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Jhosman Barbosa
November 22, 2024
© Photo: Social media

Lo qué si logró la Cumbre BRICS+ en Kazán, fue demostrar una vez más el no aislamiento de la Federación de Rusia.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

En lo personal considero tan provechosa como delicada la comparación entre acontecimientos históricos pasados y presentes. Un artículo en La Vanguardia y otro en el diario El País, expresaban desde sus autores, Manuel Castells y Carmen Claudín, respectivamente, cómo un objetivo del presidente Vladímir Putin, como anfitrión y presidente pro témpore de BRICS+ en Kazán, era colocar las líneas de un nuevo orden internacional en donde Rusia se sienta cómoda y vencedora así como demarcase las fronteras y límites territoriales. Expongo desde mis consideraciones las imprecisiones de tal analogía.

Qué fue la Cumbre de Yalta

Recuerdo que, en el pregrado de historia, en la Universidad Nacional de Colombia, el Dr. Roch Little, nos dejó como pretexto para un ensayo la pregunta: ¿era Yalta una cumbre inevitable? La respuesta la desarrollé bajo el principio de que en historia las cosas no se aprecian evitables o inevitables sino tal cual son o fueron y desde allí quizá pueda hacerse alguna prospectiva interesante. Las cosas tal cual son, se avistan diferentes en este caso para Yalta y Kazán.

La comparación con Yalta es imprecisa, no pondera los detalles de cómo cada evento se desenvolvió en su contexto. Básicamente Yalta fue un acuerdo entre las únicas potencias de ese momento, integrado por la decadente Inglaterra, quien daba su relevo en el descentramiento / re-centramiento del capitalismo a Estados Unidos y se sumaba a tal cumbre un antagónico ideológico: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Por fuera de tales potencias nada había y en efecto fue una reunión para delimitar cómo se distribuiría la influencia de éstas en las regiones del mundo bajo el lema: “La victoria sobre Alemania y la reconstrucción del mundo” o “Un mundo seguro para la democracia”.

Los tres líderes que se sentaron estaban enfrentando una guerra, donde en apariencia todos tenían un enemigo común: el nazismo. Aunque a la luz de lo visto con fuentes que se han abierto, entre los objetivos de la gran guerra europea, 1914 – 1945 se encontraba la fractura de la gran masa continental rusa, así como la aniquilación de las ideas bolcheviques y comunistas en el poder.

De las decisiones clave de la conferencia deriva la creación de la Organización de las Naciones Unidas ONU y el Concejo de Seguridad en su seno, superando a la obsoleta Sociedad de las Naciones. Es clave que, pese a ser Ucrania y Belarús parte de la U.R.S.S., encontraron un escaño propio en el pleno de la ONU. Esto se debió a la necesidad de tener desde el bloque soviético más presencia dentro de los países fundadores de la ONU, al otorgar cierta autonomía territorial y política a tales países socialistas, lo que ampliaba el número de votos y escaños. Ahora vemos el papel que juegan estos Estados en el contexto de la guerra en Europa del Este, entre Rusia y el ‘occidente colectivo’.

No cabe duda de que la cumbre de Yalta expresó las viejas tendencias imperiales del siglo XIX. Es claro que la formación de Estados – Nación no llevaban más de cien años en unos casos, pero precedidos de élites antiquísimas que hoy en día signan el camino ‘del poder detrás del poder’ en el mundo. La propia Unión Soviética estaba rompiendo de manera acelerada con el zarismo feudal y precapitalista.

Yalta además se encontraba en la cresta de la Segunda Revolución Industrial; caracterizada por: desarrollo de infraestructura vial, masificación de la energía eléctrica, explosión demográfica y en consecuencia masificación de la industria, del trabajo humano de labor, mejora en las cadenas de suministro y con un paso significativo del capital industrial al financiero. Esto quiere decir que Yalta expresa una competencia en términos de retos propios de un mundo en pleno crecimiento, en donde, como me gusta citar, existe una producción de espacios para producir.

En tal sentido hay un mundo para la expansión del capitalismo en donde, en términos de Friedrich List, en The National System of Political Economy (1885):Una vez que se ha alcanzado la cima de la gloria, es una argucia muy común darle una patada a la escalera por la que se ha subido, privando así a otros de la posibilidad de subir detrás.” Esto es clave: Yalta abre la historia moderna al antagonismo capitalismo – socialismo / comunismo y, por ende, es en su marco teórico, académico e intelectual que se afianza la noción de desarrollo y que deriva a nivel de Estados en la idea de Planes Nacionales de Desarrollo; todo ello vinculado con la obra de W. W. Rostow, Las etapas del crecimiento económico: un manifiesto no comunista. Esta obra es clave en tanto direccionó el norte de los debates y echó humo a la escalera pateada para que no se viera. Creó la utopía del alcance lineal y ahistórico de los países atrasados a los desarrollados. Hecho criticado por Pierre Vilar y E. Hobsbawm.

