Únete a nosotros en Telegram , Twitter y VK .
Escríbenos: info@strategic-culture.su
El dengue está lejos de ser una novedad, pero el crecimiento anual de la cantidad de casos de esta enfermedad en la región está mostrando ahora su peor cara.
En Uruguay el dengue es causa de atención prácticamente todos los años, con campañas recordando que se deben dar vuelta cacharros y no permitir que se acumule agua para evitar la expansión del mosquito Aedes aegypti, el vector de transmisión de la enfermedad. Rara vez es causa de alarma: hay solo unos pocos casos por año.
Sin embargo, la cifra de casos se viene incrementando en el continente en los últimos 40 años. En la década de 1980 se registró un millón y medio de casos; 30 años más tarde, en la década de 2010, hubo 16 millones.
Pero el aumento no se detuvo allí: sólo en 2023 se contaron 4,5 millones de casos de dengue, el pico anual más alto del que se tenga memoria.
Y es probable que 2024 vea cifras más elevadas todavía. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera que estamos ante “la peor temporada” de dengue en la historia de América Latina, dado que en el primer trimestre (apenas la cuarta parte del año) ya se registraron 3,5 millones de casos. El año pasado, en ese mismo período se reportó una cifra de casos tres veces menor.
El grueso del problema está en nuestro vecindario: Argentina, Paraguay y Brasil suman el 92% de los casos y el 87% de las muertes. Brasil rompió su récord histórico.
Aunque Uruguay por ahora está lejos de esos niveles, el seguimiento cercano comienza a parecerse al del covid-19 algunos años atrás. Los últimos reportes del Ministerio de Salud Pública (MSP) hablan de 118 casos importados y 128 autóctonos, con una concentración importante en el departamento de Salto.
Hasta ayer había 30 pacientes internados, uno de ellos en cuidados intensivos. Y el MSP registró tres muertes desde el 4 de marzo, aunque en dos casos los pacientes tenían “comorbilidades que pudieron ser determinantes del fallecimiento”.
Esta epidemia regional coincide además con sucesivas invasiones de mosquitos, en cantidades anormales, en áreas urbanas donde no se sufren tanto, y con la gente menos preparada para protegerse.
¿Por qué estamos profundizando en esto, que no es novedad, dado que hace semanas venimos hablando de dengue? Porque a raíz del fenómeno se están desatando teorías conspirativas que conviene repasar. Aparece Bill Gates, aparecen mosquitos transgénicos o modificados genéticamente, y todo está sustentado en la realidad. Pero luego aparecen distorsiones de la información.
Entonces: ¿qué hay de cierto en las preguntas en torno a la epidemia de dengue y las invasiones de mosquitos?
BILL GATES Y LAS TEORÍAS
Bill Gates es un favorito de los conspiranoicos, ¿no?
Por varios motivos: es un multimillonario de muy alto perfil, que seguramente todo el mundo conozca, y que a través de la fundación que creó con su ex esposa Melinda ha invertido en muchos proyectos de investigación científica.
Aquí En Perspectiva comentamos en su momento una serie documental que hay al respecto en Netflix, donde se cuenta sobre sus proyectos en vacunas contra la polio en África, en la búsqueda por desarrollar inodoros que funcionen sin agua para llevar a zonas secas donde hay problemas con la disposición de aguas servidas, en la intención de desarrollar una nueva tecnología de reactores nucleares para combatir el cambio climático, etc.
Además, existen charlas TED prepandemia en las que Gates habla por un lado del riesgo que supondría un virus nuevo; y también sobre su idea de que es importante controlar el crecimiento de la población del planeta, como forma de combatir la pobreza y las emisiones de dióxido de carbono. Al encontrarse que en países que logran reducir la mortalidad también se va reduciendo la natalidad, Gates explica que aumentar y mejorar la vacunación podría redundar en una caída o enlentecimiento del crecimiento de la población mundial.
Un tercer factor: al comienzo de la pandemia de covid 19, Gates abogó por políticas de distanciamiento social y por no recortarle el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que lo enfrentó con el entonces presidente de EEUU, Donald Trump, y lo puso en la mira de los referentes de opinión mediáticos pro Trump.
