Su impacto ya es visible, ya que los canales de comunicación con Moscú se han abierto de par en par, como es evidente en la llamada del nuevo Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, a su homólogo ruso, Sergey Lavrov, el sábado, y su acuerdo de reunirse a nivel de delegación en Arabia Saudita la próxima semana.
M.K. BHADRAKUMAR
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Lo que se desprende de los dramáticos acontecimientos de la semana pasada es que la crónica de tres años de rivalidad entre Estados Unidos y Rusia y la guerra por poderes de la OTAN en Ucrania fue una crisis diseñada con gran deliberación por el nexo angloamericano según una agenda perniciosa concebida por los liberales neoconservadores casados con el globalismo instalados en el establishment de Washington y Londres para infligir una derrota estratégica a Rusia.
En menos de un mes desde que el presidente Donald Trump regresó al Despacho Oval, en una serie de movimientos audaces, comenzó a desmantelar el Muro de Hierro que descendió sobre Europa Central.
Su impacto ya es visible, ya que los canales de comunicación con Moscú se han abierto de par en par, como es evidente en la llamada del nuevo Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, a su homólogo ruso, Sergey Lavrov, el sábado, y su acuerdo de reunirse a nivel de delegación en Arabia Saudita la próxima semana.
La administración Trump permitirá la reanudación del trabajo diplomático normal, así como discutirá el pronto retorno de las propiedades diplomáticas incautadas unilateralmente por las administraciones de Obama y Biden en actos gratuitos de malicia y arrogancia sin motivo, en violación de los acuerdos de Viena. ¡Confíen en que Rusia hará lo reciproco!
La importancia de las lecturas en Moscú y Washington, aquí y aquí, sobre la conversación telefónica entre Rubio y Lavrov es el acuerdo mutuo entre los dos líderes, Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, para que los intercambios interactivos entre Estados Unidos y Rusia a varios niveles se lleven a cabo con el fin de mejorar las relaciones bilaterales, así como
en cuestiones internacionales clave, incluida la situación en Ucrania, los acontecimientos en Palestina y Oriente Medio en general, así como otros asuntos regionales.
Además, un equipo designado por la Casa Blanca, compuesto por Rubio, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, y el enviado del presidente para Oriente Medio (que también trabaja en cuestiones entre Ucrania y Rusia), Steve Witkoff, se reunirá con un equipo ruso dirigido por Lavrov esta misma semana.
La inclusión de Witkoff, un negociador agresivo y “orientado a los resultados” y viejo amigo de Trump, es particularmente interesante. Witkoff voló a Moscú para una visita en solitario no anunciada la semana pasada, que parece haber sido productiva.
Claramente, Trump ha aprendido lecciones de este primer mandato y está decidido a no ser castrado de nuevo en el ‘pantano’ de Washington. Aquí es donde entra Witkoff.
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El enfoque y el estilo político de Trump son absolutamente fascinantes. Trump comenzó a cambiar de marcha tan pronto como logró reunir un equipo de personas de ideas afines que son “leales” para dirigir el Departamento de Justicia, el Pentágono, el Tesoro, etc., y, lo que es más importante, para regenerar con fuerza la autoridad del fiscal general y la agencia nacional de inteligencia para servir a su agenda.
Por lo tanto, en última instancia, es irrelevante que su administración esté repleta de figuras proisraelíes o que tenga una pizca de intransigentes con China. Porque es Trump quien lleva la voz cantante. Podrían producirse sorpresas en los giros y cambios de política.
Esto ya debería estar causando noches de insomnio al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien Trump ha sensibilizado a propósito de su intención de mejorar las relaciones con Irán.
En mi opinión, es posible que Trump ni siquiera lleve a cabo su dramático anuncio de “tomar el control” de Gaza, entre otros.
El patrón que aparece con respecto a las relaciones con Rusia es que Trump se pone al mismo nivel que Putin primero y transmite las decisiones al Departamento de Estado y a otras agencias para que las sigan.
Igualmente, el mecanismo de las cumbres está reviviendo como la locomotora de las relaciones de las grandes potencias.
Ya se habla de que Trump mantendrá reuniones cumbre con Putin en Arabia Saudí y con Xi Jinping. Es probable que Trump busque un acuerdo con el presidente chino Xi Jinping en algún momento.
Este enfoque requiere reducir el papel y la influencia del Estado profundo que ha estrangulado la presidencia de Trump durante el período 2016-2020.
