La ideología es lo que menos mueve a un diputado. Ese puede ser el caso, otra vez.

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La posibilidad de la castración química de pedófilos no formaba parte del proyecto de ley 2.976/2020, elaborado por la diputada Delegada Katarina (PSD, de centro-derecha). Sólo tenía un registro nacional de pedófilos. Se trataba de una enmienda a este PL presentada por el diputado Ricardo Salles (Partido NOVO, derecha) que estipulaba la castración química como pena para los pedófilos.

Los debates relámpagos que tuvieron lugar giraron en torno a cuestiones morales, principalmente para defender la enmienda. Finalmente, 267 diputados votaron a favor y 84 en contra, por lo que fue aprobado el 12 de diciembre. En general, el argumento superficial de que el violador debe ser castigado de la manera más rigurosa posible fue el más utilizado, tanto por los diputados que aprobaron la enmienda como por sus defensores en las redes sociales.

Pero a los diputados de derecha, la mayoría de los cuales votaron a favor con este argumento, no les preocupan las cuestiones morales. El mismo día de la votación se conoció que la policía investiga al diputado Alcides Ribeiro (PL, derecha) por posible abuso sexual a una menor de edad. Él votó a favor de la enmienda que prevé la castración química de los pedófilos.

La castración química es un procedimiento médico para reducir la producción de testosterona y bloquear las hormonas. Los medicamentos para este procedimiento se producen, por supuesto, en laboratorios farmacéuticos. Médicos y expertos han dicho que la castración química es un tratamiento continuo, por lo que sería necesaria medicación durante toda la vida del paciente. Por tanto, la necesidad de medicamentos generaría una demanda constante. Los líderes en la producción de este tipo de medicamentos son grandes laboratorios como Bayer, Pfizer y AstraZeneca.

La industria farmacéutica es una de las ramas industriales y económicas más poderosas e influyentes del mundo. En 2023, su mercado global alcanzó unos ingresos de alrededor de 1,48 billones de dólares. Sin embargo, hay un síntoma de crisis, al menos en algunas de estas corporaciones. El mes pasado, las acciones de Bayer alcanzaron su nivel más bajo en 20 años. CNN informa que la empresa tuvo que eliminar puestos de trabajo y reducir costos, pero aún así perderá ganancias en 2025.

Las acciones de Bayer cayeron este martes un 14,5%, hasta 20,88 euros, alcanzando su nivel más bajo en 20 años, tras la actualización informativa de la compañía.

“Estamos en medio de una importante recesión agrícola. Y esto es muy frustrante para la gente… Entendemos el sentimiento de los inversores, pero seguimos siendo muy optimistas de que tenemos un futuro sólido”, dijo Anderson en el comunicado.

Empresas como Bayer y otras tienen una conexión directa con la agroindustria. Bayer compró la poderosa Monsanto en 2018 y cuenta con una gama de productos, servicios y sistemas específicos para la agricultura brasileña (incluido el eslogan “si es agricultura, es Bayer”). Además, los productos químicos y la biotecnología producidos por las empresas farmacéuticas, como fertilizantes y pesticidas, abastecen a la agricultura.

Por lo tanto, el lobby de la industria farmacéutica tiene muchos intereses en común con los agronegocios. Según Repórter Brasil, seis lobbystas de Bayer, Syngenta y la asociación CropLife Brasil participaron de la delegación brasileña en la COP29 en Azerbaiyán. En el Congreso Nacional, este lobby también suele gastar millones de reales para elegir cientos de representantes.

Uno de los principales representantes de estos intereses en el Congreso es precisamente el diputado Ricardo Salles. La fallida campaña de Salles para diputado federal en 2018 fue financiada por ofertas de empresarios del agronegocio. El tercer donante, a su vez, fue Ronaldo de Carvalho, de Drogaria São Paulo, una de las mayores cadenas de farmacias de Brasil. Como ministro de Medio Ambiente de Bolsonaro, Salles se hizo famoso por “dejar pasar al rebaño” con una política que favorecía la agroindustria y el uso de productos químicos en la agricultura. El Observatório De Olho nos Ruralistas informó el año pasado que su exitosa campaña para diputado federal en 2022 recibió más de R$ 700.000 de 21 fabricantes del agro (el 42% de lo que recibió de particulares), por ejemplo. Marcos Ermírio de Moraes, heredero de Votorantim y que también actúa en el negocio de fertilizantes, donó 250 mil reales para la campaña de Salles.

La ideología es lo que menos mueve a un diputado. Ese puede ser el caso, otra vez.