El campo socialista acuñó éxitos en la producción y se esmeró en la competencia mediante tendencias como el estajanovismo, afianzado en la productividad del sujeto desde la iniciativa propia de los trabajadores. El socialismo, camino al comunismo adquirió el rostro de: trabaja ahora para que otras generaciones vean y vivan las proezas del trabajo colectivo. Visión criticada por el célebre populista ruso Alexander Herzen en el siglo XIX. En este sentido el socialismo no pateaba la escalera sino postergaba el acenso de la misma como promesa para próximas generaciones.

En síntesis, la Conferencia de Yalta dibujó a modo de puente, la transición del extenso siglo XIX al inicio del corto siglo XX, en palabras de Eric Hobsbawm. Yalta expresa el ingreso a una nueva arquitectura institucional, jurídica, supranacional, tecnológica, económica, financiera y vinculada a una tensión ideológica hoy inexistente: comunismo – capitalismo, ergo dos concepciones de la humanidad y del telos, finalidad, escatología de las sociedades.

Qué fue la Cumbre de Kazán

La cumbre de los BRICS+ fue precedida por la Federación de Rusia en Kazán entre el 21 y el 24 de octubre de 2024. Teniendo como prioridades de la presidencia de la Federación Rusa en los BRICS: a) en materia de política y seguridad, de b) cooperación en economía y finanzas y c) de cooperación en las esferas humanitaria y cultural. (Pág. oficial) El lema de la cumbre fue: “BRICS y el Sur Global: Construyendo juntos un mundo mejor”.

Los BRICS+ aglutina a un segmento de países que se oponen por la inercia de como tejió las relaciones con el Sur Global, el ‘tercer’ y ‘segundo’ mundo, el bloque occidental ubicado en esa abstracción llamado ‘primer mundo’. Entre ellos están: miembros fundadores (2009): Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Nuevos Miembros con plenos derechos (2023): Egipto, Etiopía, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Miembros asociados (2024): Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

En Kazán no se sentaron las grandes potencias a hacer una distribución de áreas de injerencia. Por el contrario, las áreas de economías emergentes se reúnen para dar continuidad a la oportunidad que les da el amplio techo de crecimiento en ejercicio de su soberanía. Si comparamos con lo referido anteriormente sobre Yalta, podemos encontrar que:

  • Kazán como foro de BRICS+ no propone una alternativa por fuera del capitalismo, ergo no es una ruptura radical con el orden socioeconómico actual.
  • Kazán como foro de BRICS+ es un espacio de debates en términos del multilateralismo, a contra pelo del ‘orden basado en reglas’ del occidente colectivo, como prolongación de dos actores claves en Yalta: el anglo y el estadounidense.
  • Kazán como foro de BRICS+ no propone una nueva concepción teórica del desarrollo, pues al ser un organismo en construcción y transición, no le es claro y a la vez tal actitud traicionaría el principio soberano de la autodeterminación de cada nación. Así podemos encontrar, entre otros y para ver diversas concepciones del desarrollo, a Arabia Saudí, China, India y ahora Cuba y para sorpresa, la ambivalente Turquía.
  • Kazán como foro de BRICS+ manifiesta un techo para crecer de los países denominados en ‘vías de desarrollo’ jalonado por economías emergentes sólidas, como China e India. En ese sentido, es diametralmente opuesto a Yalta, en tanto expresa el empuje del Sur Global, del denominado tercer mundo.
  • Kazán como foro de BRICS+ está parado sobre la cuarta revolución industrial, robótica, basada en I.A. y en transición hacia diversas formas de energía más allá de los hidrocarburos, aunque mantenida en la inflexión tecnológica de la era nuclear, fundada a mitad del siglo XX.
  • Kazán como foro de BRICS+ no promueve una agenda para ‘patear la escalera’, como se vio con F. List, lo que no sólo se expresa en su lema sino en las condiciones estructurales de un mundo: con problemas de la taza de ocupación, apenas con picos de baja taza de natalidad, con desarrollo científico técnico no sólo en manos del ‘occidente colectivo’ sino en polos como China, Rusia, India entre otros. De esto deriva un compromiso por atender a ese mundo que se había quedado debajo de la escalera en el supuesto Fin de la historia de Fukuyama, denominado por éste como los países históricos, los que continuaban con la contradicción dialéctica de amo – esclavo.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se da al final de una guerra y la derrota de un enemigo común de la ‘humanidad’ expresada en algunos países; por el contrario, se da dentro de una guerra en pleno desarrollo.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se encuentra dentro de un Breton Woods, sino por el contrario, expresando el deslinde de la vieja arquitectura de la banca multilateral ligada al dólar y la compleja estructura de poder estadounidense. De esta manera, propone instrumentos descentralizados de tal esquema del FMI, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Sistema de pagos internacionales Swift y monedas digitales ancladas al dólar: BRICS Bank, BRICS pay sistem, BRICS Bridge, BRICS Clear, BRICS statement. Asimismo, se espera avanzar en un mediano plazo hacia una moneda común y por ahora se dedican a pagos entre monedas locales sin apelar a la canasta de divisas clásica.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se da en el marco de un capitalismo financiero, sino altamente volátil, especulativo y mafioso, vinculado a una economía de guerra, parida en Yalta y desde Harry Truman. En este sentido, intenta amarrar a los sectores reales de la economía, el peso de las monedas y los intercambios universales de valor. Volver a la expresión del valor real en relación con el oro u otro tangible.

