Al igual que las “sanciones” (agresiones bélicas), la CIA en la práctica se convirtió en un recurso clandestino del cual Estados Unidos echa mano cuando por la vía diplomática no logra sus objetivos en su política exterior. En otras palabras la CIA, creada en 1947, es una agencia al servicio de la política exterior de EEUU.

Las operaciones encubiertas son una tecnología de injerencia paramilitar, violenta, desarrollada por la CIA, donde la ética y los derechos humanos están fuera del radar; en la que sus “agentes” no solo promueven la droga (fenetilina), sino que la consumen para lograr un contagio emocional colectivo y aumentar los niveles de crueldad, y en las que participan las “Fuerzas de Operaciones Especiales”; fuerzas regulares de hombres y mujeres entrenados para asesinar, crear pánico, sabotear servicios públicos, desestabilizar y salir sin dejar rastros.

El miembro de esa fuerza debe ser hoy “un asesino implacable y mañana un militante de los derechos humanos, un políglota (árabe, ruso, español, mandarín, etc.), tener un aceptable nivel cultural y un fenotipo lo más parecido a la población del país intervenido para mimetizarse en la población”.

Asimismo, la CIA contrata compañías privadas de mercenarios, sicarios, delincuencia organizada del país intervenido, etc. Las intervenciones a través de operaciones encubiertas cumplen una regla de oro: solo actúan si se tiene garantizado el éxito y si fracasan el gobierno yanqui negará su participación.

Desde 1947 hasta hoy, el imperialismo, sus guerras y su instrumento de operaciones encubiertas (CIA) han dejado millones de muertos, familias destrozadas, millones de niños huérfanos, países en ruinas en nombre de la libertad y la democracia.

En Venezuela la operación viene siendo derrotada, con una novedad: es una agresión de Estados Unidos y la Otan (España, Países Bajos y República Checa) que nos obliga a ubicarnos en un contexto global.

Publicado originalmente por ultimasnoticias.com.ve