El desafío al que se enfrenta Trump es formidable, dado el nexo entre el Partido Demócrata y el Estado profundo, y el potencial de daño de los principales medios de comunicación, que están en gran medida bajo su control y son hostiles hacia Trump.
En un ejemplo flagrante esta semana, el Wall Street Journal tergiversó deliberadamente ciertos comentarios del vicepresidente JD Vance para viciar el aire en el incipiente tango entre Estados Unidos y Rusia.
Según la historia, Vance supuestamente declaró que Estados Unidos podría usar la influencia económica y militar contra Rusia, y la opción de enviar al ejército estadounidense a Ucrania “sigue bajo consideración” en caso de que Moscú se niegue a resolver el conflicto de buena fe.
Moscú pidió inmediatamente una aclaración y el propio Vance tuvo que emitir una refutación para dejar las cosas claras.
Vance escribió en X:
El hecho de que el WSJ tergiversara mis palabras de la forma en que lo hizo para esta historia es absurdo, pero no sorprendente teniendo en cuenta que han pasado años presionando para que más hijos e hijas estadounidenses en uniforme sean desplegados innecesariamente en el extranjero.
Trump ha expresado en repetidas ocasiones su desconfianza hacia las agencias de inteligencia estadounidenses. Según la CNN, todos los empleados (aproximadamente 22 000 personas) de la CIA han recibido cartas en las que se les ofrecen dos opciones: continuar su servicio sin garantías de retención de empleo en el futuro o marcharse bajo el llamado programa de despido diferido a petición propia, conservando el salario y otras preferencias hasta finales de septiembre.
Curiosamente, en el interior de estas cartas se cosía un código que rastrea el reenvío de la carta por parte del destinatario, como garantía contra las filtraciones, práctica que se utilizó al despedir a los empleados de la antigua Twitter tras su adquisición por el multimillonario Elon Musk, que ahora está considerado uno de los asesores más cercanos de Trump y dirige el cuasi-Departamento de Eficiencia Gubernamental que supervisa la reducción del gobierno federal.
De nuevo, la disolución de USAID, que tradicionalmente funcionó como el «Equipo B» de la CIA para promover revoluciones de colores y cambios de régimen, etc., también puede verse bajo esta luz.
Según Vladimir Vasiliev, investigador principal del Instituto de EE.UU. y Canadá de la Academia de Ciencias de Rusia, quien estudia de cerca este tema, Trump ha declarado la guerra a la CIA, a la que culpa por su derrota electoral en 2020.
Vasiliev estima que, hasta ahora, la lucha contra el Estado profundo en la inteligencia exterior e interior avanza de manera constante, pero ahora se “acelerará” con la confirmación de la excongresista Tulsi Gabbard para el puesto de jefa de inteligencia nacional y de Kash Patel para el puesto de director del FBI.
Por otro lado, el rumor de Delhi, que está dominado por compañeros de viaje del extinto régimen de Biden, es que el Estado Profundo se reirá el último y es posible que ni siquiera se permita a Trump completar su mandato de 4 años. Pero en mi opinión, eso es una ilusión.
No se debe subestimar la determinación de Trump. Ni los recursos y herramientas a su disposición para desbaratar el desorden dentro del Partido Demócrata, que tradicionalmente proporcionaba la cobertura política necesaria para el Estado Profundo.
Es posible que haya un método en los movimientos provocativos de Trump, con la ayuda de Elon Musk y Steve Bannon, para agitar la política europea, incluyendo Alemania y Gran Bretaña, que constituyen la base del euroatlantismo en el continente, lo que sirve para evitar la unión de camarillas liberal-globalistas dentro del sistema transatlántico.
Patel ha insinuado que se dispone de pruebas incriminatorias suficientes de abuso de poder para condenar a la Vieja Guardia hasta el propio Biden.
Trump no puede ignorar la gran importancia de prevenir una reacción demócrata. Los jueces federales de los estados gobernados por los demócratas están desafiando abiertamente los métodos de Trump.
Basta decir que la credibilidad de Trump para atrapar a la Vieja Guardia en una telaraña de litigios prolongados cambiará las reglas del juego.
La última encuesta muestra que Trump goza de un apoyo altísimo, del 77 %, para limpiar el pantano.
La óptica de esta cruzada va a tener enormes consecuencias en la capacidad de Trump para impulsar su programa de política interior y exterior.
Publicado originalmente por Indian Punchline.
Traducción: Observatorio de trabajadores en lucha