La cumbre BRICS+ no pretendía ni podía ser un nuevo Yalta

Básicamente la cumbre de Kazán puso unos ladrillos más a la nueva arquitectura internacional policéntrica e Inter civilizacional proyectada como multipolar y pacífica. Por eso en el propio discurso del presidente Vladímir Putin se aprecia que los BRICS no están contra nadie. La experiencia milenaria de China y Rusia, así como de India, se deslindan de los afanes y las creaciones espectaculares y coyunturales, como lo fue Yalta y aún ésta se dio luego de dos cumbres anteriores y se decantó en Potsdam hacia julio – agosto de 1945, para pensar la administración de la derrotada Alemania.

Los retos de los BRICS+ se aprecian en los documentos prospectivos y en la declaración dada al final de la misma. En ninguna parte se señala una ambición de repartición del mundo y avance hacia una ‘paz universal’ como se vivió en 1945; muy por el contrario, el grupo BRICS+ comprende que se encuentra en medio de una tormenta geopolítica, una crisis civilizatoria y de una pérdida de sentido de la humanidad.

Pensar que Rusia y su presidente uno de los políticos más respetados del siglo XXI, -quien ha llevado durante cuatro gobiernos las riendas de su nación y ha ido comprendiendo a fuerza de decepciones y traiciones el rostro real del occidente colectivo que lo aisló de Europa y le negó ser parte de la OTAN- pensara en sacar de Kazán resultados siquiera pálidamente parecidos a la Conferencia de Yalta, es o una gruesa imprecisión histórica o un sesgo ideológico o las dos. Pensar que Rusia se pavoneó como anfitrión desde su músculo militar es omitir que los BRICS no comenzaron en febrero 24 de 2022, al mismo tiempo que la Operación Militar Especial, sino en el año 2009.

Lo qué si logró la Cumbre BRICS+ en Kazán, fue demostrar una vez más el no aislamiento de la Federación de Rusia y el atractivo singular que genera, al ostentar treinta países entre sus invitados y un número mayor de candidaturas a ingreso como socios en pleno derecho.

Si Yalta es la expresión del imperialismo decimonónico aún activo a mitad del siglo XX, distribuyendo tierras, intereses y áreas de influencia, Kazán puede comprenderse como la expresión activa, desde el hacer, de una auto crítica desde naciones clásicamente imperiales y dominantes como China y Rusia que comprenden el imperativo de un mundo con nuevas instituciones y donde el multilateralismo es indispensable para la paz, al servicio del Sur Global y del mundo en general.

En Yalta, el mundo “seguro para la democracia”, sólo se logró como señalaba en un artículo anterior, vinculándose al ideario liberal y como palanca jurídica y moral del capitalismo que hoy se deforma una vez más como fascismo. Kazán no concuerda con esta idea, avanza hacia otras formas indecibles ahora de nombrar de lo que debe ser la participación activa, libre y crítica de Estados y ciudadanos. Seguramente en su seno germinará el sepulturero de la decrépita ONU, así como su relevo vigoroso emergente.

A un mes de la Cumbre BRICS+ 2024: Kazán no fue, ni pretendía ni podía ser un nuevo Yalta

Lo qué si logró la Cumbre BRICS+ en Kazán, fue demostrar una vez más el no aislamiento de la Federación de Rusia.

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Escríbenos: info@strategic-culture.su

En lo personal considero tan provechosa como delicada la comparación entre acontecimientos históricos pasados y presentes. Un artículo en La Vanguardia y otro en el diario El País, expresaban desde sus autores, Manuel Castells y Carmen Claudín, respectivamente, cómo un objetivo del presidente Vladímir Putin, como anfitrión y presidente pro témpore de BRICS+ en Kazán, era colocar las líneas de un nuevo orden internacional en donde Rusia se sienta cómoda y vencedora así como demarcase las fronteras y límites territoriales. Expongo desde mis consideraciones las imprecisiones de tal analogía.

Qué fue la Cumbre de Yalta

Recuerdo que, en el pregrado de historia, en la Universidad Nacional de Colombia, el Dr. Roch Little, nos dejó como pretexto para un ensayo la pregunta: ¿era Yalta una cumbre inevitable? La respuesta la desarrollé bajo el principio de que en historia las cosas no se aprecian evitables o inevitables sino tal cual son o fueron y desde allí quizá pueda hacerse alguna prospectiva interesante. Las cosas tal cual son, se avistan diferentes en este caso para Yalta y Kazán.

