La guerra militar y económica asumida por Rusia y China constituye la vitrina a la cual se asoman las demás naciones para afirmar el bando donde desean estar.
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En la primera parte delimité cómo entiendo a la geopolítica clásica, la hegemonía, lo civilizacional y lo militar. Dejando claro que considero ya se libra una tercera guerra mundial y lo que se analiza en adelante es el paulatino calentamiento hacia una guerra total. En esta segunda entrega marcaré postura respecto a ¿Cuáles serán las alianzas y los bloques? Quedando por desarrollar: ¿Es posible la neutralidad? (Tercera entrega); y finalmente, ¿Cómo se comportará América Latina y el Caribe? (Cuarta entrega).
Europa y EE. UU. han tejido lazos recientes -siglo XX- como corolario de los compromisos devenidos de la Segunda Guerra Europea (1939-45) llamada, ‘Mundial’; básicamente el Plan Marshall de reconstrucción europea que entregó el compromiso de una protección dada por los Estados Unidos que permitía a Europa dedicar significativamente la inversión a la reconstrucción. Aunque la nueva potencia occidental no daría nada gratis. De ello deviene la actual dependencia europea, la abyecta actitud de la propia Unión Europea, el Banco Central Europeo, el Parlamento Europeo y la OTAN, creada en abril de 1949. De todos los países dependientes del orbe occidental, es Alemania quien más se ha resentido como perdedor de las dos guerras europeas, intervenido hasta los tuétanos (El viejo topo) por la inteligencia estadounidense y toda su política económica y cuando ha hecho falta, intervenida desde acciones terroristas como la voladura del gaseoducto Nord Stream en 2022. La, frase célebre del primer secretario de la Alianza OTAN, Hasting Ismay, realizada en 1952, “el sentido de la asociación militar era tener a «Rusia fuera, EE. UU. dentro y Alemania debajo”, signa el deseo de política exterior y hegemonía norteamericana, en lo que respecta a esta parte de Europa. Al punto que la histórica proximidad entre Rusia y Alemania, reflejada en la literatura y la filosofía, una vez más ha sido torpedeada, literalmente.
A Japón se le incorpora como perdedor de la misma guerra y dentro de idéntica dinámica de ocupación que Alemania. A tal punto llega la genuflexión japonesa que omite mentar el nombre del responsable de los bombardeos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki: Estados Unidos, mientras arremete contra Rusia. (RT News) Por otra parte, considero que el reconocimiento de Taiwán como parte integral de China desde 1972 por parte de Nixon, no es más que retórica e hipocresía que se contradice con los hechos. Desde la configuración de la Isla con la ocupación acordada entre Mao Tse Tung y el prooccidental y anticomunista Chiang Kai-shek y sus copartidarios del Kuomintang, se marcó el destino de Taiwán como cuña en el mismo palo de la integridad China. Aunque la historia propia de la Isla le signa por el ir y venir como dominio de varias potencias, (BBC News) hoy en día es un aliado de occidente y más allá de la confianza de los chinos en la larga duración y la inevitabilidad de la integración, Taiwán es un aliado tecnológico, geopolítico y bien dotado militarmente. Corea del Sur deviene en aliado luego de la guerra provocada por EE. UU. En los 50’s, donde en plena Guerra Fría el norte se configura comunista. Si nos fijamos, de cada guerra de estas, de cada catástrofe causada en esas regiones, los norteamericanos han sacado un aliado – vasallo, devastado demográficamente, ocupado militarmente, cooptado territorialmente, condicionado moralmente y chantajeado económicamente. Australia es una extensión colonial anglosajona en el pacífico, que al estilo del Mayflower -desde el arribo y asentamiento de británicos llamado