Esos tres datos, la inversión en vacunación, las declaraciones y el ser percibido como enemigo del trumpismo, alimentaron las teorías durante la pandemia de covid-19.
Sí, teorías que decían que Gates estaba o directamente detrás de la expansión del virus, para hacer caja con el desarrollo de vacunas o para que muriera gente y se redujera la población; u otras que señalaban que él estaba en secreto involucrado con el desarrollo de vacunas con la intención de que fueran nocivas, también con el objetivo de achicar la población mundial.
Luego hubo teorías que iban más lejos y proponían que Gates había agregado secretamente microchips en las vacunas contra covid 19, que podrían oficiar de localizadores o que se activarían en un momento futuro. Él mismo contó que le gritaban por la calle al respecto.
Todo esto circuló a pesar de que la Fundación Gates financió un estudio científico publicado en The Lancet que probó que la inmunidad natural fruto de una infección de covid–19 es tan efectiva para protegernos como dos dosis de vacunas. Sería raro que ellos financiaran este estudio y luego permitieran su publicación si de verdad su objetivo fuera una expansión a toda costa de la vacunación. Pero algo que tienen las teorías conspirativas es que cuando alguien se convence, es imposible sacarlo de ese convencimiento con argumentos racionales.
No sorprende entonces que su nombre aparezca nuevamente ahora, a propósito del dengue.
BILL GATES Y LOS MOSQUITOS
¿Por qué aparece? ¿Qué tiene que ver Gates con los mosquitos?
Resulta que hay algo cierto, y además fascinante. La Fundación Bill & Melinda Gates es una de las inversoras principales del World Mosquito Program, que -podríamos resumir bruscamente- produce a gran escala mosquitos biotecnológicamente modificados.
La asociación se hace sola: como de un día para el otro explotó la cantidad de mosquitos y Bill Gates tiene granjas de mosquitos. Seguro él está detrás de este aumento.
Así lo resumía un video en redes sociales que se ha visto, solamente en un tuit, 127 mil veces.
Otros usuarios en redes sociales apuntan que la Fundación Gates tiene inversiones en la farmacéutica Johnson & Johnson, y señalan que esa compañía produce el repelente más conocido, o sea que le convendría que la gente necesitara comprar más.
Esto hay que descartarlo de plano, porque la empresa que produce ese repelente, el Off, es SC Johnson, que es otra empresa diferente aunque de nombre parecido. La Fundación Gates ha trabajado con SC Johnson para producir medicación contra la malaria, pero hasta donde pude ver él no tiene acciones en esa firma.
En lo otro, el programa World Mosquito, sí está bueno profundizar.
WORLD MOSQUITO PROGRAM
A partir del brote del virus del zika que hubo en 2016, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) resolvió financiar programas para combatir a esa enfermedad y a otras como la chikunguya, la fiebre amarilla y el dengue, todas ellas transmitidas por el mismo insecto: el mosquito Aedes aegypti, quizás el animal más mortífero del planeta.
Uno de los receptores de ese apoyo fue el WMP, una organización sin fines de lucro que no es nueva y que tiene su origen en una universidad australiana. La Fundación Gates es una de sus inversoras; también reciben financiamiento de Médicos Sin Fronteras o Save The Children, y de gobiernos como el australiano y el brasileño.
El WMP encontró que cuando una bacteria, llamada wolbachia, infecta a los Aedes aegypti, bloquea la transmisión de virus a humanos. Otros insectos se contagian naturalmente de esa bacteria, pero el Aedes aegypti no. Entonces lo que resolvieron fue criar mosquitos Aedes aegypti que ya son portadores de la bacteria wolbachia, y los liberan a la naturaleza. Al reproducirse con mosquitos salvajes, le pasan esa bacteria a la siguiente generación.
La wolbachia no vive fuera de las células de los mosquitos.
Un estudio que WMP realizó en Indonesia encontró que se redujo un 77% la incidencia del dengue, y 88% las hospitalizaciones. Además, en tres ciudades colombianas se puso en práctica el método wolbachia y la incidencia del dengue cayó entre 95 y 97%.