La comparación con Yalta es imprecisa, no pondera los detalles de cómo cada evento se desenvolvió en su contexto. Básicamente Yalta fue un acuerdo entre las únicas potencias de ese momento, integrado por la decadente Inglaterra, quien daba su relevo en el descentramiento / re-centramiento del capitalismo a Estados Unidos y se sumaba a tal cumbre un antagónico ideológico: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Por fuera de tales potencias nada había y en efecto fue una reunión para delimitar cómo se distribuiría la influencia de éstas en las regiones del mundo bajo el lema: “La victoria sobre Alemania y la reconstrucción del mundo” o “Un mundo seguro para la democracia”.

Los tres líderes que se sentaron estaban enfrentando una guerra, donde en apariencia todos tenían un enemigo común: el nazismo. Aunque a la luz de lo visto con fuentes que se han abierto, entre los objetivos de la gran guerra europea, 1914 – 1945 se encontraba la fractura de la gran masa continental rusa, así como la aniquilación de las ideas bolcheviques y comunistas en el poder.

De las decisiones clave de la conferencia deriva la creación de la Organización de las Naciones Unidas ONU y el Concejo de Seguridad en su seno, superando a la obsoleta Sociedad de las Naciones. Es clave que, pese a ser Ucrania y Belarús parte de la U.R.S.S., encontraron un escaño propio en el pleno de la ONU. Esto se debió a la necesidad de tener desde el bloque soviético más presencia dentro de los países fundadores de la ONU, al otorgar cierta autonomía territorial y política a tales países socialistas, lo que ampliaba el número de votos y escaños. Ahora vemos el papel que juegan estos Estados en el contexto de la guerra en Europa del Este, entre Rusia y el ‘occidente colectivo’.

No cabe duda de que la cumbre de Yalta expresó las viejas tendencias imperiales del siglo XIX. Es claro que la formación de Estados – Nación no llevaban más de cien años en unos casos, pero precedidos de élites antiquísimas que hoy en día signan el camino ‘del poder detrás del poder’ en el mundo. La propia Unión Soviética estaba rompiendo de manera acelerada con el zarismo feudal y precapitalista.

Yalta además se encontraba en la cresta de la Segunda Revolución Industrial; caracterizada por: desarrollo de infraestructura vial, masificación de la energía eléctrica, explosión demográfica y en consecuencia masificación de la industria, del trabajo humano de labor, mejora en las cadenas de suministro y con un paso significativo del capital industrial al financiero. Esto quiere decir que Yalta expresa una competencia en términos de retos propios de un mundo en pleno crecimiento, en donde, como me gusta citar, existe una producción de espacios para producir.

En tal sentido hay un mundo para la expansión del capitalismo en donde, en términos de Friedrich List, en The National System of Political Economy (1885):Una vez que se ha alcanzado la cima de la gloria, es una argucia muy común darle una patada a la escalera por la que se ha subido, privando así a otros de la posibilidad de subir detrás.” Esto es clave: Yalta abre la historia moderna al antagonismo capitalismo – socialismo / comunismo y, por ende, es en su marco teórico, académico e intelectual que se afianza la noción de desarrollo y que deriva a nivel de Estados en la idea de Planes Nacionales de Desarrollo; todo ello vinculado con la obra de W. W. Rostow, Las etapas del crecimiento económico: un manifiesto no comunista. Esta obra es clave en tanto direccionó el norte de los debates y echó humo a la escalera pateada para que no se viera. Creó la utopía del alcance lineal y ahistórico de los países atrasados a los desarrollados. Hecho criticado por Pierre Vilar y E. Hobsbawm.

El campo socialista acuñó éxitos en la producción y se esmeró en la competencia mediante tendencias como el estajanovismo, afianzado en la productividad del sujeto desde la iniciativa propia de los trabajadores. El socialismo, camino al comunismo adquirió el rostro de: trabaja ahora para que otras generaciones vean y vivan las proezas del trabajo colectivo. Visión criticada por el célebre populista ruso Alexander Herzen en el siglo XIX. En este sentido el socialismo no pateaba la escalera sino postergaba el acenso de la misma como promesa para próximas generaciones.

En síntesis, la Conferencia de Yalta dibujó a modo de puente, la transición del extenso siglo XIX al inicio del corto siglo XX, en palabras de Eric Hobsbawm. Yalta expresa el ingreso a una nueva arquitectura institucional, jurídica, supranacional, tecnológica, económica, financiera y vinculada a una tensión ideológica hoy inexistente: comunismo – capitalismo, ergo dos concepciones de la humanidad y del telos, finalidad, escatología de las sociedades.

Qué fue la Cumbre de Kazán

La cumbre de los BRICS+ fue precedida por la Federación de Rusia en Kazán entre el 21 y el 24 de octubre de 2024. Teniendo como prioridades de la presidencia de la Federación Rusa en los BRICS: a) en materia de política y seguridad, de b) cooperación en economía y finanzas y c) de cooperación en las esferas humanitaria y cultural. (Pág. oficial) El lema de la cumbre fue: “BRICS y el Sur Global: Construyendo juntos un mundo mejor”.

