Evo Morales y, poco después, Elon Musk reveló que él mismo apoyó el golpe debido a la codicia del litio boliviano.

La crisis actual en el país ha enfrentado a Arce y Morales, quienes buscarán ser reelegidos en las elecciones de agosto. Sin embargo, la división en el MAS ha beneficiado a un tercer agente: la derecha, tradicionalmente vinculada con Estados Unidos. Y la derecha aparece con grandes posibilidades de victoria, poniendo en peligro los logros de los últimos veinte años y los proyectos en asociación con los países BRICS.

De hecho, esto ya está paralizando al país. El profesor Clayton Cunha Filho, autor del libro “Formación del Estado y horizonte plurinacional en Bolivia”, cree que, mientras la situación interna no se estabilice, el país tendrá dificultades para materializar plenamente la asociación con los BRICS.

Lo más peligroso para el proyecto de integración con el bloque y de industrialización de Bolivia sería precisamente una victoria de la oposición. “Si gana algún político de la derecha más radical, podría haber un giro de 180 grados en las relaciones internacionales” del nuevo gobierno, dice.

Evo Morales, quien inició el proceso de industrialización y diversificación de las asociaciones del país, buscando una independencia respecto a Estados Unidos, sufre una persecución judicial que ha deteriorado su popularidad y ya no tiene grandes posibilidades de victoria, según José Kinn Franco, exembajador boliviano en Brasil. Pero Arce está aún más desgastado. Así, existiría una tercera vía en la izquierda, encarnada en el senador Andrónico Rodríguez, que podría sorprender. La suerte de la izquierda es que la oposición de derecha tampoco goza de popularidad y también está dividida.

En febrero, los ex presidentes Jorge Quiroga y Carlos Mesa, el ex gobernador de Santa Cruz y preso por golpismo Luis Fernando Camacho, y el empresario Samuel Doria Medina indicaron que buscarán una candidatura unificada de la derecha “a través de una encuesta” de opinión pública.

A finales de enero, el empresario Marcelo Claure – que vive en Estados Unidos y desearía un candidato al estilo de Milei – publicó otra encuesta que él mismo organizó y que, aunque aparentemente sea sesgada, es tomada como referencia para conocer el sentimiento de los votantes. En esta última encuesta, el nombre de Morales no fue una opción para los entrevistados. Andrónico Rodríguez apareció en primer lugar en la intención de voto, seguido del alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes. Luis Arce tuvo solo un 2% de apoyo. En encuestas anteriores, del mismo empresario, Morales fue incluido como opción y estuvo entre los favoritos del electorado.

The views of individual contributors do not necessarily represent those of the Strategic Culture Foundation.

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