Ni el WMP ni los 14 gobiernos que han aceptado liberar mosquitos con wolbachia consideran este proceso como modificación genética, porque de hecho no la hay. No se modifica genéticamente ni a las bacterias ni a los mosquitos. Lo que se hace es infectarlos.
Sí han existido otros proyectos de liberación de mosquitos transgénicos, y algunos también han contado con financiación de Gates.
Pero como muestra un informe de la Deutsche Welle, las localidades brasileñas donde se liberaron mosquitos con wolbachia, como la ciudad de Niteroi, o mosquitos transgénicos, como la de Piracicaba, no son las que tienen más casos de dengue.
¿Y ENTONCES?
¿Y entonces? ¿A qué responde este crecimiento constante del dengue, y la epidemia que estamos viendo actualmente? ¿Por qué se han dado estas invasiones de mosquitos?
Hubo otras teorías, por ejemplo se dijo en Argentina que la oposición tenía granjas de mosquitos para molestar al gobierno de Milei.
Un par de semanas atrás, aquí En Perspectiva tuvimos una edición de La Mesa de Científicos sobre mosquitos. Allí, una de las participantes, la doctora en Ciencias Biológicas Patricia González, explicaba que el desarrollo de los mosquitos tiene que ver con el agua, y por eso están íntimamente relacionados con las lluvias, y también con la temperatura. Se reproducen y alimentan mejor a temperaturas más altas, por eso se los ve más en verano.
Esto informaba ella sobre el proceso reproductivo de un mosquito.
“Una hembra de mosquitos puede vivir más o menos de un mes hasta un poco más. Durante su vida puede hacer varias puestas, eso depende mucho de la especie: 300 huevos, 400 huevos. Y el ciclo depende de la especie pero normalmente en verano es 10 días en total.
[Los mosquitos] pasan por el huevo, después la larva, después un estado de pupa, le decimos, que no se alimenta, y luego el adulto. Y eso más o menos se cumple en 10 días dependiendo de la temperatura; se puede alargar a temperaturas más bajas o se acorta a una semana, capaz, a 30 grados por ejemplo”.
Es decir, períodos de mucha lluvia y calor, como tuvimos en este verano, con esos días pesadísimos que no se podía andar por la calle, llevan a la eclosión de más huevos y por lo tanto a esa percepción de invasión. De todos modos, las invasiones que vimos fueron de otras especies y no de Aedes aegypti (hubo uno, el albifasciatus, que transmite la encefalitis equina, lo cual también explica por qué se vio un aumento de casos de esa enfermedad).
La explicación siempre es más sencilla y en última instancia, como tantas cosas que vemos hoy, tiene que ver con el cambio climático.
QUÉ MÁS
¿Hay algo más que se puede hacer, que no involucre mosquitos transgénicos o con estas intervenciones biotecnológicas?
Otra de las participantes de esa Mesa de Científicos, Gabriela Willat, directora de Zoonosis y Vectores del MSP y doctora en Medicina Veterinaria, recordaba una experiencia de décadas pasadas de combate coordinado a los Aedes aegypti.
“La fiebre amarilla fue la razón por la cual se combatió Aedes aegypti, que durante 39 años no estuvo en el país. Bueno, eso fue por un plan de erradicación continental que se llevó a cabo en los años 1950, 40-50, donde prácticamente todos los países de América del Sur lograron erradicar, o sea, eso quiere decir cero Aedes aegyptien su territorio. Después, a partir de los año 1960, se bajaron los brazos, disminuyó el aporte de dinero que había para esa campaña continental y retrocedimos hasta la situación de hoy, que está presente en todo el territorio de América donde realmente puede reproducirse, y nosotros estamos un poco en el límite sur. Pero la razón fue fiebre amarilla, en ese momento de dengue ni se hablaba”.
Willat también recordó que Uruguay es parte de un proyecto de la Agencia de Energía Atómica que consiste en la técnica del insecto estéril: producir mosquitos Aedes aegypti, separar machos de hembras, esterilizar a los primeros y liberarlos a lugares que serán evaluados para la primera prueba piloto. Para contar con esta medida en contra de la propagación de los mosquitos, se está trabajando en el Instituto de Higiene de la Udelar.
Publicado originalmente por Radiomundo En Perspectiva