Los BRICS+ aglutina a un segmento de países que se oponen por la inercia de como tejió las relaciones con el Sur Global, el ‘tercer’ y ‘segundo’ mundo, el bloque occidental ubicado en esa abstracción llamado ‘primer mundo’. Entre ellos están: miembros fundadores (2009): Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Nuevos Miembros con plenos derechos (2023): Egipto, Etiopía, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Miembros asociados (2024): Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

En Kazán no se sentaron las grandes potencias a hacer una distribución de áreas de injerencia. Por el contrario, las áreas de economías emergentes se reúnen para dar continuidad a la oportunidad que les da el amplio techo de crecimiento en ejercicio de su soberanía. Si comparamos con lo referido anteriormente sobre Yalta, podemos encontrar que:

  • Kazán como foro de BRICS+ no propone una alternativa por fuera del capitalismo, ergo no es una ruptura radical con el orden socioeconómico actual.
  • Kazán como foro de BRICS+ es un espacio de debates en términos del multilateralismo, a contra pelo del ‘orden basado en reglas’ del occidente colectivo, como prolongación de dos actores claves en Yalta: el anglo y el estadounidense.
  • Kazán como foro de BRICS+ no propone una nueva concepción teórica del desarrollo, pues al ser un organismo en construcción y transición, no le es claro y a la vez tal actitud traicionaría el principio soberano de la autodeterminación de cada nación. Así podemos encontrar, entre otros y para ver diversas concepciones del desarrollo, a Arabia Saudí, China, India y ahora Cuba y para sorpresa, la ambivalente Turquía.
  • Kazán como foro de BRICS+ manifiesta un techo para crecer de los países denominados en ‘vías de desarrollo’ jalonado por economías emergentes sólidas, como China e India. En ese sentido, es diametralmente opuesto a Yalta, en tanto expresa el empuje del Sur Global, del denominado tercer mundo.
  • Kazán como foro de BRICS+ está parado sobre la cuarta revolución industrial, robótica, basada en I.A. y en transición hacia diversas formas de energía más allá de los hidrocarburos, aunque mantenida en la inflexión tecnológica de la era nuclear, fundada a mitad del siglo XX.
  • Kazán como foro de BRICS+ no promueve una agenda para ‘patear la escalera’, como se vio con F. List, lo que no sólo se expresa en su lema sino en las condiciones estructurales de un mundo: con problemas de la taza de ocupación, apenas con picos de baja taza de natalidad, con desarrollo científico técnico no sólo en manos del ‘occidente colectivo’ sino en polos como China, Rusia, India entre otros. De esto deriva un compromiso por atender a ese mundo que se había quedado debajo de la escalera en el supuesto Fin de la historia de Fukuyama, denominado por éste como los países históricos, los que continuaban con la contradicción dialéctica de amo – esclavo.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se da al final de una guerra y la derrota de un enemigo común de la ‘humanidad’ expresada en algunos países; por el contrario, se da dentro de una guerra en pleno desarrollo.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se encuentra dentro de un Breton Woods, sino por el contrario, expresando el deslinde de la vieja arquitectura de la banca multilateral ligada al dólar y la compleja estructura de poder estadounidense. De esta manera, propone instrumentos descentralizados de tal esquema del FMI, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Sistema de pagos internacionales Swift y monedas digitales ancladas al dólar: BRICS Bank, BRICS pay sistem, BRICS Bridge, BRICS Clear, BRICS statement. Asimismo, se espera avanzar en un mediano plazo hacia una moneda común y por ahora se dedican a pagos entre monedas locales sin apelar a la canasta de divisas clásica.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se da en el marco de un capitalismo financiero, sino altamente volátil, especulativo y mafioso, vinculado a una economía de guerra, parida en Yalta y desde Harry Truman. En este sentido, intenta amarrar a los sectores reales de la economía, el peso de las monedas y los intercambios universales de valor. Volver a la expresión del valor real en relación con el oro u otro tangible.

La cumbre BRICS+ no pretendía ni podía ser un nuevo Yalta

Básicamente la cumbre de Kazán puso unos ladrillos más a la nueva arquitectura internacional policéntrica e Inter civilizacional proyectada como multipolar y pacífica. Por eso en el propio discurso del presidente Vladímir Putin se aprecia que los BRICS no están contra nadie. La experiencia milenaria de China y Rusia, así como de India, se deslindan de los afanes y las creaciones espectaculares y coyunturales, como lo fue Yalta y aún ésta se dio luego de dos cumbres anteriores y se decantó en Potsdam hacia julio – agosto de 1945, para pensar la administración de la derrotada Alemania.

Los retos de los BRICS+ se aprecian en los documentos prospectivos y en la declaración dada al final de la misma. En ninguna parte se señala una ambición de repartición del mundo y avance hacia una ‘paz universal’ como se vivió en 1945; muy por el contrario, el grupo BRICS+ comprende que se encuentra en medio de una tormenta geopolítica, una crisis civilizatoria y de una pérdida de sentido de la humanidad.