Nueva Gales del Sur, en 1788- intervino a los nativos de la gran isla -de lo cual se ha señalado el exterminio y el genocidio como calificativos no exagerados- y asentó un tipo de cultura consecuente con las ideas occidentales y desarrollando animadversiones con la propia China. Finalmente, Canadá es un aliado incondicional y adscrito bajo lealtad a la Commonwealth of Nations y por ende a la corona británica, madre en el relevo hegemónico de Estados Unidos y obvio aliado. Por este lado además de las alianzas económicas y políticas se ha desarrollado o está en plena construcción la idea de una OTAN para Asia y desde 2021 se establece formalmente la alianza AUKUS (Australia, United Kingdom, United State) de carácter militar y esencialmente para contención de China en Indo Pacífico. Al respecto, Nueva Zelanda ha mostrado interés en sumarse al bloque. (RT News)
La otra alianza es encabezada por la Federación de Rusia y la República Popular China. el presidente Vladímir Putin, posterior a la toma de posesión viajó a China y se reunió con el presidente Xi Jinping. (Euronews) De tal visita queda fortalecido el compromiso de lucha multifactorial sino-rusa contra el occidente colectivo elevando a la vez el nivel de relaciones y cooperación militar. Otra de sus tres visitas fueron Belarús, en donde trató el tema del conflicto en Ucrania y se dejaron (Gramma) en pie ejercicios militares con armas tácticas nucleares, emplazadas en Belarús hace unos meses. Obviamente los dos países tienen una agenda amplia y tradición de cooperación en varios ámbitos. Finalmente viajó a Kazakstán y se reunió con el presidente Kasim-Yomart Tokáyev. (Sputnik) Este país, frontera sur de Rusia, con 2.724.900 Km2 y con el ruso como segundo idioma oficial, hace parte del bajo vientre de seguridad de Rusia, al lado de Kirguistán, Tayikistán, -país de donde provenían terroristas de la masacre en el Crocus City Hall– Uzbekistán y debajo de ellos Afganistán -gobierno que el presidente Putin instó a iniciar un reconocimiento (Swissinfo.ch)- y Pakistán. Es importante resaltar estos viajes del mandatario en un momento en que la seguridad del presidente Putin está bajo amenaza y la movilidad fuera de Rusia si se ha dado es porque pasa estrictamente por la necesidad de tocar temas muy delicados que exigen presencialidad. En mi concepto son viajes para ver la estabilidad regional, los aliados clave para pasos posteriores del actual calentamiento de la retórica europea respecto a autorizar el bombardeo en la Rusia profunda por parte de Ucrania; a lo que en el propio aeropuerto de Kazakstán el presidente Putin respondió de manera abierta que todo el tiempo quien decide dónde y cómo se ponen los misiles occidentales son los militares occidentales mismos, no militares ucranianos. (RT News) Esto es importante tenerlo presente, pues a falta de canales directos de comunicación aún entre militares, estas noticias llevan mensaje directo a los perpetradores y actores intelectuales, más allá del consumo público. Es una advertencia en rigor diplomática, pero sin precedentes nada amable, de parte del presidente. En entrevista al doctor Gilbert Doctorow, éste señaló (Judging Freedom) tal cambio cualitativo -agresivo- del pronunciamiento de Putin respecto a occidente.
Me parece clave este detalle en el marco de las alianzas pues cada una de las naciones visitadas es de interés relevante para Rusia y los pasos a dar en la recta final de la Operación Militar Especial OME, de nuevo en el marco de la angustia de occidente y las vociferaciones desafiantes por parte de mandatarios y políticos de Francia, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Polonia, Lituania. Letonia y Estonia; para estos últimos, el presidente Putin también tuvo unas palabras de corte directo y agresivo.
Otros países de este segundo bloque pueden verse con porcentajes más o menos cercanos a China y Rusia, pero con una segura lectura de las ventajas de la naciente multipolaridad policéntrica. En un orden de mayor a menor alineación podemos encontrar a Irán, quien luego del fatal accidente, por esclarecerse, del presidente Raisí, se encuentra en la búsqueda de un mandatario y se avista un candidato que ya fue presidente (2005 – 2013) y se ha inscrito para la contienda electoral: Mahmud Ahmadineyad. (RT News) Por su talante y animadversión ante Israel puede resultar atractivo en las elecciones. Inercialmente se encuentra Corea del Norte, Venezuela, Cuba y Nicaragua. El resto de posibles países sumados en el bloque antagónico al occidente colectivo se delimitan por las relaciones comerciales en el marco de bloques como: Asociación de Naciones del Sudeste Asiático ASEAN (sigla en inglés), Organización de Cooperación de Shanghái OCS, Brasil, Rusia, India, China Sudáfrica más Egipto, Irán, Arabia Saudí, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos BRICS+, Unión Económica Euroasiática UEE, Regional Comprehensive Economic Partnership RCEP, entre las más relevantes. Los países de la órbita asiática, parecen firmes en el compromiso con China por historia y percepción del lugar de China hoy, como señala George Yeo, exministro de exteriores de Singapur. (Adrián Díaz 李安) Aunque son bloques comerciales es clave comprender que la actual guerra está definiendo el mundo para los próximos cien o doscientos años y por ende todo lo que implica en términos multivariables: economía, cultura, ciencia, mercados, inversión, legislación, transporte, movilidad, migración, transferencia tecnológica y canasta de divisas. Esto devendrá en la ineludible toma de partido en la conflagración, de la cual solo hemos vivido el prolegómeno. Suiza, emblema de neutralidad por excelencia, ha tomado partido desde antes y tras sumarse a las sanciones a Rusia. El continente africano en su mayoría está plegado hacia Rusia y China, con simpatías y acuerdos en aumento; lo que también se ve en la obligada retirada de Francia de sus colonias, que agudiza el discurso belicista del presidente Emmanuelle Macron.
Si bien vamos hacia un mundo multipolar – policéntrico, dicha retórica implica una expectativa franca y deseable, pero preñada de todos los vicios de una transición; es decir, de las continuidades, las permanencias de las viejas formas a superar, tales como los intereses, las traiciones, la paciencia para emerger aprovechando la palanca del decir multipolar, lo que implicará la fuerza de los líderes y la sabiduría de sus mejores tradiciones diplomáticas. Pero eso será en la postguerra bélica ruso – ucraniana y dependiendo de cómo evoluciona la urgencia estadounidense de comprometerse en una guerra abierta en Taiwán. Por ejemplo, es dudoso el lugar que ven a 15 o 25 años países como Turquía -empecinada en el neo – otomanismo desde Erdogán- o India; razón por la cual es dudoso su compromiso ahora con uno u otro bando en el mediano plazo. India es un competidor neto de China. América Latina, en tanto región vive la ilusión de la neutralidad y como territorio de paz. Pero la fuerza de la dependencia y el retorno de EE.UU. a la región con el Comando Sur como brazo económico, político y diplomático, señalará el lado de la balanza a ocupar. Esto lo abordaré en la tercera entrega.
En síntesis, existen ya unos compromisos sea por cooperación militar, por negocios y mercados, por tradición histórica y una memoria preclara de la adscripción a uno u otro bando. La guerra militar y económica asumida por Rusia y China constituye la vitrina a la cual se asoman las demás naciones para afirmar el bando donde desean estar; básicamente es echarles un ojo a los competidores y ver quién o quiénes se avistan como ganadores. Es claro que la diplomacia y los intereses son más complejos que esto, pero definitivamente las cartas a jugar se moverán de acuerdo al estado y la correlación de fuerzas en la larga transición y descentramiento – re-centramiento de los referentes globales. Pues en un mundo denominado de antemano como policéntrico, se reclamarán también los nombres de los países articuladores del poli centrismo en cada región. Lo contrario sería una nueva hegemonía y ello desanimaría el impulso de la trascendencia histórica en marcha.