Los distinguidos periodistas independientes Dave Lindorff y Ron Ridenour dieron sus impresiones durante esta entrevista con Finian Cunningham.
El gobierno australiano finalmente está respondiendo a las crecientes protestas públicas para que Julian Assange sea liberado de su torturante mazmorra británica.
Los distinguidos periodistas independientes Dave Lindorff y Ron Ridenour dieron sus impresiones durante esta entrevista con Finian Cunningham.
En tanto el mundo recordó el 3 de Mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa el resultado más apropiado sería la liberación inmediata de Julian Assange. Se trata de una parodia “celebrar” este día mientras él se encuentre encarcelado.
Julian Assange, australiano de nacimiento, ha sido arbitrariamente detenido en Gran Bretaña los últimos once años por un caso sexual sin ningún basamento que ya fue descartado hace años. Pero el gobierno británico actuando como un secuaz de Estados Unidos ha mantenido a Julian Assange en prisión solitaria por más de cuatro años esperando su extradición a Estados Unidos. En este país él enfrenta acusaciones de espionaje y pirateo computacional que le podría costar pasar el resto de su vida en prisión.
Julian Assange está siendo perseguido porque él denunció los crímenes de guerra de Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak y Afganistán e incontables otras formas de corrupción de parte de Washington y sus lacayos aliados occidentales. Assange está siendo enterrado bajo paredes de concreto debido a que él denunció la verdad de la corrupción que yace en el corazón del gobierno de Estados Unidos.
Lo que está en juego es enormemente vital. No solo se trata de la libertad de un hombre bueno si no también el derecho completo a la libertad de expresión, el periodismo independiente y el derecho del pueblo a saber. Si se permite la persecución contra Julian Assange entonces podremos decir adiós a los derechos humanos básicos. La degradación de los medios de prensa occidentales se desplaza con rapidez tal como lo ilustra el caso contra Assange. Pero aun así podría ser mucho peor si se permite la injusticia contra Julian Assange.
Dave Lindorff explica como la presión pública que exige la liberación de Julian Assange está forzando al gobierno australiano que final y tardíamente haga gestiones para obtener su liberación. Existe un movimiento mundial en apoyo a Assange.
Ron Ridenour sostiene que el público occidental necesita acelerar las protestas de manera similar al movimiento de los años sesenta por los derechos civiles en Estados Unidos y contra la Guerra de Vietnam.
Ridenour y Lindorff condenan a los medios de prensa occidentales porque venden a Julian Assange y no contribuyen a expandir la presión para que se haga justicia.
Ridenour moteja a la prensa corporativa occidental como prostitutas de los poderes establecidos. Desafía al New York Times, al Washington Post y a otros a que demuestren que no son prostitutas asumiendo la causa y exigiendo la libertad de Julian Assange.
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona