Quien se plantee como nación su existencia a cincuenta o cien años comprenderá la relevancia de BRICS+.
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Hermes H. Benítez, en su artículo Socialismo y democracia, indaga sobre la paradoja que implica la relación entre el anhelo y el ejercicio de la democracia desde el socialismo y el capitalismo, en donde, citando a C.B. Macpherson, The real world of democracy, Toronto, CBC, 1979, pág. 5, aporta que:
“La democracia fue el decorado final de la sociedad capitalista de mercado. Aquella tuvo que acomodarse a la base que ya había sido preparada por la operación de la sociedad competitiva, individualista de mercado, y por la operación del estado liberal que sirvió a esta sociedad mediante un sistema de partidos que competían libremente entre sí, pero que no tenían un carácter efectivamente democrático. Fue el estado liberal el que se democratizó, y en este proceso la democracia se hizo liberal”.
En este sentido, tras la instauración de un modelo de participación donde en apariencia hay consenso y en donde de un 100% el 50+1 ejerce el liderazgo de la representación en detrimento de las perspectivas del 49% con otra posición, además de expresar una relación pasiva entre representantes y representados, (democracia representativa) que ha intentado evolucionar hacia la participación activa más allá de las elecciones o democracia participante – de singular parecido con la noción de Revolución permanente de Lev Trotsky – la democracia nacida en el seno occidental griego, clasista desde su cuño primario se posicionó con el liderazgo del occidente industrial, militar, religioso, cultural y monetariamente dominante, como el centro de las relaciones internacionales expresado primero en la Sociedad de las Naciones y luego en la Organización de las Naciones Unidas. No en vano ésta recoge la Declaración de los Derechos del hombre y el Ciudadano, de 1789 y que la ONU convierte en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se pasó así de 17 artículos a 30. Si se revisan se entiende la continuidad casi literal. Muy originales.
Si la democracia occidental manifiesta un contrato o acuerdo social consensuado de todas las naciones que hacen parte de la ONU, no es de extrañar que desde las presiones efectuadas por los países más poderosos y, por ende, ‘más democráticos’, se logren quórums para sancionar a tal o cual nación que se desmarca de las directrices de poder. Así se sacó a Rusia del comité de Derechos Humanos de la ONU, en octubre de 2022, tras acusarlo de la llamada “masacre de Bucha”. El Consejo de Seguridad del mismo organismo es un ente negligente ante la barbarie intencionada de EE.UU. y la Unión Europea desde siempre y hoy nada hace ante el genocidio israelí en Palestina. Podría citar varios artículos de la declaración universal de los DD.HH. pero cada uno de ellos ha sido violado u omitido, todos lo saben y el poder cabalga rampante en las espaldas de los cuatro jinetes del apocalipsis, otra invención occidental.
No hay conflicto en el mundo que la ONU esté apaciguando, conteniendo, negociando, interviniendo; de hecho, tanto Zelensky – quien es un presidente ilegítimo desde junio del 2024 y decide sobre una guerra y la exterminación de su población – como Netanyahu –quien ha asumido todo el costo del genocidio en un juego falso de contra punto con Biden y el Deep state estadounidense – deploran y amenazan al secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Eso no es todo. La Corte Internacional de Justicia de la ONU, ha indicado medidas para que Israel cumpla, respecto a Gaza, desde enero – marzo de 2024, sin éxito.
Cada vez que llega el momento de reunirse los países en la ONU, la dinámica se basa en no oír al contradictor, a injuriar al contradictor, amenazar al contradictor, a retirarse de la sala, a hacer boicot al no socio, a desarrollar discursos grandilocuentes que sólo sirven para el consumo interno de cada país y para que cada cual se sienta en apariencia más soberano por mentar cuatro verdades que pasan por delante de la inmutable élite global. Y no faltan los discursos que se quejan de que la organización no sirve, pero ninguno retira a su país de esa farsa que consume una parte del presupuesto diplomático de cada nación. La ONU tiene su sede en New York, USA. Este país se abroga la discrecionalidad de emitir o anular visados a quien desea, negando o restringiendo el acceso a una institución de carácter supra nacional.
Naciones Unidas y sus cuerpos de paz tienen escándalos por violencia sexual y corrupción en zonas donde se han puesto sus tropas multinacionales para llevar, ¡paz! Invito a ver el documental Pan, petróleo y corrupción, acerca del lema “petróleo por alimentos” dado para Irak.
Los financiamientos a programas implican la determinación o no del enfoque sustantivo de los mismos. Abandonar programas como los de UNESCO, por parte de EE.UU. o amenazar con desfinanciarlos, así como amenazar a otros organismos creados a la luz de necesidades comunes de los países y sus pueblos, como lo hace EE.UU. con la Corte Penal Internacional, que ejecuta los criterios del Acuerdo de Roma y que fue buena al expedir orden de captura al presidente V. V. Putin y mala cuando hizo lo mismo a B. Netanyahu, nos habla de la inutilidad de tales organizaciones cuando el poder más hedonista y narcisista del mundo se siente amenazado. Esto por no hablar de cómo la competencia liberal demarcada en la Organización Mundial del Comercio, OMC, se ve violada, reescrita u omitida a la sazón de cada país, como por ejemplo frente a los aranceles puestos a las importaciones chinas en EE.UU. o las importaciones europeas de vehículos eléctricos del mismo país. Asimismo, las sanciones unilaterales al mercado y la economía rusa, infringe otro daño a una forma ‘democrática’ de hacer negocios, si acatamos la definición liberal del mismo y señalada en la cita con la que inicié este artículo. Todo ello ya se vislumbraba en la cabeza de chinos, rusos e indios hace 18 años y hoy tiene a un grupo BRICS+ fortalecido a contrapelo del G7.
Se puede simplificar esto diciendo: “orden basado en reglas”; que implica la implosión de la democracia tal cual se ha dado desde occidente y que nació como la expresión de la racionalidad por excelencia en la Ilustración europea de los siglos XVIII y XIX. Esto es clave: el “orden basado en reglas” es ANTI RACIONAL.
Entonces, ¿por qué continúa existiendo Naciones Unidas? Porque el orden esclerótico y viejo occidental aun está en su fase de estertores, previos a la muerte.
No sé si el paso a otro tipo de organización descentralizada, policéntrica, con un nuevo acuerdo de seguridad y con un carácter vinculante de sus disposiciones se abrirá paso de manera abrupta tras el fin de la actual guerra intra elite, intra clasista vivida particularmente en los conflictos ruso – ucraniano y palestino – israelí, como proxis de una disputa más amplia, que implica a Rusia, China e Irán: lo eslavo-ortodoxo, lo sino-confuciano-maoísta, lo persa-islámico, lo milenario contra lo anglosajón, protestante y bicentenario: EE.UU.
Al respecto, sería deseable un acuerdo amable de transición hacia otra arquitectura institucional. Pero el realismo político que describe las doctrinas de las potencias y de sus relaciones internacionales, se dirige, como señala John Mearsheimer en la reciente controversia intelectual con Jeffrey Sachs, hacia la confrontación total, de lo cual como he dicho en otra publicación, la pregunta no es si pasará sino cuándo.
Es posible que el grupo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, BRICS+ que sumó en 2023 a Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, con los que totaliza diez miembros plenos y trece nuevos socios: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam, luego de reunirse en Kazán la tercera semana de octubre de 2024, sea una alternativa de arquitectura internacional, desde una noción pluricultural, policéntrica e Inter civilizacional, al sumar a más de la mitad de la población mundial y entre el 37 y el 47% del PIB global. Esto se ve apalancado por un gran componente de ciencia, ciencia aplicada, alta industrialización, ciencia y experiencia militar y recursos energéticos y naturales como base para una industria demandante.
En sí, pasan dos cosas: por un lado, la disputa con occidente será cada vez más abierta en términos bélicos, comerciales, financieros, arancelarios y culturales, porque BRICS+ reta al “orden basado en reglas” y también la socava al proponer soberanía a regiones de donde el occidente colectivo adquiere materias primas; por otro, la nueva entidad política y diplomática que se derive del BRICS+ deberá definir cómo su institucionalización supera o integra lo comercial y financiero, hacia una institucionalidad vinculante y deliberante que supere a la vetusta ONU. En cualquier caso, la ONU seguirá siendo durante la larga transición hacia una multipolaridad consolidada y expresada también en un dólar no monopólico como divisa, la casa matriz de los países vasallos de occidente y el occidente mismo.
En resumen, dentro de una transición media de camino a una larga duración braudeliana, la racionalidad occidental exaltada en el iluminismo europeo, parió los pilares de la democracia, con sus acentos de élite, poder, raza y clase, así como denominó ‘hombres y ciudadanos’ a sus beneficiarios. Esta democracia, dio la base legal y jurídica al capitalismo y terminó comportándose cada vez más como éste. Evolucionando el capitalismo hacia un cuerpo de élite cada vez más reducido, expresión de la competencia y la necesidad de la acumulación de capital (proceso mediante el cual el capital se reproduce y se expande, en relación con la producción de bienes y servicios. Este proceso implica la reinversión de las ganancias obtenidas en la producción, lo que resulta en un aumento del capital total disponible, y es considerado crucial para el crecimiento económico) y la acumulación ampliada, en el marco del desarrollo científico – técnico, la democracia, como expresión de la forma política del capitalismo, en sus consignas de la libertad, la igualdad, etc., se ha tornado más violenta, antitética de sí misma. Fascista.
Es importante resaltar que las sociedades detentan procesos en donde son directamente proporcionales los avances y retrocesos del sistema social, ético y moral en relación con las finalidades determinadas por el modelo mismo. En ese sentido el desarrollo del capitalismo, particularmente desde el siglo XIX, ha llevado la batuta de la pérdida de valores colectivos y humanos en favor de la acción racional individual y egoísta del sujeto, tal cual lo señaló la Escuela de Viena.
Por esto la arquitectura macro de esta moral y esta ética, la ONU, exhibe la misma decrepitud y podredumbre de quien se auto fagocita y recrea: el capitalismo en su fase neoliberal y fascista. La democracia actual, que en mi concepto nunca ha sido favorable a la concertación y ha expresado dominación, si viera por el espejo retrovisor comprendería que dejó en el camino a su vena racional y humanista, tornándose IRRACIONAL, anti humana y anti existencial. Es decir, dejó atrás las ideas de la ilustración y nunca tuvo en cuenta la praxis de la revolución bolchevique, que es a mi modo de ver, la aplicación de las ideas de la ilustración, del sistema de pensamiento y el método marxiano al contexto ruso y soviético. Lugar donde se configuraron varios derechos en un Estado de bienestar vanguardista y receptivo, por ejemplo, del liderazgo de la mujer.
Como corolario, la Organización de las Naciones Unidas, ha perdido sentido al volverse contradictoria, ambivalente, ineficiente, hipócrita, corrupta, indolente y por lo mismo inhumana y anti existencial, porque ha mirado hacia otro lado en varios conflictos y genocidios que derivan en la aniquilación de la existencia de etnias completas.
La ONU nació en 1948 como reconfiguración del poder en la posguerra de 1945 y extensión de los acuerdos de Yalta, Crimea, entre soviéticos, británicos y estadounidenses como una remasterización de la Sociedad de las Naciones y perfeccionó sus vicios, en lugar de corregirlos. Es decir, la ONU deriva de unos acuerdos de guerra. ¿Hay una oportunidad de que la próxima arquitectura internacional no se desprenda de lo que quede del poder en otra posguerra? ¿Es este el reto de BRICS+? Creo que sí.
Las naciones no han estado ‘unidas’. Lo han estado las élites de las mismas. El internacionalismo más eficaz no fue el proletario, ha sido el de estas élites que ahora se acuchillan y cabalgan en el lomo de sus naciones ‘unidas’ en la desgracia. No es de historiadores nombrar cosas o fenómenos que no existen. Pero seguramente un día a la participación consensuada de las naciones y sus pueblos no se le llamará ‘democracia’, como no habrá ONU y tampoco capitalismo.
A la Organización de las Naciones Unidas les espera un lugar igual al del Ministerio de las Colonias o Ministerio de las Indias Occidentales, – West Indies – responsable de la administración de las posesiones británicas en el siglo XVIII y disuelto en 1966: su abolición por deterioro, por su anacronismo, su insuficiencia ante nuevos paradigmas y el desarrollo de la soberanía de las naciones que poco a poco se desmarcarán por iniciativa propia o por debilidad crónica del occidente colectivo, incapaz de mantenerlas en su órbita.
Lamentablemente el socialismo ha invocado a la democracia ‘real’ como parte de su expresión política, económica, jurídica; lo que en sí encarna un error o al menos una contradicción con lo que he dicho anteriormente de la democracia como nicho jurídico e ideológico del capitalismo. Como lo señala en su trabajo H. Benítez y también Joseph Alois Schumpeter en su obra, Capitalismo, socialismo y democracia, las ventajas de la participación en el socialismo si no se quiere, no se llamen superiores a las de la democracia, pero son sustancialmente diferentes.
Si los BRICS+ están en verdad viendo hacia un rumbo no capitalista e indecible ahora su nombre, pues como ya comenté es imposible nombrar lo que no existe, al menos desde la historia y la racionalidad material, entonces los BRICS+ que llevan en las venas dos de sus fundadores la sangre del socialismo, como experiencia latente y como tragedia, podrán sopesar y calibrar un sistema internacional que contemple lo mejor de esa experiencia. Ni China ni la Federación Rusa son occidentales y aunque la segunda bebió de las fuentes alemanas, francesas e inglesas particularmente, siempre hizo síntesis de ellas.
La transición apenas comienza. Quien se plantee como nación su existencia a cincuenta o cien años comprenderá la relevancia de BRICS+. Comprenderá que no es ni será un proceso pacífico ni con pocos riesgos y que por lo mismo deberá alejarse de la ilusión de la neutralidad. Sin democracia, sin capitalismo, la larga huella de la coexistencia entre lo viejo y lo nuevo solo deja como certeza, que el papel del arrogante occidente colectivo en la historia mundial se parece cada vez más a la jungla de la cual Josep Borrell dice sentirse amenazado, que al jardín que este mismo patético político europeo considera habitar.