Pensar que Rusia y su presidente uno de los políticos más respetados del siglo XXI, -quien ha llevado durante cuatro gobiernos las riendas de su nación y ha ido comprendiendo a fuerza de decepciones y traiciones el rostro real del occidente colectivo que lo aisló de Europa y le negó ser parte de la OTAN- pensara en sacar de Kazán resultados siquiera pálidamente parecidos a la Conferencia de Yalta, es o una gruesa imprecisión histórica o un sesgo ideológico o las dos. Pensar que Rusia se pavoneó como anfitrión desde su músculo militar es omitir que los BRICS no comenzaron en febrero 24 de 2022, al mismo tiempo que la Operación Militar Especial, sino en el año 2009.

Lo qué si logró la Cumbre BRICS+ en Kazán, fue demostrar una vez más el no aislamiento de la Federación de Rusia y el atractivo singular que genera, al ostentar treinta países entre sus invitados y un número mayor de candidaturas a ingreso como socios en pleno derecho.

Si Yalta es la expresión del imperialismo decimonónico aún activo a mitad del siglo XX, distribuyendo tierras, intereses y áreas de influencia, Kazán puede comprenderse como la expresión activa, desde el hacer, de una auto crítica desde naciones clásicamente imperiales y dominantes como China y Rusia que comprenden el imperativo de un mundo con nuevas instituciones y donde el multilateralismo es indispensable para la paz, al servicio del Sur Global y del mundo en general.

En Yalta, el mundo “seguro para la democracia”, sólo se logró como señalaba en un artículo anterior, vinculándose al ideario liberal y como palanca jurídica y moral del capitalismo que hoy se deforma una vez más como fascismo. Kazán no concuerda con esta idea, avanza hacia otras formas indecibles ahora de nombrar de lo que debe ser la participación activa, libre y crítica de Estados y ciudadanos. Seguramente en su seno germinará el sepulturero de la decrépita ONU, así como su relevo vigoroso emergente.

Lo qué si logró la Cumbre BRICS+ en Kazán, fue demostrar una vez más el no aislamiento de la Federación de Rusia.

Únete a nosotros en Telegram Twitter  VK .

Escríbenos: info@strategic-culture.su

En lo personal considero tan provechosa como delicada la comparación entre acontecimientos históricos pasados y presentes. Un artículo en La Vanguardia y otro en el diario El País, expresaban desde sus autores, Manuel Castells y Carmen Claudín, respectivamente, cómo un objetivo del presidente Vladímir Putin, como anfitrión y presidente pro témpore de BRICS+ en Kazán, era colocar las líneas de un nuevo orden internacional en donde Rusia se sienta cómoda y vencedora así como demarcase las fronteras y límites territoriales. Expongo desde mis consideraciones las imprecisiones de tal analogía.

Qué fue la Cumbre de Yalta

Recuerdo que, en el pregrado de historia, en la Universidad Nacional de Colombia, el Dr. Roch Little, nos dejó como pretexto para un ensayo la pregunta: ¿era Yalta una cumbre inevitable? La respuesta la desarrollé bajo el principio de que en historia las cosas no se aprecian evitables o inevitables sino tal cual son o fueron y desde allí quizá pueda hacerse alguna prospectiva interesante. Las cosas tal cual son, se avistan diferentes en este caso para Yalta y Kazán.

La comparación con Yalta es imprecisa, no pondera los detalles de cómo cada evento se desenvolvió en su contexto. Básicamente Yalta fue un acuerdo entre las únicas potencias de ese momento, integrado por la decadente Inglaterra, quien daba su relevo en el descentramiento / re-centramiento del capitalismo a Estados Unidos y se sumaba a tal cumbre un antagónico ideológico: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Por fuera de tales potencias nada había y en efecto fue una reunión para delimitar cómo se distribuiría la influencia de éstas en las regiones del mundo bajo el lema: “La victoria sobre Alemania y la reconstrucción del mundo” o “Un mundo seguro para la democracia”.

Los tres líderes que se sentaron estaban enfrentando una guerra, donde en apariencia todos tenían un enemigo común: el nazismo. Aunque a la luz de lo visto con fuentes que se han abierto, entre los objetivos de la gran guerra europea, 1914 – 1945 se encontraba la fractura de la gran masa continental rusa, así como la aniquilación de las ideas bolcheviques y comunistas en el poder.

De las decisiones clave de la conferencia deriva la creación de la Organización de las Naciones Unidas ONU y el Concejo de Seguridad en su seno, superando a la obsoleta Sociedad de las Naciones. Es clave que, pese a ser Ucrania y Belarús parte de la U.R.S.S., encontraron un escaño propio en el pleno de la ONU. Esto se debió a la necesidad de tener desde el bloque soviético más presencia dentro de los países fundadores de la ONU, al otorgar cierta autonomía territorial y política a tales países socialistas, lo que ampliaba el número de votos y escaños. Ahora vemos el papel que juegan estos Estados en el contexto de la guerra en Europa del Este, entre Rusia y el ‘occidente colectivo’.

No cabe duda de que la cumbre de Yalta expresó las viejas tendencias imperiales del siglo XIX. Es claro que la formación de Estados – Nación no llevaban más de cien años en unos casos, pero precedidos de élites antiquísimas que hoy en día signan el camino ‘del poder detrás del poder’ en el mundo. La propia Unión Soviética estaba rompiendo de manera acelerada con el zarismo feudal y precapitalista.

