Juan Miguel Díaz Ferrer
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El cantante puertorriqueño Manny Manuel tiene una canción titulada Se acabó lo que se daba, que dice: “Me querías tener pillado para toda una eternidad… ya de ti no quiero nada, se acabó lo que se daba”. Parece que los miembros del partido republicano de Estados Unidos, que han logrado suspender la ayuda a Ucrania, se la están cantando a Zelensky en ritmo de merengue. Puede que el ucraniano oyera la canción Amor eterno y se confundió, pero en política eso no existe y menos por parte de los gringos, pues los Estados Unidos no tienen amigos, solo intereses.
Este copioneta que va a la ONU vestido de verde oliva militar y con barba como el Che Guevara y Fidel Castro debería haber aprendido la frase del Che Guevara, que “en el imperialismo gringo no se puede confiar ni un tantico así”.
Biden de momento solo ha encontrado 200 millones USD para su marioneta, un agujero negro que todo lo devora para su fracasada contraofensiva. Los europeos también están cansados y no lograron acuerdo para otorgarle a Zelensky unos cinco mil millones en 2024. Borrell, el Comisionado de Exteriores de la UE, decía lloroso que Europa no puede compensar lo que no den los EEUU a Ucrania. Para colmo crece el Club de los que se oponen a la ayuda a Ucrania, ya Polonia había dicho que no donaría nada más, Hungría ya está plantada, y ahora en Eslovaquia acaba de ganar las elecciones el candidato contrario a la ayuda a Ucrania. Ya se dice que es hora que los ucranianos paguen, y en efecto ya el parlamento ucraniano aprobó un aumento del presupuesto nacional de guerra y la moneda nacional, la grivna, está en caída libre y va hacia la devaluación con todas sus negativas consecuencias para la población ucraniana que ahora sufrirá tener que pagar esa guerra.
En medio de esto, se supo que la esposa de Zelensky en el viaje a New York, se gastó más de un millón de USD en joyas y que en el confiscado apartamento de lujo en Crimea de su propiedad, le fue hallado un pasaporte ruso a su nombre. Así de patriota ucraniano es este matrimonio. Siempre estuvo claro que Ucrania no tendría capacidad para vencer a Rusia, pero ahora en cambio está clarísimo que sí tiene la capacidad para hundir consigo misma a sus aliados occidentales, a menos que se curen de su rusofobia.
