[…] todo indica que a pesar de las diferencias entre las élites “criollas” frente al tratamiento del mencionado expresidente, lo que aparece con fuerza fáctica es el alineamiento de estas élites con los intereses corporatocráticos […]
Roberto A. Pinnock Rodríguez
Únete a nosotros en Telegram , Twitter y VK .
Escríbenos: info@strategic-culture.su
Mucha algarabía ha suscitado a nivel local e internacional la solicitud de asilo político del expresidente Ricardo Martinelli y su correspondiente aceptación de parte del gobierno de Nicaragua. Para unos, un acto reprochable, sea porque ya pesa una condena en firme que tipifica a este señor como un delincuente en nuestro país, o ya sea porque el gobierno de Daniel Ortega, necesitado de solidaridad internacional deja algunas dudas sobre su ética revolucionaria ante la acción de admitir como asilado más que a un delincuente, a quien ha demostrado en su ejercicio como presidente de la República, ser enemigo de los intereses populares y profundamente antidemocrático.
En cualquier caso, estamos ante el modus operandi de la corporatocracia -forma que ha adquirido el imperialismo contemporáneo- que controla Estados y que tiene códigos de conducta que todos deben seguir, especialmente quienes provienen de las colonias y excolonias, en lo que se denomina el Sur Global.
Se dice, lo que entraría a ser una hipótesis, que el salvoconducto del gobierno panameño para admitir el asilo fue rechazado con posterioridad al criterio emitido por la Secretaría de Estado de EUA, en la vocería de su subsecretario para asuntos hemisféricos Brian Nichols. Cierto o no, la sola manifestación pública de este criterio oficial, confirma que el señor Martinelli pasó de ser el ungido de este Estado -todos los grupos económicos tuvieron que apoyar su candidatura en el 2009 por orden dada en la misma embajada de este Estado en Panamá – a ser un perseguido político. Pero a la vez, todo indica que a pesar de las diferencias entre las élites “criollas” frente al tratamiento del mencionado expresidente, lo que aparece con fuerza fáctica es el alineamiento de estas élites con los intereses corporatocráticos de EUA. Ergo, casi ninguno de los miembros de las élites locales se atreve a manifestar públicamente su oposición al tratamiento autoritario dado a este candidato a la presidencia, similar al dado a los líderes de las clases populares, en la historia reciente y lejana panameña.
Ahora bien, ¿y por qué este pasaje de ungido a perseguido por el USA stablishment? Aquí aparece operando uno de los códigos de conducta que sigue este Estado, tal es, que no se permite a un originario del sur global, disputarle poder a las élites de las metrópolis; esto es, pretender desplazarlos en su poder económico o financiero, sobre todo pretendiendo “jugar más vivos” que ellos o sus agentes en la periferia mundial, llámese colonias o excolonias. El caso Odebrecht ha sido el más sonado en la última década.
Pues sí, el señor Martinelli incurrió en esta falta desde muy temprano de su mandato presidencial, al pretender jugar vivo para su enriquecimiento en las propias narices de la metrópoli. Basta recordar el caso en el que aprovechándose de información privilegiada se hizo de pingües ganancias en la compra venta de acciones de la empresa Petaquilla Minerals a través de la cuenta High Spirit, la sociedad anónima que compraba y vendía acciones de la minera (La Estrella de Panamá, 10/06/2015). Como esta acción, de cierta audacia y temeridad, se conocen de varias más, a las que la corporatocracia colonialista y sus asociados criollos no suelen tolerar.
Sin embargo, existe una parte de las élites locales que reconocen en este expresidente un líder para la explotación económica y social en gran escala, de las cuales beneficiarse y por tanto, no someterlo a la persecución política a él. Su carta para esta parte del poder económico criollo son los más de 10 muertos y al menos 60 hermanos originarios que quedaron sin su vista en los años 2010 y 2011, al actuar -junto con el entonces ministro Mulino- con la “voluntad política” -según afirman- que no mostró el presidente Cortizo en la lucha antiminera de 2023. Esta voluntad política genera actividades económicas, que de paso producen empleos ansiados por las clases trabajadoras y que se convierten en elemento decisorio de la población que estaba dispuesta a elegirlo como presidente y que no tienen la misma disposición de trasladarlo a su reemplazo oficial (JRMulino).
De cualquier modo, Martinelli apuesta a que alguno de los candidatos con los que tiene afinidad (Mulino, Roux o Zulay) lleguen al gobierno para que le extiendan algún tipo de beneficio político, como podría ser un “indulto”. Esto, no obstante, estará sujeto al dictamen del Estado imperial.
Publicado originalmente por laestrella