Yalta además se encontraba en la cresta de la Segunda Revolución Industrial; caracterizada por: desarrollo de infraestructura vial, masificación de la energía eléctrica, explosión demográfica y en consecuencia masificación de la industria, del trabajo humano de labor, mejora en las cadenas de suministro y con un paso significativo del capital industrial al financiero. Esto quiere decir que Yalta expresa una competencia en términos de retos propios de un mundo en pleno crecimiento, en donde, como me gusta citar, existe una producción de espacios para producir.

En tal sentido hay un mundo para la expansión del capitalismo en donde, en términos de Friedrich List, en The National System of Political Economy (1885):Una vez que se ha alcanzado la cima de la gloria, es una argucia muy común darle una patada a la escalera por la que se ha subido, privando así a otros de la posibilidad de subir detrás.” Esto es clave: Yalta abre la historia moderna al antagonismo capitalismo – socialismo / comunismo y, por ende, es en su marco teórico, académico e intelectual que se afianza la noción de desarrollo y que deriva a nivel de Estados en la idea de Planes Nacionales de Desarrollo; todo ello vinculado con la obra de W. W. Rostow, Las etapas del crecimiento económico: un manifiesto no comunista. Esta obra es clave en tanto direccionó el norte de los debates y echó humo a la escalera pateada para que no se viera. Creó la utopía del alcance lineal y ahistórico de los países atrasados a los desarrollados. Hecho criticado por Pierre Vilar y E. Hobsbawm.

El campo socialista acuñó éxitos en la producción y se esmeró en la competencia mediante tendencias como el estajanovismo, afianzado en la productividad del sujeto desde la iniciativa propia de los trabajadores. El socialismo, camino al comunismo adquirió el rostro de: trabaja ahora para que otras generaciones vean y vivan las proezas del trabajo colectivo. Visión criticada por el célebre populista ruso Alexander Herzen en el siglo XIX. En este sentido el socialismo no pateaba la escalera sino postergaba el acenso de la misma como promesa para próximas generaciones.

En síntesis, la Conferencia de Yalta dibujó a modo de puente, la transición del extenso siglo XIX al inicio del corto siglo XX, en palabras de Eric Hobsbawm. Yalta expresa el ingreso a una nueva arquitectura institucional, jurídica, supranacional, tecnológica, económica, financiera y vinculada a una tensión ideológica hoy inexistente: comunismo – capitalismo, ergo dos concepciones de la humanidad y del telos, finalidad, escatología de las sociedades.

Qué fue la Cumbre de Kazán

La cumbre de los BRICS+ fue precedida por la Federación de Rusia en Kazán entre el 21 y el 24 de octubre de 2024. Teniendo como prioridades de la presidencia de la Federación Rusa en los BRICS: a) en materia de política y seguridad, de b) cooperación en economía y finanzas y c) de cooperación en las esferas humanitaria y cultural. (Pág. oficial) El lema de la cumbre fue: “BRICS y el Sur Global: Construyendo juntos un mundo mejor”.

Los BRICS+ aglutina a un segmento de países que se oponen por la inercia de como tejió las relaciones con el Sur Global, el ‘tercer’ y ‘segundo’ mundo, el bloque occidental ubicado en esa abstracción llamado ‘primer mundo’. Entre ellos están: miembros fundadores (2009): Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Nuevos Miembros con plenos derechos (2023): Egipto, Etiopía, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Miembros asociados (2024): Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

En Kazán no se sentaron las grandes potencias a hacer una distribución de áreas de injerencia. Por el contrario, las áreas de economías emergentes se reúnen para dar continuidad a la oportunidad que les da el amplio techo de crecimiento en ejercicio de su soberanía. Si comparamos con lo referido anteriormente sobre Yalta, podemos encontrar que:

  • Kazán como foro de BRICS+ no propone una alternativa por fuera del capitalismo, ergo no es una ruptura radical con el orden socioeconómico actual.
  • Kazán como foro de BRICS+ es un espacio de debates en términos del multilateralismo, a contra pelo del ‘orden basado en reglas’ del occidente colectivo, como prolongación de dos actores claves en Yalta: el anglo y el estadounidense.
  • Kazán como foro de BRICS+ no propone una nueva concepción teórica del desarrollo, pues al ser un organismo en construcción y transición, no le es claro y a la vez tal actitud traicionaría el principio soberano de la autodeterminación de cada nación. Así podemos encontrar, entre otros y para ver diversas concepciones del desarrollo, a Arabia Saudí, China, India y ahora Cuba y para sorpresa, la ambivalente Turquía.
  • Kazán como foro de BRICS+ manifiesta un techo para crecer de los países denominados en ‘vías de desarrollo’ jalonado por economías emergentes sólidas, como China e India. En ese sentido, es diametralmente opuesto a Yalta, en tanto expresa el empuje del Sur Global, del denominado tercer mundo.
  • Kazán como foro de BRICS+ está parado sobre la cuarta revolución industrial, robótica, basada en I.A. y en transición hacia diversas formas de energía más allá de los hidrocarburos, aunque mantenida en la inflexión tecnológica de la era nuclear, fundada a mitad del siglo XX.
  • Kazán como foro de BRICS+ no promueve una agenda para ‘patear la escalera’, como se vio con F. List, lo que no sólo se expresa en su lema sino en las condiciones estructurales de un mundo: con problemas de la taza de ocupación, apenas con picos de baja taza de natalidad, con desarrollo científico técnico no sólo en manos del ‘occidente colectivo’ sino en polos como China, Rusia, India entre otros. De esto deriva un compromiso por atender a ese mundo que se había quedado debajo de la escalera en el supuesto Fin de la historia de Fukuyama, denominado por éste como los países históricos, los que continuaban con la contradicción dialéctica de amo – esclavo.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se da al final de una guerra y la derrota de un enemigo común de la ‘humanidad’ expresada en algunos países; por el contrario, se da dentro de una guerra en pleno desarrollo.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se encuentra dentro de un Breton Woods, sino por el contrario, expresando el deslinde de la vieja arquitectura de la banca multilateral ligada al dólar y la compleja estructura de poder estadounidense. De esta manera, propone instrumentos descentralizados de tal esquema del FMI, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Sistema de pagos internacionales Swift y monedas digitales ancladas al dólar: BRICS Bank, BRICS pay sistem, BRICS Bridge, BRICS Clear, BRICS statement. Asimismo, se espera avanzar en un mediano plazo hacia una moneda común y por ahora se dedican a pagos entre monedas locales sin apelar a la canasta de divisas clásica.
  • Kazán como foro de BRICS+ no se da en el marco de un capitalismo financiero, sino altamente volátil, especulativo y mafioso, vinculado a una economía de guerra, parida en Yalta y desde Harry Truman. En este sentido, intenta amarrar a los sectores reales de la economía, el peso de las monedas y los intercambios universales de valor. Volver a la expresión del valor real en relación con el oro u otro tangible.

La cumbre BRICS+ no pretendía ni podía ser un nuevo Yalta

Básicamente la cumbre de Kazán puso unos ladrillos más a la nueva arquitectura internacional policéntrica e Inter civilizacional proyectada como multipolar y pacífica. Por eso en el propio discurso del presidente Vladímir Putin se aprecia que los BRICS no están contra nadie. La experiencia milenaria de China y Rusia, así como de India, se deslindan de los afanes y las creaciones espectaculares y coyunturales, como lo fue Yalta y aún ésta se dio luego de dos cumbres anteriores y se decantó en Potsdam hacia julio – agosto de 1945, para pensar la administración de la derrotada Alemania.

Los retos de los BRICS+ se aprecian en los documentos prospectivos y en la declaración dada al final de la misma. En ninguna parte se señala una ambición de repartición del mundo y avance hacia una ‘paz universal’ como se vivió en 1945; muy por el contrario, el grupo BRICS+ comprende que se encuentra en medio de una tormenta geopolítica, una crisis civilizatoria y de una pérdida de sentido de la humanidad.

Pensar que Rusia y su presidente uno de los políticos más respetados del siglo XXI, -quien ha llevado durante cuatro gobiernos las riendas de su nación y ha ido comprendiendo a fuerza de decepciones y traiciones el rostro real del occidente colectivo que lo aisló de Europa y le negó ser parte de la OTAN- pensara en sacar de Kazán resultados siquiera pálidamente parecidos a la Conferencia de Yalta, es o una gruesa imprecisión histórica o un sesgo ideológico o las dos. Pensar que Rusia se pavoneó como anfitrión desde su músculo militar es omitir que los BRICS no comenzaron en febrero 24 de 2022, al mismo tiempo que la Operación Militar Especial, sino en el año 2009.

Lo qué si logró la Cumbre BRICS+ en Kazán, fue demostrar una vez más el no aislamiento de la Federación de Rusia y el atractivo singular que genera, al ostentar treinta países entre sus invitados y un número mayor de candidaturas a ingreso como socios en pleno derecho.

Si Yalta es la expresión del imperialismo decimonónico aún activo a mitad del siglo XX, distribuyendo tierras, intereses y áreas de influencia, Kazán puede comprenderse como la expresión activa, desde el hacer, de una auto crítica desde naciones clásicamente imperiales y dominantes como China y Rusia que comprenden el imperativo de un mundo con nuevas instituciones y donde el multilateralismo es indispensable para la paz, al servicio del Sur Global y del mundo en general.

En Yalta, el mundo “seguro para la democracia”, sólo se logró como señalaba en un artículo anterior, vinculándose al ideario liberal y como palanca jurídica y moral del capitalismo que hoy se deforma una vez más como fascismo. Kazán no concuerda con esta idea, avanza hacia otras formas indecibles ahora de nombrar de lo que debe ser la participación activa, libre y crítica de Estados y ciudadanos. Seguramente en su seno germinará el sepulturero de la decrépita ONU, así como su relevo vigoroso emergente.

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November 11, 2024

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